Tras hoteles y taxis… ¿son los restaurantes los siguientes?

IMAGE: Lightwise - 123RFThe Guardian dedica un interesante artículo, «Is it last orders for restaurants?«, al fenómeno de las apps para comer o cenar en casas particulares, en las que personas con habilidades culinarias diseñan experiencias para muy pocos invitados, que evitan muchos de los costes implicados en la gestión de un restaurante, y que son evaluados posteriormente mediante un sistema de puntuación. Simplemente, personas a las que les gusta cocinar y que quieren sacarse un dinero extra cocinando en sus propias casas para terceros.

Aplicaciones como EatAbout, fundada por dos suecos en Londres que aspiran a «democratizar el comer fuera»; la israelí EatWith que opera en 135 ciudades en todo el mundo incluyendo diecisiete españolas; VizEat, que ofrece opciones en más de cien países entre los que también he encontrado varias ciudades españolas; o variaciones como DishNextDoor, en la que cocineros preparan tu comida y cena y especifican una hora para que la recojas en sus casas; o ChefXchange, en la que son los cocineros los que acuden a tu casa, cocinan para ti y lavan los platos al final, el conjunto de opciones parece extenderse con cada vez más planteamientos.

El impulso al tema parece provenir de la progresiva atención dedicada a la cocina, de los infinitos concursos televisivos sobre el tema, y sobre todo, de la disponibilidad de apps con sistemas que permiten conectar fácilmente oferta y demanda en condiciones razonables que reducen una parte importante de la incertidumbre gracias al peer-reviewing. Pero de una manera u otra, parece que comienza a resultar razonablemente sencillo decidir en una ciudad, sea la tuya o una en la que estás de visita, qué tipo de cocina quieres probar, qué nivel de precio quieres pagar, y plantarte en una casa particular que te ofrezca una experiencia en la que muchos de los elementos habituales en un restaurante se flexibilizan, como permitirte llevar el vino que tu escojas, decidir sobre el menú con antelación, comer con precio cerrado, plantear el pago de un suplemento para disfrutar de una experiencia exclusiva para un grupo frente a la posibilidad de comer o cenar con otros invitados, etc. Para los anfitriones, se plantea como la posibilidad de ponerse a prueba como cocineros manteniéndose totalmente al margen de los complejos requisitos necesarios para montar un restaurante, simplemente ofreciendo sus servicios en un esquema con escaso riesgo, como quien invita a unos amigos a cenar. De hecho, dado que el pago se realiza a través de la app en lugar de en metálico, la sensación debe parecerse bastante a eso: llegar, cenar, saludar e irse amablemente.

Aspectos importantes como la higiene se suponen que son descontados por el funcionamiento de la app y sus sistemas de evaluación, que tienden a dejar fuera a quienes no estén a la altura. Obviamente, no todo tiene por qué plantearse de manera perfecta, pueden surgir problemas, pero también pueden surgir – y surgen – con relativa frecuencia en restaurantes profesionales. Y en un mercado en el que muchos usuarios no buscan tanto una comida o un precio determinados, sino más bien una experiencia, el toque genuino y auténtico que puede darle un modelo que se acerca a la idea de «restaurante secreto» puede, indudablemente, llegar a tener su cierto atractivo. Frente a la idea de «con las cosas de comer no se juega», la propuesta de acercarse a la gastronomía de una manera diferente, calificada por algunos como de «más auténtica», y con la garantía que pueden ofrecer las evaluaciones de otros comensales anteriores.

Por el momento, este tipo de apps ya se han encontrado con la oposición de las asociaciones de restauradores en París, la ciudad que ha visto la escalada más importante a nivel mundial de Airbnb, y que parece ver este tipo de «chefs en casa» como una posible amenaza en los mismos términos. El pasado octubre, Didier Chenet, presidente del mayor sindicato de restauradores parisinos, Synhorcat, comentó en una entrevista en la BBC que también habla de este fenómeno cómo la aparición de más de tres mil personas ofreciendo comidas y cenas a domicilio en toda Francia, que «no pagan alquiler, ni impuestos, ni personal, ni tienen idea de cómo reaccionar en caso de alergias o de necesidades especiales» es susceptible de «poner en peligro a toda una industria», y demandó acción por parte de las autoridades para poner el fenómeno bajo control. Pero la legislación en ese sentido parece bastante laxa, teniendo en cuenta que la mayoría de las ofertas provienen de cocineros no profesionales, que no se dedican a eso de manera exclusiva, y que simplemente deciden ofrecer sus servicios de manera supuestamente esporádica, como quien monta una comida o cena en su casa para unos amigos.

Otro día que pasa, otra nueva industria que ve venir la llegada de una posible disrupción marcada por la tecnología. ¿Opiniones?

 

 

This article is also available in English in my Medium page, “When home cooking takes on a new meaning…«

 

77 comentarios

  • #001
    Krigan - 26 junio 2016 - 11:15

    Ahora los luditas que no quieren parecer luditas dirán que aquí no hay avance tecnológico, que es todo explotación laboral de la malvada Uber (oh, wait!…) Lo cierto es que esto antes no existía porque lo que lo hace posible es la tecnología de Internet.

  • #002
    Alvaro González - 26 junio 2016 - 11:59

    Los temas de higiene no son menores, y van más allá de lo que puede ser percibido a simple vista. Alergias, contaminación cruzada, intoxicaciones… en los restaurantes también se dan, pero al menos estos deben disponer de sistemas APPPC y de seguros. Comer en casa de un particular, pagando, será fantástico mientras no pase nada. En cualquier caso, como en toda la economía colaborativa, hará falta una cierta regulación.

  • #003
    PMÑ - 26 junio 2016 - 12:01

    Cualquier cambio siempre llevará consigo dificultades. Pasó lo mismo cuando se inventó el concepto de Restaurante, que por cierto también ocurrió en París. Precisamente no fueron pocas las demandas que recibieron por parte de taberneros y casas de abastecimiento que vieron peligrar sus negocios.

    Estas apps presentan una alternativa atractiva y muy eficiente que supone una amenaza para los actuales restaurantes. Creo que el mayor reto que tendrán que superar es la higiene y seguridad alimentaria no sólo para ganarse la confianza de las personas, sino porque deberían cumplir con exigencias legales sanitarias vigentes que han logrado erradir la mayoría de las intoxicaciones, infecciones y toxiinfecciones alimentarias de nuestros días.

  • #004
    Autocares y minibuses Torresbus.es - 26 junio 2016 - 12:19

    Nos guste o no, la tecnología y la geolocalizacion será el rey o reina de los negocios locales y hay que acostumbrarse a convivir con ello y pensar que beneficios y no perjuicios traerá consigo.
    Moraleja o espabilas o te comen.

    Angel Torres

    • Gorki - 26 junio 2016 - 19:10

      Absolutamente de acuerdo. Busca la parte buena de las cosas, que la parte mala te la vas a encontrar con seguridad.

  • #006
    Jose Salgado - 26 junio 2016 - 12:22

    Si cumplen la normativa que les toca (fiscal, laboral, sanitaria, etc) me parece una opción como otra cualquiera, sustiuira a algunos restaurantes pero dudo que puedan ponerse al nivel de Celler de can Roca o cualquiera de alta cocina.

