El presidente chino, Xi Jinping, pronunció hace tres días un discurso en la World Internet Conference celebrada en su país, en el que reclamó el derecho y la autonomía de los países para regular internet en función de elementos como sus tradiciones, su religión o su agenda política. El presidente chino justificó así la existencia de desarrollos como el Golden Shield Project, iniciado en 1998 y que supone la censura y vigilancia de internet por parte del Ministerio de Seguridad Pública, como una forma de protección frente al flujo libre de información y contenidos a través de las fronteras.
Jaleado por dirigentes como el ruso Dmitry Medvedev, el presidente de Pakistán o los primeros ministros de Kazajistán, Tayikistán o Kirguistán, Xi Jinping reclamó
… el derecho de cada país a escoger independientemente su propio camino hacia el desarrollo, su modelo de regulación y su participación en la gobernanza del ciberespacio internacional en igualdad de condiciones. Ningún país debería tratar de conseguir la hegemonía cibernética, interferir en los asuntos internos de otros países, ni participar o dar apoyo a actividades cibernéticas que atenten contra la seguridad nacional de otros países.»
El discurso representa la posición de quienes ven en la libre circulación de los contenidos en internet una amenaza a su forma de vida, a los regímenes con los que gobiernan sus países o a la estabilidad en general. Durante siglos, la distancia, las barreras lingüísticas o las fronteras fueron protección suficiente a la hora de mantener un país aislado de amenazas exteriores, de informaciones que pudiesen considerarse peligrosas, injuriosas o que simplemente generasen dudas sobre cualquier cosa considerada indiscutible, como los principios de autoridad o la religión. En pleno siglo XXI, los países que plantean restricciones a esa libre circulación de información lo hacen para protegerse, para mantener a sus ciudadanos en un estado de opinión que facilite su gobierno. El mayor problema de China no es que su gobierno se plantee crear el Great Firewall, sino que sean capaces de mantener a una amplísima mayoría de su población instalada en el desinterés absoluto sobre todo aquello que tenga lugar fuera de sus fronteras. El Great Firewall, en realidad, no es el problema, sino el síntoma: el verdadero problema es que pueda existir sin que la población haga nada para evitarlo.
Es importante evitar, en este tipo de análisis, una visión centrada en lo occidental. Mientras la mayoría del mundo occidental confía en la democracia como la mejor manera de administrar una sociedad, una buena mundo árabe tiende a preferir la teocracia y las reglas inspiradas en la religión islámica, y otros países confían en regímenes de otros tipos. Dentro de este amplio abanico debemos considerar desde dictaduras que desprecian los derechos de sus ciudadanos, hasta democracias con dudas sobre los límites de la libertad de información o sobre la responsabilidad de quienes eligen acceder a ella.
¿Existe una forma universal de administrarse como sociedad que sea inherentemente mejor que otra? De nuevo, desde una óptica occidental, tendemos a pensar que la democracia, con la teórica soberanía del pueblo, lo es, y que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es el conjunto de normas que deben regir el entorno en el que todo individuo desarrolla sus actividades. Pero obviamente, no todos los países se rigen por esos principios: desde países como Arabia Saudi o la antigua Unión Soviética, que ni siquiera firmaron esa declaración, hasta otros como China o Irán, que pese a haberla firmado, no han optado por la democracia como forma de gobierno, o lo han hecho bajo conjuntos de normas, religiosas u operativas, que la limitan severamente.
Contar con una red libre y abierta es, para las democracias occidentales, una manera de asegurar el acceso de los ciudadanos a la información. O debería serlo, porque ni siquiera en eso están todas de acuerdo. Son varios los ejemplos de democracias occidentales que han optado por la censura de determinados contenidos, olvidando que censurar el contenido, u ocultarlo a la vista de sus ciudadanos, no es la manera de corregir el hecho que lleva a que esos contenidos sean producidos o distribuidos. La censura es como la decencia, la virginidad o la honradez: no hay grados, se tiene o no se tiene. No se puede ser «un poco honrado», como no se puede ser «un poco decente» o «un poco virgen». Cuando aceptas la censura para determinados contenidos en tu país, aceptas que otros países quieran poner el límite en otro sitio en función de otros criterios. Con tu decisión de censurar unos contenidos, pasas a legitimar la censura de todos los demás, y a convertirte en aliado de saudíes, chinos o iraníes, entre otros, que defienden sistemas de gestión de sus ciudadanos que distan mucho de poder ser considerados democráticos.
