Mi columna de hoy en El Español, titulada «El dedo y la luna«, pretende ser un último análisis de lo que ha sido la campaña electoral antes de que mañana toque a su fin: una experiencia diferente, interesante por la novedad de encontrarnos ante el presunto y esperado final del maldito bipartidismo, turnismo o partitocracia que llevaba ya demasiados años rebajando la calidad democrática de nuestro país, y cuyo desenlace el próximo domingo va seguramente a aclarar un buen número de dudas.
¿Lo que más me ha llamado la atención? El contraste entre los viejos partidos, con propuestas y programas desde mi punto de vista agotadas y completamente contrastables con los resultados de sus anteriores legislaturas, y unos partidos nuevos que, al menos en la fase de propuesta, pretenden cambiar elementos muy importantes de la manera en que hacemos política en este país, desde la ley electoral a la separación de poderes, pasando por muchas otras cosas. Visto así, que el pasado debate del día 14 incluyese únicamente a dos partidos tiene una explicación meridianamente clara.
Si comparamos, además, con su comunicación en redes sociales, encontramos otro elemento interesante: mensajes casi enlatados, bastante homogéneos y unidireccionales en la vieja política (con alguna excepción notable y meritoria), comparados con un nivel de espontaneidad muy superior y, posiblemente, una mayor sensación de discordancia, de heterogeneidad, de equipo ensamblado recientemente. Algo que ha dado lugar a mucho «análisis en corto», a pretender que, como comentaba en la columna de la semana pasada, nos fijemos más en la forma que en el fondo, o incluso parezca que decidimos el voto en función de un simple tweet.
Como es bien sabido, no todos los votantes se leen los programas electorales. De hecho, es más que posible que sean muy pocos los que lo hacen, aunque no se pueda realmente saber porque sean también pocos los que estén dispuestos a confesarlo en una encuesta. Hay personas que votan a una opción sin necesidad de leer su programa ni informarse de nada, simplemente porque «ese es su partido» haga lo que haga o diga lo que diga. Pero las hay también que deciden su voto en función de algo que han escuchado, de una impresión o, por qué no, un tweet. Cada uno, obviamente, es libre de decidir su voto como quiera. Pero en estas elecciones creo que es interesante señalar una cuestión: aunque sea completamente imposible saber en qué van a quedar algunas promesas electorales, tanto por la incertidumbre sobre la voluntad de cumplirlas, como por la derivada de la complejidad de los pactos post-electorales que sin duda serán necesarios, unos prometen cosas que ya conocemos, y otros, al menos, traen ideas y metodologías nuevas. Yo nunca diré a nadie qué votar, pero sí – como ya he hecho en otras ocasiones anteriores – a quién no votar. Para mí, es tan claro como eso: mirar la luna, o mirar el dedo.
Como en casi todos tus post de opinión estoy de acuerdo, pero solo parcialmente. Creo que hay dos partidos nuevos que con sus actitudes cada vez se parecen más a los partidos viejos. Creo que en todos los partidos hay propuestas interesantes, yo no llego al sectarismo de decir a quien no se debe votar. Para eso ya están multitud de medios digitales que más que medios críticos parecen pasquines. Por no hablar de shows de tv, donde se ha perdido toda intención de visión crítica.
Por otro lado creo que hay un partido que aunque parezcan nuevos, a mí me parece que sus propuestas son bastante viejas. Tengo la sensación de que han construido un discurso populista, prometiendo todo lo imaginable y cuyas experiencias homologables en otros países han terminado como han terminado. Nunca he creido en las soluciones mágicas y en el mesianismo político, por eso me apena ver qué tantos conciudadanos se hayan apuntado a la marea populista. Creo que somos una democracia joven y por lo tanto con poco bagage, lo cual no nos permite hacer muchas comparaciones, desde luego esto no pasaría con mayores dosis de rigor, menos eslogan y mas espíritu crítico
Yo personalmente no pienso votar a nadie que no arriesgue y que no tenga propuestas con cambios radicales. No voy a criticar a nadie por proponer precisamente eso aunque si lo haré si las propuestas no van acompañadas de presupuestos, planes, que enmarquen todo dentro de una realidad que obviamente requiere tiempo y dinero. Si descartase a todo el mundo que es tachado de populista sin ninguna otra razón crítica me quedaría sin opciones.