    • Gorki - 26 junio 2016 - 19:12

      ¿Al nivel de precios?

      • Jose Salgado - 26 junio 2016 - 23:18

        No, a nivel de calidad, ejecución, técnica y materiales necesarios. Un pacojet, una roner y otras tantas herramientas no son las tipicas cosas que están en las casas y cuestan un ojo e la cara.

      • Nacho - 2 julio 2016 - 15:32

        A nivel de calidad y seguridad sí que podrían llegar, pero a nivel de precios lo dudo, por que la económica colaborativa ya lleva consigo una reducción en los precios

  • #010
    Jose - 26 junio 2016 - 12:34

    Pues aquí no estoy muy seguro de si posicionarme a favor. Me explico. Con el tema del peer review, no me parece muy óptimo. Que dejen un comentario negativo porque no este en su punto vale. Pero si hay que esperar a la primera intoxicación alimentaria para que después se tomen medidas no me parece, la verdad.

    • Enrique Dans - 26 junio 2016 - 13:41

      Es complejo, porque en realidad, una intoxicación fortuita no implica necesariamente malas prácticas, una inspección sanitaria en un restaurante no impide – como todos sabemos – que se produzcan intoxicaciones, y el propio concepto de intoxicación está muy mal definido – si te pasas con el picante en determinados estilos culinarios, puedes tener síntomas muy parecidos a los de una intoxicación aunque todos los alimentos y su preparación estuviesen en perfecto estado de revista. De manera que todo es muy relativo, y que quien decida que, en esa relatividad, lo fundamental y el requisito mínimo para él es que haya una inspección sanitaria certificada, seguramente es mejor que ni se plantee probar este tipo de esquemas…

      • Javier Cuchí - 26 junio 2016 - 15:06

        … Siempre que, en este caso, se especifique en su publicidad -de cualquier tipo que sea- que no han pasado por este control sanitario. Cada cual es libre de asumir los riesgos que quiera, estamos de acuerdo, pero siempre que esté perfectamente informado de que los corre.

        • Roberto Zoia - 18 julio 2016 - 17:49

          Estamos dándole demasiado crédito a los controles sanitarios en restaurantes. El control sanitario ocurre en un momento determinado. Pero la cocina es una realidad dinámica. Al final es el prestigio ganado del restaurante o la recomendación boca a boca lo que te hace probar o volver a un restaurante.

          • Enrique Dans - 18 julio 2016 - 18:01

            Completamente de acuerdo!

  • #015
    Eduardo Codina - 26 junio 2016 - 12:37

    En argentina existe pedidosya que trabaja con los Mismos restaurantes que ofrecen el sistema de envío a domicilio. La diferencia es que se puede pagar en el momento que se recibe el pedido.

  • #016
    Gorki - 26 junio 2016 - 12:57

    Se te a olvidado otro frente, los que te traen la comida a casa. Bien del tipo NoCocimoMas, que son una especie de catering en pequeña escala, o del tipo Just-eat, a mi modo de ver, más interesante, que te traen comida de un restaurante de los muchos que tienen en una lista, a lugares como el Mercado Provenzal, en donde lo recoges tu la comida, pero dan platos preparados a precios low-cost.

    Con todo, lo más peligroso para los restaurantes viene del lado de Trip Advisor, y el Tenedor.

    Tener hoy un restaurante, supone un extresante oficio, donde la competencia, se multiplica y ataca por todos los lados. Por poner un ejemplo, reunioes de familia para hijos, tios y primos, que antes hacíamos de tarde en tarde, en un restaurante, la última vez la hicimos en una casa rural, que nos trajo creo recordar, de una hormo de panadero, un cordero asado y unos postres, Otra competencia más para los restaurantes.

  • #017
    Javier Cuchí - 26 junio 2016 - 13:05

    Bueno, veamos… Puede estar bien, pero ojo: yo soy partidario de Uber, pero siempre que se me garantice que sus conductores tienen permiso de conducir y sus vehículos están al día de la ITV (así, como hablando en general). Los restaurantes privados o colaborativos o como se les quiera llamar, si esperan verme, tendrán que tener un visado sanitario y de consumo, por lo menos. Tengo (como todo el mundo, supongo) una cierta experiencia con los comentarios de diferentes servicios (venta on line, hostelería y restauración…) y éstos no evitan que se pueda meter la pata (incluso en alguna ocasión me han llevado a meterla). Esta sí que va a ser mi línea roja: la garantía sanitaria y de consumo (hasta donde la administración pública puede darla, al menos)

    • Enrique Dans - 26 junio 2016 - 13:32

      En ese casi es tan sencillo como no utilizarlo. Mi impresión es que las intoxicaciones son muy poco habituales, al menos en mi caso, y que la experiencia de comer en casa de alguien que cocina bien y que seguramente se esfuerza en causar buena impresión más que un restaurante que todos los días ofrece cincuenta comidas y cincuenta cenas puede valer la pena. Nadie obliga a ir a quien no se siente seguro, la cosa es que no nos intenten impedir ir a los que sí queramos probarlo… ;-)

      • Javier Cuchí - 26 junio 2016 - 13:48

        Por supuesto, garantizar unos mínimos de salud pública no implica necesariamente ponerle a nada palos a las ruedas.

        Pero tampoco es necesario descalificar la fórmula clásica: hay restaurantes excelentes que se esfuerzan conseguir -y consiguen- un excelente grado de satisfacción por parte del cliente. Los dos modelos pueden perfectamente convivir.

        Y el problema de los restaurantes rutinarios y poco prestosos, probablemente también llegará a los domicilios privados en cuanto el modelo se extienda y predomine el lucro sobre el placer vocacional que experimentamos los cocinillas ante la satisfacción del comensal.

      • Jose Antonio Garcia - 26 junio 2016 - 18:07

        Enrique,

        En todos estos temas con app por medio siempre sacas el tema de la libertad de elección, competencia, etc y parece que a algunos ponemos en contra el cumplimiento de regulaciones, sanidad, impuestos, etc

        ¿ dónde está tu frontera? Parece que te gustaría vivir en Dodge-city ciudad sin ley, donde todo vale, todo por la pasta.
        ¿ hay algún condicionante ético moral con respecto a las apps?

        Solo noto el condicionante estético, el que molón, que progre, como si cumplir con la regulación y defender los intereses de los que pagamos impuestos importe más bien poco.
        ¿¿ Qué tiene eso de innovador, creativo, tecnológico/moderno??

        Para estar p.ej. En un despacho de alimentos tienes que tener un carnet de manipulador, para tener un restaurante, la cocina tiene que tener unos requisitos.
        El que una persona cocine con el cubo de la basura al lado, con una tabla de madera infestada de bactereas, con la mayonesa con huevos sin pasteurizar, que va al baño y se lava cuando le coincide el reintegro, etc etc,..

        ¿Estamos en Cuba donde la gente te ofrece su casa para sacarse un sobresueldo y poder tirar o en Europa?

