Mi columna en El Español de hoy, titulada «El tuit que te deja fuera«, propone una cierta reflexión en torno al tema de las redes sociales y la vigilancia, al hilo de las recientes discusiones sobre si una mayor vigilancia en la red podría o no haber detenido a los autores de la masacre de San Bernardino.
¿Tiene sentido que un país te deniegue la entrada en función de algo que has dicho, por ejemplo, en Twitter? ¿Podemos encontrarnos con una visa denegada por culpa de algo que escribimos en Twitter, que podría incluso tener contenido irónico, ser un retuit de otra persona, o ser malinterpretado?
En esquemas anteriores, algunos gobiernos se han sentido autorizados a espiar la correspondencia personal de todos sus ciudadanos con la excusa de la seguridad. Frente a ello, que los Estados Unidos afirmen ahora que la frontera está en las comunicaciones personales y que estas únicamente serán vigiladas si existe una sospecha razonable supone toda una mejora de la situación, a pesar de que algunos aún piensen – erróneamente – que vigilarnos a todos realmente ayuda a prevenir el terrorismo, y sigan aplicando la enfermiza lógica del «si no tengo nada que ocultar, no tengo nada que temer«.
Como afirma ahora el propio Barack Obama, inspeccionar las redes sociales de un demandante de visado para entrar en un país es es algo que entra dentro de la lógica, y que puede hipotéticamente permitir la detección de determinados comportamientos peligrosos, síntomas de radicalización, etc. Hablamos de una información pública, y si la inspección de esa información permite detectar un posible peligro, parece razonable hacerlo, dentro de los límites de la lógica. Aplicar machine learning o network analysis a las redes sociales de una persona y su entorno puede ofrecer mucha información… ¿es lícito o lógico utilizarlo? ¿Dónde están las fronteras?
Es lícito y lógico, ya que la información disponible en redes sociales es pública y subida voluntariamente por sus usuarios.
Otra cosa sería rastreo de información privada, pero si se subió a Facebook o Twitter, el usuario ya ha decidido compartir públicamente esos datos.
Hola.
En mi opinión, primero debe centrarse la discusión. Si tú publicas algo en Twitter o en Facebook deberías estar expuesto a las reglas que las compañías de turno establezcan. Lo cierto es que en La Red hay más canales de difusión que ofrecen todas las garantías de privacidad.
Establecido eso, podemos repasar los problemas reales.
1. Está muy bien eso de que se recolecte información delictiva para evitar la comisión de delitos. Pero ¿quién decide y cómo lo hace qué información es relevante para evitar la comisión de un delito? Las eventuales polémicas por tuites descontextualizados nos avisan de que no es tan fácil.
2. ¿Quién garantiza que los que recogen dicha información se limitan a recoger dicha información? El tipo que utiliza un backdoor en mi sistema operativo, ¿lo hace porque sospecha que tengo armas en casa y quiero utilizarlas contra alguien, o porque quiere encontrar documentos multimedia privados, o porque requiere de información para desacreditarme comercial o laboralmente?
3. Y relacionado con 1, ¿qué es realmente delictivo? ¿Ver si defraudé cien euros a Hacienda? ¿Convocar una manifestación? De esto último saben mucho, por ejemplo, un buen puñado de opositores del régimen de Maduro -aunque éste ahora haya perdido las elecciones- y curiosamente (o como era de esperar) muchos de los voceros contra la privacidad y a favor de la vigilancia ponen el grito en el cielo cuando alguien se lo menciona.
En mi opinión no hay dicotomía entre privacidad y seguridad, sino que más bien el problema es qué se hace y para qué. Mientras, ni no quieres que te espíen una foto en Facebook, simplmente no la subas; o usa medios alternativos como Diaspora.
Salud!!
Con el enfoque polifacético de Karlggest poco necesito añadir… únicamente que la posible frontera está en un juez (que se puede equivocar, pero….) frente a un policía/»funcionario ad hoc» (que se puede equivocar y puede estar más mediatizado por la investigación)…tan difícil es mantener «ciertas tradiciones» democráticas?
Me sorprende que estés de acuerdo con esto. Claro que si un musulmán alaba en twitter al ISIS habría que vetarle la entrada al país … pero creer que el asunto se va a limitar a eso es de una ingenuidad supina. No nos engañemos, esas cosas nunca se quedan ahí y se acaba vetando la entrada a cualquiera que no profese la ideología o las opiniones que le guste a quién gobierne dicho país en ese momento.
A veces parece que habláis pensando que estas decisiones las toman programas perfectos que se limitan a analizar todas las variables y tomar la decisión justa, pero no, estas decisiones las toman personas imperfectas y llenas de prejuicios y nos llevan a lo que nos llevan.
