Ayer, el gobierno de Pakistán levantó una prohibición sobre YouTube que duraba desde el pasado septiembre de 2012, más de tres años, cuando algunas copias de una película titulada «Innocence of Muslims«, que critica y ridiculiza el Islam, aparecieron en la página. ¿Qué ha llevado al gobierno del país, más de tres años después, a finalizar la prohibición? Muy sencillo: que la compañía ha accedido a las demandas de la Pakistan Telecommunication Authority (PTA) y ofrece ahora una versión de YouTube específica para Pakistán, en la que este organismo puede hace peticiones directas de bloqueo de contenidos, que son bloqueadas de manera inmediata.
Detengámonos un momento a pensar en la cuestión: hablamos de un país en el que, como es el caso en unos cuantos más, la blasfemia es un delito que puede llevar acarreada la pena de muerte, y en el que quien decide lo que es o no una blasfemia es un poder religioso que se mezcla de manera indisoluble con el poder político, y que parece sustentado por una amplia mayoría de la población. Un país que no ha levantado su prohibición sobre un servicio de vídeos en la red hasta que este no ha accedido de manera inequívoca a su voluntad de control absoluto sobre los contenidos, que exige su derecho a su particular versión de la página, conforme a lo que consideran sus normas. Ni derechos humanos, ni libertad de culto, ni libertad de expresión, ni nada por el estilo: sus normas. Allí, no hay otras.
Cuando empezamos a utilizar internet, cuando se convirtió en una realidad con una difusión creciente, muchos vimos en ella una red verdaderamente universal, una herramienta poderosa para hacer un mundo mejor. La realidad ha sido terca y obstinada: el entorno sociopolítico del mundo en que vivimos no está preparado para algo así. El mundo actual no admite conceptos universales: lo que en algunos países forma parte de la libertad de las personas, en otros conlleva penas para algunos tan inaceptables como la muerte, o castigos como los latigazos. ¿De qué hablamos? ¿De países que han evolucionado con el tiempo y han desarrollado un consenso claro sobre lo que deben ser las libertades de las personas, frente a otros que están quinientos años por detrás? ¿O del derecho inalienable de los pueblos a decidir sobre sus leyes, culturas y costumbres, aunque a otros nos parezca sencillamente alucinante o completamente inaceptable en función de normas que consideramos universales? ¿Dónde están los límites de la corrección política que nos lleva a asumir que esas realidades van a ser así y no hay otro remedio que aceptarlas como están?
La pregunta es clara: la decisión de desarrollar una versión específica de YouTube para Pakistán sometida a sus deseos de retirada de contenidos… ¿es buena o mala para los pakistaníes? ¿Es mejor para Pakistán tener acceso a unos contenidos incompletos en YouTube que no tener acceso a nada? ¿O es mejor que la ausencia de YouTube les evidencie que viven en un país «diferente»? ¿Son esos países anomalías que debemos esforzarnos en corregir, poniendo todos los medios para que sean conscientes de sus carencias, o diferencias que debemos esforzarnos por entender y aceptar, ofreciéndoles todas las posibilidades de adaptación? Google se retira de China en enero de 2010 porque considera inaceptables las reglas de un gobierno que exige unos niveles de control determinados sobre los contenidos y las actividades de sus ciudadanos en la red, pero retorna a Pakistán en enero de 2016 porque considera que las reglas de un gobierno que exige unos niveles de control determinados sobre los contenidos y las actividades de sus ciudadanos en la red sí lo son. ¿Cuál de las aproximaciones a la cuestión tiene más sentido? ¿Cuál es más lógica? ¿Está Google ya preparando su vuelta al mercado chino? ¿Debemos renunciar a normas que consideramos universales, como los derechos humanos, la libertad religiosa o la libertad de expresión, en función de… qué? ¿De un interés empresarial? ¿De los deseos de impulsar un cambio que haga avanzar a esos países o los lleve a reflexionar sobre sus circunstancias? ¿Era internet un sueño de universalidad que la realidad del mundo demostró imposible?
ACTUALIZACIÓN: Google me envía una aclaración y desmentido de los términos de su desbloqueo en Pakistán, que en su momento tomé de una noticia de Reuters que igualmente ha sido desmentida y corregida. Los detalles, aquí.