        • Rodrigo - 28 junio 2016 - 12:35

          Quizas estamos yendo a una cubanización de la economía pero con tecnología del siglo XXI.

          Esta claro que hay un debate entre lo legal y la libertad de elección.
          Pero hay otro debate entre lo que la gente se puede permitir y la realidad.
          AirBnB no surge porque la gente se ha cansado de ir al Hilton; surge porque mucha gente no se puede permitir el Hilton.

          En cuanto a la restauración, yo vivo en Bruselas y la restauración es mala y cara. Personalmente estás iniciativas de comer en casas particulares me parecen bien porque ofrecen una alternativa interesante.
          En teoria tiene que haber mercado para todos, para los restaurantes tradicionales y para la gente que ofrece comida en sus casas.

          Si los restaurantes se quejan de que no venden suficiente y que pagan muchos impuestos, creo que todos nos podemos quejar de eso. Pero ese es un problema político y económico.
          «Alomejo» es que detrás de todo este fenomeno low-cost hay un problema económico!!!!

          Por cierto, qué raro!! los franceses quejandose!! menos mal que esta vez no es Amazon!!! :)

  • #022
    Eduardo Martos - 26 junio 2016 - 13:20

    A mí me ofrece muy poca garantía un lugar que no tiene un seguro de responsabilidad civil por lo que pudiera pasar. Un sistema de evaluaciones (manipulable, por cierto) no es comparable.

    • Enrique Dans - 26 junio 2016 - 13:34

      Te digo lo mismo que a Javier… si consideras que no te da garantías, es mejor que no vayas, que ni te plantees probar el servicio. Pero espero que no pretendas que la ley impida que otros podamos plantearnos probarlo… ¿no?

      • menestro - 26 junio 2016 - 16:03

        Es que la ley, está para garantizar unos mínimos sanitarios y de seguridad en cualquier servicio.

        Igual, que los coches de Uber tienen que pasar la ITV. Otra cosa diferente, es la regulación de los mercados y la oferta. No hay que confundir ambas cosas.

        La comida casera no tiene mucho de disruptivo, la verdad. Ni los Tuppers. Y una app para convertir un hobby en negocio, tampoco es demasiado innovadora.

        Que implique el uso de una App no significa que forzosamente exista una innovación subyacente.

        Ni económica, ni de otro tipo, solo es una actividad añadida a la popularización de los servicios a domicilio.

        Imagínate la cantidad de publicidad y entrevistas que podría conseguir mañana, si me saco de la manga una app para encargar Fugu a domicilio.

        Pero eso no significa nada en términos de innovación o economía.

        Y seguro que sería un ‘éxito’ publicitario y muy comentada, sobre todo después de la primera intoxicación. (Masterchef Survivors Edition) (Salmonella Brother) (Disruptive Paella Nightmare )

      • Eduardo Martos - 26 junio 2016 - 16:08

        Por supuesto que no, Enrique. Es más, incluso me plantearía probar, pero asumiendo las consecuencias en caso de haberlas.

        Lo que planteo es que son ámbitos muy diferentes que pueden coexistir. Uno te proporciona ventajas que el otro no, y viceversa.

      • Jose Antonio Garcia - 26 junio 2016 - 18:12

        Sanidad debe multar y cerrar aquellos establecimientos que no tienen licencia
        Hacienda perseguir la economía sumergida.
        No hace falta un master para esto ¿no?

    • Jose Antonio Garcia - 26 junio 2016 - 17:47

      Si vas a casa de alguien a comer, que lo has conocido por app, es a tu riesgo. Mientras no sea economia sumergida…. Que estamos en la de siempre,
      Si te lo traen a casa pues es tupper…

  • #028
    Daniel Terán - 26 junio 2016 - 13:27

    No hay una app para fiestas? «Esta noche en casa de Pepe. Acude con tus amigos. Eliges la música. Precio combinado nacional …».

  • #029
    ángel - 26 junio 2016 - 15:19

    Cada vez me gusta mas este mundo donde las regulaciones de los profesiones de la política cuentan menos.

    Como todo cambio de paradigma, va a costar sangre sudor y lágrimas, pero la necesidad que tenemos «algunos» humanos de libertad acabará consiguiendolo, o como ha ocurrido a lo largo de la historia, al menos habremos avanzado algo en ese sentido.

    • anonimo - 27 junio 2016 - 11:06

      Estoy contigo Angel. Me encanta este paradigma de menos regulaciones. A ver cuando decidimos que no se debe cotizar a la Seguridad Social, por los trabajadores que contratamos, y podemos poner el salario que nos de la gana. Ni SMI ni leches…

      Y también estoy harto de que me quiten el 40% de mi sueldo para pagar colegios públicos. Mis hijos van a colegios privados. ¿A quien le hace falta carreteras o aeropuertos, teniendo un helicóptero privado?

      ¿Verdad que suena todo absurdo?..

      Bueno, a lo mejor alguien desarrolla una apliación para no pagar impuestos, y si alguien se pone en contra le llamamos «ludita» y ya está..

      • Enrique Dans - 27 junio 2016 - 11:35

        ¿De verdad necesitas exagerar las cosas hasta ese punto de ridiculez absoluta? A ver, ¿de qué estamos hablando? ¿Quien ha hablado de economía sumergida (estoy hasta las narices de ese estúpido punto) cuando hablamos de cobrar a través de una app y, por tanto, con más control incluso que el que existe en un restaurante de los de toda la vida? ¿Por qué hablamos de esas chorradas sacadas completamente de contexto cuando de lo que se trata es simplemente de discutir si puedo o no puedo ir a casa de alguien a cenar y asumir yo los posibles (y escasos) riesgos sanitarios?

        ¿Y si las compañías que hay detrás de las apps asumiesen las posibles contingencias con un seguro de responsabilidad civil, como hace Uber, y convierten el comer en una casa particular en algo de facto más seguro que comer en un restaurante «de los de toda la vida»? Hoy, si tienes un accidente moviéndote en un Uber, el seguro te indemniza más que en un taxi, ¿os habíais parado a pensarlo? ¿Aún así seguís con esos sesgos absurdos que pretenden comparar el comer en casa de alguien con el dejar de pagar impuestos, en un supuesto vínculo causal carente de toda justificación?

        ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que algunos entiendan que el mercado ya tiene mecanismos para controlar ese tipo de cuestiones, y que definen opciones perfectamente válidas a todos los efectos – cuando no directamente mejores – que las actuales? ¿Cuántos programas de «Pesadilla en la cocina» tienen que pasar para que entendáis que el certificado de inspección sanitaria en muchísimos sitios no quiere decir absolutamente nada, ni mucho menos elimina la posibilidad de un problema sanitario en un restaurante? Anónimo, no me extraña que comentes anónimamente… pocas veces he visto tantas tonterías juntas en tan poco espacio!

        • anonimo - 27 junio 2016 - 12:50

          Alucino como saltas a la minima…

          Si no entiendes las ironías o las hipérboles no es mi problema.

          Mi respuesta era únicamente a Angel por sus ganas de que no existan regulaciones, pero vamos, si te das por aludido por esos ejemplos exagerados, entremos al tema.

