En la foto, una impresora. Un objeto que no me llama la atención lo más mínimo, pero que, en este caso, me obliga a hacer una excepción: la gracia que tiene esa impresora es, sencillamente, que monitoriza el nivel de tinta disponible, y cuando está próximo a agotarse, pide directamente los recambios a través de Amazon Dash.
¿Sorprendente? Lo justo: ya todos conocemos Amazon Dash, los botoncitos con logotipo que puedes poner en el punto de la casa donde más utilizas un producto determinado (el de las cápsulas de café al lado de la cafetera, el del detergente pegado a la lavadora, etc.) y que te permiten hacer un pedido cuando se acaba algo. Nada que no pueda hacerse con la app adecuada, pero que simplemente permite convertir una tarea consciente (sacar la app o entrar en la página correspondiente) en algo más directo, cómodo, rápido e intuitivo. La idea, a pesar de su simplicidad, es buena, se corresponde mucho con la tendencia a dotar de cierta inteligencia a objetos comunes, lleva funcionando ya algún tiempo, y hasta hemos visto como se hackeaba para las cosas más variadas.
Ahora, pasamos un nivel más: es la propia máquina la que, cuando detecta niveles bajos de suministros, aprieta el botón y pide a Amazon lo que le falta. Mientras no combinemos esta funcionalidad con otra que se descubrió hace ya mucho tiempo, tan sencilla como hacer que la máquina mienta y diga que se le ha acabado un cartucho al que, en realidad, le queda tinta para rato – sí, de esa tinta que se vende aproximadamente al mismo precio que la sangre de unicornio – todo va bien. Pero lo interesante, más allá de una impresora que no es siquiera la primera automatización de este tipo, es pensar en las posibilidades de ese Dash Replenishment Service (DRS) en el que por el momento encontramos, además de impresoras, cosas como lavadoras-secadoras, jarras purificadoras de agua, medidores de glucosa en sangre para diabéticos, dispensadores de jabón, de comida para mascotas, de productos de limpieza de piscinas, o de baterías para cerraduras inteligentes. Abriendo la imaginación, podemos imaginar un buen número de artículos de los que denominamos habitualmente suministros, de compra recurrente y que simplemente volvemos a pedir cuando se acaban, que retiramos de nuestra cesta de la compra como tal, porque, básicamente, se cuidan de sí mismos. Podemos imaginar igualmente algoritmos de optimización en los que se incluyen el número de días de suministro restantes en función del ritmo de consumo, con el fin de consolidar pedidos y optimizar la logística de envío. O combinarlo con ofertas de productos de la competencia que desean llegar al usuario precisamente en el momento en que toca rellenar esos suministros.
La idea es, como mínimo, provocativa: compras que llegan a casa sin que sepamos siquiera que las habíamos adquirido, simplemente porque el aparato que hace uso de ellas detecta que se van a terminar. Muchas posibilidades, y seguramente, algunos hábitos afectados.
This article is also available in English in my Medium page, “The machines that do their own shopping«
Podría decirse que en el Internet de las Cosas, las personas sobran, no?
Poco a poco iran inventandose las máquinas que disfrutan saliendo de compras, que les gusta consumir, esto ya es un comienzo
Muy bonito para los «Mundos de Yuppie», pero a no ser en un ambiente corporativo en el que esas cuestiones se tengan asumidas, yo prefiero decidir cuando y, sobretodo, a cuanto compro los suministros. Y más en esos temas en el que las «clavadas» son habituales.
El Internet of Things está muy bien en el papel, pero todo es a base de pasta, pasta y pasta, y no está el horno para bollos.
Pues es una impresora a NO tener en cuenta… ¿compra sin mi permiso? ¿Se salta a mi proveedor habitual, en el que confío y quien me puede hacer descuentos quizás mejores que Amazon?
Por supuesto comprará sólo cartuchos/toner originales… nada de otras marcas.
La automatización está bien, pero si se puede controlar, gestionar y personalizar, no para caer preso de las marcas.
Habrá que inventar una app que directamente decida donde comprar el recambio con los criterios que queramos: calidad, precio, etc, y llevarnos una comision por cada pedido
Por el mismo precio podían haber hecho una maquina, que al quedarse sin tinta, conectara con alguna web que haga comparativas de precios y calidades y comprara la de mejor relación calidad/precio, aunque no sea de Amazón. Asi como está, pues bueno,… me parece que nos toman por tontos.
Y por supuesto no dara opción a consumibles compatibles o reciclados, creo que suba opción que te ata a Amazon y quita la libertad de elegir. No me convence.
Solución siglo XIX/XX
Soy tan vieno que cuando estudié elemental aun se escribía con plumilla y palillero y los pupitres tenían un tintero de porcelana. Naturalmente entonces a nadie se le ocurría que el tintero tuviera un solo uso, sino que el maestro, tenia una botella de un litro de tinta y cuando se nos quedaba vacío el tintero, iba y lo rellenaba de la botella.
Es tan difícil inventar una impresora que cuando se quede sin tinta, con un cuentagotas se le eche la tinta que precise en un depósito. Si es asi basta que cuando se quede sin tinta pite un poquito. A veces soñuciones tradicionales siguen siendo válidas.
Ya esta inventada..lo que pasa es que no es rentable para los venddores de impresoras porque sonde sacan el dinero es con esos cartuchos a precio de uranio que te venden.. Tampoco la precisión que hace falta en una impresora creo que sea equivalente a la de escribir con plumilla.
