La discusión sobre si bloquear o no bloquear contenidos vuelve al Reino Unido: en la actualidad, toda instalación de banda ancha doméstica exige a su propietario responder al tipo de filtro que desea para los contenidos a los que desea acceder a través de ella, entre distintos epígrafes que incluyen pornografía, descargas no autorizadas, etc., una opción que, según las investigaciones del regulador, Ofcom, ha demostrado ser escasamente popular: de los cuatro proveedores de acceso más importantes, únicamente uno ha recibido solicitudes de bloqueo de más de un tercio de sus usuarios, mientras los otros se mantienen en porcentajes que oscilan entre el 4% y el 9%.
Ahora, probablemente influenciados por la baja tasa de aceptación de los citados filtros a nivel doméstico, los conservadores vuelven a la carga pretendiendo exigir a los proveedores de contenidos pornográficos que desarrollen mejores métodos para filtrar sus contenidos a menores de edad o, en caso de no hacerlo, ser incluidos en una lista negra que será objeto de bloqueo a nivel de los proveedores de acceso. Sistemas basados en tarjeta de crédito o de otros tipos que permitan hipotéticamente asegurar que quien accede a esos contenidos tenga la edad adecuada para ello. La discusión, aunque se refiere a un escenario concreto en un país determinado, resulta enormemente interesante a todos los niveles en función de lo que puede desprenderse de ella: ¿deben realmente ese tipo de contenidos ser filtrados? ¿Resulta mínimamente viable hacerlo?
La discusión es, en realidad, mucho más compleja de lo que inicialmente podría parecer, y toca aspectos que van desde la libertad de expresión hasta la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos, además de los puramente tecnológicos. Tecnológicamente, la respuesta a la pregunta de si pueden llegar a elaborarse filtros verdaderamente eficientes es relativamente sencilla: no. Países como Australia, que en su momento llegaron a implantar sistemas de filtrado de contenidos y que han estudiado volver a implantarlos varios años después, han llevado a cabo pruebas y publicado informes que demuestran que, a pesar del importante avance tecnológico que estos han experimentado, siguen siendo ineficientes a la hora de discernir correcta y fehacientemente el contenido que debe ser filtrado y el que no.
Censurar todas las páginas que publican contenido pornográfico en internet es completamente inviable: la lista no solo sería enorme, sino que resultaría imposible de mantener actualizada, debido al enorme dinamismo de este segmento. Los intentos que se han hecho en este sentido han resultado infructuosos en ambos sentidos, en el de dejar de bloquear páginas que respondían al criterio de bloqueo, y en el de bloquear páginas que no tenían por qué haber sido bloqueadas. Obviamente, no todos los contenidos pornográficos llegan a través de páginas web, y no tiene mucho sentido bloquear esas páginas si los usuarios pueden acceder a contenidos similares a través de P2P, foros o grupos de diversos tipos. Los filtros son incapaces de reconocer adecuadamente contextos, de manera que todo aquel contenido que hable de pornografía o que contenga fotografías que puedan interpretarse como pornográficas, sean artísticas, médicas o de otros tipos, resultan incorrectamente bloqueados. Estudios destinados a determinar la eficiencia de estos filtros han concluido que los más restrictivos llegan a bloquear en torno a un 91% del contenido pornográfico, pero pagan muy cara esa eficiencia bloqueando también un 23% de contenidos catalogados como no pornográficos.
La brecha tecnológica generacional también juega en contra de los filtros: ¿podemos confiar en el mantenimiento de esos filtros a nivel doméstico cuando los usuarios teóricamente más interesados en acceder a esos contenidos son, en muchos casos, tecnológicamente más aptos que sus padres? ¿Puede un filtro diseñado para ser gestionado por adultos inexpertos resistir los intentos de modificarlo llevados a cabo por un adolescente «hormonalmente empeñado» en desactivarlo? O incluso, dando un paso más allá: ¿qué impide que ese mismo adolescente se haga con una VPN o acceda a través de un proxy, opciones que en el caso del Reino Unido ya han sido ampliamente popularizadas debido a los sucesivos intentos del gobierno de bloquear páginas de descarga de contenidos?
