Jornada completa en Vigo, en la XIII Conferencia Internacional de la APTE, en donde hablé sobre innovación y colaboración en unos entornos de trabajo como los de los parques científicos y tecnológicos.
Algunas de las ideas expuestas en mi charla, particularmente las relacionadas con la innovación disruptiva, los nuevos entornos de trabajo, las oficinas abiertas o la necesidad de eliminar conceptos tan arraigados como los despachos o herramientas tan extendidas como el papel, surgieron justo antes de empezar en una entrevista que Alberto Quian me hizo para GCiencia, revista de ciencia gallega.
Se titula «Hai que proscribir o papel«, y está íntegramente en gallego, pero no quería por ello dejar de reseñarla. El gallego suele considerarse un idioma fácil de seguir por escrito para un castellanoparlante, pero claro, qué voy a decir yo, que soy máis galego que a queimada… :-)
Más allá de ser un titular provocativo, mi postura con respecto al papel se radicaliza cada día más: no veo ninguna ventaja al uso de una tecnología con miles de años de antigüedad, que dificulta o impide el intercambio de información, y cuya única ventaja es que, como desgraciadamente sabemos gracias a los recientes cambios en miles de ayuntamientos en nuestro país, es que se puede destruir. En entornos corporativos, el uso del papel resulta cada día más injustificable, y la idea de proscribirlo por la vía de los hechos – no «prohibiéndolo», sino convirtiéndolo en incómodo eliminando la posibilidad de acumularlo, al transformar las oficinas en entornos abiertos con sitios no asignados – es uno de esos mecanismos interesantes que algunas organizaciones utilizan como palanca de cambio. Si dejas de tener un sitio cómodo donde acumular papeles y te ves forzado a cargar con él como un nómada de casa al trabajo y del trabajo a casa, lo habitual es que su uso disminuya radicalmente o se restrinja a lo estrictamente necesario, que sea sustituido por flujos de trabajo basados en documentos electrónicos compartidos, y que la organización gane mucho en términos de eficiencia.
Del mismo modo, estamos viviendo una auténtica caída en desgracia del correo electrónico en la comunicación en entornos corporativos, a manos de toda una generación de email-killers que adaptan algunas características de la mensajería instantánea al trabajo en grupo, como Yammer, Trello, Asana, Slack, Cotap y muchas otras, y que también se configuran como uno de esos quick wins (herramienta sencilla, intuitiva, que no precisa formación de ningún tipo) que algunas empresas utilizan para llevar a cabo cambios radicales que alimentan procesos de innovación. Como ya dije en su momento, si quieres cambiar cosas, vas a tener que romper cosas…
El único papel que utilizo son los posit. Los otros papeles he dejado de utilizarlos salvo rarisimas excepciones, pero los Posit los tengo siempre a mano, No he encontrado nada más útil para escribir algo que tengo que recordar más tarde.
Yo he dejado de usar los postits. Uso las notas Tomboy de Ubuntu. De todas formas no me he librado del papel.
Por los daños medioambientales que comporta, el uso y abuso del papel sí podría considerarse muy perjudicial, y en muchas situaciones es cierto que se convierte en un lastre. Por ejemplo hay juzgados con pilas de papel por los pasillos. Pese a ello no veo necesario prohibirla y tampoco debemos olvidar lo ocurrido con un montón de material guardado en las oficinas de la propiedad intelectual en forma de CD con grabaciones que han desaparecido por confiar en una tecnología que no ofrecía las garantías suficientes. También se han perdido considerable cantidad de información por usar formatos que caen en desuso.
La información grabada puede perderse por muchos motivos. Las escrituras de un piso es el clásico papel que ha de conservarse por décadas. Puede que para un notario fuera interesante pasar un montón de contenido a soporte digital, por su facilidad de manejo y por la reducción de espacio pero las garantías de autenticidad de un documento en un medio de almacenamiento digital es un tema trivial y a día de hoy existen los mal llamados notarios digitales con una limitada utilidad práctica y una nula capacidad para suplir una auténtica intervención notarial.
Otro ejemplo donde la autenticidad es clave es el soporte usado para una votación. Yo para las elecciones no confío en el voto digital y espero que el voto con la clásica papeleta no desaparezca jamás.
