La segunda entrevista de mi serie dedicada al uso de la tecnología en el deporte paralímpico, dentro de la iniciativa “De un sueño, una realidad” de Seguros Santalucía, ha sido con Jairo Ruiz, triatleta en la categoría PT4.
Dentro del triatlón, que hace su debut paralímpico en los Juegos de Río de Janeiro 2016 tras ser aprobada su inclusión por el Comité Paralímpico Internacional en diciembre de 2010, la categoría PT4 es la que enmarca discapacidades consideradas como más leves de cara a la práctica de los tres deportes que compone la disciplina: natación, ciclismo y carrera a pie.
Jairo es un almeriense que nació sin mano ni antebrazo izquierdo. Su brazo izquierdo termina en el codo, en el que posee la articulación completa y que es capaz de doblar y de utilizar – con impresionante habilidad – para cosas como ponerse un gorro, unas gafas de natación, o sujetar la mitad de una lazada mientras se anuda unas zapatillas.
Comenzó practicando natación, llegó a ser deportista del año en Almería, y se encontró con el triatlón como parte de un proceso social, a medida que iba conociendo a más triatletas – una disciplina relativamente popular en Almería – que entrenaban en las mismas piscinas que él, y que iba viendo la ascensión de triatletas que considera míticos, como Iván Raña o Javier Gómez Noya. Hace tres años, se trasladó de su Almería natal al Centro de Alto Rendimiento de Madrid, donde tiene lo que para muchos es el mejor grupo de triatletas olímpicos de entrenamiento del mundo. Es el único paralímpico del grupo, lo que refuerza el hecho de que él, en realidad, se siente completamente integrado, con la única desventaja de que «nadando pierdes una pala, es donde más se nota». A medida que ha ido accediendo a la dinámica del deporte y el entrenamiento de élite, los éxitos han ido acompañando: solo en el año 2015 ha sido campeón de Europa de duatlón cross, 4º en los campeonatos del mundo y de Europa de triatlón, un 2º y dos 5º puestos en las series mundiales de paratriatlon, y campeón de España en triatlón, triatlón cross, duatlón, duatlón cross y acuatlón. Actualmente es 6º en el ranking mundial de paratriatlón, con muy buenas posibilidades de llegar a los Juegos Paralímpicos de Río.
¿Cómo es la relación de Jairo con la tecnología? Sin duda, enormemente fluida, y lo prueba el hecho de que, tras la entrevista, le he enviado un par de mensajes directos a su cuenta de Twitter y una petición de amistad en Facebook, y las ha contestado todas en menos de cinco minutos :-) La define como fundamental a la hora de mantener el contacto:» aquí estamos todos lejos de casa, es muy importante tener un smartphone y un portátil para poder conectarte con tu familia y con tus amigos, hablar por Skype, Facebook, WhatsApp todos los días, si no estarías un tanto aislado». Usa un Sony Xperia Z, «grande, bueno para ver vídeos en los viajes, escuchar música…» Además de eso, considera la tecnología como muy importante en un deporte como el triatlón, en el que los materiales cambian prácticamente todos los años. Las bicicletas, me comenta, «son cada vez más ligeras, de fibra de carbono, ruedan cada vez mejor, y llevan un bike computer que utilizamos para saber la potencia que generas en cada momento en cada pierna, el pulso, la velocidad, altitud, inclinación de la carretera, un pulsómetro, etc.». También los neoprenos, que son «cada vez más finos, hidrófugos, pero te tienen que proteger del frío, ayudarte a flotar, a mantener una postura más horizontal en el agua y te hacen avanzar mucho más… neoprenos de más de 600 euros porque son piezas de tecnología muy importantes». Recuerda aún cuando, como nadador, vivió la época de los bañadores no textiles de poliuretano, que mejoraban la flotabilidad y el deslizamiento, que generaron una fuerte mejora de todas las marcas y terminaron siendo prohibidos, una decisión que consideró en su momento un error: «no me pareció lógico que los prohibieran, si la tecnología te puede ayudar a flotar y a ser menos resistente al agua, ¿por qué no se puede utilizar? Es como decirle a un ciclista que siga utilizando un bicicleta de hierro de hace muchísimos años».
Siempre me ha parecido fascinante la forma de enfocar la limitación que supone una discapacidad. En el caso de Jairo, hablamos de alguien que se ve dentro de la categoría de menor discapacidad una que, además, es de nacimiento, lo que lleva a que prácticamente no la vea como tal. Sobre su situación en el grupo de entrenamiento, comenta «cuando llegas a un grupo, la gente no te conoce y ven que tienes una limitación – o ellos piensan que tienes una limitación – y siempre te tratan un poco diferente, intentan ayudarte todo el rato, ver qué necesitas. Al final se dieron cuenta de que no era para tanto, que no necesitaba prácticamente nada». Probablemente sea por ello que no haya experimentado con prótesis: «nunca he tenido ni he utilizado la de otro, nunca me ha llamado la atención. Utilizo el brazo izquierdo, agarro cosas, si utilizo una prótesis es un trozo de plástico que no es tuyo, es duro, sin sensibilidad, algo que llevas ahí, que te pesa, enganchado al brazo. Probablemente si utilizase una de las más modernas, en las que se mueve la mano y la muñeca podría ser que me acostumbrase y fuese útil, pero nunca la he utilizado». En la bicicleta de montaña utiliza un soporte para el codo para evitar una posición muy asimétrica y la vibración fuerte procedente de la irregularidad del terreno – recuerda que la primera bicicleta se la adaptó su padre, que es aficionado al ciclismo – pero en carretera no lo usa porque la propia posición de pedaleo ya implica ir apoyado con los codos, de manera que la única adaptación que precisa es tener los dos frenos en el lado derecho del manillar.