De todas formas existe lo que se llama CIS
https://en.wikipedia.org/wiki/Continuous_ink_system
Que en el fondo permite lo que tu dices, pero que tiene sentido para gente que consume grandes cantidades de tinta.. Y normalmente son productos del mercado paralelo.
Mi primera impresora fue una StarNLQ, matricial y con cinta de tinta. Hablo de 1983. Cuando la impresión clareaba yo abría la caja de la cinta y echaba con cuentagotas tinta Parker negra de estilográfica (de cuando había aquellos botellones de litro de tinta Quink) y la cosa iba como un tiro. Jamás compré una cinta de recambio para aquella robusta impresora.
Me llama mucho la atención la negatividad de casi todos los comentarios, esos miedos infundados (no hay más que leer el tipo de argumentos que ofrecen) que aparecen una y otra vez tras cualquier novedad tecnológica.
Quiero pensar que los comentarios no son representativos de la mayoría de los lectores de este blog, que hay una suerte de sesgo según el cual los más ‘paranoicos’ escriben más.
Es decir, en lugar de quedarse con la idea del paso adelante que puede suponer en la automatización de procesos y todas las nuevas posibilidades que se abren, parece que aquí la gente está más preocupada de que la impresora le va a comprar la tinta más cara, en fin…
Tal y como lo veo esto de las máquinas que hacen pedidos solos no es muy diferente a domiciliar recibos en el banco, y muchos de los que aquí escriben me recuerdan a esos vecinos que prefieren ir mes tras mes al banco con la cartilla (mejor en efectivo) a pagar la cuota de la comunidad.
Porque la novedad no esta, el dash ya existía antes. La única automatización que hay aquí es «compra automáticamente donde yo digo».
Si me dijera que ofrece un abanico de posibilidades y el propietario de la impresora hace click en la que quiere y es entonces cuando se hace la compra, bien, a mi personalmente me parecería una idea fantástica, se la compro para mi oficina ya. Pero aquí solo veo una maniobra para asegurar la venta de unos cartuchos concretos que, todos estamos de acuerdo, deben estar hechos de oro destilado con sangre de unicornio…
Off-topic: Enrique, ¿has visto la LPI con la que amenazan Pedrito y Albert?
A nivel empresarial, este tipo de impresoras existen en el mercado desde hace años: bastaba contratar por renting cualquier impresora medianamente grande a HP, Canon, etc., para que esta se conectara con el proveedor y, si había un contrato de mantenimiento de por medio, pidiera automáticamente los cartuchos de tóners necesarios.
Asier en comentario #011
He usado impresoras de diferentes marcas: HP, EPSON, LEXMARK y BROTHER. Todas ellas ofrecen desde hace tiempo en su soft la opción de comprar cartuchos de tinta, sin automatización, pero sí con un par de clicks. Todas ellas te limitan la compra a recambios de su marca, algo totalmente legítimo ya que como alguien más comenta, es en los recambios es donde realmente se hace negocio ya que el precio de las impresoras, sobre todo domésticas, es muy ajustado.
Ahora bien ¿está abierta la opción de comprar otras marcas de cartuchos en esa automatización? Habría que verlo, pero es algo que dudo. Los saltos tecnológicos están muy bien, siempre y cuando sea para facilitar la vida, no para limitarte tus opciones de decisión.
El precio de los cartuchos/tóner sí es importante. Sobre todo en mi ámbito profesional -también diseño gráfico-, donde para ciertas máquinas ni siquiera se plantea comprar recambios originales, sino que se recurre a sistemas de «tinta continua», opción que no he visto que ofrezca ningún fabricante de impresoras.
Automatización sí, pero siempre que sea programable.
La automatizacion tiene un problema, que dificulta el control del gasto. Diras que están las facturas para verlo, pero no es igual de evidente ese gasto si ves el ritmo con el que desaparecen los cartuchos de tinta en el cajón, o las veces que vas a la tienda que cuando se hace solo. ¿Acaso no leemos cada cierto tiempo en los articulos sobre ahorro que comprar con tarjeta facilita el endeudamiento al no tener la percepcion de como va desapareciendo el dinero de nuestras carteras?
Si, hay gastos fijos, o productos que siempre tiene que haber en stock, pero también es responsabilidad del usuario saber cuanto gasto hace de ese producto.
Este tipo de impresoras ya existe desde hace tiempo. Lo bueno sería obligar legislativamente, a tener sistemas universales que te permitieran elegir al proveedor, o mejor aún que te cobraran por el servicio. Este sistema es además más ecológico porque responsabilizaría a la empresa de los residuos (cartuchos, tonners y demás).
En casa uso desde hace un tiempo el servicio HP Instant Ink que, básicamente hace lo que comentas en tu artículo:
1.- Mi impresora detecta la falta de tinta y realiza un pedido de cartucho.
2.- Me llega un email informándome del pedido.
3.- En la web de Instant Ink puedo ver el consumo de tinta que estoy haciendo.
4.- Los cartuchos me llegan a casa con un sobre prefranqueado para devolver los cartuchos gastados.
Lo que pago es un forfait mensual en función del consumo que realizo. Personalmente lo encuentro más económico, ecológico y práctico que ir buscando cartuchos a la tienda. Para otras cosas estoy plenamente a favor del comercio de proximidad pero para unos cartuchos? No, la verdad es que el e-commerce para esto es genial.