La posibilidad de una comunicación directa entre el cerebro y las máquinas parece estar convirtiéndose en una de las obsesiones de Silicon Valley y de algunos de sus personales más emblemáticos: dispositivos capaces de captar las señales emitidas por nuestra actividad cerebral, ubicarlas dentro de su topografía, y vincularlas con determinados estímulos o comportamientos, con la posibilidad de ir descifrando su significado y, posiblemente, de obtener formas de generar conexiones voluntarias.
Utilizar señales cerebrales captadas mediante scanners sencillos para accionar los controles de juegos en entornos de realidad virtual, por ejemplo, es una de las aplicaciones que se barajan no solo por el interés en sí misma, sino como clave para extraer aprendizaje sobre esa interfaz. Poner a una persona a jugar en un entorno virtual al tiempo que una serie de electrodos situados en un casco capturan las señales de su cerebro puede permitir vincular las señales emitidas con determinados comportamientos, e incluso mapear respuestas que se producen de manera involuntaria ante determinados estímulos. Con cascos de ese tipo cada vez más baratos y sencillos pero capaces de captar con cierto nivel de precisión la localización de determinadas señales, las posibilidades de aislar señales que el usuario pueda generar y utilizar de manera consciente apuntan a usos cada vez más ambiciosos.
Dispositivos capaces de escanear nuestra actividad cerebral con el fin de aislar respuestas y vincularlas con determinadas sensaciones o comportamientos llevan utilizándose en el ámbito del neuromarketing bastantes años, para tratar de entender las respuestas de los consumidores a determinadas señales o patrones. De hecho, ya existen compañías que comercializan el equivalente a focus groups o estudios de mercado para estudiar reacciones de consumidores ante un producto determinado o para decisiones de pricing. Pero ¿qué pasa cuando se empieza a hablar de dispositivos capaces de detectar esas señales de manera no intrusiva, y de, por ejemplo, conectar nuestro cerebro con la nube? ¿Podemos plantearnos el envío de señales entre personas, como se ha hecho en algunos experimentos, e incluso llegar a sistemas de comunicación prácticamente telepáticos? ¿Redes sociales en las que compartimos experiencias cerebrales completas, en lugar de fotografías o vídeos? ¿Implantes de memoria con capacidad de almacenar y volver a enviar recuerdos al cerebro? En el fondo, hablamos de tecnologías que llevan, en algunos casos, bastante tiempo en estudio con resultados hasta el momento escasamente prometedores, pero nunca se sabe cuando ni en función de qué puede surgir una discontinuidad en esa evolución.
Aislar señales emitidas por el cerebro es una cosa, medirlas adecuadamente y procesarlas para llegar a entenderlas es otra, y llegar a hacerlo además con un dispositivo que no implique estar aislado en una cámara anecoica y que pueda utilizarse en el día a día sin tener un aspecto completamente siniestro es otra muy diferente. Pero entre accionar los controles de un juego mediante estímulos cerebrales y vincular esos mismos estímulos con otras tareas, la distancia no tiene por qué ser tan elevada, y todo indica que no van a faltar emprendedores dispuestos a intentar recorrerla.
¿Ciencia-ficción o realidad?
ACTUALIZACIÓN (28/03): Elon Musk lanza una compañía, Neuralink, para la implantación de electrodos craneales para una interfaz directa entre cerebro y ordenadores.
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Ayer precisamente aisti a la presentación de proyectos que se están realizando en Makespace Madrid. El más sólido de todos ellos, era el de un socio que está realizando investigaciones para las empresas automovilísticas, que consisten en poner al piloto un casco con sensores de la actividad cerebral, medidores de la tensión arterial y del ritmo cardiaco, así como el seguimiento de las pupilas, junto a datos obtenidos del coche, como aceleraciones, GPS, velocidad etc. y una cámara 360º, para determinar como los obstáculos del tránsito, como imprevistos, adelantamientos, cansancio, etc afectan al conductor.
Pues bien, un subproducto de ese estudio, es hacer en establecimientos comerciales, un video 360º y proyectarlo en unas gafas inmersivas, que detectan hacia donde miras y igualmente detectan las pulsaciones y los ojos y la actividad cerebral, para determinar con equipos de voluntarios, que puntos del establecimiento atráen la mirada y que puntos quedan desapercibidos, y que objetos despiertan nuestro interés.
Las posibilidades de sondear en el cerebro humano son inmensas y a medida que más sepamos, más va a ser posible la interacción del hombre con las máquinas.
A ver si se dan prisa que quiero aprender kung-fu y a pilotar helicópteros antes de jubilarme ;D
OK, Neo… :-)
No es ciencia ficción. Es pseudociencia, que es mucho peor. Y da una idea del enorme desconocimiento y credulidad en torno a muchos temas de tecnología.
La idea es, que como se ha mostrado en películas o novelas, existe una base sobre la elucubrar al respecto, pero nada más lejos de la realidad.