Para entrenar carrera utiliza un reloj grande, aparatoso, con GPS integrado, pero que no lleva cuando compite. «Corriendo no llevo nada, porque mis carreras son cinco kilómetros y son todo el rato a tope, no me aporta nada. Además un reloj molesta nadando, y a la hora de quitarte el neopreno, también, se engancha con la manga. En la bici sí, tengo la costumbre de encender la ciclocomputadora y monitorizo la velocidad a la que voy, por controlarme y no aflojar. En circuitos complicados, con mucho calor o viento en contra es fácil aflojar demasiado, cuando llegas a la meta piensas que podrías haber corrido más».
Actualiza él mismo su página web: «no sé mucho, pero uso un servicio que te ofrece el dominio y una plantilla genérica en la que vas rellenando los huecos, simplemente usuario y contraseña, y cambias el diseño, los colores, de una forma muy sencilla, sin HTML ni código. Al principio tenía una que me hacía un amigo, pero era muy trabajoso para él y no me daba agilidad a la hora de cambiar cosas». Fundamentalmente, es una cuestión de visibilidad: «para los triatletas es fundamental porque necesitamos el apoyo de los patrocinadores, que sea fácil encontrarte, localizarte y llegar a ti». Su perfil de Facebook también lo mantiene él: «lo utilizo para temas deportivos, nada personal». Probó a crear página, pero se encontró con que «si no eres tremendamente famoso, la gente no quiere dar al Like en una página, quieren ser tu amigo». Tras ver cómo llegaban pocos Likes, terminó por borrarla. Ahora tiene unos 2,700 amigos. Me confiesa, como sin querer creérselo mucho, cómo «desde hace un par de años, cuando empecé a hacerlo bien en campeonatos de España o en carreras internacionales, ya me sigue gente que yo no he visto nunca, gente que me conoce y yo a ellos no: voy a alguna carrera, me saludan, se hacen fotos conmigo, saludo a todo el mundo, pero no sé quienes son, empiezo a darme cuenta de que me empiezan a conocer por ahí… cuanta más gente te conozca, mejor!».
Jairo deja muy claro su interés en las redes sociales como una manera de llegar a influir en otras personas, de mostrarse, de acceder a posibles patrocinadores. Pero también habla de la preocupación de otros atletas por «los que se venden muy bien pero después no están a la altura en las marcas», sobre personas que son capaces de obtener patrocinios muy buenos, pero que en realidad «no corren», y ocupan el sitio de deportistas con posibilidades. Que provoca algo de frustración ver a deportistas con una bicicleta increíble y todo tipo de equipo «porque son capaces de vender una nevera en el polo». En efecto, separar el grano de la paja siempre ha sido una cuestión importante en redes sociales. En su caso, no parece un problema: tiene las marcas, está motivadísimo, y tiene una sociabilidad y una capacidad para transmitir verdaderamente a prueba de bomba. Pero sí, en todos los ámbitos hay, como ya comentaba Gerard Descarrega, algo de «postureo».
Un verdadero gustazo de entrevista: cercano, extrovertido, abierto… y enormemente didáctico, como quien habla de algo que ha elegido conscientemente y que le apasiona. En una hora, tengo la sensación de haber aprendido muchísimo sobre el triatlón, sus disciplinas y la muchísima técnica implicada en su práctica a alto nivel. También podéis ver más sobre Jairo Ruiz en el vídeo que acaba de hacerle Marca dentro de esta misma iniciativa de Santalucía de apoyo al deporte paralímpico. Pero además, después de una entrevista tan agradable, lo que espero de verdad es verlo subido a un podio este año en Río y con un patrocinio sólido para llegar con ganas hasta Tokyo 2020…
ACTUALIZACIÓN (10/09/2016): Jairo se volvió de Río con la medalla de bronce en Triatlón.
Parece que el marketing digital está dando mayor visibilidad a atletas que antes no eran atractivos para los medios tradicionales.
En los social media, cuentan con una audiencia más fiel y encuentran más eco que en los programas deportivos. Y durante todo el año.
Los patrocinadores, tienen un enorme potencial que descubrir para crear una campaña con contenidos originales.
Ahora, solo es necesario que las marcas se den cuenta e impulsen la presencia de estos atletas en los medios sociales.
No solo dejándoles a la buena de dios, con sus propios medios. Hubo una época en que deportes como Voley Playa o el Surf eran desconocidos para los anunciantes y probablemente Internet, abre una puerta al patrocinio de nuevos deportistas.
Cualquier marca importante obtiene más impacto si crea un vínculo visible con atletas notables, y que no tiene que ver con el número de followers o aficionados a ese deporte.
El deporte es siempre deporte, algo más que los marcadores y la contabilidad de records que vemos en otros medios, eso está claro. :)