Mi columna de El Español de esta semana se titula «La importancia de los comentarios«, y trata de incidir en el importantísimo papel que tiene la bidireccionalidad en la evolución de los medios de comunicación, algo no siempre fácil de entender para una profesión durante muchas décadas acostumbrada a tener el monopolio del canal en un solo sentido y a que los únicos contenidos que venían desde el lado de los lectores eran las muy limitadas «cartas al director».
La mayoría de los medios de comunicación ven los comentarios como un problema, una avalancha de contenidos que perciben como de escaso valor y que les obliga a destinar recursos para su gestión y moderación. En algunos casos, se declaran incapaces de gestionarlos, deciden permitir todo y generan auténticos lodazales de participación sin reglas, estercoleros en los que surge lo peor de la naturaleza humana, sobre todo cuando los contenidos se relacionan con áreas como el deporte o la política. Un problema que termina, incluso, por generar problemas de tipo legal en cuanto el nivel de la discusión escala y se generan amenazas, calumnias, difamaciones u otros delitos tipificados.
En otros casos, intentan controlar mucho más allá de lo razonable, exigiendo cuestiones como datos reales que resultan de muy difícil comprobación, y que generan que se pierdan los aportes de todos aquellos que prefieren escribir de forma anónima o bajo seudónimo, y no necesariamente porque pretendan generar un contenido censurable. El equilibrio, indudablemente, resulta complejo.
Páginas como Quora, Reddit, Slashdot, entre otras, demuestran que los comentarios pueden convertirse en una fuente fantástica de contenido: sitios en los que resulta habitual, por ejemplo, encontrarse a los protagonistas de un hilo de conversación participando con toda normalidad en él, a expertos de gran nivel comentando sobre sus áreas de conocimiento y, en general, sistemas que, gracias a la participación responsable de todos los usuarios, son capaces de hacer que los mejores contenidos afloren y los peores se entierren. Para un medio de comunicación, tratar de ver los comentarios con este enfoque proporciona una óptica mucho más positiva: tratar de convertirse en el sitio al que quiera dirigirse todo aquel que tenga algo interesante que aportar, con la tranquilidad de que sus aportes no van a convertirse en blanco de tonterías ni van a enterrarse entre aportes irrelevantes. Conseguir algo así no resulta sencillo, pero sobre todo, requiere compromiso y reglas claras. Asumir que siempre hay alguien ahí fuera que sabe más que aquel que escribió la noticia o el artículo, y que resulta fundamental ser la página que recoja esos aportes por encima de cuestiones de línea editorial o de formato. Los medios de comunicación completarán su transición a la red cuando sean capaces de entender que su papel ha cambiado, y que hoy, la forma de informar exige no solo ser los mejores creando contenidos, sino también recogiendo con el adecuado criterio los comentarios de los usuarios constituidos en comunidad de interesados en el aporte de buen contenido. Algo nada sencillo, pero que puede llevarse a cabo si se parte de las actitudes adecuadas.
The column is also available in English in my Medium page, “What to do about comments?»
No dudo que los comentarios pueden ser una fuente muy importante, no solo de valor, sino de contenido. El elefante en la habitacion es como gestonarlo adecuadamente porque por mucho que digamos que la bidireccionalidad es maravillosa, gestionarlo no siempre es fácil cuando te pueden comentar más de un millón de personas. Además, está el efecto tribu, que consiste en que más allá de aportar valor, se crean efectos gregarios y se suele aplaudir con las orejas lo que dice el artículo -lo cual no aporta valor- o por el lado contrario, ponerlo a caer del burro sin más argumento que un ad hominem.
Ejemplos de esto lo tenemos en redes como menéame, que tiene aportaciones extraordinarias pero que requieren bucear mucho entre los trolls, flames y presiones de grupos con ideas claramente definidas.
Pero en resumen, si se consigue controlar todo esto que he comentado, y se es capaz de filtrar los comentarios anodinos -a favor o en contra pero que no aportan valor- estoy de acuerdo que es una herramienta que todavía está por explotar por muchos por la sencilla razón de que no hemos encontrado la herramienta definitiva para poder gestionarlo de forma eficiente.
Primero habría que ver si los periódicos de verdad quieren ir a eso, un sistema de comentarios que proporcione una buena bidireccionalidad, con los comentarios enriqueciendo el artículo. Una buena parte de la prensa sigue con la mentalidad de que ellos están ahí para «generar opinión», que ellos son la opinión pública.
Mientras la prensa no abandone ese papel manipulador, la bidireccionalidad seguirá siendo algo que, en realidad, no les interesa.
