Sin duda, es una bonita palabra: dentro de la peculiar sonoridad del idioma alemán, se diría hasta que suena «armoniosa, como el trabajo en una fragua a martillazos sobre el yunque».
Hoy es el día en el que José Ramón Julio Márquez Martínez, más conocido como Ramoncín, se sienta en el banquillo ante la Audiencia Nacional para responder por una trama de corrupción presuntamente desarrollada durante muchos años en el seno de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), por la que ya ha habido otras diligencias previas que afectaron a directivos de la misma tan notorios como Eduardo «Teddy» Bautista. Y unos cuántos más que deberían caer dentro de esa misma industria y de las empresas relacionadas con ella.
Schadenfreude aparte, lo importante es que no olvidemos. Que tengamos muy claro en nuestra cabeza que la sociedad que de manera exclusiva y designada por el gobierno tenía una función tan importante como la de recaudar la parte correspondiente a los autores del dinero generado por otras actividades mediante una explotación directa de sus obras se dedicó, durante muchos años, a robar. Así, directamente y sin eufemismos: a ROBAR. A robar a los autores y a robar a toda la sociedad, mientras por otro lado se dedicaban a recriminar a esa misma sociedad otra serie de cuestiones que simplemente respondían a un desajuste de mercado, a una clamorosa falta de oferta. Nos descargamos obras cuando quien debería ofrecérnoslas renuncia a hacerlo en una manera que nos ofrezca un nivel de conveniencia adecuado a un precio que estimemos razonable, como de hecho se ha demostrado con el tiempo a medida que aquellos países en los que se desarrolla la oferta regular va disminuyendo el nivel de acceso a esos productos culturales mediante canales irregulares. Las descargas eran simplemente un mecanismo de mercado, sin más importancia que la meramente coyuntural. Lo suyo no era eso: era (presuntamente) un ROBO, eran personas llevándoselo crudo, diseñando mecanismos para repartirse lo que no les correspondía, estableciendo sistemas abusivos para poder beneficiar a sus amigos con prebendas de todo tipo. Una caterva de delincuentes organizados con un entramado societario pensado no para optimizar el reparto a los autores, sino para extraer dinero irregularmente. Todo ello mientras, con la anuencia del gobierno de turno, se dedicaban a insultar a los ciudadanos y a reclamar un endurecimiento de las leyes para poder criminalizar actos que no eran en absoluto criminales (y mucho menos comparados con los suyos).
A ver si alguien se decide a reformar todo esto como debe ser. A implantar la necesaria transparencia en un mecanismo importantísimo – los autores deben ser compensados por todo uso lucrativo que un tercero haga de sus obras, salvo cuando expresamente renuncien a ello – pero que ha sido pervertido hasta la extenuación. Mientras tanto, disfrutemos de la schadenfreude como disfrutamos aquel mítico 1 de julio de 2011. Y que no haya paz para los malvados – pero para los malvados de verdad.
Cuestiones judiciales aparte, que yo también me alegro de que la justicia vaya haciendo su (lentísimo) camino, merece la pena destacar que actualmente millones de canciones están disponibles en Youtube gratis, con el usuario pudiéndolas elegir individualmente, sin DRM, pudiendo guardar copia permanente de las mismas si así lo desea (hay multitud de programas que incluso te separan el audio del vídeo), y todo ello con la aprobación de las discográficas, que se quedan una parte de los ingresos publicitarios.
En otras palabras, hemos acabado teniendo lo que algunos (o muchos) decíamos que debía ser e iba a ser. Eso sí, las discográficas siguen ahí, llevándose la pasta en lugar del artista. Eso no ha cambiado.
¿4 años han pasado ya? WTF?!
Yo no me alegro de su infortunio o desdicha.
De lo que me alegraría es de que en este país se legisle correctamente y se hagan cumplir las leyes por los tribunales de justicia (en un tiempo prudencial).
Entonces a lo mejor empezariamos a levantar cabeza!
Krigan, dentro de 5 años habrá que ver si lo que queda es música (de calidad, no la que a ti te parezca interesante). Independientemente de los Ramoncines y demás sujetos, es bastante evidente que la calidad de esa rama artística ha disminuido considerablemente por muchas razones que tienen que ver con Internet. Sólo hay que dar un repaso a la música española. Y si entras en la internacional, en según qué estilos, lloras.
La música se muere, ¿es eso? Llevamos oyendo esa predicción desde que se inventó Napster hace 16 años, y siempre es lo mismo: «dentro de 5 años…», pero pasan esos 5 años (y más), y la música sigue sin morirse. ¡Qué puñetera ella!
