En el primer episodio de la segunda temporada de la fantástica serie británica de cienci-ficción especulativa Black Mirror, titulado «Be right back» (IMDb, Wikipedia), emitido por primera vez en febrero de 2013, una mujer destrozada por la muerte en un accidente de tráfico de su pareja, contrata un servicio que le ofrece «reconstruir» la personalidad del fallecido a partir del registro de su actividad en las redes sociales, en las que este era muy activo.
El episodio continúa con otra serie de avatares que no voy a avanzar para no spoilear a quien no lo haya visto (si te gustan los contenidos de esta página y aún no has visto Black Mirror, te recomiendo vivamente que te pongas a verla), pero lo verdaderamente interesante es el paralelismo entre el capítulo de la serie y un artículo largo de ayer en The Verge, titulado «Speak, memory«, que cuenta cómo Eugenia Kuyda, co-fundadora de la startup de inteligencia artificial Luka especializada en el desarrollo de chatbots, tomó la decisión de «reconstruir» a su amigo Roman Mazurenko, fallecido en un atropello, a partir del enorme historial de conversaciones de mensajería instantánea que tenía con él.
El paralelismo con la serie británica no solo aparece en el artículo, sino que también sirvió de inspiración a una Eugenia que trataba de hacer un homenaje a su amigo que fuese un poco más allá del simple libro de fotografías o página web testimonial. La lectura del artículo permite entender reacciones – positivas y negativas – de amigos o familiares de Roman, cómo las respuestas del bot reflejan realmente la personalidad y la forma de hablar del fallecido, y hasta qué punto poder «conversar» con una inteligencia artificial que construye respuestas basada en las conversaciones que tuviste con una persona fallecida puede ayudar o interactuar con las sensaciones que genera el proceso de duelo, de las sensaciones tristes que puede generar el recordarla. De las personas a las que he perdido a lo largo de mi vida, se me ocurre alguna con la que realmente me habría encantado disponer de una herramienta así – y pongo la mano en el fuego porque a él también le habría gustado esa idea.
Una de esos momento en tecnología que evocan preguntas de todo tipo: ¿cómo evoluciona una inteligencia artificial basada en las características de una persona a medida que es alimentada con sucesivas conversaciones? ¿Qué ocurre cuando las inteligencias artificiales ya no se limitan a repetir respuestas en función de situaciones pre-programadas, sino que son capaces de construir y elaborar en función de rasgos de todo tipo? La idea de mantener conversaciones con una persona fallecida cuya personalidad podemos reconstruir a partir de las interacciones que almacenamos con ella puede ser relativamente anecdótica – o no, según para quién – y puede someternos, sin duda, a reflexiones de todo tipo, pero lo realmente práctico es utilizar la anécdota para entender que los chatbots basados en inteligencia artificial no se limitan a ejecutar comandos y a lanzar respuestas predeterminadas, sino que son capaces de añadir mucho más valor, o incluso de transmitir valores. ¿Cómo de realmente inteligente puede llegar a ser un bot? La respuesta, muy posiblemente, pueda sorprenderte.
El progreso en torno a los chatbots está siendo rapidísimo: la creación de lenguajes y plataformas, la aparición de bot stores en Telegram, Kik, Facebook Messenger, Microsoft, Skype, Slack y hasta algunos wikis y agregadores, o la actividad febril en torno al tema empiezan a presagiar el desarrollo de una auténtica economía bot, en la que veremos implicarse a prácticamente todas las compañías. Cuando un chatbot ya no solo es capaz de contestar preguntas predeterminadas tomándolas de un listado de FAQs, sino que pasa a desarrollar una inteligencia que se va realimentando y que le permite reaccionar a cada vez más situaciones, no solo podemos pensar el él como servicio al cliente o como forma de ofrecer directamente determinados servicios, podemos pensar en posibilidades mucho más ambiciosas.
This article is also available in English in my Medium page, “Talking to the departed«
A ver, Enrique.
Los chatbots son el escalón más básico de lo que se conoce como ‘agentes’ en IA. Y básicamente, son sencillos artefactos que crean pautas de conversación en base a un Parser de lenguaje natural. No tienen que entender ni una sola palabra de lo que dicen, ya que su uso del lenguaje es puramente funcional.
Exactamente igual que una maquina de tabaco, aun con pautas más elaboradas y aprendizaje del contexto conversacional.
Son lo más elemental a la hora de recrear una ilusión de inteligencia artificial. Y se han tratado desde el propuesta teórica de la Habitación china de Roger penrose.
