Un interesante artículo de Venture Beat titulado «Why Wall Street talent is moving to Silicon Valley«, plantea y describe un movimiento que también llevo cierto tiempo viendo desde mi posición de profesor: cómo los mejores cerebros, las personas con talento más desarrollado o con historial más brillante parecen inclinarse progresivamente por la industria tecnológica en lugar de las industrias y las salidas más tradicionales y habituales en los MBA, como las finanzas, la banca de inversión o la consultoría.
La base del razonamiento es sencilla: industrias con un crecimiento más activo son capaces de proponer entornos más interesantes, más divertidos, más dinámicos, y por supuesto, mejores sueldos. La idea de trabajar en la industria tecnológica es la de desarrollarse en un entorno que cambia a gran velocidad, en el que resulta difícil aburrirse, en el que constantemente surgen oportunidades para el planteamiento de nuevas estrategias, y en el que una abundancia de fusiones, adquisiciones y salidas a bolsa proporcionan numerosas oportunidades de hacerse rico. Por supuesto, no es oro todo lo que reluce: hay historias de todo tipo, fracasos sonados y caídas en desgracia. Pero en general, el dinamismo de la industria actúa como un imán para el talento, y genera una espiral de resultados positivos que drena los recursos de otras industrias, que tiende a hacer que aquellas personas más preparadas sientan que pueden estar desperdiciando su tiempo en empresas que no les proporcionan incentivos suficientes.
Un drenaje de talento que actúa no solo en parámetros sectoriales, de industrias más tradicionales o aburridas hacia las más innovadoras, sino también con parámetros geográficos: en aquellos entornos que permiten que la industria tecnológica se desarrolle adecuadamente, sin someterla a reglas absurdas (o directamente a trampas asquerosas, como se hace en Europa, que pretenden supuestamente proteger a determinadas industrias de la comoditización), el talento puede verse más atraído, más incentivado. Que California sea uno de los pocos territorios que directamente prohibe las cláusulas de non-compete, por ejemplo, y que ni siquiera acepte la validez de esas cláusulas cuando el trabajador la había firmado en otro territorio, lleva indudablemente a que ese estado se convierta en polo de atracción para el talento individual. Proteger a las personas, a los profesionales, frente a proteger a las empresas. Que Silicon Valley proporcione una combinación de talento, buenas universidades, capital inteligente y un marco legal previsible y no caprichoso es una conjunción de factores que llevan ya más de una década y media funcionando, haciendo que la mayor parte de las iniciativas con capacidad disruptiva emerjan precisamente ahí. Mientras, el resto de industrias siguen tratando de perpetuar las reglas que conocieron, y los países que permiten que esas mismas industrias dicten las leyes se convierten en los lugares donde se sedimentan los trabajadores que no quieren o no saben ver más allá.
La carrera actual es por el talento. A veces, no es ni siquiera una cuestión de dinero, sino de motivación, de creerse lo que uno hace. De entender cómo aportas valor de manera directa. El talento se ve atraído por formas nuevas de hacer las cosas. Si vas a seguir haciendo lo mismo que el año anterior, el anterior y el anterior, yendo a trabajar con una manivela detrás de la espalda para darte cuerda, y sin posibilidad ni ganas de generar ideas nuevas en sectores y en países en los que únicamente aplica el «más de los mismo», resígnate a lo que hay.
This article is also available in English in my Medium page, “Talent likes technology«
El caso es que se desperdician un enorme montón de cerebros. Hay mucha gente que simplemente no quiere irse a vivir a la bahía de San Francisco. Mientras no se desarrolle el teletrabajo para actividades intelectuales, que dé lo mismo dónde vivas, seguiremos en las mismas. Unos cuantos hindúes se van a Silicon Valley, muchos se quedan en la India, a pesar de ganar mucho menos y de no poderse ocupar de las tareas más interesantes.
No te digo ya nada si en lugar de tener un sistema educativo como la India tienes otro que ahoga las posibilidades del individuo desde la infancia. Y los condicionantes sociales, claro, que en la misma USA es considerado señal de éxito social el estar en el equipo de fútbol americano, o en el equipo de animadoras.
No solo es eso, las grandes corporaciones, como la banca, los seguros, o el funcinariado, son organismo donde el empleado no tiene, (tiene muy difícil), brillar, pues por un lado su trabajo esta muy definido y no es posible la iniciativa o hacerlo de forma diferente a como siempre se ha hecho, y ademas como en el ejercito, en un 90% de los casos, se asciende por puro escalafón, mientras que en empresas en pleno desarrollo, que tengan la probabilidad de crecer a gran velocidad, la definición de tu puesto de trabajo es imprecisa, y ya dentro de la compañía, cabe utilizar tu iniciativa personal por lo que los movimientos en horizontal y los ascensos son relativamente fáciles a poco que destaques en tu trabajo.
