Slack alcanza el medio millón de usuarios activos diarios en el año transcurrido desde su lanzamiento, y se convierte según ellos en la aplicación empresarial de mayor crecimiento de la historia, con más de sesenta mil equipos coordinándose a través de más de 1.700 millones de mensajes a través de la herramienta y un crecimiento que ha doblado dos veces su base de usuarios en los últimos seis meses.
Su fundador, Stewart Butterfield, es muy conocido por ser en su momento uno de los creadores de Flickr, la que fue sin duda la mejor aplicación de fotografía antes de que la adquisición de Yahoo! la convirtiese en un zombie – como prácticamente todo aquello sobre lo que ese zombie llamado Yahoo! pone sus manos.
Presentado originalmente como un e-mail killer, Slack otorga el protagonismo a la mensajería instantánea, en forma de una ventana de chat con una barra de herramientas a la izquierda en la que aparecen diversos canales, ordenados de arriba a abajo en función de su nivel de intrusividad (mensaje directo, grupos privados, etc.) Arriba de todo, una lista de canales o temas, que se iluminan cuando te has perdido mensajes relacionados con ellos, junto con un número rojo si has sido directamente mencionado. A partir de ahí, una base de integración de herramientas extremadamente flexible, que ha posibilitado que los equipos que la utilizan hayan integrado funcionalidades como Google Drive, Hangouts, Twitter, Trello, GitHub, Mailchimp, Dropbox, o lo que se les pase por la imaginación. Sistemas de tickets, reportes de analítica, etc., todo en torno a un buscador potente que permite localizar cualquier comunicación, evento o hilo simplemente recordando alguna de las palabras que lo integraban.
El resultado es una base de comunicación infinitamente más eficiente que el correo electrónico, y mucho más «acogedor», en el que adquirir los elementos culturales de la compañía resulta mucho más sencillo para los recién llegados. Las compañías lo prueban, lo adoptan, integran sus herramientas preferidas… y prácticamente ninguna lo abandona. Y como negocio, un modelo freemium extremadamente abierto, en el que el core del producto puede utilizarse gratis, y simplemente se añaden funcionalidades que resultan útiles para los equipos que se convierten en usuarios recalcitrantes. Durante el primer año, 135.000 cuentas de pago, doce millones de dólares en ingresos recurrentes anuales, y actualmente añadiendo ingresos recurrentes a un ritmo de un millón de dólares cada once días. Recurrentes, por supuesto, mientras se cumpla la máxima que el producto está demostrando hasta ahora: que aquellos que empiezan a utilizarlo y comienzan a pagar por él, siguen utilizándolo.
Por el momento, Slack está probando ser una herramienta extremadamente versátil y recomendable para empresas que empiezan a dar forma a sus esquemas de comunicación, para equipos geográficamente distribuidos, o para obtener una eficiencia comunicativa y una circulación de información que resulta, según he podido escuchar, llamativamente eficiente con respecto a los esquemas tradicionales.
Por supuesto, Slack no está sola en esta idea de reinvención de la comunicación corporativa: herramientas como el Yammer de Microsoft, Cotap, Zula o la española IMbox.me tratan también de hacerse un hueco en este ámbito, en un entorno en el que el éxito no depende únicamente de las características de las herramientas, sino de cuestiones como el apoyo de consultoras o el conocimiento por parte de los directores de tecnología. Pero una estrategia de lanzamiento brillante, que comenzó con más de ocho mil compañías en las primeras veinticuatro horas del primer anuncio, y en la no han invertido absolutamente ni un dólar en publicidad han llevado a Slack a un crecimiento impresionante, y a convertirse en protagonista de muchísimas noticias. Ahora, la compañía ya está logrando hacerse un hueco en los esquemas mentales de cada vez más directivos, y ha comenzado una estrategia de adquisiciones para reforzar la herramienta básica.
Es pronto para declarar vencedores, pero sin duda, estamos ante una tendencia en comunicación interna que va a marcar en muchos sentidos los hábitos corporativos. Posiblemente, tanto como en su momento lo hizo el correo electrónico hace algunos años.
