Mi columna en El Español de hoy se titula «Clickbait: amarillismo a evitar«, y trata de aproximar criterios con respecto a algo que me parece, sin lugar a dudas, una absurda lacra del periodismo online del momento: la desesperante costumbre de buscar el clic fácil mediante titulares de tipo intrigante o exagerado, cuando no ya directamente ridículo.
La adaptación del periodismo al nuevo entorno definido por la red está siendo compleja. En muchos casos, nada tiene más sentido que adaptar la forma en la que creamos información a un vehículo con menos barreras de entrada, e intrínsecamente más ágil y bidireccional. En otros, esa adaptación peca de «demasiado fácil», de simpleza, y cae, por ejemplo, en la confección de titulares completamente enunciativos para tratar de mejorar el SEO – con la pérdida que ello conlleva de toda creatividad e imaginación – o, como en el caso del clickbait, el linkbait o los listicles, de un estilo de redacción completamente inflacionado en la búsqueda de la impresión fácil que resulta, sobre todo, completamente insostenible. Una apropiación de elementos del sensacionalismo y del amarillismo que comenzaron a practicar algunos medios y que, debido a su aparente éxito, parece estar extendiéndose como una auténtica epidemia.
Los titulares de ese tipo son, sistemáticamente, un elemento a evitar. Ha llegado a ocurrir incluso dentro de El Español, el medio en el que publico esta misma columna y de cuyo consejo de administración soy orgulloso miembro, y de hecho, ese par de tweets en mi opinión muy poco afortunados son los que me inspiraron a escribirla, en forma de ejercicio de sana autocrítica que creo muy importante en un medio de comunicación.
Evitar este tipo de cosas puede parecer difícil: muchas redacciones aún no cuentan con criterios claros marcados en este sentido en sus libros de estilo, y en ocasiones, ese tipo de elementos pueden parecer una fuente de rentabilidad a corto, de generación de más clics y de posicionamiento del contenido como aparentemente popular. Es falso. El amarillismo de este tipo se paga con lectores desencantados, con desprestigio y con pérdida de credibilidad a medio plazo. No caigamos en esas cosas. Frente a la idea de que el clic lo justifica todo, pensemos que es muy posible que haya clics que, por el bien de la imagen del medio, no queramos tener.
El problema está en las deficientes métricas y valoraciones que se hacen, lo que lleva buscar formas que las mejoren, Si un articulo se mide «sólo» por las entradas que consigue, es lógico pensar que el periodista utilice «trucos» como los que indicas, para aumentar artificialmente el número de clicks. Si de alguna forma penalizas el que el lector no acabe de leer el articulo, harás que el periodista, no sólo se preocupe de conseguir el clicks, sino que estos procedan de aquellos a los que el contenido de la noticia les pueda interesar.
Igual pasa con el posicionamiento, el problema es que Google mide popularidad y no calidad y ambas propiedades no van necesariamente de la mano. Por tanto se premian los titulares populares, sencillos y planos, pero no los inteligentes e imaginativos.
Mientras las métricas son las que son, este tipo de cosas creo que son inevitables, por muchos capítulos del Libro de Eestilo que dediques al tema. El sueldo, (y posiblemente la continuidad), de los periodistas en el medio, depende del SEO y del número de cliks y no de lo que se ajuste a lo indicado en el Libro de Estilo.
Estoy completamente de acuerdo con Gorki. En un entorno tan saturado de contenido, la búsqueda del posicionamiento en Google y la necesidad de atraer la atención de los usuarios entre miles de titulares, son los dos principales motivos por los que muchos medios sucumben al clickbait (egobait, linkbait) o a los listicles.
Es cierto que Google no mide la calidad, por mucho que sus cambios de algoritmos prometan premiar el esfuerzo.
Importados desde el mundo anglosajón, los titulares atrayentes son la clave del éxito, con herramientas para ello (Hubspot’s Blog Topic Generator, Headline Analyzer de CoSchedule, el EMV value de Advanced Marketing Institute y otras decenas de generadores y analizadores de titulares.)
No importa si el contenido es pésimo. Hay que pescar al lector, como bien sugiere la imagen de este post.
¿Pero eso es sostenible para un medio? Solo podría imaginar una respuesta afirmativa si tenemos una imagen muy básica y acrítica de los lectores. Otra cuestión es si esos contenidos forman a los lectores para seguir consumiendo esos contenidos. Yo hay medios que intento evitar cuando me llega un enlace porque ya sé de qué van. Pero hay otro campo donde este fenómeno campa a sus anchas, y es en las «noticias» políticas, donde en tantas ocasiones aparecen palabras entrecomilladas en titulares que son diferentes cuando no directamente contradictorias con las entrecomilladas del interior del artículo. Ahí si reconozco que hago clic a veces para comprobar como pequeño juego esas discrepancias entre supuestas palabras textuales.
off-topic
El color del texto en El Español no es negro sino gris, y me ha resultado incómodo, incluso he usado el modo de lectura de Firefox para acabar de leerlo.
Saludos
Ejemplo de clickbait
Número aleatoria, número que aparece en el contador de la «home! de Enrique Dans https://www.enriquedans.com/
Otro ejemplo de hoy: «Hedy Lamarr: del primer orgasmo en la historia del cine a ‘inventora’ del GPS» (El Confidencial).
Mientras que el desarrollo de la conmutación de frecuencias patentado por Hedi Lamarr sí que se usa en el sistema GPS, ella no inventó el GPS. Es como decir que Einstein inventó el GPS porque se utiliza su teoría de Relatividad para el cálculo del desfase de tiempos en la transmisión de la información entre los satélites.
Esa práctica no solo es perniciosa sino también un atentado contra el ambiente, cada clic inútil se traduce en una agravada emisión de carbono, los datacenters no discriminan los clic útiles de los inútiles.
Me parece ya una exageración decir que los clics inútiles son un atentado contra el «ambiente». Lo que si creo es que el mundo de internet cada vez se asemeja más al mundo de la televisión. Y en la televisión no vende el contenido, sólamente vende el morbo, la discusión, la polémica,etc. En esto es lo mismo; un buen titular cargado de morbo, intriga, polémica hace que haya más audiencia.
Solo falta por averiguar si la culpa de esta situación, es de quien ofrece, morbo, intriga y polémica o del público que busca morbo, intriga y polémica. En ni opinión los señores que ofrecen eso es porque cubren una demanda. Mo es que ellos provoquen la demanda, Si no hubiera espectadores para esa television, los camales no la producirían. Siempre existe el canal que no ofrce esa mercancía, como National Geographic pero lo cierto es que van a hacer un ERE, porque no les cuadran las cuentas por falta de audiencia.