La salida a bolsa de Snap, que tiñó de amarillo el NYSE y los boletines de noticias el pasado 2 de marzo, parece un caso claro de asimetría informativa: tras un arranque fulgurante, que llegó a posicionar a la compañía un 44% por encima de su precio de salida, la acción entró el tercer día en una fuerte dinámica de caída que, en el momento de escribir estas líneas, la situaba ya claramente por debajo de esa misma cifra de referencia y llevaba a que se evaporasen las posibles ganancias de muchos inversores comunes.
¿Qué lleva a una acción a elevarse como la espuma nada más salir a bolsa, para caer seguidamente a los tres días por debajo del precio de salida? Los $17 por acción permitieron a Snap levantar $3,400 millones y valorar la compañía en $24,000 millones, que llegaron a ponerse nada menos que $34,000 millones tras el cierre de los dos primeros días, superando claramente a compañías como American Airlines, United Continental, Hilton, Viacom, Hershey, Seagate, Best Buy, Ferrari o Twitter. ¿Tiene sentido algo así?
¿Qué es Snap? Además de la obviamente exitosa Snapchat, una red social sobre la que hemos escrito ríos de bits, con una fortísima popularidad entre el segmento más joven que parece ir extendiéndose lentamente a otros estratos sociodemográficos y que decididamente marca muchas de las tendencias de la comunicación hoy en día, la empresa se autodefine sorprendentemente como «a camera company«, a pesar de que el producto que la lleva a ello, unas gafas inteligentes con cámara de vídeo conocidas como Spectacles, solo están disponibles, y de forma extraordinariamente limitada, desde noviembre de 2016, hace menos de cuatro meses. Desde su lanzamiento, la compañía jugó a una estrategia teaser en la que publicaba en un mapa en su página la ubicación en la que dejaría una máquina de vending amarilla con aspecto de minion en la que podrían obtenerse las gafas hasta finalizar existencias por $130. Desde el 20 de febrero, las gafas pueden ser adquiridas en la página web de la compañía y desde los Estados Unidos, y aunque la compañía no ha dado cifras oficiales, se estima que podrían estar siendo un razonable éxito. En mi experiencia de una semana con ellas en casa, y advirtiendo del hecho de que mi perfil en Snapchat es más bien inactivo, me costó mucho encontrar casos de uso para el gadget, a pesar de reconocer que técnicamente están muy bien ideadas y que, además, solucionan de una vez por todas el debate entre vídeo en orientación horizontal o vertical. Pero con respecto al producto que define a la compañía, que es indudablemente la mensajería efímera… este recién llegado tiene muy, muy poco protagonismo.
Para Snap, tanto el cambio de nombre de la compañía como el lanzamiento de las Spectacles, los rumores con respecto a cámaras 360º o incluso a drones con cámara parecen haberse convertido en una forma de decir al mercado «hay más, mucho más que mensajería efímera». Pero por lo mostrado hasta el momento, también ha representado una manera de recalentar el mercado hasta convertir la acción en un objeto de deseo para muchos, en una especie de El Dorado amarillo que se prometía una reedición de las salidas a bolsa más exitosas de los últimos tiempos. La gran pregunta, si el IPO de Snapchat se parecería más al de la exitosa Facebook o al de la defenestrada Twitter, resiste muy pocos asaltos desde el punto de vista del análisis de fundamentales: la compañía crece a un ritmo similar al de Facebook el año anterior a su salida a bolsa, pero parte de una base de usuarios mucho menor (unas tres veces menos), y además, nunca ha ganado dinero… solo en 2016, perdió más de quinientos millones de dólares. Se mire como se mire, el IPO de Snap es mucho más un conjunto de buenos deseos y expectativas sobre el potencial futuro de la compañía, que una realidad palpable.