¿Por qué la música de calidad va a desaparecer pero en cambio la que le parece interesante a Krigan, no? Cual es el criterio para definir una música de calidad. ¿Que no le guste a Krigan?
Que mal lo hace la internet…Chopin by Rubinstein ( casi 2 horas de piano!) solo tiene 1.343.577 pinchazos… a donde iremos con este percal? Y me da igual que la red no asuma la ironía (no serán los internautas?)…
A ver si lo entiendo: ¿Internet ha hecho que baje la calidad artística de la música? ¿¿¡¡!!?? ¿De verdad estás diciendo eso? ¿Podrías argumentarlo, por favor? Siento verdadera curiosidad por saber qué te ha llevado a esa conclusión tan, digamos, original.
Hombre Enrique, te pierde un poco la «bilis excesiva».
Principalmente porque lo que se juzga a aquí no tiene nada que ver con cómo funciona o funcionaba el sistema de derechos de autor.
Básicamente se trata de dilucidar si se cobraron facturas falsas por trabajos presuntamente no realizados. Y ese delito lo podría cometer alguien en la SGAE, o en el Instituto de Empresa. Si algún profesor o directivo del IE fuera un evasor de impuestos o estuviera metido en un alzamiento de bienes calificaríamos al IE como institución corrupta. Pues creo que no.
Otro tema es que no nos guste como funciona la SGAE o de que forma se gestionan los derechos de autor, pero esto es sencillamente un caso (presunto, por si las moscas) de «choriceo». Me parece que en Españo, a esto se le llama «mezclar churras con merinas». (Por mucha bilis que te salga cuando ves a Ramoncín o a Teddy Bautista).
Y por cierto, se me ocurren muchos mas «malvados de verdad» para los que no debería haber paz… y no los de la SGAE..
Hombre, por supuesto que es un caso de choriceo, pero es que precisamente el dinero robado era el de los autores. Es decir, estos personajillos se llenaban la boca con sus críticas a los internautas, no paraban de calificar de robo a las descargas de canciones, y al mismo tiempo (presuntamente) se estaban metiendo en el bolsillo el dinero de los artistas.
Luego también está la parte que es legal, claro, que ahí también la hipocresía reina en todo su esplendor. Estos personajillos de la SGAE no paraban de decir que hay que respetar la voluntad de los autores, cuando la SGAE es una organización que precisamente se dedica a licenciar las obras (cobrando por ello, faltaría más), sin que haya ningún permiso del autor.
Pero es que hay un detalle. Esta persona se ha llenado la boca llamando ladrones a todo el mundo y ahora el es quien ha robado a quien presuntamente defendia contra el resto.
Y no es el unico. Han acusado a la gente de destruir la cultura cuando han sido, con sus intereses de meternos en la lista de paises mas piratas para chupar de las subvenciones, quienes han alejado del pais a posibles inversores.
De alguna forma lo veo justo, que quien echa mierda sobre los demas acabe rodeado de estiercol.
«Nos descargamos obras cuando quien debería ofrecérnoslas renuncia a hacerlo en una manera que nos ofrezca un nivel de conveniencia adecuado a un precio que estimemos razonable»
Me encanta ir al cine. Voy a ver si consigo hackear las taquillas de internet y luego compartiré mi entrada (no está numerada) con todos mis amigos.
Y entonces diré a los cines que DEBERIAN (sic) vendermelas al precio que YO estimo razonable, por ejemplo, 1€. Y conveniente además: que me la envíen a casa (no quiero gastar tinta de la impresiora)
«a medida que aquellos países en los que se desarrolla la oferta regular va disminuyendo el nivel de acceso a esos productos culturales mediante ¡EJEM! canales irregulares.»
¡¡Que no es cuestión de oferta regular sino de que me lo den gratis o casi!!Espero que mi canal irregular desarrolle una oferta regular (recordemos, entradas a 1€ y en casita)
Y la traca final:
«Las descargas eran simplemente un mecanismo de mercado»
Caray, se ha creado un nuevo concepto de economía. Un mercado es cuando alquien ofrece algo y otro lo compra (o no)
Un mercado no es cuando la gente «comparte»
Eso es lo que se llama torturar la lógica.
Y dicho esto, Ramoncin y todo lo que significa la SGAE me parecen repulsivos
Ahora que me lluevan palos
Un poco de prudencia nos vendría bien a todos. Este hombre está siendo acusado y merece la mínima presunción de inocencia, y no sólo desde el punto de vista legal. No podemos tratarlo como un delincuente por lo que aparece en los periódicos.
Coincido bastante con el resto del dignóstico, pero este hombre no es un ladrón … todavía