This article is also available in English in my Medium page, “Slack, the next big thing in business communication«
Interesante, Maestro.
No la conocía.
Tomo buena nota.
;-)
La entrada es muy interesante.
Por este tipo de artículos a veces me da por pensar si tu y yo vivimos en el mismo país. Soy freelance en el sector de la construcción (en provincias) y el uso del correo electrónico sigue siendo minoritario y dificultoso en muchos casos. No me imagino un email-killer, antes de matarlo hay que usarlo.
#002 Felix Abalde
Pues me asombra. Hice el año pasado una reforma en un piso en Llanes, absolutamente todos los artesanos que intervinieron y con los que entré en contacto, de albañiles y fontaneros, a carpinteros y marmolistas, no solo tenían e-mail, sino que muchas de las comunicaciones las hicimos viá WahtsApp, pues absolutamente todos tenían smartphome, lo que realmente me sorprendió, pues ocurría en un lugar, donde un par de años antes resultaba difícil conectarte a Internet, solo había abierto al público un cibercafé y un bar con zona wifi, que era donde yo me iba a conectar dejé de ir, porque poco después me compre un «pincho wifi» que es el que utilizo en mis viajes actualmente.
Creo que ha aumentado muchísimo la penetración y el uso de Internet en áreas rurales y con ello la de PC’s.
Slack es muy cómodo, lo uso a diario.
Buena alternativa para que paren de darte la lata por Skype o inunden con emails :)
#003 Un placer Gorki. (Tocayo)
No quise decir que no se use el mail, o el whatsapp; más bien que su uso es en general «poco avanzado» o «muy poco avanzado».
Algún ejemplo: 1) Hace tres o cuatro días que envié un correo solicitando una información a un colega. Dudo que lo haya leído y por supuesto no lo ha contestado (usa el mail ocasionalmente). 2) Me divierte mucho explicar lo que es la netiqueta a aquellos que me escriben todo en mayúsculas, sin comas, sin puntos. 3) También soy profesor de ingeniería, es aún habitual que algunos alumnos no cubran el campo «asunto». 4) (Este me encanta), me escriben un correo y luego me llaman para decirme lo mismo. 5) Como ingeniero tengo que realizar seguimiento de obras, eso significa visitarlas y desplazarme,…,ya me he rendido en mis intentos de que me envíen fotos por whatsapp, (si, todos tienen iphone o similar con magnificas cámaras). 6) No quiero profundizar en otros aspectos, pero esta misma semana he tenido que «defender» la wikipedia en dos ocasiones.
Ha aumentado muchísimo la penetración de internet, totalmente de acuerdo. Sin embargo leer en este artículo la estrategia de lanzamiento en la que tiene mucho que ver twitter, y conocer el uso que se le da en mi entorno, me hace reflexionar sobre la distancia que me separa del tipo de comunicación que plantea Slack.
Cada uno habla de la feria según le va. No creo que Llanes, Oviedo sea un referente nacional en la incorporación de las TIC en las PYMES, aunque indudablemente tampoco es de las zonas más atrasadas del país. Pero lo cierto, es que una gran proporción de las relaciones que hemos tenido con motivo de la reforma, con los diferentes operarios que han intervenido en la obra, han sido por internet.
Cosas como envío de presupuestos, catálogos de materiales, croquis de la obra y cosas por el estilo, tanto en una sentido como en el otro, han sido vía Intrnet sin que ellos tuvieran el menor problema de utilizar el scanear o la impresora, o mandarnos fotografias con los el estado de las obras.
No puedo asegurarte, si esto es lo general entre los «paletas» de la zona, o es que he dado con el contratista avanzado en informática, que empuja a todos los que trabajan con él a ponerse al día, pero en este tipo de reformas, intervienen variados oficios, albañiles, fontaneros, electricistas, carpinteria metálica, antenistas, etc. así como la coordinación con los transporistas que llevaban desde el almacén Oviedo los materiales que elegíamos nosotros en Leroy Merlin de Madrid y la mayoría de las comunicaciones, no solo con nosotros, sino entre ellos se hizo vía Internet como la cosa más natural, unas vez por e-mail y otras por WhatsApp, claro está también hubo llamadas por teléfono, pero por ejemplo no hubo ni un solo SMS como había antes.