Pero más allá de la cuestión puramente tecnológica, existen otras preguntas igualmente relevantes: los filtros producen en los padres una ilusión de seguridad y una relajación en la educación, una clara dejación de responsabilidades en manos de la máquina. Cuando todo indica que la mejor respuesta al consumo de contenidos pornográficos está en la educación, en quitarles importancia y en desmitificarlos de manera que no sean visto como algo sujeto al atractivo de lo prohibido, los filtros llevan a una inacción que redunda en que esos mismos adolescentes, incluso aunque el filtro funcionase bien, se verían en algún momento expuestos – en otro ordenador, en casa de un amigo, etc. – a esos contenidos para los que no los hemos preparado, que pasarían a tener sobre ellos un efecto potencialmente mucho más perjudicial. Después de todo, si durante generaciones hemos tenido un acceso relativamente poco restrictivo a pornografía y la amplia mayoría de los adultos actuales han desarrollado una relación con ese tipo de contenidos que no puede calificarse como de «enfermiza», ¿qué nos lleva a pensar que la época actual debería hacer precisas medidas diferentes? O, como otros usuarios dicen, ¿por qué la ineptitud de algunos padres a la hora de educar a sus hijos redunda en que se intenten bloquear determinados contenidos a nivel de todo un país? Después de todo, si unos padres desean, por la razón que sea, llevar a cabo un bloqueo de contenidos, cuentan con una oferta suficientemente elevada de filtros parentales en el mercado como para intentar llevar a cabo esa opción, sin necesidad de que ese bloqueo sea efectuado a nivel general.
Desarrollar y activar todo un sofisticado sistema de filtros es una manera de poner en marcha un sistema de control social, que muchos gobiernos desearían tener a la hora de controlar el acceso a otros contenidos, no necesariamente pornográficos. Para muchos, es el precedente de una «gran muralla china«, una forma de, con la excusa de la pornografía, ofrecer a un gobierno un banco de pruebas perfecto para desarrollar filtros para otros contenidos que puedan considerar peligrosos en otro momento.
La cuestión de los filtros está de máxima actualidad, y entronca con la supuesta responsabilidad de protección que los ciudadanos parecen exigir a sus gobiernos. Por el momento, países como Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Italia, Noruega, Nueva Zelanda, Reino Unido y Suecia han puesto en marcha sistemas de este tipo para bloquear el acceso de sus ciudadanos a contenidos como pornografía infantil, una tendencia que aún no ha demostrado ningún tipo de efectividad. Marginalizar el contenido mediante filtros parece más bien tender a ocultar el problema, en lugar de luchar realmente contra su producción o su consumo: una situación de «esconder el problema bajo la alfombra» con la que muchos gobiernos y ciudadanos parecen encontrarse razonablemente cómodos, pero que no combate en modo alguno la raíz de la cuestión, e incluso convierte algunos contenidos en más atractivos para aquellos que podrían tener tendencia a consumirlos.
La frontera entre la responsabilidad de los padres a la hora de educar a sus hijos y la del gobierno de proteger a sus ciudadanos parece jugar un papel fundamental en esta discusión. Lo que los conservadores británicos – y muchos otros gobiernos de similar ideología – parecen decir es algo así como «quiero que el gobierno me proteja a toda costa (y sobre todo, proteja a los niños, convertidos en excusa que todo lo justifica) de todo aquello malo que pueda venir por mi conexión de red». Y eso, nos pongamos como nos pongamos, es no solo imposible, sino también profundamente peligroso.
This article is also available in English in my Medium page, “To block or not to block, that is the question«
Brevemente, en esencia todo lo que dices es lo que opino yo. Lo más terrible es el plano inclinado… Vendrán los filtros anti-terrorismo (claro, sujetos a la definición de terrorismo del gobierno), los anti-droga (¿tabaco, alcohol?), los anti-delito…
En el campo específico de la pornografía, o educan los padres o me da la risa.
Creo que fue en Suecia que cuando intentaron bloquear los contenidos con derechos de autor, solo consiguieron elevar tanto el uso de sistemas de protección tipo VPN que la policía se quejó por que hacia tan cotidiano su uso, que era difícil vigilar a los auténticos delincuentes. Internet tiene una naturaleza y es bueno recordarla.
Lo que más me llama la atención sobre este tema es que el foco está puesto en la pornografía. Desde luego que hay que filtrar cosas como la pornografía infantil, además de perseguir a quien comete estos delitos. Pero la pornografía común no creo que sea un delito, podrás estar de acuerdo con ella o no, pero personalmente no lo veo un delito: es algo que en principio es natural (el sexo) hecho por personas libremente (obviamente habrá casos en los que esto no sea así, y ahí si que habría que actuar contra los que cometan los delitos).