¿Te sorprende que esté de acuerdo con que si un tipo ha puesto en Twitter que quiere inmolarse en la Puerta del Sol y matar a cuanta más gente mejor, le deniegue la entrada en España, o que investigue si ha puesto o no ese tipo de cosas antes de concederle el visado? A través de las redes sociales puedo averiguar, por ejemplo, si alguien se ha convertido al Islam y después ha viajado a Siria o a otra zona de conflicto… ¿te preocuparía que lo mirase, o te preocuparía que le denegase la entrada en España?
Como he dicho ( y bien claro en la primera línea) en esos supuestos claro que estoy de acuerdo … el problema es que ese tipo de programas nunca se detiene en esos supuestos y se acaba denegando la entrada a cualquier que haya dicho algo que no le guste a la persona que tenga que decidir quién es aceptable y quién no.
Y Benji ha añadido otro supuesto que a mí no se me había ocurrido pero también me parece muy peligroso, que se le deniegue la entrada a alguien que pasa de las redes sociales y por tanto, no pueda ser investigado.
Haciendo de abogado del diablo: detener a alguien antes de cometer un delito porqué dijo en público (en internet o en la calle) que mataría a alguien me parece que está fuera de lugar, y es pasarse a escenarios de ciencia ficción como el de «unidades pre-crimen» de Minority Reportaje.
Quiero sacar a colación un argumento que tú siempre has usado: YA EXISTEN REGULACIONES JUDICIALES para detener y CASTIGAR a quien cometa un asesinato…. así pues no es necesario añadir atajos para casos particulares, muy convenientes por cierto.
Además, igual que nos parecería impensable detener a nadie por decir que tiene ganas de matar a su jefe, ¿qué sentido tiene detenerlo por decir lo mismo en Twitter?
Ahí estamos, Sergi, gracias por sacar la discusión que realmente quería sacar. A ver: totalmente de acuerdo con que si alguien dice que quiere matar a su jefe, no lo detengamos. ¿Por qué? Porque lo consideramos «una forma de hablar», porque no parece una amenaza realmente creíble (salvo que tenga antecedentes por asesinato), o porque somos capaces de discernir que no está hablando en serio, sino en sentido figurativo. Pero ¿y si comparamos eso con un ciudadano español que, en breve tiempo, se convierte al islam, empieza a tuitear mensajes que incitan al odio o al proselitismo, viaja a Siria y vuelve diciendo que hay que matar a todos los infieles? En ese caso, lo de la «forma de hablar» parece menos creíble, la amenaza parece más real, y el coste de no hacer nada parece potencialmente más elevado. ¿Los consideramos casos netamente diferentes y aceptamos que la policía o la autoridad competente podrá discernir entre ambos casos, o qué hacemos?
Pues no sé que es peor: Tal vez lo pida y como no tengo redes sociales, que me lo denieguen (por no poder investigarme).
O que sature el buscador con miles de tweets irrelevantes («voy al baño», «ya volví», «me apetece comer judías…») y si el machine learning lo ve amenazador y sin contexto… no sé. Me parece que volveré al inhackeable papel
No es menos cierto que tanto la apología del terrorismo como las amenazas de muerte son delitos, lógicamente y/o agravantes
Yo por lo poco que sé , pero si de buena fuente porque de una forma indirecta en mi vida profesional he estado ligado al mundo de la seguridad, conozco algunas de las técnicas que utilizan la policía para investigar a alguien, y se que las nuevas tecnologías, tanto hardware como software han conseguido muchas cosas.
Pero hay algo que estoy muy de acuerdo contigo Enrique, y es ver o pensar si estas técnicas son utilizadas por algún gobierno o institución con alguna otra intención. A nadie ya se le escapa que esto también es una realidad.
¿Y google?. El otro día leí una lista de los hombres más poderosos del mundo (no ricos, poderosos) entre los 10 primeros figuraban Larry Page y Sergey Brin, de Google, por algo será….
Excelente
Sobre si tiene sentido que un país te deniegue la entrada en función de lo que digas, la respuesta debería ser la misma independientemente del medio. Es irrelevante si tus ideas las expresas en Twitter o en una tesis doctoral, la diferencia es que las redes sociales están diseñadas para segmentar usuarios y (en teoría) es muy fácil aplicar criterios de búsqueda.
Por el momento, en mi humilde opinión, considero que está sobrevalorada la información que se puede obtener de las redes sociales para detectar posibles peligros.
a mi me sacaron de la empresa por enviar un comentario en un correo