Según la frase, habitualmente atribuida a Benjamin Franklin pero utilizada anteriormente por Daniel Defoe, la muerte y los impuestos son las dos únicas cosas completamente ciertas en la vida. Pero la gran realidad es que el mundo actual ya no es como cuando Daniel Defoe en 1726 o Benjamin Franklin en 1789 acuñaron la famosa frase: hoy, eso de los impuestos puede ser una certeza absoluta para muchos, pero decididamente no para todos. En esto de los impuestos, es cada vez más claro que no todos somos iguales, sino que unos son más iguales que otros.
Steve Wozniak, cofundador de Apple, en una entrevista a la BBC, afirma sin ningún tipo de rodeos que «Apple debería pagar más impuestos«, y que no le gusta la idea de que la compañía no pague impuestos con las mismas tasas que lo hace él personalmente. En medio de los escándalos de evasión de impuestos traídos a la actualidad por los papeles de Panamá, la compañía de la manzana se encuentra en una situación complicada, no derivada de aparecer en ellos, sino de prácticas llevadas a cabo con sus ingresos obtenidos en mercados extranjeros, reveladas hace ya algunos años por investigadores y medios de comunicación. El CEO de la compañía, Tim Cook, se defiende airadamente afirmando que la responsabilidad de que la compañía no repatríe esos beneficios y pague los impuestos correspondientes recae en realidad en el uso de baremos impositivos anticuados procedentes de la era industrial, inadecuados en la era digital, y que los políticos no aciertan a cambiar.
Pero más allá de Apple, lo cierto es que el pago de impuestos se está convirtiendo en una cuestión cada vez más relevante, y que suele asociarse. erróneamente, a compañías tecnológicas. En realidad, mecanismos como los precios de transferencia entre subsidiarias de diferentes países, el uso de paraísos fiscales, los sandwiches holandeses o los dobles irlandeses están a alcance de cualquier compañía con actividad multinacional y son muchas, en una amplia variedad de industrias las que recurren a ellos, pero son las compañías tecnológicas, últimamente las más grandes y las de más rápido crecimiento, las que parecen atraer críticas más visibles.
Mi aproximación a este tipo de cuestiones ha sido siempre pragmática: lo que es legal, es legal, y no puede demonizarse a las compañías por hacer aquello que el mercado les incentiva. Si la función de una compañía es maximizar el retorno de valor a sus accionistas dentro de los límites establecidos por la ley, no podemos escandalizarnos por el hecho de que optimicen su pago de impuestos recurriendo a prácticas que se sitúen dentro de la legalidad. Eso, lógicamente, no quiere decir que me gusten esas prácticas o que las defienda: el problema no es que las empresas recurran a esas prácticas, sino que esas prácticas existan.
Hablamos de prácticas que se definen como dentro de la libertad de los países para elegir sus estrategias de atracción de inversión: es indudable que Irlanda, a base de pelearse con el resto de la Unión Europea por la no armonización de su impuesto de sociedades, ha conseguido no solo superar en gran medida su crisis económica, sino además, construir un próspero tejido social, educativo y emprendedor en torno a la tecnología. Pero llega un momento en que otros países, hartos de ver cómo determinadas compañías utilizan esos mecanismos para evadir unos impuestos que por lógica deberían mantener algún tipo de correspondencia con el consumo de recursos y el uso de infraestructuras productivas en los países en los que se desarrolla la actividad, deciden atacar el problema de raíz: Francia envía a Amazon una factura de $252 millones por impuestos no pagados, el Reino Unido acuerda corregir el desfase impositivo con Google por un total de $185 millones, o Rusia afirmando que Google, Apple y Microsoft han alcanzado el punto de no retorno y tienen forzosamente que pagar más impuestos en el país. Todo indica que algunos países empiezan a estar dispuestos ya no solo a marcar excepciones en función de casos especialmente sangrantes o llamativos, sino a «corregir» por su cuenta y riesgo los desfases que permite la legislación impositiva internacional.
