Carlos Otto me envió algunas preguntas por correo electrónico para documentar un artículo en La Vanguardia, que salió este pasado domingo y que tituló «Diez años usando smartphones: así nos ha cambiado la vida en esta década» (pdf), publicado con motivo de la apertura del Mobile World Congress 2017 en Barcelona.
Desde el ya mítico momento en que Steve Jobs presentó el iPhone en el escenario del Moscone Center en San Francisco el 9 de enero de 2007, pasamos de entender ese objeto que ahora todos llevamos en el bolsillo o en el bolso como un teléfono, y pasamos a verlo como un ordenador. Antes del iPhone, aún había muchas personas que sencillamente decidían de manera consciente «no tener teléfono móvil», porque no sentían la necesidad de estar localizables o de llamar desde más sitios que no fueran su casa o su despacho. La llamada telefónica era la función principal e inseparable del dispositivo. El entonces llamado «teléfono móvil» era eso, un teléfono, con todo lo que ello conllevaba, y se trataba como tal: si lo sacabas del bolsillo, era porque te llamaba alguien o querías llamar a alguien.
Desde el iPhone, todo cambió. Las funciones se multiplicaron, las razones para llevarlo encima se convirtieron en aplastantes – el que conscientemente decidiese no llevarlo pasó a ser prácticamente extravagante – y su presencia creció hasta convertirse en la principal interfaz de la web. Visto con un poco de perspectiva, la transformación a nivel social es rapidísima y brutal. Un camino impresionante, recorrido en tan solo una década, la que va desde 2007 hasta 2017, en la que nuestros hábitos, usos y costumbres han cambiado de maneras absolutamente inverosímiles, que nos ha convertido en radicalmente dependientes del smartphone, el aparato sin el que literalmente no podemos salir de casa ni ir a ningún sitio, sin el que nos sentiríamos prácticamente perdidos, y con el que llevamos a cabo una gama cada vez más amplia de funciones. ¿Resucitar el Nokia 3310? Tonterías anecdóticas para nostálgicos.
A continuación, el texto completo de las preguntas que intercambié con Carlos:
P. En líneas generales: ¿de qué manera nos ha cambiado la vida el smartphone?
R. El smartphone nos ha cambiado la vida al añadir todas las posibilidades que supone llevar de manera permanente un ordenador potente en el bolsillo. Ha alterado drásticamente la idea de «teléfono móvil» dedicado supuestamente como primer fin a la comunicación, y la ha convertido en la de «ventana permanentemente abierta para acceder a cualquier información del mundo», con todo lo que ello conlleva. Las personas que siguen utilizando principalmente el smartphone como teléfono puesto en su oreja en lugar de como ordenador puesto en su mano simplemente no han entendido nada, y a esos efectos, permanecen en el siglo pasado. El smartphone se ha convertido en la primera plataforma a la hora de acceder a información, y eso trasciende los límites de la comunicación y lo convierte en otra cosa, que recoge infinidad de usos para los que antes utilizábamos otros dispositivos, como una cámara, un GPS, una cartera, un ordenador, un reloj, un periódico, un bloc de notas…
P. ¿Qué dirías que ha ‘explotado’ más gracias al smartphone? ¿La mensajería instantánea, las fotos, las redes sociales…?
R. La lista de aplicaciones que han explotado gracias al smartphone es inmensa, y está en permanente expansión gracias a la idea de «there’s an app for that«. Ver el smartphone simplemente como dispositivo supone una visión incompleta, porque obvia su valor como plataforma y la posibilidad de utilizar sus sensores y componentes como elementos en una aplicación de cualquier cosa. Las tiendas de apps se han convertido en uno de los ecosistemas más vibrantes de los últimos tiempos, y han dado lugar a tal cantidad de usos, que hoy ya no nos extrañan usos que hace muy poco tiempo nos habrían resultado completamente extravagantes.