          Aunque ni tu, ni muchos no os lo creais, que haya detrás una «App» no le da a una actividad el marchamo de «legal» o «disruptora», cuando el uso de la App es sencillamente saltarte las normas que hay.
          Podemos estar eternamente discutiendo si son buenas o malas, pero mientras sean la vigentes no hay otro remedio, y si no, para eso hay mecanismos para cambiarlas.

          El tema del pago de impuestos es uno de los aspectos, pero desde luego no el único. Comer en casa de alguien que no te cobra por ello es algo perfecto. Tener un negocio de restauración en una casa por el que cobras por dar de comer no lo es.

          Mas abajo te han contado el ejemplo de los «Paladares» en Cuba. Creo que ahi no deben tener muchas Apps para reservar ni cosas por el estilo, y aunque allí esté tolerado, si ese es el modelo que quieres, perfecto.

          Eso de que estás dispuesto a asumir los riesgos de ir a comer a casa de quien quieres está muy bien si lo dices a titulo personal, pero no sería la primera vez en la que si todo vabien, no digo nada, pero si va mal le hecho la culpa a todos por no haberlo controlado (y no digo que sea tu caso).

          Si tanto te molesta el que firme como Anonimo no te preocupes, que la siguiente vez será otra cosa, pero vamos, no se la diferencia entre firmar así o PMÑ, o Bartolín o Krigan. (y son solo ejemplos)

          Por ultimo menuda obsesión que tienes con Uber ¿lo he puesto de ejemplo de algo en mi respuesta?.

          • Enrique Dans - 27 junio 2016 - 13:08

            Si me molestase que firmases como anónimo no comentarías. Lo permito porque siempre he defendido el anonimato como opción, pero es importante entender la diferenciación entre seudónimo y anónimo a estos efectos. Alguien con seudónimo forma parte de la comunidad, tiene una identidad (disociada de su identidad real, pero válida a efectos de reconocimiento) y la utiliza como tal. Un anónimo no, es más un francotirador que aparece como y cuando quiere, es mucho más incómodo discutir con él, porque aparece completamente descontextualizado en cada ocasión.

            Uber no es más que un ejemplo, Airbnb también vale para lo mismo: son compañías que han logrado que sus ofertas estén, en un número aplastantemente elevado de casos, por encima de la oferta media de sus competidores de la economía tradicional. Ofertantes de transporte o de alojamiento que valoran tanto su rating, que se esmeran infinitamente más que un taxista o un hotel, y que terminan prestando un servicio muy superior. Me gusta Uber porque mientras un cierto número de taxistas españoles lo denigraban, lo acusaban de ser cutre y lo calificaban como «mugre», resulta que los usuarios tenían de manera mayoritaria un nivel de satisfacción muy superior cuando iban en un Uber que cuando iban en un taxi.

            Aquí pasará lo mismo: a medida que este tipo de opciones se conviertan en habituales, que crezca el mercado y que surjan las primeras sorpresas, veremos cómo las compañías empiezan a especializarse ofreciendo seguros, coaching y formación para los chefs, supervisión especializada, etc. hasta poner estas opciones al nivel de los mejores restaurantes. Es lo que tiene internet, que disminuye radicalmente los costes de coordinación y permite estas opciones. Por eso me resulta tan molesta la fijación con «es que no pagan impuestos», porque es completamente limitada. Y ya cuando sales con que no paguemos impuestos ninguno, pues sinceramente, me siento prácticamente insultado. A veces es bueno matizar las cosas. Y comparar a quien cena en casa de alguien para probar una opción culinaria determinada con un delincuente es, desde mi punto de vista, ir demasiado lejos…

          • pepelu (ex anonimo) - 27 junio 2016 - 13:37

            El tema de los impuestos es sólo uno de los aspectos. Se pueden pagar impuestos y aún así seguir estando fuera de la legalidad. Mira el ejemplo de los «clubs de alterne». Pagan IAE, y asta tienen de alta en la SS a as empleadas, pero aún asi, no es algo legal. Lo que pasa es que el ejemplo de «no pagar impuestos» es el que todo el mundo ve como le afecta, y porque en este país es lo que hay.

            Seguro que en Suecia o en Noruega, si hay críticas a estos modelos no será por los impuestos, sino por el cumplimiento de las normas

        • Javier Cuchí - 27 junio 2016 - 13:32

          Es verdad que el debate está llegando a niveles absurdos. La lógica lleva por dos líneas:

          1. El cumplimiento de la normativa. Si ésta se cumple, no hay nada más que hablar. Si no se cumple, ya hablará la administración responsable. No hay que ir más lejos

          2. La viabilidad de ese nicho de negocio. El tiempo lo dirá. Yo no creo que sea cliente -por lo menos habitual- de esta modalidad y no por la seguridad sanitaria -que doy por hecha desde el cumplimiento de la normativa- sino porque, aunque haya adquirido el derecho a estar en ese lugar, en ese comedor privado, de alguna manera me siento invasor de alguna intimidad. En un restaurante soy dueño del espacio mientras uso sus servicios, de un espacio que se define como abierto al público; por lo tanto (y si procede, y dentro de unos lógicos límites de corrección) si tengo que protestar, protesto, si tengo que reclamar, reclamo y si me tengo que enfadar, me enfado. Quizá es una limitación educativa, pero soy incapaz de todo eso en un domicilio ajeno, por más que haya adquirido mi derecho a estar allí y, con él, el de protestar, reclamar y enfadarme. No sé si me explico.

          Esos creo yo que son puntos de debate (u otros en parecido sentido que se puedan aportar, no faltaría más). Pero otra cosa es lanzar las campanas al vuelo de la desregulación al menor pretexto. Una cosa es no entorpecer nuevos modelos de negocio (que ya te dije ayer que en su mayoría aplaudo, incluyendo al que nos ocupa, aparte de mi actitud personal ante él) y otra cosa muy distinta es entrar a saco. No existe en el mundo ni un sólo mercado desregulado y si me equivoco ya me rectificarás, pero no me equivoco. Incluso en los Estados Unidos, patria del librecambio y de todos los liberalismo políticos y económicos del universo, el mercado está regulado, hay normas de obligado cumplimiento. Otra cosa -también debatible- es si aquí o allá o aculla las normas son mejores peores o mediopensionistas, o si habría que modificarlas o no y en qué sentido, pero, haber, haylas y todos sabemos que, a largo plazo histórico, seguirá habiéndolas.

        • Carlos - 3 julio 2016 - 22:44

          Eso se llama reducción al absurdo y es una técnica dialéctica tan valida como cualquiera. No se nos enfade, Don Enrique.

          • Enrique Dans - 3 julio 2016 - 22:49

            No, hombre, no me enfado :-) Es el texto escrito, que permite pocos matices…

    • menestro - 27 junio 2016 - 14:04

      El liberalismo nunca ha consistido en la ‘abolición de las leyes’, la ley no es una imposición arbitraria sino una de las formas primigenias de consenso social. Que es la base de las redes sociales.

