Xavier Cea, de El Correo Gallego, me llamó por teléfono para hablar sobre la evolución de internet y su impacto sobre el periodismo, y el pasado día 1 publicó la entrevista a doble página bajo el título «El periodismo ciudadano como tal no existe» (pdf), una idea en la que llevo insistiendo durante mucho tiempo.
A la hora de generar información, no todos somos iguales. Cualquiera puede, con mayor o menor corrección, escribir sobre algo que ha pasado. Si además estaba cerca cuando pasó, podrá hacerlo teniendo el conocimiento directo de lo que vieron sus ojos o de lo que interpretó que estaba ocurriendo, pero eso no lo convierte en periodista, sino simplemente en testigo presencial que cuenta lo que ha visto.
El periodismo, como tal, debe ser capaz de tomar esa serie de elementos que vieron e interpretaron los que estaban en el lugar de los hechos, y, utilizándolos como fuentes, verificando los hechos, aplicando principios que permitan mantener una confianza y una credibilidad, y posiblemente complementándolos con información adicional, convertirlos en una noticia con sentido. El llamado periodismo ciudadano no es más que la posibilidad que la tecnología nos ofrece de que las personas que ven algo, puedan contarla con pocas barreras de entrada a través de medios dotados de una gran sencillez e inmediatez, pero el hecho de que utilicemos esos medios para dar una noticia no nos convierte en periodistas. El periodismo es otra cosa, y pretender que cualquiera con un smartphone en la mano es un periodista es como pensar que cualquiera con un bisturí es un cirujano. Hay habilidades inherentes al periodismo que es preciso aprender y entrenar, sea a través de la formación, de la experiencia o de otros métodos, y que tienen más importancia de la que el término «periodismo ciudadano» en principio les otorga.
Negar el término, en cualquier caso, no implica negar la función. Ciudadanos en principio anónimos y no sujetos a la disciplina periodística formal de un medio han tenido una enorme importancia, por ejemplo, a la hora de informar sobre los abusos que tenían lugar en países en los que los periodistas tradicionales estaban sujetos a medidas de censura, y han logrado convertirse en fuentes que se ganaban su credibilidad y su confianza noticia a noticia informando a través de blogs y redes sociales como Twitter o Facebook. Algunos han llegado al punto de perder la vida o ser torturados por informar de esa manera, burlando la censura ejercida sobre medios tradicionales a través de las herramientas que el avance de la tecnología ponía en sus manos. En la inacabable lista de periodistas fallecidos en zonas de conflictos recientes como Siria, el número de periodistas etiquetados como «ciudadanos» supera con mucho a los pertenecientes a medios tradicionales. Pero del mismo modo que debemos reconocer la importancia de esa función, debe señalarse también el hecho de que esas figuras tiendan a combinar la función de informar y dar noticias con la del activismo, lo que de manera estricta podría llegar a situarlos en un plano diferente al de un periodismo tradicional que se supone comprometido con la objetividad (aunque esa supuesta «búsqueda de la objetividad» se comprometa en numerosas ocasiones en el periodismo tradicional con la existencia de líneas editoriales muy marcadas que llegan a negar todo vestigio de la misma).
Por otro lado, aunque la importancia de ser un buen «contador de historias» indudablemente se mantenga, la profesión periodística se está dotando cada vez más de una caja de herramientas progresivamente más sofisticada, capaz de añadir aún más valor sobre la mera transmisión de información. Pensar que de alguna manera «internet mató al periodismo» es no entender el valor que como herramienta y como canal puede llegar a proporcionar, que es mucho. Internet pone a prueba los modelos de negocio, proporciona más poder al lector y evidencia el absurdo de pretender someterle a auténticas torturas absurdas para acceder a la información que quiere leer. Pero en ningún caso quiere decir ni que haya que trabajar gratis, ni que sea imprescindible tener un muro de pago – como tal, es únicamente una de las opciones, y no siempre la mejor – ni nada por el estilo. Cuando los editores de periódicos dejen de luchar contra la lógica y contra sí mismos, el periodismo bien entendido y fortalecido con las ventajas de la red habrá ganado muchísimo.