¿De qué hablamos? ¿Hemos alcanzado ya un momento en el que el pago de impuestos se vincule ya incluso con cuestiones como la responsabilidad social corporativa? ¿Están los usuarios de algunos países llegando ya a un punto en el que se planteen dejar de comprar a determinadas compañías si no adoptan una actitud de responsabilidad fiscal? Mientras Tim Cook insiste en que Apple paga religiosamente cada dólar de impuestos que tiene que pagar, o afirma de forma grandilocuente que «Apple paga más impuestos en los Estados Unidos que ninguna otra compañía» (como de hecho debería ser, dado que es, sencillamente, la compañía que genera mayores beneficios en los Estados Unidos), la gran verdad es que no conozco a prácticamente ningún usuario que deje de consumir o que planifique su consumo en función de cómo pagan sus impuestos las compañías que le proveen de los productos o servicios que adquiere. ¿Resulta seriamente planteable que esto vaya a cambiar, y que nos volvamos súbitamente consumidores conscientes que introducen la justicia impositiva como uno de sus criterios decisores de compra? Francamente, no creo que fuese un mal escenario… pero me parece bastante improbable, al menos a corto plazo.
¿Comenzaremos a ver, a medida que esas «correcciones» impositivas locales revierten la situación a cuando la muerte y los impuestos eran las dos únicas grandes verdades de la vida, cómo las compañías empiezan a desglosar de manera transparente en sus memorias corporativas los impuestos que pagan en el país, como forma de recalcar su responsabilidad social corporativa? ¿Las veremos hacer gala de cómo no utilizan mecanismos fiscales evasivos? No parece un escenario cercano, y no tengo nada claro que apelar a la supuesta «moralidad» del pago de impuestos sea el camino. Yo pago mis impuestos de manera religiosa, pero puedo garantizar y garantizo que no lo hago por ninguna razón que tenga mínimamente que ver con la moralidad. ¿Veremos cómo las compañías empiezan únicamente a tratar de ahorrarse impuestos cuando juzguen que pueden dedicar inversiones a cuestiones que consideren prioritarias y que tomen la forma de gastos desgravables, como el apoyo a determinadas causas sociales? ¿Y si los impuestos que una compañía tecnológica dejase de pagar en un país se correspondiesen no tanto con la ingeniería fiscal que practica, sino con las inversiones desgravables que lleva a cabo, por ejemplo, para apoyar iniciativas de educación o inclusión tecnológica? Si podemos volver a acercarnos a una situación en la que todas las compañías puedan decir sin sonrojarse que «pagan en cada país los impuestos justos», no sería decididamente un mal final…
This article is also available in English in my Medium page, “Death and taxes«
Lo que propones es muy buena idea y también política-ficción en mi opinión. La clase política debería aprobar una reforma tributaria en ese sentido, pero se me antoja un imposible en un país que difunde la exit tax, hay burocracia infinita y no tiene estrategia digital.
Hacienda esta detrás de que se pague x consumo, sin precios de transferencia, ni plan fiscal para startups, es decir, no saben ni de que va la propuesta de tu artículo aunque lo lean tres veces.
Es que tanto derecho como los accionistas a recibir beneficios de una determinada producción (aunque sea virtual), tienen los habitantes de una comarca (país, estado…), que aportan las materias primas o participan en el proceso de producción… y no hay rollo legal alguno que se pueda situar (en conciencia) por encima de la justicia (de justo no de juez!) compensatoria.
Al comentario numero 2: No veo por qué una empresa debe dejar beneficios en la comarca de donde obtiene sus recursos (materiales o humanos) más allá de lo que esa empresa pagué por ellos.
La libertad económica puede ser una quimera, pero es lo que nos permite progreso tecnológico y eficiencia económica. Lo que usted propone es encarecerlo todo añadiendo más costes a los bienes y servicios que prestan las empresas. Eso, sin duda, desemboca en que el usuario pague más a cambio de que el gobierno de la comarca gestione de manera más que dudosa los fondos confiscados.
Si alguien se acoge a incentivos fiscales de ahorro o inversión. ¿Hemos de criticarlos o hemos de criticar, a los gobiernos que establecen una ley, que distorsiona la otra acción de los impuestos, que es conseguir una cierta distribución de la riqueza, haciendo pagar proporcionalmente más a quien mas ingresos tiene.
Opino como tu lo que es legal, es legal, y no puede demonizarse a las compañías por hacer aquello que el mercado les incentiva, la culpa será en todo caso de quien hizo las leyes.
Si haciendo operaciones absolutamente legales, las compañías reducen su carga impositiva, están haciendo lo que es su obligación, como es su obligación buscar ahorros en cualquier otro concepto, materias prima, energías, mano de obra o alquileres.
Si es razonable, que una fábrica cambie de proveedor porque ha encontrado otro mas barato, que esternalice su logística porque un courrier lo hace más barato que sus propios almacenes y transportes, o que cambie de oficinas porque ha encontrado unas con menos alquiler, ¿Por qué parece mal que aproveche un sistema de impuestos que le favorece y es 100% legal?.