This article is also available in English in my Medium page, “The internet: to each their own?«
Qué triste ver en lo que se está convirtiendo Google. Tiran los principios por la borda por un plato de lentejas. Aunque cueste verlo ahora, a largo plazo se quedarán sin principios y sin lentejas.
El principio de no injerencia debe prevalecer, aunque en estos tiempos sea tan políticamente incorrecto decirlo. Repasando rápidamente el siglo XX, encuentro demasiadod ejemplos que me llevan a pensar así. También es cierto que quizás haya sido porque esa injerencia siempre ha sido a base de sanciones económicas o, peor aún, intervenciones militares. Quizás se podría hacer algo a través de «soft poder*, pero son muy pocos los países que dominan el arte de usar esta estrategia.
Eso es lo que se llama «real politik».
Tengo que decir que desde hacía tiempo no estaba de acuerdo contigo Enrique.
El hecho es que partes del supuesto de que «nuestra» libertad es mejor su versión de la misma. En ciertos sentidos tienes toda la razón del mundo. Pero no puedo estar de acuerdo por algunos matices:
1) Yo también quiero que bloqueen las cuentas del ISIS y no se les pueda ver ensañándose con gente real: cristianos, ateos, «distintos» y demás colectivos con los que no están de acuerdo. Se aprovechan de los satélites europeos que les dan internet y no les censuran para hacer verdaderas barbaridades. ¿La libertad de expresión europea está por encima de cualquier atrocidad que se cometa? Yo si le pediría a YouTube que quitara esos vídeos. Vídeos que ahora se podrán ver en Pakistán, para inspiración de muchos radicales…
2) China, Pakistán, India, Somalia… hablamos de naciones que nunca jamás han pasado por un proceso semejante a la ilustración, carta de derechos humanos, revolución francesa, revolución industrial capitalista, etc. y pretendemos imponerles nuestra cosmovisión por virtud de ser más ricos que la mayoría de ellos. Debemos dejar que lleguen a esto con sus propios pies. Imponer democracias en algunos países no va a funcionar hasta que sus instituciones dejen de estar corruptas hasta la médula.
3) Ellos son soberanos y libres de autoexcluirse de internet. No hablo de los países como tales, sino de los individuos. En eso coincidimos: Si no te gusta algo, no lo mires. Pero entiendo al gobierno pakistaní: Saben lo que puede ofender a una amplia mayoría y lo censuran. Es lo mismo que hacemos nosotros con la pornografía infantil o el bestialismo. Causa repugnancia a la mayor parte de los occidentales y las censuramos, perseguimos y encarcelamos a los individuos que cometan tan atroces actos.
Lo que digo es que el compás moral de cada sociedad es distinto y no puedes imponer internet tal cual a China, Pakistán, EE.UU, India, Indonesia y Gran Bretaña por igual. Con esto no quiero decir que deba de ser una censura a nivel gubernamental, sino a nivel personal. Uno debería poder hacer click en algún programa que evite que encuentres cosas que son de tu desagrado. De todas formas, entiendo que los pakistaníes son expertos en VPN’s y Proxys de todas maneras.
—
Lamento el tocho de texto, pero es que no creo que sea bueno imponer nuestro punto de vista a quien no está listo para aceptarlo o tenga herramientas para manejarlo, sean históricas, culturales o aprendidas recientemente. Se necesita mucha tolerancia para muchas cosas que ves por ahí.
Completamente de acuerdo.
Por reforzar con mas argumentos: hace tan sólo un siglo los derechos de las mujeres en Europa eran tan deplorables como ahora lo son en esos países que ahora pretendemos evangelizar.
Esos problemas deben resolverse desde dentro. Con ayuda desde fuera, pero no por imposición.
También de acuerdo. Los occidentales nos creemos muchas veces con derecho divino de imponer nuestras costumbres porque son más democráticas, …. Y muchas veces no nos miramos al espejo.
Tenemos una crisis de proporción considerable y muchas cosas que arreglar en nuestros países. No estamos para dar consejos a nadie.
Benjamin, felicitaciones por su visión equilibrada sobre este tema.