A lo mejor, esperas que te haga un disertación sobre el futuro o los impedimentos de esta tecnología, pero lo cierto, es que no hay demasiado sobre lo que especular. El sistema nervioso humano está tan alejado de la imaginación popular, que resulta difícil ni siquiera hacer un paralelismo.
Especular en torno a ‘avances exponenciales’ o en la aparición de una ‘tecnología prodigiosa’, es solo tarea de pseudoreligiones del estilo del Posthumanismo, el extropianismo, o la Singularidad, que ven en la tecnología una clase de panacea universal con la que enmendar la misma naturaleza humana, en una especie de pensamiento Nietzscheano de crear un superhombre de opereta.
Alimentar esas creencias, es verdaderamente triste, por lo de pensamiento mágico e ignorancia que acarrean.
Luego, podemos especular sobre las noticias falsas y su procedencia.
Pero, si lo dice Elon.
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Gowex: «El chip cerebral con WiFi, el heredero natural del smartphone»
«Monos con lesión medular vuelven a caminar con un chip inalámbrico que conecta cerebro y extremidades»
http://www.elmundo.es/salud/2016/11/09/58236c3546163f06438b4599.html
Gorki, me encantaría explicártelo, pero creo que tú ya conoces la diferencia entre neuronas motoras e interfaces digitales que ‘leen’ el pensamiento.
Y seguro que has visto los aparatos de electroestimulación, o el efecto de la sal en las ancas de las ranas.
Los estimuladores espinales se llevan investigando desde hace mucho tiempo, sin necesidad de seguir impulsos de electrodos, con las regiones nerviosas proximales de una extremidad.
No todas las lesiones medulares son iguales, y algunas conservan reflejos motores.
No es de lo que se habla en post, que es pura especulación.
Viene a ser, lo que era la antigua Frenología a la práctica clínica actual.
Es muy espectacular, pero solo un reclamo para atraer inversión.
La innovación son los electrodos, lo que ya da una pista sobre la motivación de la investigación, por ejemplo, pueden utilizarse en pacientes con Parkinson.
Grégoire Courtine es uno de esos showmans de la medicina (unconventional research program ), y los experimentos se han realizado en una startup, en un laboratorio privado.
No se han reproducido en la práctica clínica.
Anteriormente era financiado por la fundación de Christopher Reeve .
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Degradación Walleriana
conecta cerebro y extremidades
Gorki, no conecta el cerebro, solo mide la actividad eléctrica en área del mismo y envía un impulso.
Como cuando te hacen un EEG y ves un plotter dibujar.
Hay joysticks que hacen lo mismo, con electrodos en la piel.
La ambiguedad del lenguaje, hace que tu interpretes el resto. El cerebro no emite señales, ni son traducibles, como un lenguaje.
Ni mucho menos.
«Un implante permite a monos mover una silla de ruedas con el pensamiento» http://www.elmundo.es/ciencia/2016/03/03/56d82d57e2704eec238b4620.html
Hombre si resulta que no es posible alcanzar 0 grados absolutos de temperatura, como dice una noticia el otro dia, entonces ya sabiamos que el ordenador para generar informacion necesita generar calor para escribir los ceros y unos, otro decia demostrar que el cerebro humano aunque sea millones de veces mas eficaz, tambien necesita generar, aunque sea millones de veces de menos calor para pensar, y al ser una magnitud fisica tanto la actividad del ordenador como del cerebro humano, aunque esta sea mucho mas perfecta, al final se podria rastrear, osea si todo esto es verdad podria recogerse en una pantalla u holograma que esta pensando fulano o mengano, y verse en imagenes, mas alla todavia que interactuar con aparatos … y esto pone en evidencia lo que decian fisicos como hoy Vlatko Vedral que la informacion es una magnitud fisica, no es posible dispositivo que para generar una informacion, ni que exista una informacion que no genere un «rastro» o registro fisico de la misma, si no tiene evidencia fisica la informacion no existiria. Eso tiene implicaciones, asi si uno sueña el sueño algun dia podria ser registrado y visualizado en algun dispositivo futuro.
Con esto del cerebro si que podemos decir que la privacidad pasa a ser un asunto menor. Estamos ante la posibilidad de perder la identidad.
Y lo que resulta más asombroso, que al final no andaban descaminados los que representaban al espíritu humano como una porción de humo que abandona el cuerpo en el momento de su muerte.
Podrán comprobar que el espíritu no es más que un conjunto de pensamientos racionales y emocionales entrelazados al azar. Una especie de ADN espiritual… que, si nos lo escanean, vaya jodienda!
Solo es cuestion de tiempo no hace mucho que el transistor evoluciono la electronica.
Update:
https://techcrunch.com/2017/03/27/elon-musks-neuralink-wants-to-boost-the-brain-to-keep-up-with-ai/
Buenos días.