P. A día de hoy, que el móvil vaya más allá de ser una segunda pantalla y gane realmente a la TV parece más una quimera. Pero, ¿crees que en algún momento podrá poner en serios aprietos a la TV tradicional?R. Las características del smartphone no favorecen la idea de «ver la tele» como tal, debido a su tamaño relativamente pequeño. Sin embargo, sí funcionan para el acceso asíncrono a contenidos, para el consumo de juegos interactivos – como sustitución de la consola – o para el consumo ocasional vinculado a una disponibilidad menor de otra pantalla, como ocurre ahora en las líneas del tren de alta velocidad en las que Telefonica ya ha desplegado su solución de conectividad: muchos usuarios van en el tren viendo una serie, una película o un partido en directo. Muy posiblemente, seguiremos prefiriendo ver determinados contenidos en una pantalla grande y desde el sofá, pero el smartphone ofrece alternativas que muchos consideran muy interesantes para este consumo.
P. ¿Qué pasará con los ordenadores? ¿Quedarán reducidos al ámbito laboral y ya?
R. Los ordenadores continúan teniendo un valor importante cuando predomina el componente de generación de contenido textual, porque el teclado de un smarpthone sigue teniendo algunas limitaciones de usabilidad, por mucho que seamos capaces de teclear relativamente rápido en él. Yo he llegado a escribir entradas en mi página íntegramente desde un smartphone, pero aunque como tal sea posible, no es algo que me resulte especialmente atractivo hacer. Por otro lado, el ecosistema definido por el ordenador carece del dinamismo brutal que posee el ecosistema smartphone, en el que la renovación del parque tiene lugar con una rotación mucho más elevada y las prestaciones evolucionan de manera mucho más rápida.
P. ¿Podemos estar volviéndonos adictos a los smartphones? ¿O hay un puntito tecnófobo en esas sospechas?
R. La idea de la adicción es profundamente absurda y retrógrada. Por supuesto que si reunimos el tiempo que alguien empleaba leyendo el periódico, mirando un mapa, haciendo y editando fotografías, tomando apuntes, jugando a videojuegos o mirando la hora y lo concentramos en un solo dispositivo, el uso total que se obtiene va a ser elevado, pero no recuerdo que considerásemos nunca a nadie adicto a su reloj, a los periódicos o a su cámara de fotos, y la idea me resulta fundamentalmente absurda y primaria. Las adicciones existen, por supuesto, afectan generalmente a un porcentaje relativamente pequeño de la población, y deben ser idealmente puestas bajo un cierto nivel de control, pero de ahí a llamar adicto a todo aquel que mira la pantalla de su smartphone para hacer todo tipo de cosas en un dispositivo enormemente versátil va un trecho enorme. Hay muchísima desinformación, exageración y tontería con este tema.
Lo de Nokia es un sentimiento «retro» confundido, es como cuando añoramos el 600. Si hoy de verdad se fabricara el 600, diríamos que no cumple las mas mínimas normas de seguridad, no tiene aire acondicionado, su velocidad punta es mínima, y el consumo de gasolina es desproporcionado, y no consideraríamos aceptable que la pipa del delco se mojara cada vez que llueve y que haya una cosa llamada platinos que producen o no chispa adecuada para los motores.
Un Nokia sin WatsApp y sin posibilidad de pagar el parking de zona azul o de saber el tiempo que tarda el próximo autobús, es poco mas que un megáfono con esteroides. Esta condenado al fracaso, es como un billetero que no admitiera tarjetas de crédito, pero eso si, admitiera billetes hasta de 500 euros.
«¿Resucitar el Nokia 3310? Tonterías anecdóticas para nostálgicos»
Si es una sustitución, estoy de acuerdo. Pero si buscamos la herramienta más adecuada para cada uso os recomiendo utilizar una Tablet con datos 4G para internet, apps, etc. con pantalla más grande y cómoda y un teléfono «tonto» para hablar. La Tablet no es práctica para hablar y es más practico usar un teléfono pequeño que un auricular BlueTooth. Además con cargarlo 1 vez por semana es suficiente.
Yo también encuentro la tableta superior al teléfono en todos los aspectos salvo en el tamaño y la ausencia de llamadas, y últimamente noto que la llevo a casi todas partes (por la casa, oficina, calle, etc.). El teléfono está bien para consultar información, etc. pero la tableta es más cómoda para leer, y para escribir el teléfono cada día me da más «pereza» salvo que sean textos cortos. También tengo interés en ver si las tabletas profesionales (tipo iPad Pro) «despegan» en los entornos de trabajo y si empiezan a sustituir a los portátiles, usando teclados y pantallas externas para dar aún mayor comodidad.