En efecto, alguien que es testigo, o se entera, de un hecho y lo cuenta, no es periodista, Pero sí ocurre, que emite información. Si sigues a personas situadas en sitios clave, que se enteran de primera mano de asuntos sobre ciertos temas, que a ti te interesan, puede que tu no necesites periódico, ni periodista, para estar informado.
Ese es el riesgo. Yo para informarme cada vez acudo mas a la fuente de la noticia, lo que antes hacían los periodistas, saltándome esos intermediarios tradicionales. Para mi, este es el problema real de los periódicos, que su misión principal, acercarte noticias, si no ha desaparecido, si ha pasado de ser vital, a ser complementaria,
Sinceramente no se como van a poder evitar su decadencia si no redefinen su papel ante el lector.
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Ese es el tema: que si el periódico, en realidad, va a faltar a su deber de ejercer el periodismo e informarme convirtiéndose, como hacen algunos, en una cuadrilla de hooligans que solo dan las noticias del color que les interesa, para eso me informo con ciudadanos. Pero si los periódicos dejan de confundir, como hacen ahora, línea editorial con falta de ética periodística – yo hay medios que ya no considero medios, sino «otra cosa», por evitarme calificativos – y mantienen la aplicación de principios básicos como la comprobación de fuentes, la búsqueda de contexto o la pluralidad, su propuesta de valor sería infinitamente mejor que la de informarse con el primero que pase por la calle con un smartphone, ¿no?
Es que yo no me informo ªcon el primero que pase por la calle con un smartphone» sino con «personas situadas en sitios clave, que se enteran de primera mano de asuntos sobre ciertos temas, cosa que es muy diferente.
Pongo un ejemplo, algo que me interesa es la Economía Colaborativa. Para informarme de este tema estoy siguiendo a@CNMCcompetencia el Twitter Oficial de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia., que desde luego me da sobre el tema mucísima mejor informacion de la que me da el mejor periódico,
Considerar que a@CNMCcompetencia es ªel primero que pase por ahí » no es razonable, Pues como ese son los 27 que vengo siguiendo actualmente (entre los que te encusntras), cada uno especialista en un tema que me interesa.
No hay periódico, ni que se ajuste a mis preocupaciones como lo hace esa .lista de «comunicadores». ni que tenga en plantilla con tal cantidad de especialistas en temas tan concretos..
Ya, pero eso se sale del tema que te comentaba, que era periodismo ciudadano. Una cosa es que haya ahora empresas, personas clave y estudiosos de un tema que puedan publicar directamente gracias a que la tecnología ha reducido las barreras de entrada (y en eso es bastante obvio que estoy de acuerdo, entre otras cosas porque soy el primero que lo hago), y otra cosa ese supuesto periodismo ciudadano que viene a querer decir que ahora todos somos periodistas… que era lo que discutía en el artículo :-) Tener un blog no me hace periodista. Ni una cuenta en Twitter, ni un smartphone con cámara. Me convierte únicamente en un profesor con blog, con Twitter, o con un smartphone con cámara. Para ser periodista hay que tener otras habilidades, que posiblemente tendría si las trabajase o las estudiase convenientemente, pero que ahora mismo, no tengo. A eso me refería…
Total y absolutamente de acuerdo. Tengo un blog v con 3000 post y no me siento hoy, más periodista de lo que era cuando empecé, es decir no soy periodista en absoluto. El poder informar no te hace periodista.
Pero el problema es que quizá, y digo quizá, porque no tengo la certeza de estar en lo cierto, quizá hoy los periodistas no sean necesarios en el futuro, como no lo son en el presente los aguadores, porque no haga falta quien te traiga la noticia, porque la noticia fluye por su propio cauce hasta tu casa.