Incluso en el caso de un libro, un libro en papel con una dedicatoria de su autor, se convierte en un objeto con un valor diferente
Afirmar que, «el uso del papel resulta cada día más injustificable,» es una exageración. No diré que sea una gran mentira pero si es una media verdad. Puedo admitir que todos los soportes digitales son más fáciles de manipular que el soporte en papel, pero eso no es siempre una ventaja.
Coincido en su mayoría con lo expuesto por Antonio.
«[…]y cuya única ventaja es que, como desgraciadamente sabemos gracias a los recientes cambios en miles de ayuntamientos en nuestro país, es que se puede destruir[…]». Como si la información en otros formatos no se pudiera destruir, ni corromper, ni manipular, ni tener dificultades de lectura, ni de acceso, ni…
Todo tiene ventajas, e inconvenientes. Absolutamente todo. La frase es, dicho con todos los respetos a su autor, una superlativa estupidez.
Antes escorabas, pero ya has caído en ser un talibán tecnológico Enrique, y de ahí al yihadismo tecnológico hay menos de lo que crees. «Dios lo quiere», «Alá es grande», «por la Revolución», o con lo que sea que os auto justifiquéis los tecnófilos (por usar un término suave)…
«El único papel que utilizo son los posit. Los otros papeles he dejado de utilizarlos» asi tendras el culo …
Tu sigue bebiendo café alli de pie al lado de tu máquina tragamonedas, que te dispensa en vaso de plastico, eso si del XXI y con prisas .. que otros seguiremos acudiendo a nuestra cafeteria del decimonónico, con sus marmoles, sus cristales, sus lamparas de lágrimas su tiempo de relajacion…
en fin para gustos colores …
Cierto lo que dices, pensé que el lector tendría en cuenta eso que se ha puesto tan de moda, «el contexto». No he tenido en cuenta que estos comentarios son leídos tanto por gente normal, como por carentes de inteligencia.
Plausible la vida de este soporte fisico,que como bien dice adolece de durabilidad expuesta,en segun que manos,las de un estudiante o un concepto de persona que basa su vida en el engaño y en el autooneroso proceso de enriquecimiento ilicito.no obstante hay que reflejar como en un entorno orientado a la privacidad y eficiencia desista su uso,claro sintoma del ejercicio expuesto.no utilizo o escribo en un folio desde principios del 2000….no lo encuentro inspirador,pues fijas los ojos y obvias el entorno..
A veces es necesaria una «obligación» para forzar el cambio, y los hay más rápidos de lo que la gente está preparada a soportar.
El New York Times también obliga a sus empleados a acceder al periódico mediante dispositivos móviles, tal como contaban hace un par de día los microsiervos.
El papel siempre lo aguantará todo
Muchas veces como usuarios tenemos la necesidad de imprimir mucho más por comodidad que por necesidad. Expongo mi caso:
Cada día que pasa imprimo menos papel, por ejemplo en mi casa con mi equipo tengo claro que no necesito para nada una impresora salvo en casos que alguien me pide un incómodo papel.
Sin embargo en el trabajo aún me veo en la necesidad de imprimir cosas bajo la perspectiva de la comodidad. Yo no quiero imprimir pero no tengo ni una pantalla adecuada ni las herramientas para poder prescindir del papel. Cómo empujar al departamento de sistemas para el análisis de la «ergonomía» del papel me parece una de las primeras tareas a la hora de eliminar papel. Creo que esa es una de las causas de los fracasos a la hora de implantar proyectos 0 papel.
Respecto al correo electrónico, es curioso que una herramienta que nació para la comunicación personal haya terminado usándose sobre todo para otras cosas: regeneración de contraseñas, transferencia de ficheros entre equipos, notificaciones de facturas y de compras electrónicas, etc. No es que el correo electrónico haya dejado de usarse (yo no podría vivir sin él), es que ha cambiado su utilidad.
Otro tanto ha pasado con los SMS. Ya no los utilizamos para la comunicación personal (salvo en los rarísimos casos en los que la otra persona no tiene Whatsapp), pero siguen siendo útiles en aplicaciones de seguridad.