      Existe una tendencia, en la que ley se ve de forma similar a como un ludita ve la tecnología; como un elemento extraño a un supuesto derecho natural que interfiere con la libre realización del individuo. Es la misma ideología basada en algunos preceptos de Thoreau, que siguen en la NRA o que hizo suyos Ted Kaczynski.

      Se ve la norma social o su reflejo en los códigos legales, como una imposición, que aliena la voluntad de la persona y limita sus derechos. Pero eso sólo es una carencia educativa y la falta de conocimiento de las bases teóricas del derecho, no es otra cosa que una forma de ignorancia.

      Es algo que incomoda a algunas personas («si es incómodo, es malo») y las caracteriza, la falta sensibilidad hacia el compromiso social. No ven los derechos de los demás cómo algo que refuerza las libertades comunes, sino como una limitación de su propia voluntad. Viven el pacto implícito de la norma social asumiéndolo cómo una imposición, y siguen las tres reglas de Bart Simpsom:

      “Yo no fui, nadie me vio, nadie puede probarlo.” o “¡Cómo me gustaría ser adulto para poder violar las normas!”

      Lo curioso, es que las personas que ven las leyes y la capacidad de compromiso social como un «castigo» suelen ser víctimas de lo que se conoce como «Pacto Tribal» es decir, establecen relaciones basadas en la pertenencia a un grupo cerrado y establecen una identidad grupal limitada, con personas que les inspiran una confianza basada en el parentesco o afiliación, con lo que al final de la cuenta, son más prisioneros de sí mismos y de ese jardín vallado, que de la norma social.

      Llámalo clan, Parroquia, Mafia delictiva, o secta religiosa; cualquiera que juegue con un cuerpo de normas propio y sencillo, que no implique ningún razonamiento moral abstracto.

      Es como un daltonismo social: la norma solo es un obstáculo en una habitación oscura.

      .
      Pero no tiene absolutamente nada que ver con el libre mercado o la economía.

      Es lo bonito de la tecnología y la economía; hay que aprender muchas cosas sobre psicología social para entenderlas.

      (Y sí, la estadística también sigue normas, eso se aprende en la facultad de Ciencias Exactas y no en un Masterchef de Excel, nivel usuario)

      Desobediencia civil_(David Thoreau)

      Corrientes de pensamiento anti-industriales

  • #039
    Jose Antonio Garcia - 26 junio 2016 - 17:33

    ¿ qué tiene de plus pedir una comida a través de una app?
    ¿Os parece raro?

    Bueno cada uno tiene su libertad y lo que le da la sesera, al que le guste llenar la tripa de tupper adelante. No es muy elegante. Aunque no me imagino tampoco una velada con velas en el KFC forrándose las alitas con las manos llenas de grasa. Y están llenos.
    También he visto gente en un 5 estrellas pedir telepizza.

    Bueno comer es otra cosa. Las apps y webs que enseñan a cocinar están bastante bien.
    Puedes preparar comida de verdad, moderna o tradicional, y te enseñan a hacerlos paso a paso. Perdón que la comida no era el tema.

    Para reservar mesa en un buen restaurante no es raro esperar más de una semana, y como lo que cuenta es lo express, pues lo siento por vosotros, qu estais tan ocupados, y rezando por el amazon 1h….

  • #040
    Bartolín - 26 junio 2016 - 17:43

    A mi esto me parece una divertida moda que puede llegar a convertirse en un pequeño nicho de mercado, pero de ahí a que todos los restaurantes del mundo tengan que ponerse a temblar va un mundo. Normalmente, la gente va al restaurant para comer bien (algunas veces), ponerse elegante, salir de casa y desconectar de la rutina doméstica y sobretodo no trabajar en la cocina y que te quede todo hecho una mierda… puede que haya situaciones en que quieras tener a los amigos en tu casa para una cena, pero son las menos. Además hay que contar con el precio del servicio: no es lo mismo un equipo de personas (porque esto uno solo no lo puede hacer ni de coña) sirvan en una noche a 50-60-70 cenas en su local a que se desplacen expresamente a tu casa y pierdan toda la jornada para servir solamente 6 cenas, el capricho te saldría por un ojo de la cara. Y contar con el problema de que las cocinas «civiles» suelen ser pequeñas, incómodas y pobremente equipadas para que un equipo de profesionales trabaje como están acostumbrados… y si no te cocinan allá mismo sino que te recalientan lo previamente preparado, pues ya no es lo mismo , no?

    • Gorki - 26 junio 2016 - 19:04

      Como tu comentas, que vengaun Chef a casa es cao para cuatro personas más o menos 100€ por cubierto, lo cual al menos a mi me parece mucho.
      Pero si por ejemplo quieres dar una comida para 12 personas, la cosa baja mucho.

  • #042
    Javier Cuchí - 26 junio 2016 - 18:47

    En términos generales, la libre competencia es la concurrencia en un mercado en iguales condiciones de partida para todos. Cuando se presenta una disrupción, hay que elegir entre liberar condiciones entre quienes tienen demasiadas -el caso de los taxis y su monopolio de hecho- o elevar las de los disruptivos. Porque si no se hace así, la cosa termina en otro monopolio y/o de otro tipo, que es lo que acaba ocurriendo -y estamos hartos de verlo- cuando los mercados se liberalizan. Nunca olvidaré el único acierto del lamentable alcalde Clos: un comentario en el que decía algo así (cito de memoria) como «cuando había un mercado «cautivo», en Barcelona teníamos tres compañías eléctricas; se «liberalizó» el mercado y ahora sólo tenemos una». Esto es así. Con los taxis y Uber lo tenemos casi todos claro, (menos los taxistas): se suprime el monopolio de las licencias y que gane el mejor; pero nadie dijo (o dijo en serio) que los conductores de Uber no tengan que pagar impuestos, no tengan el permiso de conducir adecuado o que sus coches no reúnan unas mínimas condiciones de seguridad (la ITV, como ejemplo más patente y de mínimos).

    Con esto de los restaurantes la cosa me parece evidente: o se impone a los restaurantes particulares las mismas condiciones sanitarias y de consumo (en materia de tarjetas o instrumentos financieros, hojas de reclamaciones, etc.) que a los tradicionales o a éstos se les aflojan las condiciones en la misma medida que a los otros, cosa que, me temo, daría como resultado muchas jornadas de luto. O luctuosas, cuando menos.

    El concepto de salud pública lleva el pública por algo. ¿O hacemos que los usuarios de los restaurantes particulares paguen de su bolsillo los gastos de su asistencia sanitaria en caso de intoxicación o shock anafiláctico?

    Las liberalizaciones, las disrupciones y todo lo demás ad usum están muy bien y yo, en términos generales, las aplaudo. Pero hay unos límites: en una última instancia, todo lo lejana que se quiera, pero cierta, ha de haber unos límites.

  • #043
    Gorki - 26 junio 2016 - 18:56

    Despues de leer los cometarios, sólo se me ocurre añadir una cosa. ¡¡¡QUE MIEDO DA LA COMPETENCIA!!!

    • Javier Cuchí - 26 junio 2016 - 19:20

      Ninguno. Pero como digo en el comentario de encima del tuyo: en condiciones de igualdad. Súbele las exigencias al que tiene pocas o bájaselas al que tiene muchas pero o todos moros o todos cristianos.

