Google es considerado por sus usuarios como una fuente de noticias que inspira más confianza que las propias páginas que agrega. El titular, procedente de un estudio de Edelman sobre una muestra de 27.000 personas presentado esta pasada semana en el WEF de Davos avanza una conclusión que muchos han querido interpretar en su lectura más obvia de confrontación entre los medios y el buscador, pero que creo que tiene una segunda derivada interesantísima con respecto al concepto de confianza y a la evolución de las dinámicas implicadas en su construcción.
La búsqueda en la red se convierte en la primera fuente de noticias generalistas, en la primera fuente a la que se recurre para confirmar y validar noticias, y alcanza ya el nivel de la televisión como fuente de noticias de última hora, efectos que son además mucho más acusados en las generaciones más jóvenes. ¿Qué lleva a los usuarios a confiar más en un buscador, que no se dedica a la elaboración de noticias, que en la propia fuente de esas noticias? Mi impresión es que la pregunta se responde recurriendo a los elementos que acompañan a la noticia cuando es encontrada y visualizada: en primer lugar, la existencia de un algoritmo que pone esa noticia al alcance de nuestros ojos, un algoritmo que no es dios, pero en cuyo componente social confiamos a la hora de asignar importancia y validez a esa noticia. La noticia en el buscador no es una entidad aislada, sino algo que está ahí porque un algoritmo social lo ha puesto ahí, le ha otorgado una importancia determinada. Una «segunda opinión» que suplementa y completa a la fuente, que le proporciona una validez y una confianza adicionales.
En segundo lugar, surge un efecto derivado del acompañamiento: la noticia en el medio está sola y sometida a los criterios de su línea editorial, mientras que en el buscador aparece rodeada de otros enlaces que podemos pulsar para ver enfoques o puntos de vista diferentes sobre el mismo tema. Este efecto de acompañamiento complementa la noticia, e incrementa su valor. En aquellos medios que hacen un buen uso de los enlaces y facilitan al lector una segunda capa que permite profundizar en la información o validar las afirmaciones que se hacen, este efecto sería menos acusado con respecto al buscador que en aquellos que se limitan a ofrecer sus noticias con texto e imágenes, pero que obligan a salir de su página para buscar esas fuentes adicionales o alternativas.
Visto así, las pretensiones de la reforma de la ley de propiedad intelectual española que penaliza el enlace y la agregación resultan todavía más absurdas: precisamente cuando resulta que los usuarios perciben un valor positivo en el suministro de enlaces a medios adicionales para reforzar la validez de una noticia, viene un imbécil a imponerle un canon y a desincentivar esa posibilidad. Los nuevos formatos periodísticos deberían plantearse precisamente añadir más fuentes a sus noticias, enlazarlas mucho más y acompañarlas con otros factores que faciliten la construcción de confianza vinculada a las mismas y a su marca, porque el usuario, en efecto, demuestra preferirlo así. El valor indiscutible y casi ciego que antes suponía la cabecera de un medio se ha trasladado, por la aparición de una alternativa superior, a fuentes que añaden una validación algorítmica y que facilitan una consulta multiple y más variada, en la que los puntos de vista que son refrendados por más actividad social (el principal componente del algoritmo en estos tiempos) reciben un posicionamiento más privilegiado.
Otro de los servicios actualmente fundamentales en el consumo de noticias, Facebook, está precisamente ahora tratando de diseñar acciones contra la difusión de información considerada falsa o engañosa, mediante mecanismos que permiten etiquetar una publicación con un aviso que previene al lector. Como en el caso de Google, Facebook pretende dejar claro que su servicio es una plataforma, no un medio, pero que ello no impide que trate de salvaguardar un atributo tan importante como la confianza de sus usuarios. De nuevo, un mecanismo social, similar en cierto sentido al algoritmo de búsqueda de Google, trata de suplementar lo publicado con un cierto juicio de valor que lo hace más confiable.
El periodismo del futuro tiene muchas claves que aprender de estudios como este. Si quieres construir confianza en torno a un medio de comunicación, tendrás no solo que trabajar muy bien tu SEO – no buscando engañar a nadie con técnicas «grises», sino evitar ser penalizado con una visibilidad menor que la que realmente te corresponde – y, además, tratar de hacer todo lo posible por facilitar capas adicionales al usuario que permitan la validación social de la noticia. Deberás, además de llevar a acabo una labor periodística, suplementarla con otra de agregación. Sí, de esa misma agregación contra la que algunos medios del Pleistoceno pretendían supuestamente luchar.
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El papel del buscador es algo más que poner a nuestro alcance los enlaces a contenidos, ante la abundancia o el exceso el buscador nos facilita la labor de filtrar ofreciéndonos aquellos enlaces que obtienen una mayor puntuación fundamentalmente a través del elemento social presente en el algoritmo. Valoramos ese elementos social y por ello consideramos positiva la intervención del buscador.
No se puede confundir el mal uso del lenguaje con la evolución de un concepto.
No hay que olvidar que una de las características de la confianza es que carece de la propiedad transitiva.
De los hechos de que A confíe en B y que B confíe en C, no se puede concluir que necesariamente A confíe en C.
Mucha gente confía en Google y aunque pudiera asegurarse que Google confía en muchos sitios, no se podría decir que eso convierte a esos sitios en confiables.
El creador de PGP, Phil Zimmermann, habló mucho sobre estas cuestiones que permitieron establecer un modelo de confianza descentralizado.