La mayoría de los medios de comunicación ven los comentarios como un problema, una avalancha de contenidos que perciben como de escaso valor y que les obliga a destinar recursos para su gestión y moderación.
Y tiene razón. Yo creo que en muchos medios haria falta una moderación que borrara sin contemplaciones todos los comentarios que no aportan nada. Los comentarios pueden enriquecer el contenido, dando nuevos puntos de vista o complementandolo. Pero si no hacen ninguna de esas dos cosas, opino que deben ser borrarlos pues añaden ruido.
Como siempre el problema es acertar con la vara de medir y sobre todo no utilizarla para golpear a los disidentes.
Se me ocurre que podrian enseñarse dos páginas de comentarios, la que se enseña estándar debajo del contenido, que contedría solo los comentarios relevantes, y dando en algun icono al efecto poder acceder a todos los comentarios relevantes e irrelevantes, de modo que nadie pudiera decir que se le censura.
Olé!.
¿Es el autor quien debe decidir qué comentarios son relevantes? En mi opinión, a veces los comentarios complementan o directamente enmienda la plana a los autores, haciendo esa parte de contrapoder, y probablemente no todos los autores lo valoren. Y eso sin hablar de política o deporte…
La tesis es que si se tiene un blog vamos a poner en Negrita 20 a los afines, y en letra pequeñita y accesibles mediante un botón escondido a los no afines para que molesten lo menos posible, viva el pensamiento único del bunker
La democracia bien entendida empieza por uno mismo, ja, ja, ja
El autor, o un delegado suyo, son los que puede hacer la labor de moderación. ¿Quien otro, si no?.
Claro está, que un autor inteligente debe aceptar como normal, que hay quien tenga puntos de vista diametralmente opuestos y ha de saberlos distinguir del «toca pelotas».
Reconozco que no es fácil, pero tampoco es fácil escribir algo tan interesante, que merezca ser rebatido. El problema de control los comentarios, sólo lo tiene escasas y excepcionales páginas de gran audiencia, que han demostrado estar en manos de gente brillante,
Al resto, hasta los «trolls» os hacen ilusión.
Le encanta cualificar, eso lo tengo claro. El poner etiquetas y mezclar o manipular es una cosa y el argumentar adecuadamente otra, eso es evidente.
La neutralidad de una página, no ve, que se distorsiona si obstaculiza la lectura de los posts, que tendrá que ver eso con sus fantasmas o trolls, o con su inquisición que llama moderación.
No es trollismo permitir comentarios afines, que critican a las personas y no a sus ideas, o le recuerdo cuando lo ha hecho calificando a compañeros de fumados.
Mirese la viga en el ojo, que no es perfecto.
Magnífica idea.
Cuantas más comentarios «afines» tiene un medio menos calidad o peso tienen. ¿ En que se parecen los comentarios de estas dos webs?
Primer enlace
Segundo enlace
1.- En una toda son alabanzas (afines)
2.- En la segunda la mayoría son crítcas (afines también)
Las personas en el segundo caso se van a alinear con el medio afín, pero ambos casos van a reforzar su sentimiento tribal de pertenencia al grupo se asume que dominante. Normalmente la probabilidad de éxito de cambiar la dirección de un comentario es directamente proporcional a la calidad del contenido actual ( Ley de Wilcox-McCanlish) en ambos casos parece que tiende a cero.
Pregunta trampa a Enrique.
¿Cuantas veces has cambiado de opinión respecto a un contenido que has publicado frente a la opinión de algún comentarista? ( Un % please)
A mi me parece incluso aún más relevante si la opinión de los comentaristas nos hace cambiar nuestra opinión a los lectores, en ese sentido de complementar la entrada.
Si, incluso algunos comentaristas ·de referencia· te hacen sospechar que algo estás haciendo mal si ocasioanlemente coincides con ellos..
También es triste cuando ves más «inteligencia» en el comentario que en el «artículo», y el colmo suele ser cuando el articulista remata su faena con improperios de Viernes Santo.
Yo es que en primer lugar creo que hay que actualizar el término. ¿Qué es un medio de comunicación? ¿Lo son medios solo digitales como por ejemplo el confidencial, pero no este blog por ejemplo? Por lo tanto yo creo que habría que incluir a todos por igual. Y como siempre digo, para mi el nivel de un blog o un medio en general, se ve en los comentarios. Un contenido que merezca la pena suele atraer a gente de cierto nivel, con comentarios que aportan, mientras que un contenido mediocre atrae a gente que cae en clickbait, o simplemente pincha ahí como pueda pinchar en otra cosa. Temas políticos y/o deportivos atraen ciertas polémicas partidistas, eso es cierto también.Por cierto, algo que me ha llamado la atención de forma negativa sobre un nuevo medio como es el español cuando he pinchado en algún enlace a alguna noticia o artículo es que no he visto comentarios. Igual están cerrados solo para suscriptores, pero sorprende negativamente su ausencia, y da la sensación de ser un medio del siglo pasado.Aunque pueda parecer exagerado, en ocasiones dedico más tiempo a leer comentarios que las propias entradas, pues me permiten valorar el contenido del mismo, basándome en esa «inteligencia social» que se puede extraer de estos.