Las decisiones de censura de la red por parte de determinados países no son una opción: cuando un gobierno las toma, no preguntan a su pueblo ni a los otros países. No existen maneras lícitas de evitarlo, si no surgen directamente de su ciudadanía. Cada país se organiza en la medida en que las circunstancias que rodean su historia lo permiten, no siempre en función de los deseos y de la voluntad de sus ciudadanos. Internet no es más que un elemento más en esta ecuación: poderoso, con posibilidades enormes a la hora de permitir el acceso a la información, a la educación o a la coordinación, pero también condicionado por unos gobiernos que, con el tiempo y la experiencia vivida en otros países, han aprendido a ponerlo bajo control.
¿Defienden esos países su «derecho a ser diferentes», a considerar la democracia como simplemente una opción o a privar a sus ciudadanos de sus derechos fundamentales? ¿O actúan simplemente con la terquedad propia de quienes ven en la negación su oportunidad para perpetuar sus regímenes? ¿Defiende Xi Jinping la opción de gobernar un país al margen de la democracia y los derechos humanos como superior o más adecuada y, por tanto, la de bloquear internet para que le resulte más sencillo hacerlo así? ¿Debe existir ese derecho, como si la democracia y los derechos humanos fuesen simplemente una «peculiaridad» por la que algunos países optan mientras otros prescinden de ella? ¿Es preciso aceptar que otras formas de organizarse como sociedad son opciones alternativas válidas, y que los derechos humanos son simplemente eso, una «cualidad deseable» que no necesariamente debe regir las vidas de los ciudadanos de un país si estos no lo demandan específicamente?
Son interesantes las cosas que el desarrollo de internet nos llevan a plantearnos…
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Se habla de países, pero nada de personas. Una vergüenza esa lacra de gobernantes que se creen en el derecho ha decidir por los demás, como si de «dioses» se tratasen.
Poco más que añadir; solo que los intereses de los países supuestamente democráticos, están por encima de la razón o humanidad. Nuestras democracias son pura hipocresía, un estafa, un engaño. Y no me vale lo «de lo malo lo mejor».
En fin, una humanidad hundida en sus «porquerías», así está el mundo…
Saludos.
Un derecho sagrado. El problema es definir quién es el sujeto de tal derecho. Xi Jinping considera que ese sujeto es «China», como otros consideran lo mismo de «España» o «el pueblo». Yo considero que quien debe ejercerlo es cada ser humano como individuo. Nunca negaría el derecho a Xi Jinping ni a cualquier otra persona a navegar por un internet censurado, que lo hagan si quieren, ellos se lo pierden, pero lo que sí les niego el derecho a imponer esa diferencia a los demás. La paradoja es que quieren tener derecho a ser diferentes para poder limitar el derecho de sus ciudadanos a ser diferentes.
No estoy de acuerdo con el megamandamás chino, pero hay que reconocerle un par de grandes testículos. Por lo menos no viene con cuentos «chinos», la verdad por delante!
Otra cosa es pensar si su razonamiento viene de una serie de circuitos neuronales ad hoc o, más bien, usa las células productoras de espermatozoides (de sus grandes testículos) para pensar…
En fin, que el futuro coja a la humanidad bien confesada si van a perseverar este tipo de líderes!
Hasta hace poco , y aun en muchos lugares se conservan, existían las fronteras nacionales, a un país solo se entraba por puntos muy determinados y solamente si daba permiso de paso el aduanero correspondiente, y esto era así, tanto para las mercancías como para las personas. Si tratabas de pasar la frontera por otro sitio y te descubrían, simplemente te descerrajaban un tiro, por ser contrabandista, o por saltarte la frontera vaya Vd, a saber por qué. Esto era así y a nadie le parecía mal.