Pongo un ejemplo. En mi pueblo, Rueda, había un pregoneros, Mariano Porron que emitía los bandos municipales, cuando había que vacunar a los perros, o las restricciones de agua y también anuncios locales, que el pescadero tenia congrios fresquísimos, que estaba en la plaza el «industrial» que vendía Bollos de Portillo, o un vecino quería veder una tierra,.
Se acabó, porque abrieron una radio, La Voz de Medina, y la gente ponía en la radio sus cuñas publicitarias, Hoy hay una pagina web Cultura Rueda https://www.facebook.com/Cultura-Rueda-431752120354836 que publica lo que interesa a los vecinos, pero funciona sin periodistas, ni Community Manager ni nada parecido, solo con voluntarios.
No necesitamos intermediario, sean pregonero o periodista.
Pues lo siento, pero no puedo estar de acuerdo, si la realidad es otra.
El error, es confundir el periodismo profesional y la profesión de periodista, con la función social del periodismo, que puede desempeñar cualquier ciudadano, como testigo presencial de unos hechos y narrador en primera persona, de un acontecimiento de interés informativo.
El nuevo rol del reporterismo ciudadano lo imprime, el acceso a una red global de comunicaciones, sin censura ni posibilidad de intervención o manipulación, del que ya hubiesen querido disponer para sí Bernstein y Woodward.
Ese periodismo ciudadano, es solo una manifestación espontanea de la función social de esa profesión en su forma más elemental y comprometida, sin mediadores que adulteren el relato o tinte de los acontecimientos, y difundida de forma global desde cualquier parte del mundo.
Sólo hay que tomar como ejemplo cercano, el cómo las redes sociales se transformaron en el canal informativo de primer orden en los recientes atentados en París o Bruselas. Y se transmutaban en la fuente de la que bebían otros medios institucionales, para elaborar a posteriori una crónica de los hechos después de ser difundidos.
Sin filtros, y en directo, con medios audiovisuales y relatos en vivo, con el único cauce de ese reporterismo ciudadano.
Hasta tal punto, que la realidad de nuestro tiempo, las imágenes que hemos visto y han dejado huella en la retina, no se entienden sin ese testimonio.
El periodismo de base ciudadana, entendido como labor informativa y de escrutinio a pie de calle de lo que afecta a la opinión pública aún, ni siquiera ha empezado a tomar la verdadera dimensión que que revestirá en el futuro.
Por no hablar, de la cuidadosa elaboración y análisis, lanzadas desde innumerables blogs especializados, de economistas, divulgadores científicos, y auténticos profesionales en su materia, que no dejan de poner en entredicho la superficial profundización en artículos «de fondo” de muchos diarios con hora de cierre.
Y esto, a vuela pluma y sin rozar la superficie, de su influencia en la crónica política de este país – o de otros acontecimientos políticos internacionales – enfrentada a la transparencia e inmediatez que suponía esa incesante labor periodística deconstruida. Sin posibilidad de mediación o de ser adulterada, y que ha provocado auténticos vuelcos sociales, narrados desde la misma acera donde sucedían.
Así, me temo, que el periodismo ciudadano es una realidad y cauce de información de referencia de nuestra sociedad. Y negar su relevancia, como el deceso de Mark Twain publicado por el New York Journal, un rumor algo exagerado.
De los retos y penurias de la profesión, y el modelo de periodismo – profesional – del futuro, casi mejor hablamos en otro rato.
Para no exagerar el desnorte y el «infotaiment», en el que se halla enfangado en este momento. Un carnet de prensa no acredita el periodismo, y menos en un entorno de redes globales de información. Como una licencia de Taxi, no se convierte en un servicio público.
Así que, circule Mr. Hearts. Está todo por ver.
