La denuncia colectiva que un ciudadano de Chicago planteó contra Facebook en abril de 2015 por su sistema de etiquetado mediante reconocimiento facial ha sido considerada procedente por un juez que ha estimado que la compañía está sujeta a la Illinois’s Biometric Information Privacy Act, no será desestimada como solicitó la compañía, y continuará su proceso judicial. La demanda se une a la planteada en Europa por el activista austríaco Max Schrems por el mismo tema, que ha provocado que la compañía tuviese que anular parcialmente algunas de sus funcionalidades relacionadas con el reconocimiento facial y tuvo una influencia importante en el desarrollo del caso que terminó por anular el acuerdo de safe harbor de Europa con los Estados Unidos.
Pero la cuestión, en realidad, dista mucho de ser un problema exclusivo de Facebook. Sí, la idea de desarrollar una base de datos de reconocimiento facial era perfectamente obvia para una compañía en la que los usuarios aportan, para abrir un perfil, una foto en la que habitualmente son reconocibles y a los que les puede gustar, por su tranquilidad o simplemente por vanidad, tener la oportunidad de encontrarse a sí mismos en fotografías en las que aparezcan y que puedan ser subidas por otras personas. Pero la gran verdad es que a medida que la potencia de los ordenadores y la tecnología biométrica va avanzando, resulta cada vez más habitual plantearse problemas derivados de ella.
Con ciudades erizadas de cámaras de seguridad y ciudadanos pasando constantemente por delante de ellas con la cara descubierta, el hecho de que exista una tecnología capaz de analizar las medidas de esas caras y convertirlas en claves de identificación única en una base de datos posibilita ya perfectamente y sin mucho esfuerzo que puedan ocurrir casos como el narrado por Pablo Romero en El Español, «Cuando el reconocimiento facial destapa tu vida como actriz porno«, en el que se detalla como un fotógrafo ruso, Egor Tsvetkov, llevó a cabo un interesante experimento en el que tomaba fotografías de desconocidos y buscaba, mediante un programa de reconocimiento facial, datos sobre ellos en la ubicua red social rusa Vkontakte, utilizada habitualmente por más de 350 millones de personas en Rusia y en muchas de las antiguas repúblicas soviéticas. En un caso no relacionado, los usuarios del foro ruso Dvach procesaron biométricamente las caras de actrices pornográficas y de fotografías de mujeres desnudas encontradas en distintas páginas, buscaron más información sobre ellas en la misma red, y enviaron dossieres a sus familiar siguiendo tácticas de acoso con fines supuestamente moralistas.
El programa utilizado por Tsvetkov, FindFace, ya había sido objeto de un artículo en el blog de la empresa de seguridad Kaspersky, titulado «You can’t replace your face, says face recognition«, en el que planteaban precisamente ese problema, la facilidad para simplemente tomar una foto de un desconocido, buscarla mediante sus rasgos biométricos, y encontrar coincidencias en la red que permitiesen obtener más datos para, por ejemplo, llevar a cabo tácticas de doxing o acoso de diversos tipos.
La biometría recibe amenazas por ambos lados del espectro: por un lado, no nos gusta pensar que las agencias de investigación de los gobiernos puedan tenernos completamente localizados y etiquetados cada vez que pasamos por delante de una cámara de seguridad. Por otro, que cualquiera pueda tomarte una fotografía con un smartphone (que podemos disimular perfectamente que estamos utilizando para otra cosa mientras enfocamos cuidadosamente a la persona que tenemos delante) y obtener información sobre ti parece una perspectiva que, como mínimo, nos intimida, y vulnera claramente las percepciones de privacidad que hemos tenido durante generaciones. Por otro lado, que la tecnología biométrica ha madurado, se ha convertido en fácilmente accesible, y que hemos pasado a llevar en todo momento una cámara de alta calidad en el bolsillo resulta completamente evidente.