Son los políticos quien debe cambiar las leyes para que esto no ocurra, leyes como las irlandesas las pudieron hacer todos los países, ¿por qué imitan siempre a quien tiene la mayor carga impositiva y no lo contrario?
a si si, todo muy legar, como Gibraltar con 30 mil ciudadanos y 30 a 80 mil empresas registradas …. y los barcos de medio mundo que tienen que pasar por alli van a llenar el queroseno que tenia que ser en Algeciras si no fueran unos tramposos ingleses
Seguramente, si los gobiernos de origen de las empresas que se van a Gibraltar tuvieran una política fiscal y no confiscatoria, esas empresas no buscarían mantener el beneficio de sus actividades a salvo de políticos promotores de aeropuertos en Ciudad Real y otras obras de indudable inutilidad social.
Ninguna persona que defiende el sistema impositivo actual, que permite el despilfarro de su dinero y del mio tiene autoridad moral sobre una empresa que busca salvaguardar sus ingresos.
Lamentablemente, la «corrección» en Política ya ganó la batalla lingüistica, acuñando el término «Paraíso Fiscal» a partir de una inculta (o tergiversadora) traducción del término inglés «Tax Haven» (que no es un «Tax HEAven»). Solo recordar que, si hay un Paraíso Fiscal, es porque existe un Infierno Fiscal.
Saludos
Lo de que «lo que es legal es legal» está bien, pero mi capacidad de presionar para que algo sea legal es bastante menor que la de Apple, Google o cualquier expoliador esclavista que haya reunido dinero suficiente para comprar a legisladores (o jueces, que ya se ve que son de precio asequible en España -lo digo por lo de Ausbanc, por ejemplo).
La capacidad de las grandes riquezas (normalmente fruto mucho más de la apropiación de recursos ajenos que de la innovación) para eludir el pago de impuestos empieza a ser difícil de sostener en el tiempo.
Sumado al hecho de que favorecer, como hasta ahora, la depredación del medio o de los semejantes comienza también a ser un modo algo arriesgado de mantener un orden sociopolítico.
A mi me da igual que una empresa o persona física pague más o menos inpuestos. A mi lo que me interesa es pagar menos impuestos.
Si veo que una persona paga menos impuestos que yo, mi reacción es reclamar a las autoridades que me permitan A MI pagar menos impuestos, no pedirle que esa otra persona pague más.
Es ya cuestión de si uno es un envidioso recalcitrante que piensa con las tripas o de si uno intenta buscar la maximización del beneficio de los recursos (materiales, servicios, tiempo) empleados.
Saludos.
Hola Enrique
Terreno resbaladizo donde los haya.
«Lo que es legal, es legal» nos lleva a que, quién hace las leyes de día (diputado), es asesor a 2500€ el café de noche; y al que diseña un salvavidas para casa (Luxemburgo) le damos la llave del castillo (Juncker).
Un saludo.
Comentario muy acertado desde mi punto de vista.
No confundir la Legalidad con la Ética. 1. Lo que es ético para una persona, no lo es para otro
2. Lo que es legal hoy, es ilegal mañana. Tan solo depende de quién gobierne en cada momento.
Si el objetivo es que Wozniak y Apple sean iguales, esta claro que su tasa impositiva es el mejor lugar para empezar: al lado de la farola. El problema es que las llaves no se han caído. Nunca han existido. El objetivo es absurdo. Cualquier medida que los iguale es puro ruido.
La evidencia de la defensa de Tim Cook y la beatitud de su vehemencia debería obligarnos a utilizar el «san» a partir de ahora antes de pronunciar su nombre. Defenderse de los impuestos por «anticuados» o «inadecuados» y criticar a los políticos porque no «aciertan a cambiar» es de una exquisitez ciertamente solo exigible a Apple.
Lo que es legal, es legal y las empresas tienen no solo el derecho, sino la obligación de minimizar su pago de impuestos. Porque es el derecho de sus accionistas. Porque si el estado gestionase sus recursos mejor que ellas mismas, no deberían existir. Y porque la única forma de mejorar la ley es descubriendo sus agujeros.
El contraste entre Irlanda y el matonismo mafioso del resto de países si que es llamativo y sangrante.
El comportamiento de los usuarios no va a cambiar porque ese es el objetivo primordial de la hacienda pública. Si fuesen «conscientes» de la «justicia impositiva», nadie sufriría mas que el estado.