Dicho esto, la compañía ha hecho muchas cosas bien. Ha sabido convertirse en un producto de culto y adorado por los jóvenes, con reputación de ser incomprensible para los adultos, aunque no deja de ejercer una cierta fascinación sobre su adopción que va desde el saber qué hacen nuestros hijos, hasta una especie de síndrome de Peter Pan o de «mira qué moderno soy». Su orientación al hardware podría ser prometedora si consigue convertirla en un objeto indispensable para todo joven trendy que se precie, pero ya se sabe… hardware is hard, y en esa categoría, aún queda mucho por demostrar y obstáculos importantes que superar. Por ejemplo, ¿qué va a hacer la compañía si sus gafas tienen un mínimo éxito con la miríada de imitaciones baratas que surgirán en torno a ellas? De momento, el que aún no existan clones ni imitaciones conocidas no es más que un reflejo de que el producto aún no ha impactado ningún mercado de una forma mínimamente significativa.
Visto así, ¿cómo calificar la salida a bolsa de Snap? Para mí, simplemente como una astuta manera de exprimir lo más posible el mercado para permitir que tanto inversores, como fundadores, como algunos espabilados consigan maximizar sus ganancias, a costa de una gran mayoría que nunca tuvo acceso a las acciones a la valoración inicial (ningún inversor «ordinario» tuvo acceso a ese precio de $17/acción, que se reservó para grandes inversores institucionales o individuales muy ricos con capacidad de lograr ese acceso a través de sus bancos de inversión) y que se dividirán entre los que cosecharon algunas ganancias en los primeros dos días, y los pitufos que compraron ya caro, que invierten por «el soniquete» y no tanto por fundamentales, y que habrán visto caer el valor de sus acciones a partir del tercer día. Los que invierten «con las orejas» frente a los que lo hacen con la masa gris que está entre ellas… y con acceso a mucha más información. Inversores deslumbrados por una supuesta historia de éxito y que confían que la acción, como ocurrió con la de Facebook, tomará a medio plazo una evolución ascendente que termine por hacerles ganar mucho dinero – en lugar de una descendente como la que siguió Twitter. Nada hay, por el momento, que garantice una cosa o la otra. Por ahora, solo una demostración de que Evan Spiegel es un directivo muy inteligente y que ha sabido jugar sus cartas muy bien. Lo demás… está por ver.
ACTUALIZACIÓN (16/03/2016): las acciones de Snap cotizan ahora por debajo de los $20.
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Desde el momento en que Snapchat ha intentado colocar un Gadget, es que ha tomado la misma deriva que GoPro. Su producto estrella está agotado y no crece en su propio nicho de mercado, evolucionando su red y servicios.
Y como su red social ya tiene la competencia de Instagram, WhatsApp, YouTube y toda la pléyade de redes sociales que ofrecen su funcionalidad, el fantasma de Vine empieza a planear sobre su cabeza.
Caen las acciones, porque necesita la misma oferta de Google o Facebook que ya rechazo con anterioridad.
Solo en infraestructura de su App, tiene un Burn rate de 523$ millones de minuta, que le ha reportado a Google Cloud en el ejercicio anterior a su IPO.
Se habla de un acuerdo de pago de 2 billones ($) para los próximos 5 años por parte de Snap como parte de su salida a bolsa.
A ese nivel de gasto, no será sostenible sin el apoyo de uno de los dos jugadores. Y Google no parece que vaya a ser.
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Why Snapchat Will Be Essential to Google’s Cloud Business
Me parece un justo castigo a ambicioso mal informados, Creen que han dado con El Dorado y han comprado un caballo cojo. Mala suerte, otra vez será.
Si compran acciones que un año tras otro pierden dinero, qué pretenden, ¿Que por un milagro de Lourdes, comience de repente a ganarlo?. De ganar dinero, será a muy largo plazo, Asi que mas que acciones, han comprado resignaciónes.
Como los que compraron Terra, clase media con ínfulas de expertos inversores.
No si no como consiguieron tantos accionistas… Pero en fin, bien para Snap, una app que poco a poco va perdiendo la luz debido a las copias de Instagram y Facebook.
Se veía venir, no es que haya sido difícil adivinar que iba a pasar y qué va a pasar a partir de ahora. Lo más sensato ahora es invertir a la baja en cuanto se pueda, creo que el viernes algunas plataformas ya lo permitirán. El señor Zuckerberg preparó bastante bien su estrategia de venganza lanzando la misma semana del anuncio de la IPO la copia en fb y whastapp.
Parece que se está creando. una vez más, una burbuja tecnológica que va a hacer daño a más de un incauto cuando explote.