      Si la disrupción es entrar a saco en el orden legal, en plan anarcoliberal, pues nada, yo me monto una app para vender armas a saco paco y espero que, cuando esté en Lleida-2 tengáis el detalle de firmar en Change.org pidiendo mi inmediato indulto en nombre del mercado liberalísimo

      • Gorki - 26 junio 2016 - 20:17

        >b>ro o todos moros o todos cristianos. ¿Por qué?

        Si asumo los riesgos que supone cenar en una casa particular, especilizada por ejemplo, en cocina japonesa . ¿Por qué no van a poder darme dar de comer sin un seguro de responsabilidad civil?

        • J. Lorenzo - 27 junio 2016 - 22:32

          Por que existen una serie de sectores (sanitario, restauración, construcción…) donde se debe cumplir una normativa básica. No se puede decir: el proyecto de esta casa me lo firma mi amigo Pepe, que es muy amañado, y si la casa se cae, yo lo asumo. Si usted quiere servir comida en su casa y ganar dinero con ello debe tener su curso de manipulador de alimentos, sus condiciones sanitarias, etc. Otra cosa es que cocine para sus amigos y lo paguen a escote. Como dijo Javier Cuchí, al final cuando hay un problema sanitario lo pagamos entre todos (y le quitar recursos a otro que lo puede necesitar más)

    • Jose Antonio Garcia - 26 junio 2016 - 19:55

      Gorki

      Bienvenida la competencia en todos los sectores sin intrusismo,
      Viva la competencia que pasa por caja, a más empresas menos impuestos tendrán que pagar.

      • Gorki - 26 junio 2016 - 20:23

        Hay dos temas el intrusismo ¿Que es el intrusismo? Cocimar en tu casa es intrusismo?… Pero si lo hacemos casi todos, todos los días.

        Pasar por caja, ¿Para qué pagamos a los inspectores de Hacienda? ¿Como puede eludir Hacienda alguien que alquila habitaciones por AirBnb, si cobra a través de transferencias bancarias?

        • Javier Cuchí - 26 junio 2016 - 21:12

          Para defender una cuestión, la que sea, no es necesario pasarse y llegar a límites absurdos. El intrusismo es el ejercicio de una actividad regulada sin cumplir con los requisitos que para ese ejercicio exige la normativa..

          Cocinar en casa no es intrusismo: vender esa comida, sí lo es. Aunque ejerzas en tu casa, no puedes hacer de médico, abogado o ingeniero sin tener el título y estar debidamente colegiado. Para montar un restaurante, aunque sea en tu casa, hay unos requisitos legales.

          Si no te gustan las normas tal como están, cámbialas a la usanza civilizada, votando. Hoy has tenido ocasión de hacerlo.

          Desde luego, cuando hablaba de anarcoliberalismo no lo hacía a humo de pajas, no…

          • Javier Cuchí - 26 junio 2016 - 22:45

            El que no se da (no se quiere dar, mejor dicho) cuenta de la diferencia eres tú. Yo ya no voy a discutir sobre esos niveles de absurdo porque no tiene sentido. Las cosas son como son y si negamos la mayor de la realidad, pues, oye, ya nos veremos en la puerta de Tannhauser cualquier día de estos…

            Buenas noches a todo el mundo

        • Jose Antonio Garcia - 26 junio 2016 - 21:15

          Gorki
          La ignorancia de la ley no exhime de su cumplimiento. Si no sabes lo que es intrusismo profesional, ten cuidado, la próxima vez que vayas al médico no vaya a ser el brujo de la tribu.
          En general cualquiera puede hacer ciertas funciones y eso no te convierte en profesional´ni ofrecer tus servicios a la ligera
          Ejemplo:
          Sabes lo que la amoxicilina, te has tomado alguna pastilla, eso no te convierte en médico.
          Sabess hacer un hueo frito. Eso no te convierte en restaurador. Pero si quieres ofrecer huevos fritos, tendrás que cumplir la misma reglamentación que Lucio. Por que si no eres un pirata que hace competencia desleal
          En España para facturar una actividad tienes que cumplir cierta normativas..
          Imaginate que estás jubilado y quieres publicar un libro, e incluso ganas 20000€ entonces te guste o no tendrás que declararla esa actividad, y según nuestr ley tendrás que renunciar a tu pensión. Te parecerá injusto, y lucharás por cambiar la ley, etc pero eso es otra historia

          • Gorki - 26 junio 2016 - 22:33

            Pones un ejemplo absurdos, Yo puedo perfectamente y es legal dar de comer desconocidos en mi casa, Es mi casa y mi comedor y ellos comen libremente ahí porque quieren, y no hay ninguna ley que me prohíba introducir desconocidos en mi casa, ni que me prohíba darlos de comer. ¿No ha comido alguna vez alguien en tu casa, que no conocías de nada, como un amigo de uno de s tus hijos?

            Sin embargo no puedo arregla las caries a amigos ni haciéndolo gratis, porque para ejercer la medicina hace falta una titulación.

            ¿Te vas dando cuenta de la diferencia?

          • Jose Antonio Garcia - 26 junio 2016 - 22:54

            Sr Gorki
            Que penoso es retorciendo argumentos. Ja ja ja
            Que alas da la ignorancia.

            Nada nada , y a generar ideas de negocio, p.ej
            La profesión más antigua es a la que le falta un app.
            Y no hace falta formación de hecho, cuanto menos mejor.
            Y de paso a vender tabaco de contrabando,
            Y haciendo el remake español de breaking bad,
            A cocinar…. Rico rico
            A que nadie critica a los comedores sociales, ni a banco de alimentos, y dan de comer, que sin sentido, no. El no tragar con los sinvergüenzas.

            ………………………..
            PS: el ejemplo de los autores de libros es real
            http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/21/actualidad/1453404951_724842.html
            Absurdo verdad.
            Igual conociendo su afición por no informarse más que por tendencias…. Ni se ha enterado.

          • anonimo - 27 junio 2016 - 10:57

            Buena forma de retorcer los argumentos Gorki. Aquí no se está hablando de dar de comer a alguien, sino de cobrar por dar de comer a alguien cobrando en tu casa, que es algo distinto.
            Y no te confundas si un amigo tuyo quiere que le trates una caries, y no le estás engañando diciendo que eres médico, puedes meterle la Dremel sin problemas.

            De todas formas ya conocemos tu tendencia a tolerar los «trapicheos» en economía colaborativa, como si no fuese encillamente economía sumergida (como tengo un cpche hago de taxista porque lo necesito, como tengo un salón pues monto un restaurante…). eso, si, como hay una App por medio, si alguien se opone, es sencillamente un ludita…

  • #055
    Javier March - 26 junio 2016 - 19:47

    Me parece genial esta posibilidad.
    He vivido un par de años en Cuba y allí es muy frecuente ir a casa de alguien a comer, les llaman «paladares», y son alternativas siempre interesantes, y para todos los gustos y bolsillos, a los restaurantes oficiales que, no sé ahora, eran todos del estado y carísimos.
    Y, cómo todo, el que no quiera que no vaya, pero que exista la posibilidad me parece perfecto.