Tienes razón, pero te olvidas de esa pequeña parte de la población que como mi padre o mi suegro, sólo quieren el móvil para estar localizables y llamar, y ya lo tenían difícil para encontrar un terminal de este tipo. Ahora por 49 € pueden encontrar uno para sus necesidades. Por otra parte, lo ves desde la perspectiva del primer mundo, pero en el tercer mundo, todavía la tecnología GSM es con diferencia la más utilizada, y hay empresas que han hecho grandes fortunas comprando estos terminales obsoletos para nosotros, y revendiéndolos en estos países. Todavía quedan algunos años para que determinados países tengan una infraestructura en comunicaciones como la nuestra. Evidentemente no van a acaparar una gran cuota de mercado, pero tampoco creo que sea lo que busquen.
Lo de tu padrr y tu suegro es puro tópico, Tengo 73 años y todos los que me rodean mas o menos son de mi generación, Lo que mas les interesa del móvil es el WhatsApp.
Por otra parte la mayoria de las personas de 70 años llevans mas o menos 20 frente a un Pc. el Pc entro en las empresas en lso años 80. Claro está que hay quien ha sido tendero, conductor de autobuss o ama de casa, no han estado delante de un Pc por profesión, pero eso es independiente de la edad, hoy pasa lo mismo.
Estoy harto de semejante tópico. yo en los 70 hacia con los Pc lo que hoy no sabe hacer nadie. ¿Hay alguien que sepa configurar un disco duro o solo sabe conectarlo via USB?
http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/moviles/moviles-smartphones-telefonos_adaptados-tercera_edad-ancianos_0_284171727.html
El 3310 si tiene mercado, pero no es el mercado de masas.
A parte de los que lo quieran por colecionismo retro. Todavía queda una generación que piensa que la tecnología les ha superado y ni están ni se les espera.
No es un mercado enorme, pero existe.
Lo que te pasa a ti Gorki, es que tendemos a extender nuestra visión del entorno como norma general de la sociedad.
Por mi profesión y mis estudios todos en mi entorno me pasó algo parecido hace años en la universidad, encontré mas de un estudiante, que llevaban varios años en la carrera que ni tenían redes sociales, o programas de mensajería. Al principio pensé que sería mentira, una forma de vacilarme. Hasta que constaté que era así. Lo que algunos damos por hecho otros .
Además en el entorno rural, donde estoy trabajando, pequeños pueblos de unos 1000 habitantes. Existe toda una generación, te diría que al menos la mitad población que tiene mas de 50 años son analfabetos digitales y les da pánico. Es cierto que los que se atreven, presionados por sus hijos al final con dificultad terminan adorando whasapp o facebook y se les hace imprescindible. Pero si no tienen una presión social suficiente se quedan al margen.
Si quisiera ahora mismo podría presentarte a mas de 50 vecinos en una mañana que o no tienen siquiera móvil, o el 3310 es lo más novedoso que han manejado.
Por no hablar del mítico reloj casio negro con correa de goma.
Todo el que trabaja en el campo tiene uno.
Parece un tópico, y es una minoría que va hacia su extingción, pero existe.
Lo que te pasa a ti Gorki, es que tendemos a extender nuestra visión del entorno como norma general de la sociedad.
Cierto yo generalizado lo que está a mi alrededor Amas de casa sin estudios (muchas no hicieron el bachillerato, sino «cultura»), casadas con médicos, abogados, economistas, y una de ellas con un Ingeniero de Telecomunicaciones, También s hay mujeres que han trabajado, por ejemplo la mía que ha sido secretaria de Dirección con idiomas y que acabo de Jefe de Producto en Yves Sant Lauren, después de ocupar el puesto de Jefe de Ventas en una empresa de tejidos de amiantos en Barcelona, Los hombres los hay de todas las profesiones , predominan justo es reconocerlo los licenciados, pero les hay que no consiguieron acabar la carrera y entraron de empleados en banca y en el funcionariado, También hay alguno que le dió por el arte, y es pintor, o incluso tengo un amigo que consiguió vivir de las rentas que le dejo su suegro.
