Enrique Dans

Me ha llamado la atención un artículo en Buzzfeed titulado «How pirates and hackers worked together to steal millions of dollars in diamonds«, que da cuenta de un asalto y robo de un carguero en el océano Índico, un evento desgraciadamente habitual y que suele tener un componente muy escaso de tecnología, pero con un giro bastante sorprendente: los piratas que abordaron el barco y llevaron a cabo el robo fueron directos a los contenedores en los que podían robar objetos de mayor valor, en este caso, un cargamento de diamantes.

La situación resulta, como mínimo, de película: los piratas eran parte de un equipo compuesto también por delincuentes de una categoría más sofisticada, que habían sido capaces de entrar en el sistema de consignación de la carga de la embarcación, y de instalar una web shell en el CMS de la naviera que actuaba como puerta trasera, que les permitía acceder a todos sus archivos. El CMS de la naviera es de uso interno, y es la forma en que la compañía coordina todos los detalles del envío: los contenidos de cada uno de los contenedores que transporta cada barco, y las coordenadas GPS en las que se encuentra cada embarcación en cada momento. Para hacernos una idea, un buque portacontenedores hoy en día puede llevar más de 19,000 contenedores estándar de 6,1 m de largo por 2,4 m de ancho y 2,6 m de altura (conocidos como TEUs, o Twenty-foot equivalent units), apilados en su cubierta.

En caso de ser asaltados, la tripulación cuenta con una zona segura en la embarcación en la que refugiarse, un recinto pensado especialmente para ese tipo de emergencias dotado con equipo de comunicaciones, alimentos para varios días, etc. Típicamente, los piratas que abordan el buque suelen tardar muchas horas o incluso varios días en abrir algunos de los contenedores al azar y, posiblemente, extraer combustible de del depósito de la embarcación, que posteriormente abandonan. En estos casos, sin embargo, la operación tuvo lugar en alrededor de hora y media: entrar, localizar el contenedor que querían, abrirlo, robar los diamantes, e irse. Tras repetir la operación en unos seis barcos, el resultado fueron varios millones de dólares en diamantes. Tras descartar la participación de empleados de la propia naviera, una auditoría de seguridad fue capaz de descubrir y desactivar la web shell, lo que hizo que ese tipo de operaciones se interrumpiesen.

Los piratas postmodernos no se limitan a subir armados a un barco y robar lo que encuentran. En su lugar, saben perfectamente en qué lugar del mundo está el barco en tiempo real, dónde abordarlo, qué carga lleva en cada uno de sus contenedores y dónde están. Una parte del equipo que lleva a cabo la operación, en realidad, nunca llega a poner un pie en ninguna embarcación, y sí sus manos en un teclado. Sin duda, una forma diferente de delinquir, que comienza con la ingeniería de acceso  a la información y convierte al acto armado como tal en tan solo un último eslabón de una cadena mucho más compleja y sofisticada.

Tiempos modernos. Muy pronto, en sus pantallas.

This article is also available in English in my Medium page, “The post-modern pirates«