Ahora mismo, estoy en negociaciones con otros contratistas, para dividir, el garaje de la casa, que no utilizamos, en almacenes/trastero para alquilar a lo bares de la zona, igualmente todos los presupuestos y las relaciones de los coopropietarios del garaje y la agencia inmobiliaria que los va a alquilar, los llevo a cabo por internet sin que nadie haya puesto objeción.
Puede que estos casos sea la excepción, pero no es ese el efecto que me hace.
Personalmente no me fio de estas cosas. Una SOLA empresa que tenga el control de mis comunicaciones y que no sea un protocolo estándar definido en algún RFC o reconocido como estándar ISO simplemente lo ignoro: es un suicidio «casarse» con una empresa encima norteamericana.
Un e-mail killer… la gente ha pasado de no saber ni que era un correo electrónico a super-whatsappear… no culpo a la gente ya que el analfabetismo digital y lo rápido que evoluciona todo ha hecho que no prestemos atención a las bases y la forma que Internet es Internet: una red de redes basada en PROTOCOLOS públicos e interoperable.
¿Desde SLACK puedo mandar un mensaje al resto de redes sociales? ¿alguna del resto puede contestar? si la respuesta es un NO… lo siento mucho pero seguirá siendo un bonito (o si quereis el más maravilloso) JARDÍN VALLADO, una bonita cárcel OPACA.
Miles de empresas me pueden ofrecer e-mail de pago y gratis y desde cualquiera puedo mandar y recibir ¿esto lo puede hacer SLACK? ¿Puedo montar en mi casa un servidor SLACK? NO porque es PRIVATIVO y CERRADO.
#007: ¿??
https://api.slack.com/
https://github.com/slackhq/slack-api-docs
#008: Ofrecen un API público que pertite interactuar desde fuera de Slack… eso es algo, pero si en cualquier momento lo cambian o no les interesa (cambian las prioridades de negocio), no dudarán en cerrar el API como Facebook ya ha hecho con ciertas aplicaciones, ¿no creéis?.
Soy de los que piensan que es mejor reducir al mínimo la dependencia tecnológica respecto a protocolos cerrados.
#009, que abierto sea mejor que cerrado es, a día de hoy, una evidencia clarísima, y quien no lo quiera ver, es que simplemente no sabe mirar. Algunos llevamos utilizando esa frase y hablando del tema más de una docena de años. De ahí a convertir los principios en religiones y dotarlos de una rigidez innecesaria, va un abismo. Las empresas más competitivas hoy son las que, sabiendo que abierto es mejor que cerrado, no llevan eso a un talibanismo exagerado, y mientras utilizan comunidades de desarrollo abierto de manera completamente lícita, alimentándose de la comunidad y devolviendo a ella muchos de sus desarrollos, retienen algunos otros para su explotación propia. Así lo hacen Apple, Google, Facebook, Amazon y muchos otros.
#010: Comparto la idea en que no se puede llevar al extremo ciertos principios y negarse a la evidencia de que si algo beneficia a mi empresa, lo adopte tras un estudio detallado.
Lo que me refiero es que hay que madurar las opciones y no ser tan «early adopter» por miedo a rezagarnos. Por ejemplo, cuando salió el iPad y el resto de tabletas Android ya estaban hablando de la llegada de la «era post-pc» y nos querían hacer ver un futuro con tabletas por doquier y la basura llena de ordenadores portátiles… cuando una tableta es un complemento y no su sustituto.
Increíble que en todo este post no se mencione IRC ni una sola vez. Pues bien, ¿qué es Slack en resumen? un servidor de irc, con una interfaz web muy cuidada, y un montón de integraciones (bots comunes y silvestres) muy integradas, valga la redundancia.
No confundan, esto es más evolución que innovación; y aquellos que no deseen hacerse dependientes de Slack y quieran su propio sistema de mensajería empresarial hosteado in-house, podrán saber que con instalar un servidor propio de IRC y hacerse unos scripts, llegarán a obtener funcionalidad muy parecida pero sin tantos bells & whistles.