Pues bien, en todo este variopinto grupo de gente de ambos sexos y profesiones, de alrededor de 70 años, no hay uno solo que no tenga un Smartphone. Pero es posible que este generalizando.
Tu tienes un padre y un suegro, que están unidos al teléfono negro que tienen fijo en el pasillo de su casa, y creo que también generalizas.
He sido Cibervoluntario, y mi misión era quitar el «pelo de la dehesa» a aquel que tenia miedo al PC, que era lo que se llevaba entonces. Tuve tres tipos de «clientes», personas que en su trabajo no habían tenido la oportunidad de cruzarse con un PC, algunos funcionarios, unos pintores de brocha gorda, y por ejemplo un ex policia antidistrubios y asómbrate dos ministros de Franco, El siguiente grupo es amas de casa, que entre quitar el polvo, hacer la comida, y llevar los niños al colegio, no habían trabajado nunca con un PC aunque algunas lo tenian en casa y ni se atrevian a quitarlos el polvo. y el tercer grupo lo formaban emigrantes venidos del tercer mundo, tuve muchos suramericanos, negros, argelinos etc, que habían sido trasplantados directamente del siglo XVIII al siglo XX.
Tres grupos heterogéneos diferentes, que lo único que no tenían en común era la edad, en cada uno de los grupos había gente joven y vieja porque aunque te asombre la informática es de hace mas de 50 años y el pece de hace 30 y mucha gente que ahora tiene 70 años conoció , (como yo), los IBM de tarjetas perforadas y muchísimos mas el PC sobre el escritorio de trabajo, algo que ha sido «lo normal», en los últimos trabjos que hemos tenido hasta la prejubilación forzosa.
Siento que has sentido mi comentario como un ataque, a sido mi error por mencionarte directamente. Lo asumno.
He leido todo tu comentario y solo contestas a esa desafortunada frase en mi escrito.
Reitero mis disculpas.
Ya dije que es una minoría y que tarde o temprano terminará desapareciendo.
La edad de esas personas no es lo determinante. Lo determinantes es el entorno en que se han criado y las oportunidades que han tenido.
Igual que digo que no usan móvil también te puedo decir que muchas de esas personas no tienen carne de conducir.
Han vivido otra época, lejos de urbes y pueblos grandes y nunca les fue necesario y ahora depende de familiares e instituciones para sacar cita a cualquier cosa, o gestionar cualquier documentación.
Se que para el que lo ve desde fuera puede parecer exagerado, y no pretendo decir que sea un porcentaje amplio de población ni mucho menos.
No discrepo de «llamar adicto a…», pero si de que no exista una tendencia muy peligrosa con la adicción al smartphone.
Y más si tenemos en cuenta su (ab)uso en la franja preadolescente. Sentirse a gusto por ganar un gran premio de Fórmula I no deja de ser una respuesta a las sensaciones placenteras que determinadas reacciones químicas provocan en el cerebro. Un preadolescente activo en una semana de smartphone seguro que acumula las sensaciones que tiene un ganador de FI en un GP.
Recibir whasp animadores, resultar vencedor en videojuegos…incluso los momentos de sufrir (no olvidemos que se puede caer en adicciones tipo síndrome de Estocolmo), y más en edad de maduración cerebral, no tiene nada que despreciar al «gusto por el juego» y similares…
Así que sí, lo mismo que en alimentación y ocios varios, en estos momentos ya existen unas condiciones sociales (y no solo en el llamado 1º mundo!) tremendamente favorables para desarrollar adicciones al smartphne u otros dispositivos artificialmente empáticos.
Y todo esto, sin negar la excelente utilidad (salvo por su consumo y despilfarro energético) del «dispositivo adictivo» del que hablamos.
Me sorprende que no menciones que el cambio de uso del teléfono comenzó antes de la aparición del Smartphone como hoy lo conocemos. Recuerdo bien como toda una franja de edad (adolescentes, jóvenes) comenzó, en cuanto tuvo acceso a un telefóno móvil, a dar tanto valor a los SMS como a la conexión de voz. Cuando WhatsApp salió al mercado, cubrió la necesidad de «mensajes de texto ilimitados» raramente incluida en los contratos de la época.