  • #056
    jose luis portela - 27 junio 2016 - 01:16

    Esta claro que cada vez las grandes empresas tendrán menos empleados, y que la gente tendrá que trabajar para otros dando servicios. Tiene todo el sentido que la gente comience a poner en valor cualquier cosa que sepa hacer

  • #057
    Esteban - 27 junio 2016 - 10:21

    Las normativas para restaurantes aparecieron para proteger a los consumidores, como tantas normativas que han ido a apareciendo respecto a todo tipo de actividades. No ha sido cuestión de un capricho o una idea feliz, ni por molestar. Cuando particulares dueños de un local vacío lo acondicionan a toda prisa para organizar una fiesta de fin de año y cobran entrada, todo está bien hasta que muere alguien y entonces vienen las normas y las prohibiciones.

    Y los impuestos siempre han sido una forma de redistribución de la riqueza y los gobernantes han decidido cada vez en qué caso y en qué cuantía conviene cobrar impuestos.

    En estos nuevos casos las cosas no son distintas. No hay motivos para no implantar normas especificas que protegan a los clientes, ni hay motivo para no crear impuestos ad hoc.

    O eso, o va a hacer que los sistemas de recomendación han dejado obsoletas las normas de protección en caso de restaurantes, hoteles, taxis y etc… pero ¿es eso cierto?¿podemos ya prescindir de las normas?.

  • #058
    Pablo Postigo Motilva - 27 junio 2016 - 10:42

    Echamos en falta mención a los players españoles de chef a domicilio, desde www.urbanchefs.es llevamos más de 2 años prestando servicios de chef a domicilio

    • Gorki - 27 junio 2016 - 13:24

      De vosotros hablé en el comentario número 13 y 31, pero nadie se ha metido con vosotros aun).

      Lo que cambian los argumentos un puñado de billetes, Parece ser, que podéis libremente cocinar en mi casa sin problema, aunque no haya pasado la cocina la inspección de Sanidad, y que yo puedo invitar a comer en mi casa a quien me de la gana, conocido o no.

      Pero no se sabe por qué causa, si pido a los invitados a que contribuyan económicamente a la fiesta, entonces tú pasas a ser un intruso profesional y yo un restaurador pirata…

      • pepelu - 27 junio 2016 - 13:46

        Gorki:

        Me parece que no te enteras o no quieres enterarte.

        Lo que hacen en Urbanchefs no tiene nada que ver con montar un restaurante en tu casa. Para simplificarlo es como «contratar una cocinera en casa», sólo que por unas horas. Vamos el Servicio Doméstico de toda la vida, sólo que de un nivel y calidad seguro que mucho mejores.

        Si tu invitas a una comida con tus amigos en casa y les dices que contribuyan a pagarla podrá ser normal (a mi me parece cutre, pero eso es otro tema) pero reunir a desconocidos y cobrarles como un restaurante ya no es legal ¿ves la diferencia?

        Si organizas una orgía con tus amigos en tu casa (incluso, aunque pagues tu los «servicios profesionales») puede no tener problemas legales (aunque no lo tengo completamente claro), pero contratar unas prostitutas, poner un anuncio en el periódico y cobrar a desconocido por los servicios, creo que entra en la categoría de proxenetismo (Y es una exageración..pero parece que el tema lo pide)

  • #061
    Angel - 27 junio 2016 - 13:37

    Conoces los Furanchos de Vigo????

    • Enrique Dans - 27 junio 2016 - 13:42

      Sí, yo creo que los hay en toda Galicia… y esos sí que son (o suelen ser) economía sumergida!! Recientemente, en Stuttgart, me llevaron a uno con un principio totalmente idéntico (incluso con el ramallo en la puerta) y me explicaron su procedencia, pero también me añadieron que actualmente, la actividad estaba completamente regulada y que el sitio era, a todos los efectos, un bar con actividad estacional, con sus inspecciones, sus impuestos, etc.

      Si hubiese una app para localizar los furanchos y que permitiese también pagar lo que consumes en ellos, se acabarían los problemas… ;-)

      • Angel - 27 junio 2016 - 14:14

        ESA es mi queja Desde el principio con todas estas cosas…
        Y ademas sabia que no tardarias en escribir sobre esto.
        El asunto es que con AirB&B puedo convertor mi casa en in hotel, con vizeat en in Restaurante, con uber mi coche puede Ser in taxi.
        A mi todos esto no me gusta. Todo comenzó en ’99 con un proyecto llamando CouchSurfing, conoces? Pero pasaton los años y «alguien» se dió cuenta de que se podia sacar dinero de todos esto simplemente gestionandolo pero…. No dejas de suplantar o hacer intrusismo professional.
        Coches , casas, comida…. Que Sera lo proximo???? Alquilar a tu mujer por horas????? Na’ ESO ya existence (Desde el principio de los tiempos).
        PD. He visto que has Estado en A Coruña. La proxima Vez ve a tomar Caldo a in sitio que se llama A miña casa, c/ galera. Me lo agradeceras….
        Un fuerte abrazo.

  • #064
    Jose Antonio Garcia - 27 junio 2016 - 14:52

    Estamos confundiendo normalmente los rabanos con las hojas en el tema del app.

    Resumo mi postura:

    1.- El app debe ser un canal para dar a conocer el servicio o producto que hace un autónomo o una SL.
    2.- Hay ciertos sectores que en España están regulados. Ejemplos:
    * Servicio de Taxi (licencias)
    * Restauración ( licencias de sanidad, apertura de un local)
    * Obviamente los que precisan de un Título *Académico y pasar examenes ( Notarios, Médicos)

    Otros oficios (fontaneros,…) necesitaban tener un carnet de instalador que se desreguló,
    ———–
    Cuando una persona elige un oficio X puede usar una app o no, tiene que seguir la normativa vigente en España para ejercer su labor ( Si no es un intruso)
    ———–
    Una persona debe cumplir con nuestra Hacienda y facturar sus servicios. Hay una normativa de mínimos, si la supera está obligado a hacerse autónomo ( o puede ser una SL) y debe
    – Declarar su IRPF
    – Cumplimentar módulos IVA
    – Cumplir resto normativa local o nacional
    * Si una persona cocina en una casa con una app, y no declara el IVA es un SINVERGÜENZA QUE NOS ESTA ESTAFANDO A TODOS Y COLABORA CON LA ECONOMIA SUMERGIDA.

    Si la app que está por medio es INTRUSIVA, se pone en medio y es ella la que factura en otro país. ES UNA BASURA QUE NOS ESTA PERJUDICANDO A TODOS y está colaborando en que este país se vaya un dinero fuera de España a su beneficio.

    Por tanto NADA EN CONTRA de una app como canal, pero no confundamos lo que es UN LADROCINIO, y vergüenza ajaena me da muchos de los comentarios que van en contra de nuestro sistema. Si no les gusta España que se vayan a CUBA, USA o donde les da la gana que aqui no queremos PARASITOS que solo DEGRADAN EL SECTOR SERVICIOS sumergiendolo en el lodazal.