En consecuencia, quienes desean algo seguro, prefieren entrar en finanzas, en grandes corporaciones, y en el funcionariado, o abrir una farmacia, es decir empresas estable que te libran de futuros sobresaltos y en la que a la larga ascenderás, sin que tu tengas que esforzarte. Estas personas son por lógica y genéticamente quienes más aborrecen cambios, pues lo que buscan es la estabilidad.
En cambio, quienes están muy seguros de su valía, (con razón, o sin ella, que ese es otro problema), apuestan por entrar en empresas con previsible crecimiento para los próximos años, pues esperan conseguir con ello, o ascensos dentro de esa compañía o adquirir experiencia en puestos de nivel superior, que les valga para ofrecerse en otro lado, si en su empresa cesa el crecimiento, o opina que no se le aprecia suficientemente lo que, (él cree), que vale.
Son pues personas que no solo desean cambios en su trabajo, sino que si no se dan, sienten que dejan de aprender, lo que para ellos es un complemento al sueldo de alto valor.
Ahora bien, quien están seguros de si mismo, no son necesarariamente los mejores, sino los más arriesgados y emprendedores, Los mejores pero inseguros, por ejemplo hacen oposiciones a registradores de la propiedad, que son muy difíciles. Una profesión que desde el primer día de ejercicio, hasta el último, necesita de los mismos conocimientos de derecho. No hay nada nuevo que aprender, ni ninguna aportación personal a los registros de la propiedad. Toda tu vida laboral, se resume, en repetir una y otra vez lo que hiciste el primer mes, cambiando solo el nombre del propietario.
Desde luego para mi, son de agradecer los buenos emolumento de un registrador, pero solo pensar en ir a la oficina para hacer toda mi vida las mismas cosas, se me abren las carnes. En mi el cambio de actividad, ha sido siempre algo buscado y deseado.
Se puede trabajar en Apple y no ser de perfil técnico: http://www.eldiario.es/economia/Braenburn-Capital-Apple-gestiona-inversiones_0_453904608.html
Como en cualquier empresa, habra también departamentos administrativos, de ventas, de almacén, asesoría jurídica, marketing, financieros, …
Muy buenos los comentarios #001 de Krigan y #002 de Gorki, así como la ilustración del artículo.
Las cláusulas de no concurrencia es algo que ningún trabajador debería aceptar si le incomoda. Al fin y al cabo no es más que una forma absurda de intentar esclavizar una mente. Cuando una persona acaba la universidad y comienza su primer empleo, debería saber que no tiene por qué aceptar cláusulas que te limiten una vez que has terminado la relación contractual con la empresa, simplemente porque es «lo habitual» y es lo que «hace todo el mundo». Debería saber que puede negociar el contrato de igual a igual y no tiene por qué firmar lo primero que le pongan delante. Podrás aceptar un salario más bajo (ya tendrás tiempo de aprender y demostrar tu valía), pero no un contrato que te encadene.
Hay una cosa en la que estoy 100% de acuerdo y es que en Europa, na de na.
Vivo en Bruselas, y aunque no sea el mejor ejemplo al ser la capital de la burocracia, aquí los incenticos están invertidos: se gana más dinero siendo burócrata que trabajando de ingeniero. La carrera no es por el talento, sino por ver quien pilla silla de funcionario!
Entre las crisis del euro, las luchas políticas y la burocracia infinita (y bien pagada), Europa no va a levantar cabeza nunca!!
Tu lo has dicho, Enrique; el talento se ve atraido por nuevas formas de hacer las cosas; tenemos que ser capaces de crear entornos que lo estimulen en vez de deprimirlo… Aquí en Europa todos sabemos que estamos a años luz de aquello y/o de Silicon Valley, pero gracias a Dios a veces llegan ideas desde países como Finlandia, con modelos de negocio disruptivos para industrias tan tradicionales como el HeadHunting… ;-)
Brillante articulo, que merece el aporte de uno de nuestros más brillantes pensadores porque, aunque nos cueste creerlo, haberlos haylos en esta España nuestra.
«Yo defino talento como la inteligencia triunfante.Distingo entre generación y gestión del talento.El primero es fruto de la Educación y el segundo aparece una vez que está desarrollado.Lo importante es que el talento no es anterior, sino que es fruto de la Educación. Antes de la Educación solo hay biología, después de la Educación ya tenemos una inteligencia en forma para ponerse a actuar y es entonces cuando entra la gestión del talento:utilizarlo de la mejor manera posible,seguir desarrollándolo, crear un entorno que lo estimule en vez de deprimirlo, buscar la ocupación más adecuada para que adquiera su máximo éxito» JOSE ANTONIO MARINA