Dereoente descubrimos en la muy fraccionada Europa, que negociar fuera de nuestras fronteras es bueno y montamos excepciones a esa regla, para que las mercancías, (exportaciones), pasen libremente de un pais a otro y las personas, (turistas), puedan divertirse donde quieran. Sin embargo, aun en estos territorios hay limitaciones, por ejemplo, a las oleadas que huyen en la guerra de Siria se les niega la entrada en Europa, como se les niega la entrada a los que huyen de la miseria en el Äfrica negra.
Con las comunicaciones pasaba lo mismo, a nadie le parecía extraño, que en la URRS no se dejara pasar el New York Times ni el Life ni se aceptaba en Occidente la libre circulación de el La Guerra de Guerrillas del Che Guevara. Pero en un momento determinado, se pensó que tales prohibiciones eran innecesarias.
Uno se pregunta, por qué lo que era conveniente para americanos. ingleses y franceses antes de la caída del Muto de Berlín, ha de ser anticuado para los Chinos de hoy que evidentemente llevan años de retraso político.
No me gustaría un régimen como el chino en mi país, pero admiro como han hecho los chinos y en especial su Partido Comunista, la transeición del Comunismo de Mao, (el de la Revolución Cultural), a lo que tienen ahoram que no se bien como etiquetar, (quizá comunismo de mercado).
Salir de una dictadura de izquierdas, es mucho más dificil que salir de una dictadura de derechas. La guerra de Chechenia, la de Yugoslavia, y todos los conflictos de países como Argelia, Irak y Siria, deberían hacernos ver que las dictaduras de izquierdas tiene muy difícil evolución pacífica.
Los chinos lo están consiguiendo. Lo de Tiananmén, siendo terrible, es una gota de agua comparado con lo que ha supuesto cambiar el sistema político en la URRS, para acabr en muchos lados en absolutas dictaduras personales y en muchos de los otros sitios, en sistemas que sin ser dictaduras, están muy alejados de la prácticas democráticas.
A mi me gustaría que los chinos evolucionaran en paz, aunque tarden mucho en llegar a la democracia 100%, pues una guerra civil entre dos facciones de un país de 1600 millones de habitantes que posee armas nucleares, no puede ser en ningún caso, mejor que lo actual con todos sus defectos.
¿Quiere eso decir que me agrada la censura? – En absoluto, pero lo que yo creo que es bueno para España, puede no ser lo adecuado para China, como a la viceversa. Mi deseo es que les dejemos en paz hacer su transición , pues no están hasta el momento haciéndolo nada mal.
Para entender más sobre las diferentes Internets que existen hoy en día, y la disparidad de velocidades y de maneras de actuar en ellas, recomiendo el libro «Smart», de Frédéric Martel.
Aquí se puede leer una breve reseña que hice sobre él:
http://www.germanbacca.com/investigacion-sobre-internet/
Tengo multitud de ciudadanos iranis o chinos en Facebook, y no les veo ninguna preocupacion en absoluto, por la censura ni nunca me pediran que les pase «desde occidente» ese archivo, esa noticia que les «prohibe, oculta sus gobiernos» … en realidad son ellos los que estan preocupados por el futuro de nuestro «occidente» y ya tienen un monton de libros hablando de como occidente paso de ser imperio protagonista a secundario mundial
Antes de todo habría que explicar bien el concepto de censura.
¿Acaso no es censura rellenar el 70% de espacio con publicidad y telebasura?
¿No es censura poner programas de interés educativo a la una de la noche?
¿No es censura proveer de noticias de sólo dos agencias de información?
¿No es censura proporcionar a nuestros hijos un único programa de educación?
Pecamos de pensamiento único y nos creemos demócratas. Los del bloque soviético nunca lo llamaban régimen
comunista, lo llamaban democracia popular. ¿Por qué creemos que nuestros valores (¿si aún tenemos algunos aparte de valores bursátiles?) son los mejores y los demás tienes que seguirnos?