    YA ESTA DE MEDIAS TINTAS y DE LADRONES
    ¿Está claro o hay que hace un master?

    • Angel - 27 junio 2016 - 15:07

      AMEN…..!!!!

    • Enrique Dans - 27 junio 2016 - 16:57

      Está claro que tienes que hacer un master :-) A ver, repito pero más des-pa-ci-to:

      – El uso de una app no tiene nada que ver con que un rendimiento sea declarado o no. NADA. QUE. VER. Que alguien declare o no sus ingresos tiene que ver con su calidad moral y sus principios, no con que use una app. Hay gente que no declara sus ingresos entre los restaurantes, los camareros, los fontaneros o los políticos, y no tiene nada que ver con que usen o no una app. De hecho, que usen una app incrementa la transparencia, nunca la disminuye. Si sigues identificando apps con fraude, háztelo mirar. Es MENTIRA.
      – En dónde tribute la empresa dueña de la app es indiferente. Completamente indiferente. No modifica para nada la naturaleza de la actividad. Es un problema de la app y de si cumple la legislación vigente, que suelen hacerlo casi todas. Si no te gustan sus prácticas fiscales, tendrás que intentar que se cambien las leyes, pero nada más, porque hasta el momento, las cumplen estrictamente.
      – Muchos de los servicios que se prestan a través de apps exceden sensiblemente en calidad a los que prestan los competidores tradicionales. Por tanto, de degradación, nada de nada. De hecho, la degradación es que muchas de estas apps no puedan ofrecer sus servicios y no generen presión competitiva que ponga las pilas a los competidores tradicionales.
      – Ni medias tintas, ni ladrones. Solo cabezas duras. Muy duras ;-)

      Saludotes!

      • Jose Antonio Garcia - 27 junio 2016 - 17:49

        * bullet 1: Evidente, decimos lo msmo. El que uses un canal de publicidad o no. Nada tiene qe ver con que luego seas o no un buen contribuyente. No hay polémica.
        * bullet 2:Aqui hay discrepancia. Si uso una empresa que no declara en mi país y tributa fuera. Es donde estoy radicalmente en desacuerdo. Que sea hoy legal, no lo dudo, que no me parece ético y haré todo lo que pueda por no favorecerlo, no lo dudes. Por eso LES LLAMO PARASITOS
        – Vuelve la mula al trigo, ni mejor ni peor. Es un canal que me ayuda a vender. Punto. Nada tiene que ver con la calidad. Pero puedo estar de acuerdo, que si, puede influir, al hacerte más visible, que tengas más ojos encima, y por tanto tengas más ojos encima y te esfuerces más en dar un mejor servicio.
        Pero la degradación iba más con defraudadores que no factura en mi país.

        • J. Lorenzo - 27 junio 2016 - 22:45

          Totalmente de acuerdo, excepto en la tributación. Ahí es donde nuestros legisladores deben hacer lo necesario para evitar esa tributación externa, ese es el trabajo del político: crear las condiciones para que todos compitamos en igualdad de condiciones. No que una multinacional tribute al 10 y yo al 45. Claro que puede vender más barato (entre otras muchas razones, por supuesto).

  • #069
    María - 27 junio 2016 - 17:45

    En el caso de comer fuera, hay un nicho sin explotar: el de la comida tradicional casera que no se sirve en los restaurantes al uso.
    ¿Quién no ha ido a un país cuya cocina sea desconocida y se ha encontrado con la clásica oferta globalizada de restaurantes: chinos, italianos, kebabs, hamburguesas, etc.? ¿Quién no ha viajado a un sitio y no ha encontrado ni una cafetería con un mísero snack de comida local? Los domicilios particulares, sobre todo de personas que conocen la cultura culinaria de la zona pueden ofrecer una experiencia distinta a este respecto. Quizás esto transforme la mentalidad del restaurador medio.

  • #070
    Obsesiones del siglo XXI - 27 junio 2016 - 19:20

    Es normal que compitan, lo que está por ver es si aprenderán a repartirse el mercado o practicarán el canibalismo.

  • #071
    Carlos - 27 junio 2016 - 19:38

    No entiendo el significado de «democratizar el comer fuera». Para ser exactos, no entiendo porqué con tanta frecuencia se dice «democratizar» cuando se quiere decir «generalizar» o «poner al alcance de la mayoría». «Democracia» significa «gobierno del pueblo» textualmente. No tiene mucho que ver.

  • #072
    marco corona - 28 junio 2016 - 02:43

    “poner en peligro a toda una industria”

    frases maniqueas sin sustento, de entrada falsas y propagadas por aquellos que tienen intereses fuertes en «mantener las cosas como están»

  • #073
    Animal de fondo - 28 junio 2016 - 12:50

    El artículo está bien, pero los comentarios no tienen desperdicio. La irritación que provoca en los «profesionales» la simple idea de que un aficionado se ponga a competir con ellos revela a las claras el mundo en que vivimos.

    • pepelu - 29 junio 2016 - 20:29

      No se de donde te sacas que los que comentamos somos «profesionales». Probablemente lo confundas con los que son «profesionales de la disrupción» por el hecho de no cumplir con la normas (fiscales, administrativas, sanitarias). Y no me vengas ahora con el cuento de que las revoluciones no se hacen siguiendo las normas, que como lema está bien, pero poco mas..

  • #075
    Toni - 28 junio 2016 - 18:52

    Me encanta viajar alojándome en apartamentos con airbnb, en ciudades como París o Londres la oferta es infinitamente más barata, variada y satisfactoria que la de un hotel. Pero a veces me he encontrado que las instalaciones eléctricas de los edificios en los que estaban los aptos. estaban en muy mal estado, y me he ha parecido inevitable preguntarme qué pasaría si hubiera un incendio. A los hoteles se les exige indicar las salidas con planos y colocar indicaciones. A los aptos turísticos no. Me pregunto si las normativas no deberían equipararse de algún modo, si no estamos en la competencia desleal no? Pues con el tema de los restaurantes me pasa lo mismo, creo que hay que regularlo porque si no estamos dejando entrar a los piratas. Es un tema de salud pública, no puedo comprar esa idea de que el cliente ‘asuma el riesgo’ porque entonces habría que derogar toda la legislación de seguridad alimentaria y de consumidores. Hay unos mínimos que se deben cumplir, otra cosa es determinar legalmente esos mínimos.

  • #076
    Rupert imba2011 - 29 junio 2016 - 13:18

    El próximo sector, el Fitness con Mybeweeg :D

  • #077
    Cook In House - alberto rodríguez - 6 julio 2016 - 11:09

    En Cookinhouse nos dedicamos al segmento de chefs a domicilio y chefs privados. Puedes contratar los servicios a través de la app. Tenemos más de 350 Chefs que son autónomos y declaran el IVA en las facturas. Todos cuenta con sus certificados de manipulación de alimentos, formación y experiencia que hacen que el riesgo sea mínimo. Aún así estamos trabajando para un seguro de responsabilidad civil a nivel nacional. Creemos que haciendo bien las cosas puede ganar el cocinero, el cliente y el empresario. www.cookinhouse.es Excelente artículo Enrique

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