¿Dónde debemos dibujar la línea? O mejor… ¿es posible plantearse si se puede dibujar una línea? Estamos ya en la tesitura habitual: la tecnología no puede ser «desinventada», es muy difícil o imposible restringir su uso, y esos usos ya son técnicamente posibles y prácticamente al alcance de cualquiera. ¿Sirve realmente de algo forzar a Facebook a desactivar sus funciones de reconocimiento facial o a no ofrecerlas a sus usuarios como opción, si ya cualquiera puede sencillamente instalarse un programa, procesar biométricamente fotografías, y compararlas contra un buscador o contra su red social favorita? Desarrollo tecnológico imparable, pero que cuestiona muchas de las cuestiones y de los principios que hemos dado por sentados durante siglos. ¿Cómo deberíamos plantearnos reaccionar ante este tipo de dilemas?
This article is also available in English in my Medium page, “The biometrics dilemma«
Yo doy casi por sentado que el tema de la privacidad va a ser una batalla perdida. Aunque creo que puede tener sus consecuencias positivas. Una sociedad donde todo el mundo está expuesto, tendrá necesariamente que ser mucho más tolerante por un lado y más intransigente con quien trate de tomar provecho de esa exposición. Si a nadie le supone el menor problema que una determinada persona sea o no actriz porno, se acabó el problema. Por tratar de verle un lado optimista al asunto, vamos… :)
Claro, y de repente los seres humanos se van a convertir en angelicales seres de luz y nadie va a tener ningún problema con que alguien sea actriz porno y nadie la va a juzgar por ello. Ya ves, según dice ahí, en Rusia a nadie le ha importado ni han acosado a nadie por ello ni nada …
Personalmente aborrezco la biometría. Supone la caída de la última barrera de la privacidad. Hasta aquí se te identificaba a través de una interfase, el DNI, la matrícula, el número de teléfono, el código de la VISA, la tarjeta de visita,… Por tanto bastaba alejarte de esas interfases para ser una persona totalmente anonima y transparente a los sistemas de control. También cabia la posibilidad de utilizar las interfases de otros o en último caso trucar las tuyas. Si iban en el coche de un amigo y entrabas en un parking, quien entraba en el parking, era tu anigo y no tu, con ello tu actividad permanecía oculta.
Sin embargo, el reconocimiento facial rompe esa última barrera de la intimidad. Cualquiera de las múltiples cámaras de la ciudad dotada con reconocimiento facial puede certificar sin lugar a duda, que has sido tú y no otro el que pasó a su lado. Se complica la privacidad.
No obstante, intentar tapar con leyes lo que la ciencia descubre, ha demostrado ser una lamentable perdida de tiempo, lo que hay que hacer es adaptarse a las nuevas circunstancias, porque nada volverá a ser como era.
Me pego al carro de Gorki para reafirmar que la privacidad es un principio inviolable (para las leyes humanas). Pero no conviene olvidar una ley natural (no humana) que declara el principio de adaptación (los humanos formamos parte del ecosistema terrestre). Alguien se puede imaginar a una panda de lobos poniendo carteles en los árboles de su territorio en contra de la caza por parte de humanos?
Nadie puede evitar la desconocida fecha de caducidad, pero el lado oscuro de la tecnología biométrica estará ahí, como el de la fuerza, aunque no nos guste. Por lo menos mientras no suframos la posible involución del ecosistema conocido (y maltratado!).
La BIOMETRIA no hace más que replicar lo que desde siempre hace el ojo humano: reconocer una cara. Lo novedoso es que puede hacerlo en forma masiva y cruzando ciento de miles de imágenes. Creo que no hay manera de «prohibir» estos adelantos tecnológicos, el proceso natural a estos avances es -a mi entender- que la gente será cada vez más cuidadosa con sus datos y fotos, y que muchos sitios dejarán de dar acceso público a esta información, por ejemplo la foto de perfil.
PD: Un movimiento muy interesante a favor de la privacidad es la nueva innovación de Whatsapp donde todos lo mensajes viajan encriptados y solo pueden descifrarse en el propio celular, impidiendo que hackers y hasta el propio gobierno (principal apropiador de datos privados en las redes) tengan acceso.