Internet es universal y la política es territorial y siempre habrá contenidos autorizados en una parte del planeta que estén prohibidas en otra y la viceversa. Tenemos la creencia que son «los otros», los intolerantes y que nosotros somos los verdaderamente «tolerantes y demócratas», pero es falso. Si alguien quisiera subir vídeos de peleas de perros en Inglaterra, posiblemente no pudiera hacerlo aunque estén permitidas en Haití y se montara el «pollo», exactamente igual que si alguien quiere ridiculizar a Mahoma en Paquistan.
Sería conveniente reducir ese sentimiento de «superioridad del hombre blanco» que parece que tenemos, ni somos tan «civilizados» nosotros, ni son tan»salvajes» los demás. El problema son las distintas «sensibilidades» sobre determinados asuntos, que tenemos las diferentes «culturas» del planeta y si creemos que hay derecho, o no, a que las autoridades locales censuren los contenidos que van en contra de sus principios.
Yo después de meditarlo opino, (aunque aun me quedam muchas dudas, que espero que se reduzcan con los comentarios sobre el tema), que si tienen derecho las autoridades locales a «velar» por sus súbditos. Creo que tienen derecho a censurar, como de hecho lo hacen casi todas las naciones. Por ejemplo ,el elogio a los nazis está prohibido en Alemania, la pedofilia en España, las corridas de toros en Holanda, las bebidas alcohólicas en Marruecos, el antimaoismo en China, el negar la existencia de Auschwitz en Israel, etc..
Reconocido, (en principio), este derecho, el problema es como llevarlo a cabo, pues todos sabemos que basta utilizar algo tan sencillo,como una proxi , para que veamos, pongo por caso, una serie que no se puede ver fuera de USA, se vea desde España, Ello lleva aparición de controles férreos nacionales de Internet, que ya han montado un montón de países y que poco a poco se van extendiendo por el mundo.en base a un motivo u otro.
Mientras no seamos capaces de inventar en la ONU u otro organismos internacional respetado por todos, un sistema que juzgue lo adecuado de las demandas de cada país y que tenga poder real para cerrar determinadas zonas geográficas, a la visualización de ciertos contenidos, habrá que continuar con lo que tenemos, las fronteras estatales. y convivir con ello. No es lo mejor sistema, pero es lo que hay ·
Yo no he dicho que debamos imponer nuestro punto de vista… precisamente, lo que he hecho es plantear esa duda y abrirla a discusión. Me auto-cito:
Es que me parece una discusión interesantísima. Recordad que paso muchas horas del día en un entorno profundamente multinacional: tengo casi tantos alumnos pakistaníes, árabes, kuwaities, etc. como europeos o norteamericanos. Eso me ha llevado a adaptar muchos de mis planteamientos de clase a ese entorno, aunque sea posible que «los que no se parezcan a mí» pero que llegan a mis aulas sean seguramente los que pertenecen a segmentos más abiertos y progresistas de sus países de origen (además, los pasaportes no reflejan la realidad, porque hay un creciente porcentaje de ellos que, en realidad, no «son» de un país, sino que han nacido en uno, crecido en otro, estudiado en otro y ahora están en el mío.
Este tipo de discusiones me aportan muchas ideas y criterio, de ahí que las plantee en abierto…
Como digo no estoy seguro de tener razón, pero después de haberlo pensado, (superficialmente), creo que el gobierno de un país tiene derecho a velar por por impedir la difusión de aquello que repugna generalizadamente a su población, sea el criticar a Mahoma en un país árabe, o enaltecer la pedofilia en España.
Se que con esto abro la puerta, para que el gobierno censure cosas que mayoritariamente no solicita su población, como es evitar que critiquen a sus gobernantes e instituciones, porque como siempre, las fronteras en cualquier tema son difusas, por eso de mis dudas, pero a pesar de ello me decanto por considerar lícita esta censura.
Por otra parte, hemos ser muy vigilantes cuando criticamos actuaciones que en nuestro entorno no serían aceptables, como dar de latigazos a un condenado, porque si en ello se oculta una sensación de «superioridad cultural», a mi modo de ver inadecuada, cuando los «blancos» tenemos sobre nuestras conciencias, tantas actuaciones «barbaras», como el exterminio de muchas etnias, la practica generalizada de la esclavitud, y ya en épocas mas recientes, el uso de guerra química, los asesinatos de los campos de concentración, el bombardeo a poblaciones civiles, incluso con bombas atómicas, el aparteid, y tantas y tantas cosas.