Nuestra superioridad es un sueño que nos va a costar mucho dolor a la hora de despertar en un mundo real dominado por los chinos, rusos, indios, árabes…
Hace 2000 años cuando aún no existía ni Londres ni Berlín, China ya era una potencia de la zona y una civilización
desarrollada. Los europeos que se creen en condición de asesorar a los chinos no expresan más que su propia
ignorancia y arrogancia (una combinación muy autodestructiva). Que antes expliquen por qué los de Lichtenstein abandonaron la democracia y regresaron a la monarquía o que van a hacer con la unión europea en plena descomposición.
A ver si somos capaces de esquivar nuestra propia censura y hacernos con algunos ejemplares de libros que mencionas tú GAREPUBARO. Quizá sería posible evitar el desastre que nos espera.
P.D. ¿Hay alguna diferencia entre «pensamiento universal» y «pensamiento único»?
Lo cual es cierto porque actualmente china es la primera potencia mundial.
La censura es siempre injustificable, aquí y en China. Si luego muchos chinos no quieren informarse en el Washington Post, están en su derecho, pero habrá chinos que sí quieran leer prensa, blogs, y redes sociales extranjeras (o de la propia China sin censurar).
La censura es precisamente para recortar los derechos de estos últimos, no de los que solo quieren leer las webs del gobierno chino. Y son tan chinos como el propio Xi Jinping, así que la excusa de la soberanía china no cuela.
Lo mismo para los votos. La ausencia de democracia viola el derecho de aquellos chinos que NO votarían por Xi Jinping y su partido. Lo que buscan los dictadores y sus partidarios no es una pretendida defensa frente al exterior, sino el impedir que sea el propio pueblo chino el que decida.
En Occidente la democracia y los derechos humanos han supuesto una lucha de siglos nacida del pueblo como respuesta a los sufrimientos que ocasionaron los dictadores. Para ello, sin embargo, la gente ha tenido que tomar conciencia de que las cosas se pueden cambiar, que el estado de las cosas no es cuestión del destino o de una voluntad divina. Pero hace falta que las personas tengan acceso a la información y al conocimiento.
En Egipto había personas que querían la democracia, pero la mayoría de la población es analfabeta y sólo conocen lo que les cuentan sus sacerdotes. En China también ha habido intentos de conseguir mayor libertad, pero basta viajar a China para ver cómo unos están totalmente convencidos de lo que les cuenta el régimen y para otros la política es algo que no entienden y les queda demasiado grande. Más aún si no se les deja reunirse en torno a partidos «disidentes».
La libertad y la democracia no es para muchos pueblos una opción más, porque simplemente no conocen esa opción.
Me asombra como desprecian el voto de gente analfabeta, personas que dice creer en la democracia.
La gente analfabeta, por serlo, tiene limitado el acceso a la información y al conocimiento.
Si ya es complicado tener un criterio distinto al oficial en un estado sin democracia, mucho más si no sabes leer.
Confundes analfabetos con idiotas, un error muy común en gente ensoberbecida porque ha tenido la oportunidad de estudiar, Un analfabeto puede tener escaso raciocinio, igual que uno que ha ido a la escuela, y puede ser muy inteligente, incluso más, que quien ha ido a la universidad y que con solo ver la televisión uniformiza su criterio.
Cada pueblo tiene el gobierno que se merece…
Estimado Enrique: creo que aunque podamos compartir el enorme valor de la democracia, no creo que los gobiernos occidentales sean tan diferentes. Aunque no se apliquen formas de censura directa, muchos de ellos sí utilizan formas de vigilancia sobre la ciudadanía que son claramente antidemocráticos en la medida en que no se han discutido públicamente y no han sido sancionadas de forma transparente. En realidad, me parece que la democracia, la transparencia y la participación a la que se supone contribuiría internet es cada vez más una construcción ideológica y cada vez menos una posibilidad práctica, no en los países cultural o políticamente distintos, sino en aquellos que pretenden sostener principios democráticos.
Totalmente de acuerdo, todo lo que destapó Snowden no habla muy bien de algunas «democracias»
¿Te refieres a eso que lleva haciéndose en España durante años y años? Al menos los chinos no son unos falsos.