Yo veo más peligrosa la violencia gratuita que se puede encontrar no sólo en internet, sino también en cine y TV.
Si no quieres que tus hijos vean pornografía, edúcalos. Personalmente, preferiría «pillar» a un hijo viendo pornografía que vídeos de violencia gratuita. No es tarea de un gobierno el «proteger» de esta manera a sus ciudadanos.
Si alguien pretende «educar» a sus hijos mediante filtros en el ordenador es exactamente igual que aquel que manda al colegio a sus hijos para que corrijan el mal comportamiento que tienen en la casa.
¿El baile de Gilda es erotismo? Si, desde luego — Pues solo se quita UN GUANTE
¿Las novelas de las Bronte son eróticas? — Pues yo diria que superan largamente lo rosa
Como programador de filtros eróticos necesito criterios claros para discernir de forma matemática algo rosa de algo erótico y algo erótico de algo pornográfico.
Pero resulta que la calificación, no está solo en lo que se exihbe, sino en la elaboración que de ello hace el cerebro de cada uno, a uno el baile del guante de Gilda le parece sensual, a otro erótico y a un tercero pornográfico. ¿Realmente qué es lo que és? — Pues depende del expectador
Enrique… Según lo que he leído el Reino Unido, tiene sus peculiaridades y su clima es áspero y frío.
También, dicen, la policía de Londres quiere acaparar y erigirse en defensora e defensora y ejecutora de la moral, las custumbres, los castigos y los azotea al mal y a los malos y malas de Internet. Todo por la corona, la reina, el rey… ¡Oh Lord.!
Resumiendo: A la «policía» de Londes quiere ocuparse de todo y manejar el dinero de todos los ingleses.
¿Lo explico mejor con algo leído y me han comentado.?
-Libro, algo asi: » … el carácter inglés tiene algo de «psicópata social», tiende a repetir y propagar el daño, los castigos y el odio que han sufrido en las más cercanas a su entorno social, y si se les da la oportunidad de hacerlo de forma anónima o a personas que no conocen, entonces… »
– De palabra, algo asi: En Inglaterra las mujeres, sean casadas o solteras, tienen su día de marcha reservado. Salen solas o en grupo, sin el marido, de juerga, de caza, … Y cuidado con decirles nada, es un derecho histórico… Después de tantas guerras y la muere de tantos hombres, ellas eran y son la garantia de que la población del Reino Unido crezca… En guerras donde murieron millones de ciudadanos del Reino Unido y Australia… ¡Ya me diréis. !
– …
Lo que alguien me tendría que explicar es la cantidad y proporción de mujeres en el parlamento y en cargos públicos en el Reino Unido.
Ah… Y lo de que adapten el Euro y las medidas de la Unión Europea, creo que va para largo. Creo que nos dirán: Mañana, pero que realmente será nunca ya que seguirán con su propia moneda. Como padres fundadores de EEUU, con su Dólar, querrán seguir teniendo su propia moneda, la «Libra» y sus propias y particulares medidas.
Se aceptan críticas y comentarios. Si son razonados y documentados, mejor que mejor.
Saludos.
PD
Auto ofrecimiento de empleo: Se ofrece español, católico, como experto perseguidor del mal piratas, abusadores y mala gente incluida; para trabajar con la policía de Londres, protestante, para proteger al Reino dd Inglaterra de godos los males.
Sueldo a negociar, conformándose solo con la millonésima parte del número de bolitas de té que se consumen en el Reino Unido durante un año.
Espero que os haya gustado este LADRILLO.
Si no son capaces de impedir que alguien se baje una peli de Hollywood, ¿cómo van a impedir que un adolescente se baje un vídeo porno? Es idiotez en estado puro.
Mi pequeña experiencia en un Centro Educativo es clara: los filtros sólo dan problemas, y no resuelven ninguno. Con recortes en mantenimiento y formación, al final los equipos se ralentizan, si se filtra por hardware el «chisme» no funciona en el momento crítico y no hay nadie que lo solucione, páginas necesarias aparecen bloqueadas… En muchos casos mejoramos usando los móviles de los alumnos, que ya ni «chupan» la Wifi del Centro y vienen con sus tarifas de datos… Al final, quitando todo filtro y con las DNS de Google es como mejor funciona todo. Y con un profesor en el aula pendiente de lo que hacen los alumnos, que es lo que aconseja el sentido común.