¿Quien somos nosotros, que hemos sometido a todo un continente a punta de pistola, para cualificar de bárbaros a otros que solo reprimen a su propio pueblo?
Yo creo que hay dos cosas muy diferentes. Por una, si hoy en día nos parece mal nuestro pasado relacionado con la esclavitud, o el exterminio de etnias, y que también podemos encontrar en otras «civilizaciones», y el uso de guerra química, campos de concentración y demás, también lo tenemos que ver mal si lo hacen otros. Si en un sitio se cumplen los derechos humanos, estará bien sean blancos, negros, amarillos o del falso color con que identifiquemos a la gente de diferentes países. Pero yo creo que estamos llegando a un límite de lo políticamente correcto en que si en algún momento de tu pasado se ha cometido un error, y se ha rectificado luego, ya por eso no puedas criticar los errores actuales ajenos. Y ese relativismo creo que es negativo. No se trata de que un alemán sea superior a un español, o que un español superior a un marroquí. Pero si en aspectos determinados, unas sociedades funcionan mejor que otras, pues no hay por qué ocultarlo. Aprendamos unos de otros en lo positivo, sin humillaciones, y mejoremos todos.
Ahora bien, otro aspecto que no tengo tan claro es el de la injerencia. ¿Tiene Google el derecho, o incluso la obligación de promover la democracia en otros países? ¿Deben los gobiernos dejar de cumplir sus leyes en internet y cumplir las del país de cada compañía?
Al final si en un país se censura, se censurará también en internet. Pero la fuerza de esta red de redes es que al final la información acaba fluyendo, al menos entre unos pocos, y ese puede ser el germen de un cambio mayor.
Supongo que lo dirá con ironía, o si no, será porque es matizable, pero es que estamos hablando de lo mismo, no es una aproximación en este párrafo. Gracias y un saludo desde Murcia.
» Google se retira de China en enero de 2010 porque considera inaceptables las reglas de un gobierno que exige unos niveles de control determinados sobre los contenidos y las actividades de sus ciudadanos en la red, pero retorna a Pakistán en enero de 2016 porque considera que las reglas de un gobierno que exige unos niveles de control determinados sobre los contenidos y las actividades de sus ciudadanos en la red sí lo son. ¿Cuál de las aproximaciones a la cuestión tiene más sentido?»
No nos podemos extrañar que internet no entre «libremente» en países donde sabemos que desde hace mucho tiempo no se respetan los derechos fundamentales, en su concepción occidental.
En muchos de esos paises no solo no se protege la libre información, comunicacion y formación (internet), sino derechos aún más importantes como la vida, y la libertad/seguridad en todas sus variantes.
Quiero decir que, si la convención es que cada país es soberano para autoregularse internamente en todos los ámbitos normativos, no veo porque algunos iban a declinar dicha potestad en base a un supuesto desarrollo de una internet «libre».
Aceptando esa «soberanía nacional» como la comúnmente legítima, sólo cabe si acaso comentar la eventual influencia occidentalizante que puede tener internet, por sus características de posible penetracion «pacifica» o no armada, en países de ideologia «no occidental».
Pero ojo, q esto actúa en sentido bidireccional, y por eso por ejemplo el daesh también ha podido reclutar a sujetos occidentales a través de la red.
Esto es algo q logicamente todos los países saben, y actúan en consecuencia, intentando defender lo suyo. Las empresas? Pues por lo general actúan por el negocio, no por la ideología, y a eso se adaptan en cada territorio, nada nuevo bajo el sol.
Nos guste o no, vivimos en una sociedad y cultura que moldea nuestra forma forma de pensar y nos hace creer que es lo correcto y que no lo es. No sólo no tenemos la verdad absoluta, sino que esta “forma de pensar” va cambiando y modificándose a lo largo de los años y las generaciones.
Sundar Pichai es indio.
«Se licenció en tecnología en el Indian Institute of Technology, Kharagpur y fue galardonado con una Institute Silver Medal.»
http://www.mumbaimirror.com/mumbai/others/A-shy-quiet-boy-who-loved-science/articleshow/48446157.cms
http://www.mumbaimirror.com/photo/48446519.cms
Satya Nadella, CEO de Microsoft, también y se educó en la India en los años 70.