No sé si soy yo, pero no le veo sentido a la comparación. Puedo entender que se compare el informarte a través de un medio concreto con usar internet para verificar una información o documentarte de algo. Pero mi impresión particular es que el buscador es transparente. Para la inmensa mayoría de la gente, buscar en google es buscar en internet, y ya está. Pueden confiar más en buscar algo en internet, por ejemplo en la Wikipedia, o comparar varios enlaces para confirmar algo, pero yo no creo que la gente confíe como tal en un medio que creo que se percibe de un funcionamiento no editorializado y transparente, como digo como es el buscador de Google. El usuario medio ni se plantea pensar en el algoritmo de Google y cómo hace la selección.
Y a nivel personal, el algoritmo de Google devuelve resultados populares, lo que a veces funciona, y a veces no. Por ejemplo, si quieres buscar algún hoax, como no introduzcas la palabra hoax o similar, solo te aparecerán las páginas que reproducen los bulos, que son populares, y no las que los refutan, que no son tan populares. Así que en mi caso concreto tampoco usaría la palabra confianza en un buscador, en todo caso puedes tener confianza en tu habilidad para hacer buenas búsquedas en un buscador que indexa gran parte de internet de forma más efectiva que los demás.
Debo ser un viejo atípico, porque hace años mi principal fuente de informacion es Internet. Concretamente Twitter que a modo de perro de cazador me «levanta las libres» y Google que es con lo que las remato.
Por que utilizo Google:
1) Por comodidad, basta que ponga «elecciones griegas» para que me ponga una detras de otra las noticias videos y fotograf´çias sobrte el tema.
2) Por ecuanimidad – Posiblemente el pagerank se pueda mediatizar para que de en «sesgo editorial». pero si lo hacen han conseguido hasta la fecha ocultarlo y en cualquier caso es menor que el que tyiene cualquier diario de tirada nacional de este país.
3) Mayor contraste de opiniones – Aun suponiendo que en las primeras posiciones ponga los de su cuerda (y no a quien paga, que eso es seguro), un poco más abajo hay opiniones de todos los colores, yo muchas noticias las leo en un periódico regional, o incluso en un argentino o mexicano, que están menos mediatizados por la política local.
4) Por precio – Lo reconozco el mundo digital me ha hecho roñoso, si piden algo de dinero passso, pero incluso si lo que tengo que hacer es dar mis datos, hay tantos que se conforman conn el detalle de que los lea que no estoy dispuesto a otra cosa así que Orbyt para quien lo escriba. (lo siento por Observador se el quiere que page , ya que le hace feliz, pero conmigo q
Internet es edición, enlace, interacción… y libertad, se pongan como se pongan los internetcidas…algunos aún confunden la libertad de imprenta con tener una «vietnamita» de bolsillo…
#005 Xaquín
confunden la libertad de imprenta con tener una “vietnamita” de bolsillo…
No he entendido l que has querido decir, las «vietnamitas» eran las máquinas «ciclostill· que mi generación en la època de Franco utilizaba para «imprimir y editar» escritos más o menos anti sistema.
Creo que en efecto, lo más parecido a una vietnamita de bolsillo es un smartphone enviando WhatsApp a todos los de tu cuerda. Eso es libertad de expresión, Si no, que se lo pregunten a los del 11M y por eso precisamente, los políticos como Cameron quieren ahogarlo aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid.
Estimado Enrique,
Como siempre darte las gracias por la labor tan importante que realizas para acercar las novedades tecnológicas al publico general, en mi caso tus artículos tienen un impacto muy reseñable en mi día a día.
Estando de acuerdo con gran parte del artículo, también me gustaría poner un caso en el que la fuente si resulta importante. Por ejemplo, leía hace poco en Facebook, sobre la muerte de Enrique Bunburi, no es que sea algo importante, pero me dio curiosidad y como no me fiaba, fui a google y busqué, según la Wikipedia seguía vivo, ergo, el señor Bunburi sigue vivo.
Sin embargo, en esa busqueda había muchos enlaces (páginas poco fiables) que decían que Bunburi había fallecido.
Creo que podría ser un ejemplo, donde google devuelve fuentes, que resultan poco fiables, junto con otras como la Wikipedia que son muy fiables.
Reciba un cordial saludo.
4) Por precio – Lo reconozco el mundo digital me ha hecho roñoso, si piden algo de dinero passso, pero incluso si lo que tengo que hacer es dar mis datos, hay tantos que se conforman conn el detalle de que los lea que no estoy dispuesto a otra cosa así que Orbyt para quien lo escriba. (lo siento por Observador se el quiere que page , ya que le hace feliz, pero conmigo q
Gorki, gracias por tu arrebato de sinceridad; si el resto reconociera lo mismo quizás habría menos problemas… Ahora bien, ¿la pensión de jubilación la quieres seguir cobrando o también te parece un pago innecesario? Si es así te dejo un correo, me escribes y lo resolvemos para hacer una donación mensual tipo crowdfunding (que por proyectos no será).
No, Gorki, no. A mí pagar no me hace feliz ni me alegra. Simplemente doy una contraprestación a una prestación anterior, bien sea por un producto que me interesa -y por eso pago- o un servicio que necesito -y por eso pago-. Sea como fuere pago por el tiempo de alguien.
De la misma forma, espero que a mí me paguen cuando me dejo el tiempo en hacer lo mejor posible mi trabajo.
Lo de cuando pago son unos cabrones y cuando me pagan son unos tíos molones no existe en mi cabeza. Sólo existe en la chapuza mental con la que entendéis la realidad algunos.
Coincido que el algoritmo de Google es visto por la mayoría de usuarios (y me incluyo) como algo no influenciable por presiones de ningún tipo (social, empresarial, político, …) y se percibe como 100% objetivo, a diferencia de los medios, todos con sus propias preferencias políticas e intereses.