Pues como con casi todos tus posts, estoy de acuerdo aunque sólo parcialmente. Creo que los partidos nuevos son nuevos en las formas pero algunas actitudes cada vez me recuerdan más a los partidos de toda la vida. Yo no me atrevo a pedir a quien no votar, eso me parece lícito pero poco elegante. Sí me parece que hay un partido que se ha dedicado a prometer todo lo prometible, con experiencias homologables en otros países que han terminado muy mal y cuyo discurso es la definición de libro de lo que significa POPULISMO. La verdad es que me asombra y me apena que hayan conseguido tantos adeptos en tan poco tiempo y con propuestas tan nuevas en formato pero tan viejas en significado. Yo no creo en las soluciones mágicas ni en el mesianismo político, independientemente de corrientes políticas, que hay mucho para elegir, creo que debemos evitar la frivolidad y juzgar las propuestas y los resultados con espíritu crítico. De lo contrario habrá más frustración.
El PP y el PSOE llevan ya 5 años y medio haciendo lo contrario de lo que quieren sus votantes, y por eso precisamente los han perdido por millones (literalmente). Si quieres que tu voto sirva para lo contrario de lo que quieres que se haga, vota PP o PSOE.
Yo lo tengo claro, es necesario un cambio, pero no se pueden esperar resultados diferentes mientras se siguen cometiendo los mismos errores o lo que es lo mismo, votando a los mismos políticos. Tal vez las nuevas alternativas políticas están lejos de ser perfectas, pero son la mejor opción para que un cambio real llegue, eso le daría una perspectiva más amplia a nuestra democracia.
No se trata de hacerse forofo de ningún partido, se trata simplemente de no votar a partidos que no merecen que los voten porque no respetan a sus votantes (léase que la mentira y la corrupción son incompatibles con el respeto). Es irónico, si no insultante, que alguno de los partidos tradicionales utilicen eslóganes como «Súmate al cambio», cuando ellos son los primeros en no desear el más mínimo cambio.
En cualquier caso el poner a un nuevo partido político en el poder no es algo que resolverá todos los problemas por arte de magia, creo que los cambios requieren tiempo, y que además dependen de todos (no solo de los políticos). Hay mucho por hacer, y queda mucho por aprender, pero al menos la democracia ha ganado una batalla, el bipartidismo tiene los días contados.
Estimado Sr Dans:
Cómo usted indica muy pocos han leído los programas de los partidos políticos. Imparto matemáticas, esta semana en clase hemos visto y comentado el siguiente video:
https://www.estonoentraenelexamen.com/2015/12/15/reir-por-no-llorar-no-dejes-de-verlo/
Cómo indico en el titulo reír por no llorar.
Muchas gracias por sus artículos.
Juan Francisco
Todo es cuestión de abrir la mente a los nuevos paradigmas porque los problemas nunca se pueden resolver en el mismo nivel en que surgieron.
Esta claro que otro mundo es posible, y ese nuevo mundo tiene que surgir de un pensamiento que supere al sistema capitalista que pone el capital como valor supremo,y al individualismo o egoísmo como meta implícita.
Se Puede, claro que se puede.
Que supere al sistema capitalista? de que sistema hablas? del que ya se probó en Polonia, Hungría, URSS, Albania, RDA, Venezuela, Cuba, etc. Aunque no te lo creas, el sistema capitalista, que tan mala prensa tiene en España, es el sistema que más a contribuido a reducir la pobreza en el mundo. A mi me gustaría que nos pareciésemos más a Alemania, japón, EEUU, Gran Bretaña en vez de intentar experimentos tropicales.
¿Qué vais a hacer el 21 con la mesa de pimpón?
¿La que tengo en el garaje? Nada en particular… ¿por?
Es una reflexión espontanea, como las de Marcel Proust. Hay cosas que acaban por evocarnos su ausencia. Cuando recordemos estas elecciones, quién podrá olvidar su papel en la campaña electoral.
Ocuparán un vívido lugar en nuestra memoria (y en nuestro garaje)
¿Qué otra cosa será, si no?
Estamos en el año 2015, con tecnologías que permiten transmitir información en segundos, y con ciudadanos cada vez mejor informados (aunque hay muchos que todavía no se quieren informar). Con esto lo que quiero decir que el tiempo de las mentiras y de tratar a los ciudadanos como estúpidos ha pasado. Hay ciertos partidos que todavía parecen no entenderlo.
Obviamente no voy a votar a Enrique Dans ni a su partido catalán federalista progre Ciudadanos.
Ni siquiera aunque lo pida el profesor Dans, siempre tan progre y tan odiador de los que somos la España seria y responsable que aguanta todos los ataques, todos los tiros, todos los muertos de los progres.
Hoy más que nunca tenemos que defender España de los criminales asesinos terroristas y separatistas que ya son mayoría.
¿Mi partido? Oye, hazte mirar lo tuyo… aunque realmente, dudo que tenga remedio.
A mi C´s me parece tan respetable que les he dado mi voto. Proponen cosas básica: pinchar burbuja política, más mercado y menos mercadeo, unidad y reformas.