» Estudios primarios y secundarios en la Escuela Pública Hyderabad del distrito de Begumpet. Seguidamente entró en la Universidad de Manipal, donde se licenció en Ingeniería Electrónica.»
o Praveen Chaudhari, Director de Investigación en IBM que desarrollo la tecnología del CD-ROM.
http://www-03.ibm.com/ibm/history/ibm100/us/en/icons/rewritablecd/
Y no son «inmigrantes socialmente privilegiados», ni educados con un pasaporte, se criaron en esa cultura. Son las personas que lideran la innovación en las economías más avanzadas.
Lo derechos humanos se vulneran actualmente por igual en países como Rusia, Polonia, Sudáfrica durante el Apartheid, los propios EE.UU. donde las personas de color no tuvieron derecho a voto hasta 1965, o España, donde una mujer casada no podía abrir una cuenta corriente o tener el Carnet de conducir, sin el consentimiento de su marido, hasta entrados los años 80. Y lo pasional, era un eximente.
Creo que ninguno de estos países estaba «quinientos años por detrás».
Podemos hablar de porque las personas de otras culturas nos parecen tan extrañas, o los sentimientos de temor que despiertan otras personas y culturas en algunas personas, pero tal vez, deberíamos remontarnos a la formación de nuestra cultura, quinientos años atrás, y la sutil huella de los prejuicios que se alojan en los recovecos más recónditos de nuestro cerebro.
Hay más innovación y talento en un suburbio de la India, que en todo el Barrio de Salamanca.
Pero afortunadamente, una educación privilegiada como la nuestra, nos aleja de esos prejuicios y temores primordiales a lo desconocido. O no.
https://es.wikipedia.org/wiki/Los_ciegos_y_el_elefante
(Sí, a la mayor parte de mis amigos de Silicon Valley les extraña bastante que viva en un país tan atrasado como este)
Alucino sin tomar nada… aparte de la lectura de textos…ahora resulta que los derechos fundamentales del ser humano son algo así como el invento peregrino de un par de pirados occidentales… a que jugamos? Está bien defender los derechos a ser diferentes ( y occidente no puede dar clase a nadie de respetar derechos fundamentales) pero en occidente se hizo por ejemplo una revolución, para poder hablar libremente de ciertos derechos humanos y ahora resulta que no son aplicables en partes de Oriente porque lo dicen los poderes establecidos (que muchos confunden con la voz del pueblo)… repito, a que jugamos en este patio?
Y puestos a hacer preguntas tontas en este patio…alguien me puede explicar la razón ( buena palabra esta!) de que las corrientes de refugiados tengan un sentido concreto hacia Europa… será que buscan solo riqueza? O notarán que aquí se respira (algo!!!!!!) más libre… no seamos talibanes!
No creo en la censura y se puede tener serias dudas sobre la idoneidad de filtrar o someter a un bloqueo contenido o información «perjudicial»; no, obstante un analista debería «estar al tanto» del abanico más amplio y posible que uno pueda tener y ver desplegado a lo largo y lo amplio del espectro de los datos, de la opinion y de la información.
Entiendo que a ciencia, no todos los seres humanos están preparados para tener el juicio de discriminar «positivamente» o valorar, elegir menospreciar ciertos panoramas; pero, esta claro, que el hecho de censurar, interesa siempre más, a: el que tiene el poder de imponer información sesgada o ocultar llanamente dicha información, por mucho que deseen dejar entender que se trata de proteger la salud de una cierta forma de ser moral, convivir sanamente o defender ideales «puros».
Discriminar los flujos de la información, es negar a la red su función de universalidad y negar al ser humano su libre albedrío. Es a nosotros estar educados y preparados (no: institucionalizados); y en este asunto las leyes, los gobiernos y los intereses del poder, tienen mucho que ver con algunas peculiaridades que entran en conflicto con la libertad, en el sentido ético de la palabra.
Los pueblos tienen el derecho de elegir, no obstante es necesario reconocer que no siempre sera para conseguir un mejor desarrollo intelectual y social de los mismos, pues podremos siempre medir una relación existente, entre el nivel de conocimiento de una sociedad o un pueblo con su capacidad a discriminar «positivamente» un contenido sobre información o transmisión de opinion y conocimiento.