Pues me vais a perdonar, pero muy muy pocas veces los comentarios añaden valor a un artículo. Generalmente son chorradas de estúpidos que, amparándose en el anonimato, llenan de divagaciones absurdas esos espacios. Para una vez que se lee algo interesante, útil o constructivo, se encuentra enterrado en miles de otros que no aportan más que comprobar cómo está la peña de pasada. Si eso es la inteligencia social esa, vamos mal.
Pues igual no sigues buenas fuentes de los temas que te interesen. Yo siempre lo digo, lo mejor de un buen blog son sus comentarios.
Comentar, censurar… dos verbos de complicada conjugación…necesita el ADN humano evolucionar un poco más…
Yo abogaría por un sistema mixto en el que, en primer lugar, y gracias a las votaciones de los lectores, se marcaran como irrelevantes y como importantes aquellos que así lo fueran. Este primer paso, sí o sí, necesita ser automatizado, sobre todo cuando hablamos de medios con 50 comentarios de media por artículo. Y haría falta un sistema de reputación, donde los votos de los comentaristas más constantes y valorados a lo largo del tiempo (que suelen ser los que aportan comentarios de mayor valor) puntuaran más. Como sucede en la red Weblogs, por ejemplo.
Y luego vendría la interacción en el lado contrario: entre todas las aportaciones más valoradas, el autor del artículo integraría aquellas que le pareciera de importancia dentro del artículo, diferenciándolas en diseño y especificando autoría (como si fuera una citación), pero siempre formando parte del propio cuerpo del artículo.
De hecho, ya puedo apreciar levemente este tipo de iniciativas en algunos blogs.
El asunto de los comentarios en los medios ya viene de bastante lejos y por mucho que nos pongamos estupendos no tiene solución. Con honrosas excepciones, más propias en medios extranjeros, las personas que pueden aportar algo interesante ya tienen asumido que no les compensa bajar a la charca. El anonimato, la impunidad y las ganas de faltar señorean a su antojo por los comentarios, y los autores lo tienen más que asumido. Si además la autora del artículo es mujer, la cosa ya alcanza niveles criminales, cosa que por desgracia cualquier escritora o bloguera conoce de sobra.
Muchas plataformas como Hipertextual ya decidieron eliminar los comentarios de sus artículos y las pasaron a Slack, Facebook o cualquier red que permita manejarlos. De hecho, el otro día comentaba el fundador en un podcast que hasta se planteaba quitarlos o al menos no administrarlos. Mucha faena y poca chicha, venía a plantear
Para que los comentarios tuvieran sentido haría falta que, todo el mundo pusiera su nombre, apellidos y datos de contacto. Esto es, se hicieran nominativos. Aún así, existiera el riesgo de que suplantaran tu identidad, con lo que habría que añadir capa extra de seguridad. Y eso son trabas, y en la web si pones trabas, la gente se va. Así que lo que se impone son comunidades cerradas, grupos con membresía donde despachar y tener una comunidad manejable.
Si de verdad tienes tanto que comentar, opinar y adornar lo que escriben otros, colega….¡móntate un blog!. Antiguamente los articulistas se contestaban en los periódicos (cuando los periódicos tenían muchas letras, titulares pequeños y pocas imágenes). Se respondían argumentando y citando. Era un ejercicio intelectual. Te podías llamar de todo, pero con estilo y educación. Y todo esto lo dice uno que sí lee los comentarios.
Soy asiduo lector de blogs de tecnología y cada tanto hago mi aporte, es decir, comento. Es muy gratificante dar una opinión, o enriquecer o corregir un artículo. Por eso hace unos meses me quedé perplejo cuando el sitio Hipertextual cerró los comentarios. Realmente no podía creerlo. Han implementado un canal en Slack para que la gente participe de alguna forma, pero a mi juicio me parece aislado y un tanto sectario. Yo que uso Feedly para leer, tener que abrir Slack me parece engorroso. Espero que este ejemplo no se haga tendencia.
Los comentarios siempre han aportado valor, la organización de los mismos en función de votos de otros usuarios aporta un nivel de moderación extra que de forma automatizada pueden simplificar la tarea a los medios de comunicación.