Pero Enrique, con lo políticamente correcto que soy ¿Y otra vez en moderación? :-))
Nonono, no ha sido eso… ¡ha sido peor!! ¡Te he rescatado del spam!!!! Pregúntale al Akismet, será algo malo que hiciste en alguna vida anterior… :-D
:-))
Everything Happens to Me
No deja de tener gracia que sea El Correo Gallego el que haya realizado esta entrevista. Mucho tendrían que aprender ellos en este sentido. Su periodismo es tan poco periodismo, que he escuchado, en su propia ciudad, todo tipo de calificativos a la prensa que regalan cada día… Desde «tira cómica» hasta «El DOG 2» (Diario Oficial de Galicia), entre otros tantos…
«Si quieres ser feliz, lee El Correo Gallego», he escuchado decir a algunos…
No sé qué ocurrirá en otros tiempos políticos pero, hoy por hoy, ya sabemos de qué viven.
Actualmente, me quedo con lo que ven mis ojitos. Y me fío más de los ciudadanos que están cerca de los problemas, de la noticia…que de los medios vendidos, flojos, poco trabajados, poco formados y poco informados. Incluso, con faltas de ortografía algunos y dudosa calidad de redacción.
Y ya no hablemos entonces del tipo de noticias que ocupan portadas hoy en día; desde la «celebrity» que enseña el trasero en la red social X hasta el suceso más escabroso que tiñe de sangre números y números de todos los diarios, pasando por el comentario fuera de tono de algún periodista o «periolisto» que necesita autopromoción porque se siente un tanto desplazado.
De hecho, he pasado de leer la prensa a leer blogs. Me ofrecen más fiabilidad, más confianza… Al menos, los que no son promocionados, ni patrocinados, ni utilizados como vehículo de nada…
Hay que saber seleccionar, por supuesto. De aquí, de allá, de acullá…
Eso siempre tendrá que ser así porque, intereses hay, hasta debajo de uno mismo.
«La información no existe», me dijo una vez una periodista que acababa de caer del burro al ver el mundo en el que se había metido.
Sabiéndolo, al menos, uno lee con otra mirada y con otros criterios.
Me encanta ver en los comentarios como no soy el único que intenta informarse desde blogs especializados sobre cierto tipo de noticias.
El ejemplo de la CNMC es verídico. Pero claramente no el único. Economía, psicología etc. el rigor incluso en periódicos importantes o especializados puede ser bastante bajo.
Definitivamente algo que espero por favor, marque el futuro del periodismo. Calidad y fiabilidad.
Yo cuando puedo acudo a las fuentes, Si puedo. leo la fuente primigenia, por ejemplo, un testigo presencial de la noticia, pero cundo no puedo, con mucha frecuencia acabo en la Agencia EFE, los auténticos periodistas de este país, que reparten las noticias a todos los medios. La pena es que la hemeroteca de la Agencia EFE es un desastre y el tema, o es de actualidad, o ya no tienes forma de recuperarlo de sus archivos.
Siempre nos queda el NODO que tiene una web muy buena para ver como se hacía el periodismo de antes. Os recomiendo las noticias del SIMO de los 70’s y como se maravillaban por una calculadora. O como se inaguraba la Autopista de la Paz.
También os consejo acceder a Gramma. Son joyas !!
Nota: No es coña. Lo bueno es poder ver todo.
Si lo consideras oportuno, me gustaría que nos dieras tu opinión sobre los últimos movimientos de «El Pais», dividirse en múltiples news letter por secciones, para mandar a tu buzón e mail, deportes, internacional, política, tecnología, cultura etc, lo que desees y la nueva plataforma de podcast «Podium» que piensa orgamizar con ayuda de ·El Pais Radio.
He leído críticas totalmente destructivas sobre esos intentos, pero en mi opinión, al menos indica que por fín Cebrián ha recibido «el masaje» del lector y se ponen en marcha, con mayor o menor acierto , eso se verá. Pero moverse, se mueve. Algo es algo.