Me gustaria recordar, que hay paralizada desde tiempo inmemorial una Ley de Mecenazgo, que permitiría que se gastaran en España dineros que hoy legalmente emigran a Irlanda.
De quien es la culpa que esa ley no salga, ¿De las empresas, de Irlanda, o de los políticos españoles?. La mayoría de las grandes instituciones culturales USA, casi todas sus becas de estudio y gran parte de los gastos de investigación de Norteamérica, salen de leyes que permiten «eludir» el pago de impuestos invirtiendo en esas cosas.
¿Por qué no aquí en España no existe?
Muy de acuerdo en la conclusión de su comentario.
Pienso que no hace falta una ley de mecenazgo, sino pagar menos impuestos.
La sociedad actual tiene menos impuestos respecto a la epoca de Franklin y Defoe; en la actualidad nadie paga impuestos para mantener ejercitos mercenarios, ni sobre perros, caballos, puertas y ventanas, pero dado que vivimos en una sociedad egoísta empresas y particulares contratan offshores en panamá, sin pensar si ese dinero debería utilizarse para mejorar los decadentes servicios publicos.
Sin embargo la irreversible perdida de natalidad y reemplazo de la población trabajadora por robots ha secado las arcas publicas lo que finalmente ha obligado al Estado y politicos, ya sin ingresos para seguir robando, abrir los ojos y lanzarse a destruir paraisos fiscales y offshores; La duda que me asalta es cómo va a reaccionar los evasores no todos son Apple y Warren buffett basicamente seguirmos en el caso del gato y el ratón.
«…el problema no es que las empresas recurran a esas prácticas, sino que esas prácticas existan…» Dans
Esas prácticas existen porque a los políticos y a quienes mueven sus cuerdas les interesa.
Y seguirán existiendo. Forever and ever.
Lo de que las empresas se limitan a hacer lo que las leyes les permiten estaría bien … si no fuera porque son estas grandes empresas las que presionan y tienen en el bolsillo a esos que hacen los leyes para que hagan las leyes que a ellos les interesan.
Olvidas una cosa, a los que hacen las leyes les pones tu, mo las empresas.
«Los que hacen las leyes los pones tú, no las empresas»
Yo no estaría tan seguro.
Para empezar, los partidos políticos entre los que escoger un Gobierno, aun llevando siglas y colores distintos son IDÉNTICOS en su esencia: buscan exclusivamente defender su interés y lucro particular, no el general. De manera que: escojas lo que escojas saldrá un partido que hará lo que le dicte el auténtico poder.
La democracia es una falacia: nosotros votamos (elegimos) y los elegidos nos estafan haciendo (o deshaciendo) lo que les venga en gana, sin tener que rendir cuentas a sus electores, un despotismo ilustrado de libro cuya máxima era «todo para el pueblo, pero sin el pueblo».
Si a esto le sumamos lo que Platón apuntaba ya en su época cuando hablaba sobre las distintas formas de gobierno: el sabio decía que «la democracia es el gobierno de los necios», pues el desastre está servido en un país donde la cultura se resume en dos palabras: «fútbol» y «tele5».
Si las empresas ganadoras competitivas, lo son porque tienen cada vez mas y mas alta rentabilidad, cada vez necesitan menos y menos activos o muy pocos ni tampoco pagan impuestos … pues entonces el mundo acaba como Banglades, con los mayores millonarios y cada vez mas empresas, sin dejar de ser uno de los paises mas pobres del mundo para nada, el siglo XXI es asi
Tambien te hace gracia el cantante sonrisitas o el deportista que paga en Panama o Suiza, los españoles montan club de fans, aplaudiendo y jaleando a rabiar a los responsable de los recortes de su seguridad social y los recortes del abuelo … en fin … divos españoles autenticos vamos, aplaudidles mas y que se lleven mas dinero todavia …
Pero como en el caso de Luxemburgo con sus acuerdos secretos me gustaría saber el patrimonio de todos los políticos que intervinieron en dichos acuerdos.
Hablando de lo que es lega es legal también es legal la ley del autoconsumo eléctrico y no tiene que ver nada los políticos que hay en sus consejos de administración de las electricas
Quienes se plantean el pago de impuestos como una cuestión moral, lo que deberían plantearse es si es moral seguir alimentando a la bestia más allá de lo mínimo que ésta exige. Es como plantearse si hay que darle a un atracador más dinero del mínimo que exige para dejarte escapar ileso por alguna cuestión moral.
Los servicios que provee el estado los podría proveer el sector privado en mejores condiciones que el estado si no fuera por el monopolio o el dumping que ejerce el estado.