Pues nada, como no se le pueden poner puertas al campo, habrá que aceptar como normal que nuestros hijos accedan a vídeos pornográficos donde lo más suave que le hacen a las señoritas es meterles por el recto un bate de béisbol que luego les obligan a lamer. Eso de desayuno. Para el almuerzo, que vean unos cuantos vídeos de matanzas yihadistas patrocinados por AdSense. En la comida, sexo regado con orines, zoofilia y prolapsos rectales bajo demanda. Y para cenar, vídeos de asesinatos, mutilaciones y palizas a mendigos en Liveleaks.
Gracias a todos por hacernos más fácil la educación de nuestros hijos. Gracias por construir un mundo mejor mediante la tecnología.
#009: Ya, es verdad, tienes razón, es la leche, menuda mierda! Y anda que el desastre ese del fuego, qué desastre, con lo bien que estábamos sin él, vaya porquería, este mes lo menos m he quemado el dedo seis o siete veces!! Y la rueda, ¡¡no me hagas hablar de la rueda, que me caliento!! ¡Con lo tranquilos que vivíamos antes sin ella!!! Por no hablar de ese desastre de leer y escribir, ¿para qué lo necesitábamos??
Hola Enrique Dans.
Yo he leído la siguiente frase en tu blog «un simple cliente descontento te puede liar la mundial»
¿Qué significa » liar la mundial»?
Soy un estudiante de español.
Gracias
#011: «Liar la mundial», «liarla parda», «montar un cirio», «montar un lío», «montar un follón», «montar una bronca»… son todas ellas expresiones coloquiales que supongo que traduciría al inglés como «make a big mess». En español menos coloquial y en el contexto en el que yo la utilizaba supongo que podría ser «provocar un escándalo».
Gracias , Enrique.
Coincido en la idea general de la dificultad de poner en práctica un filtro eficiente, pero poder hacerse se podrá. Es cuestión de pasta y trabajo, y si hay quien esté dispuesto a poner recursos ilimitados se acabará pudiendo. También estoy en contra porque por ahí se empieza, pero no se controla cómo termina. Es lo que tiene el avance tecnológico: que no solo es en la dirección «buena», y como no se pueden poner puertas al campo, aaaaaahhh («haber elegido muerte», como el chiste).
Jesús #008, yo también tengo experiencia en un CEM y, al igual que vosotros, tuvimos que suprimir los filtros porque daban muchos más problemas que soluciones (nuestros equipos son bastante malillos). En efecto al final la solución fue: por un lado prohibir que los alumnos se conecten sin supervisión (que tampoco quiere decir que hay alguien mirando su pantalla permanentemente, pero sí permanentemente con ellos en la sala supervisando la actividad con vista a todas las pantallas), y por otro educar en contenidos a través de debates y talleres. Teniendo en cuenta que nuestros alumnos son inherentemente problemáticos los resultados han sido muy buenos.
En lo que sí que coincido plenamente con Enrique es que lo FUNDAMENTAL es la educación. No adoctrinar, ni hablar: Comunicar, comunicar y comunicar. Los menores no son tontos (casi ninguno), y aunque parezca que ni caso todos mastican lo que les dicen los educadores. Menos filtros y más dedicar esfuerzos a los menores.
La censura, aparte de otros muchos problemas, tiene un problema propio e inevitable, ¿Como se controla, el sentido común de los censores?
Quien cree un sistema de censura, observará que es cuestión de tiempo, dar con un censor pasado de rosca, con mentalidad de Torquemada, que se obsesiona con su trabajo y termina recortando todo, lo sensato y lo absolutamente pueril.
#9. Julio, entiendo que estés preocupado porque tus hijos puedan ver contenidos violentos, pero si quisieras que no fuera así, ni podrían ver la televisión y aunque les retires los móviles sus amigos los tendrán.
A mi tampoco me gusta «observar» el mundo en el que vivo por cualquiera de los canales que utilizo, y el que más me escandaliza es lo que ven mis ojos a diarios andando por la vida.
La clave esta en educar, que seguro estoy lo haces fenomenal, y una vez que enseñes los valores, relájate porque seguro que esas imágenes malas, lo único que harán será reforzar la buena educación que les has dado.