Cono no hay nada que sea absolutamente nuevo, hay que recordar que la razón del famoso «Motín de Esquilache», fue la resistencia de la gente a perder su privacidad, bajo una capa larga y un sombrero de ala ancha, que la autoridad intentaba prohibir, porque decía que permitían el anonimato y daban facilidad para esconder armas, lo que fomentaba toda clase de delitos y desórdenes, (¿suena conocidos los argumentos?).
Pero lo cierto, es que pese ser un éxito el motín y que le costara el puesto al Marqués de Esquilache, la gente dejo de llevar capas con embozo y chambergos, lo que demuestra que de poco vale enfrentarse a las tendencias de los tempos, que hay que buscar las soluciones por otro lado. ¿Será la solución volver a la capa con embozo, o bastará taparse la cara con un verdugo y gorra ciclista
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Pero, ¿qué tiene que ver la privacidad con existir, con ocupar un lugar en el mundo, con tener un rostro? Confundimos, me temo que deliberadamente, privacidad con intimidad. Esta preocupación obsesiva por la privacidad provoca el efecto contrario: estamos banalizando lo que es verdaderamente importante, aquellos aspectos íntimos o confidenciales de nuestra información personal que sí deben ser protegidos a toda costa.
La tesitura es la habitual, pero tu interpretación parece distinta. Tu postura suele ser que el nuevo entorno ya esta aquí, que no nos queda otro remedio que sumergirnos en el y que mejor lo hagamos con entusiasmo, incluso con activismo.
La línea se va dibujando sóla, con mayor o menor consciencia y control por parte de los individuos que la forman (todos) y con objetivos individuales mas o menos específicos por parte de las empresas que van expandiendo sus posibilidades.
No uso facebook porque no quiero situarme en esa «línea». Mientras no entienda mejor su escala de grises prefiero optar por el off. Es mi decisión y en tanto la marea no me obligue no me la replanteo.
El problema del reconocimiento biometrico es que sitúa a todo ser humano en una nueva «línea» de avatares en un mundo virtual que de repente pasa a ser omnipresente en el mundo físico.
Estás en tu derecho, me parece bien, no utilices lo que quieras para defender tu privacidad. No utilices el teléfono, ni el coche, ni la tarjeta de crédito, ni tantos y tantos objetos que atacan a tu privacidad, Por mi no hay problema en que no los utilices.
¿ Dónde vas ? Manzanas traigo ;-)
La cuestión es si mis datos biométricos pueden, deben o tienen que ser utilizados, en el proceso de negocio de un tercero ignoto para mi, sin que yo sea consciente y sin que los haya facilitado o autorizado.
Estoy de acuerdo contigo.
Por qué tiene alguien que enriquecerse con el uso de los datos biométricos.
Entiendo que Facebook no me da a mi absolutamente nada que me beneficie porque ellos tomen esos datos. Que yo sepa, las etiquetas las ponen los usuarios. Y si Facebook empezara a autoetiquetar según a la gente que reconozca, yo cierro el chiringuito y me voy. Lo que están haciendo es mejorar su sistema de reconocimiento con nuestros datos. Con cada foto que subimos y sobre la que le damos información adicional o metadatos. Yo de momento no doy la ubicación e impido el etiquetado en mis fotos.
La pregunta que hay que hacerse es la siguiente. Cuando graben a todo el que pasa por la calle, ¿permitirán las autoridades que vayamos con pasamontañas y capa? Me da a mi que no.
Todo es adaptación. Crecerán los lugares a salvo de:
-Estar vigilados
–
–
–
-Etc.
Vivimos sin duda la era del gilipollas tecnológico. Sí, nuestra vida se va a convertir en un infierno y vamos a acabar viviendo 1984 (la novela, no el año. Ojalá fuerá en el año) … pero no se puede desinventar nada. Aceptemos la perdida de las libertades con alegría y alborozo. Y si no lo aceptas, es que eres un ludita.