Está claro que el móvil y el tablet han sustituido grandemente al PC en el hogar, y que este proceso de sustitución va a continuar. Más aún, el PC en el hogar se está quedando arrinconado en 2 nichos muy específicos: la edición de textos de cierto tamaño o complejidad de formato, y los juegos para aquellos que no tienen suficiente con una consola. Nótese que en muchos hogares no hay demanda de ninguna de estas 2 funciones.
Ahora bien, la idea de que el móvil (o la combinación de móvil y tablet) simplemente pasan a ser el nuevo rey que sustituye al anterior es errónea por incompleta. Hoy día hasta el billete del metro es por dentro un pequeño ordenador, hasta la ropa que compramos suele llevar un ordenador en forma de diminuta etiqueta anti-robo.
La inexorable consecuencia de la ley de Moore es que acabemos teniendo un creciente número de «cosas con chip». Se impone la ubicuidad de los circuitos integrados, así como su continua caída de costes y su vertiginoso aumento de potencia. Es toda una inundación de millones, cada vez más millones de transistores por persona.
Por tanto, no es solo que ahora tengamos móviles y tablets donde antes teníamos al PC. Ahora también tenemos NAS domésticos, routers con puertos USB, y discos duros wifi actuando como servidores de ficheros y streaming, e incluso como clientes p2p, así como smartTVs, consolas, lectores e-tinta, y ya están llegando los aparatos «estilo Echo», y toda la inmensa multitud de la Internet de las Cosas.
Es un mundo multipolar, incluso para una misma función. Los ficheros lo mismo se sirven desde el NAS que desde el disco duro wifi. Los libros lo mismo se leen en el tablet que en el lector e-tinta, las series y pelis lo mismo se ven en la tele que en el tablet. Tal vez no sean los mismos juegos, pero lo mismo se juega con la consola o el PC que con el móvil.
Donde sí hay una clara hegemonía del móvil es cuando salimos de casa, que es paradójicamente donde el PC nunca reinó, ya por la imposibilidad de transportarlo si era de sobremesa, o por el engorro que suponía el llevarlo encima si era un portátil. Pero cuando volvemos al hogar el uso del móvil se reduce grandemente, y empezamos a usar otros aparatos, que alguno de ellos tal vez sea incluso un PC.
Esto de la «peligrosa adición al movil/smarphone» es como la «peligrosa adición a los zapatos».
Un buen día, quizá en la edad de piedra, un hombre, (o una mujer), inventa los zapatos. Claro está, que nadie los necesita, pues de siempre han andado descalzos y tiene una planta del pie, con un callo de un centímetro, pero descubren, que a pesar de todo es más cómodo andar con zapatos. Pueden pisar mierdas sin mancharte y poner el pie, donde antes el filoso corte de las piedras hacían doloroso andar.
Poco a poco el invento se difunde, y los más viejos de la tribu, esparcen la idea que las nuevas generaciones dependen en exceso de los zapatos y que sienten «adición al zapato» que no son para nada necesarios, porque se puede andar descalzo perfectamente.
Nadie los hace caso, y a partir de un momento, andar sin zapatos se considera una excentricidad propia delos hippys de la época, (que siempre ha habido) y de los vegetarianos, que por motivos religiosos, son contrarios al curtido de pieles y lo primero que se enseña a los niños, es atarse los cordones de los zapatos.
Pues el smartphone igual.
Yo si pienso que existe una adicción al teléfono móvil. Cada vez hay más niños (y cada vez de menor edad) con móviles de último modelo en parques jugando con ellos en vez de jugar entre ellos. Me da pena ésta situación.
Nokia es simplemente uno de los nuevos player. Hay en el mercado más de 5-6 y el tema del digital detox lleva desde 2011. Yo sí creo que no estamos volviendo adultos pero hasta que se categorize como un problema pasará tiempo. Mirad el tabaco, la contaminación de los coches normales, etc. Hay mucho lobbys potentes detrás.
Enrique creo que tienes razón con lo de que hay mucha desinformación. pero que un tío influyente como tú diga que la addición al mobile es profundamente absurda y retrógrada.que no deberías. No estás dando un buen ejemplo de algo relevante que están viviendo tus hijos. y viviran tus nietos.