Hace años conocí a un administrador de este tipo de páginas, y en su momento, me comentó que ellos eran los primeros interesados en evitar que accedan los menores a su contenido: es ancho de banda gastado, y no tienen tarjeta de crédito.
Ahora, estoy hablando de hace más de diez años, y las cosas han cambiado mucho (el ancho de banda es mucho más barato), y supongo que también en ese sector… pero no creo que haya cambiado las premisas básicas:
1.- son un negocio
2.- Los menores no son sus clientes potenciales
3.- No necesitan promoción, ya lo harán las hormonas en unos pocos años.
Dicho lo dicho… si las empresas interesadas no han conseguido que dejen de acceder los menores (normal: eso tiene que venir de la educación), ¿que posibilidades tiene un gobierno?
Creo recordar haber leído alguna vez que en el Reino Unido la distribución de pornografía (porno standar, vamos) es delito, supongo que es la motivación de esta ley (están prohibiendo revistas y dvd’s mientras en internet se puede acceder a esos contenidos). Fuera ya de consideraciones morales, el hecho es que las medidas de censura draconianas nunca han sido efectivas, ni a nivel técnico ni a nivel social.
#009: Ya, es verdad, tienes razón, es la leche, menuda mierda! Y anda que el desastre ese del fuego, qué desastre, con lo bien que estábamos sin él, vaya porquería, este mes lo menos m he quemado el dedo seis o siete veces!! Y la rueda, ¡¡no me hagas hablar de la rueda, que me caliento!! ¡Con lo tranquilos que vivíamos antes sin ella!!! Por no hablar de ese desastre de leer y escribir, ¿para qué lo necesitábamos??
En cierto modo creo que ambos tenéis parte de razón. Por una parte creo que la infancia merece un cierto nivel de protección garantizado legalmente y por otra dudo mucho que ese nivel de protección deba consistir en la censura o prohibición de acceso a ciertos contenidos que además resulta bastante inviable. Cuanto más prohibido más goloso.
Creo que el nivel de protección debería ser similar a lo que se usaba antes en televisión. Te ponían unos rombitos en una esquina de la imagen y el control parental era el responsable del resto.
Creo que por ley debería exigirse que ciertos lugares que ofrecen contenido reservado a adultos deberían venir etiquetados de alguna forma. Es una forma muy vaga y muy poco técnica de expresarlo pero creo que se entiende. Me refiero a algo que sirva para facilitar el control parental que, en mi humilde opinión, es lo único sensato que puede ofrecer un nivel de protección aceptable.
Ademas debería ser algo tan sencillo como los rombitos y solamente destinado a calificar el nivel de edad mínima recomendable.
Aún así, la calificación sería un asunto bastante problemático y me doy cuenta de que la idea sencilla que propongo es muy mejorable, pero creo que algo si conviene hacer en esa línea. No prohibir, sino recomendar, dar información aunque los criterios dependiendo de culturas e ideologías pueden ser pueden ser muy dispares. Quizás por eso no se hace nada, y creo que no hacer nada sí es un error.
#018 Antonio, el problema es que los tecnófilos se niegan incluso a algo tan sencillo como etiquetar esos contenidos para que los padres puedan filtrarlos. Ya no hablamos de prohibirlos, sino simplemente de etiquetarlos para cada uno pueda controlar su dieta internáutica. ¡Pues les parece una censura intolerable y dicen que no se le pueden poner puertas al campo! ¡O te llaman ludita y hacen chistes con la invención del fuego, como ha hecho Enrique conmigo! Se podría obligar a esas páginas a que se alojaran en dominios .xxx, pero no están por la labor ni los que monetizan esos contenidos ni los que los consumen a modo de «soma», que son la mayoría. Quieren libertad absoluta para corromper a todo el mundo y hacer caja con ello.
Enrique, esto me recuerda a lo que dijo el Doctor Cox en la serie Scrubs:
«I’m fairly sure if they took porn off the internet, there’d only be one website left, and it’d be called Bring back the porn!”
Yo creo que la solución no está en «capar» contenidos a los niños. Me hacen mucha gracia los padres que siguen capando el contenido pornográfico en el ordenador de sus hijos adolescentes. Claro, debe ser que ellos no veían revistas pornográficas a su edad…Por favor, un poquito de cordura.
Ya si hablamos de contenidos pornográficos que se salen de lo normal estoy contigo: debería incidirse en evitar su producción y no en taparlo de cara al público.
Muy buen artículo, como siempre ;)