No, vivimos precisamente en la era del gilipollas que cree que puede vivir sin saber nada de tecnología. Ve tú y desinventa la tecnología, campeón, a ver si puedes. ¿Lo vas a hacer con los puños o con la fuerza de la ley? Lo digo porque ambas maneras te van a resultar igual de inútiles… ¡no te canses mucho intentándolo! ¿Sabes darme ejemplos de tecnologías que, históricamente, se hayan «desinventado»? :-D
Entre «vivir sin saber nada de tecnología» y convertir el mundo en 1984 (tan peligrosa es una cosa como la otra) hay unos cuántos puntos intermedios, y por supuesto que habría que actuar con la fuerza de la ley para frenar cierta tecnología. Pero no, ya sé que no se va a hacer porque a los que podrían prohibirla les conviene saberlo todo de ti y que no puedas moverte ni hacer nada sin saber dónde estás y qué estás haciendo cada segundo. Y voy a insistir … vivimos en la era del gilipollas tecnológico.
Por favor, Enrique, se han inventado los drones (los normales caseros, no los militares) y han tardado poco en crear unas leyes para regular su uso y te obligan a sacarte un permiso. Los paneles solares llevan inventados muchos años y ahora en España hay leyes que te prohiben usar esa tecnología para tus fines de autoconsumo si estás conectado a la red eléctrica. En su día y ahora de nuevo, algunos gobiernos quieren poner límites al uso de la criptografía. Siempre nos están limitando cosas. Casualmente en cosas que nos perjudican. Tesla inventó un chisme para enviar la energía por el aire totalmente gratis. A Thomas Alba Edison le hizo poca gracia y promovió la desinvención en menos de lo que se «presina» un cura tuerto. Jo, digo yo que alguna vez pueden hacer leyes que defiendan al ciudadano, no contra la tecnología, sino contra los indeseables y todopoderosos, como Facebook.
Algunos, no deseamos, mediante ruines argucias y viles intenciones, usar, ni la ciencia, ni la tecnología para fines malévolos o, para los que menos, irrespetuosos u inmorales designios.
Por lo contrario nos encontramos muy a gusto, conocedores del alcance, tanto de los peligros, los inconvenientes o aún más positivas esperadas o insospechadas posibilidades, que el genio, el esmero y la habilidad de nuestra especie, es capaz. Esta situación nos posiciona en relativa igualdad al lado de aquellos que ayer usaban estos adelantos para usurpar nuestra intimidad sin que nosotros pudiéramos evitarlo. Hoy por lo contrario, en conocimiento de causa, sabemos que, la privacidad no existe y, que por motivos intelectuales y comportamientos políticos de baja intensidad moral y humana, el control y la vigilancia es una materia muy codiciada por tantos organismos como egoísmos y ideologías de poder existen.
Si aún, nuestra civilización, no ha podido, porque inmadura y todavia primitiva, acabar con las divisiones, la miseria, las iniquidades y la guerra, es perceptible y altamente probable, que cualquier tecnología o significativo adelanto científico, no sea usado en primicia para fines altruistas y benévolos , sino por lo contrario, para sonsacar control o poder y un beneficio llanamente, material, egoísta y seguramente pernicioso para todos aquellos que no fueron o no son unos iniciados.
Nuestras huellas informáticas y genéticas existen y por lo tanto, ninguna ley sera capaz de borrar, controlar, regular nuestra historia o guardar nuestra privacidad, sin que nosotros previamente, no hayamos sido los causantes de difundirlas o compartirlas con o sin conocimiento de causa. Cualquier medida que pudiera tomarse a ese efecto, siempre sera inadecuada o perjudicial para alguna minoría, o quien sabe, mayoría de las partes. A este efecto es mejor disponer de las mismas herramientas que aquellos que las codician y las ostentan y de este modo también disponer de una suerte de oportunidades que implica y brinda todo tipo de soluciones y instrumentos para investigar o simplemente descubrir.
Pues algo es seguro y certifico, muchos de nosotros, nunca usaríamos nuestro conocimiento y habilidades para sacar rendimiento de la ignorancia o el descuido de nuestros semejantes. A sabiendas que muchos de ellos, ni son ni serán merecedores de nuestro respecto.