Como performance tecnológica, crear un parser con con datos recogidos de las redes sociales, tiene la misma relevancia real que cuando Kevin Warwick (Captain Cyborg) se implanto un chip Rfid en el brazo en los años 90 y dijo que era un ciborg (de ese genero, vamos).
Hay que entender, que todas estas performances tecnológicas tienen su origen en las teorías ‘New Age’ transhumanistas, que teorizan sobre una supuesta transcendencia de los seres humanos como entes tecnológicos, en una especie de fuente de Ponce de León digital, y que está relacionada con la conocida ‘singularidad tecnológica‘, que viene a ser una especulación pseudocientífica sobre el advenimiento de una evolución de la maquinas hacia la autoconsciencia.
Ambas ideas, solo representan una proyección de expectativas, muy humanas, y son consideradas como pseudociencia por cualquier investigador de AI. Al menos, los que se la curran.
Y a mí, no me queda más remedio que reconocerles su trabajo a los que se dedican a investigar en temas de AI con seriedad y rigor académico. Qué le vamos a hacer.
Desde luego, el tema da de sí de forma extraordinaria como literatura futurista. Es una especie de ascensión digital, que refleja algunas de la inquietudes más arraigadas del ser humano.
(Que por cierto, ya tenemos WestWorld recién estrenada)
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Gottfried Leibniz – «La Monadologie»
¿Quieres decir, entonces, que no crees posible que, a corto plazo, las máquinas cobren conciencia de si mismas…?.
Algunos profetizaban que a estas alturas del siglo ya lo habrían hecho, e incluso lo temían.
Que algunos seres humanos llegasen a tomar consciencia, en lo que nos queda de siglo, sin prisas, ya sería todo un logro.
Algunos viven en su ‘WestWorld’ particular.
Tampoco hay que pedir peras al olmo: eso es más dificil, sino imposible :o(
«Los chatbots son el escalón más básico de lo que se conoce como ‘agentes’ en IA.» –> Entender una frase y contestar con coherencia de básico no tiene nada, es mucho más sencillo hacer un termostato con IA o el rival de un juego de mesa.
«Exactamente igual que una maquina de tabaco, aun con pautas más elaboradas y aprendizaje del contexto conversacional» –> Según eso las personas también podríamos considerarlas máquinas de tabaco pero más elaboradas, ¿por qué no?
«Son lo más elemental a la hora de recrear una ilusión de inteligencia artificial» –> Como he comentado antes hay aplicaciones mucho más sencillas de IA..
«Ambas ideas, solo representan una proyección de expectativas, muy humanas, y son consideradas como pseudociencia por cualquier investigador de AI» –> No pretenden ser ciencia, son predicciones basadas en la velocidad acelerada a la que están ocurriendo los cambios, por lo tanto no tiene sentido clasificarlo de ‘pseudociencia’.
Se me ha traspapelado John Searle al referirme a la Habitación China, así que dejo aquí dos enlaces directos para que no vuelva a ocurrir.
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https://es.wikipedia.org/wiki/John_Searle
The Myth of the Computer – John R. Searle
Asumo por el tono superior, perdonavidas y un poco pedante de tu mensaje que debes estar muy en contacto con el mundo academico de la inteligencia artificial (simplemete que uses ese concepto me huele a postureo intelectual).
Los que trabajamos en el ambito del machine learning y la lingüistica computacional sabemos que los Chatbots no tienen por que ser un escalon basico, y personas y experimentos como el de Kuyda te lo estan demostrando.
Si para tomarte las cosas en serio necesitas unas cuantas Buzzwords, aqui te las dejo: singularidad, transhumano, posthumano, agend-based modelling, futurismo, Ray Kurzweil…
Saludos.
Menestro? ….o Menistro?
Vaya, es realmente preocupante. Ya no se trata de que se pueda hacer un seguimiento estadístico de los gustos y costumbres, si no que, ahora, ya deben estar haciendo seguimientos personales a millones o a cientos de millones de personas.
Si parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato.
Ojo: Solo probablemente así que cuidado con poner los huevos en el nido equivocado
Querido Enrique, permiteme que te referencie a Dixie ‘flatline’, que William Gibson ya describió en Neuromante el 1984. Me extraña que no lo hayas leído, pero tu definición es clavada.
Cuidado con el sesgo del investigador.
Desde que vi ese capítulo he modificado significativamente las miguitas de datos que voy dejando.
«Eres dueño de tus silencios y esclavo de tus palabras».
Siempre hay un «Zapata» que hace de conejillo de indias. Mejor que le toque a otro el marrón.
Como bien dijo Gorki alguna vez, solo queda dejar miguitas para despistar, dado el avance tecnológico «perseguidor». Lo que también invalida el efecto «black mirror» comentado.