Además seria mucho más sencillo que educáramos la humanidad a elevarse en conciencia en vez de reducir su entendimiento al histórico mundo «Newtonano»
No existe solo un mundo materialista que, unos, por la fuerza, el miedo y la mentira, pueden controlar y institucionalizar; también existe otro ahí fuera, mucho más vasto, que difícilmente podrán controlar para su único uso egoísta; pues nunca podrán materializar la imaginación. Cuando las viejas reservas de materias primas se acaben, me pregunto, si ese ojo que quiere robar nuestra intimidad, sera capaz de visualizar nuestra imaginación y etiquetar nuestras habilidades para seguir haciendo negocio con, redundando, el conocimiento, la fuerza, la mentira, la intimidación y el poder.
Enrique, como bien sabes tratar de poner barreras a la tecnología se me antoja complicado, así que ya podemos ir asumiendo que esa tecnología no solo existe, sino que existirá mucho más.
Entiendo el punto de vista de la gente que quiera parecer anónima siempre, pero hoy en día cada vez es más difícil, partiendo simplemente de la idea que nuestros móviles nos dicen donde estamos, tanto si activamos la opción, como si no lo hacemos, ya que a través de las antenas podrían saberlo.
Yo al tema del reconocimiento fácil le veo muchas más ventajas que inconvenientes, ya que por ejemplo tanto la policía (que ya puede saber quien soy pidiendo el DNI), hasta un simple comercio que a la hora de firmar podría asegurar que soy yo el que lo hace, con lo cual incluso no haría falta ni tan si quiera enseñar o sacar una tarjeta para hacerlo.
A nivel de empresas de seguridad, por motivos obvios no voy a contar lo que se tras mi paso por 9 años en el sector, pero sí os puedo asegurar que es muy eficiente.
Hombre, para localizarme a mi por las antenas, tendría que venir un hombre con un vehículo para triangular mi señal y tratar de encontrarme. Que sepan donde estás simplemente porque se graba automáticamente en una base de datos con coordenadas en relación a un mapa mundial y con fecha y hora (que es lo que hace Google, por decir uno), hay una gran diferencia. La diferencia está en el esfuerzo y el coste. También puedes no tener móvil.
El tedx ¿Por qué me vigilan si no soy nadie? de Marta Peirano complementa bastante el post de Enrique Dans. http://wp.me/p10BUh-a1
Interesante! Gracias :)
Leyendo los comentarios veo dos posturas muy marcadas y opuestas: a) La primera sosteniendo que hay que aceptar las nuevas tecnologías y adaptarse, que es parte de un movimiento inexorable de la humanidad y que no tiene vuelta atrás. b) La segunda más alarmista proponiendo abandonar Facebook, apagar el celular y usar pasamontañas para que no nos reconozcan las cámaras en la calle.
Con la mano en el corazón y tratando de ser objetivos: cuál de estas dos posturas creen predominará en los próximos años? La primera o la segunda? Y si tienen dudas, sugiero que le pregunten a un chico de 20 años si le preocupa mucho la biometría y abandonaría las redes sociales para que no lo reconozcan.
Hay una cierta tendencia a admitir que si algo es tecnológicamente posible se debe permitir. Yo creo que la tecnología es una herramienta que permite multitud de cosas , buenas y/o malas.La legislación y el estado , debe regular que no se use para las cosas malas .
La tecnología no puede ser des inventada , no se puede des inventar las pistolas ni los martillos y con ambos se puede hacer daño , pero la legislación limita la posesión y uso de los primeros ya que su uso primordial es hacer daño .
Pero aunque la posesión de un martillo es legal agredir a alguien con el es un delito.
En resumen creo que se puede y debe regular la tecnología que puede ser principalmente dañina ( si la hubiese) , y se debe perseguir usos dañinos de la tecnología ,y regular su venta uso cuando es notoriamente susceptible de usos peligrosos. Y según en que sociedad vivas , tendrás que demostrar que la tecnología no es peligrosa para poder usarla o el legislador deberá demostrar que es peligrosa para regularla o prohibirla.