Sobre la confianza

La sociedad de la confianza - Marie Claire (pdf)Verónica Marín me envió algunas preguntas por correo electrónico para documentar un artículo para Marie Claire titulado «La sociedad de la confianza» (pdf), acerca del nivel de confianza que depositamos en aplicaciones que nos permiten, por ejemplo, conocer a otra persona para viajar con ella en coche a algún sitio, sin tener más idea de cómo conduce esa persona ni saber esencialmente nada más de ella que el hecho de tener una puntuación de cuatro estrellas o más sobre un máximo de cinco otorgada por otra serie de usuarios.

¿Qué lleva a que confiemos en una persona a la que no conocemos de nada a la hora de escoger un restaurante o un hotel en virtud de su opinión, de buscar un apartamento para pasar unos días, de encontrar un compañero de viaje para ir a un sitio, o incluso de algo tan delicado como escoger pareja? Las plataformas sociales en la red basadas en sistemas como la evaluación colectiva o los intereses comunes presentan al usuario un salto de fe importante, que en muchas ocasiones se basa en el deseo de contribuir a la utilidad de la propia plataforma, o en la idea de reciprocidad.

Obviamente, la confianza en la red tiene muchos matices, y el primero de ellos, el propio sentido común: lo que parece demasiado bueno para ser verdad, suele ser en prácticamente todos los casos porque no es verdad. Pero a partir del momento en que descontamos los fraudes evidentes y las promesas de ganancias impresionantes a cambio de nada, el funcionamiento de algunas plataformas supone un desarrollo interesantísimo de determinados aspectos de la personalidad humana, en los que entran factores como la sostenibilidad: suponemos que alguien que pretende usar la plataforma para generar un perjuicio a un tercero no puede, por el propio funcionamiento de esta, llevarlo a cabo de manera sostenible.

Al final, es una cuestión de números y probabilidades: que una plataforma del tipo que sea muestre unas estadísticas de satisfacción muy buenas en los servicios que presta suele esconder siempre algunas historias problemáticas en las que un cierto número de usuarios vieron su confianza traicionada, pero suelen representar un porcentaje bajo que permite que otros usuarios mantengan su confianza en el servicio. ¿Esconden un riesgo este tipo de servicios? Básicamente, el mismo que muchas de esas actividades cuando son llevadas a cabo fuera de la red, porque en el fondo, ese riesgo está mucho más en función de la naturaleza humana que de la naturaleza de la plataforma en la que se prestan.

A continuación, el texto completo de las preguntas y respuestas que intercambiamos:

 

P. No deja de resultar paradójico, que en una sociedad obsesionada con la seguridad, nos fiemos tanto de las opiniones de los demás para hacer cualquier cosa en la web. Si vamos a un restaurante, nos fiamos de las opiniones de la gente, si vamos a un hotel lo mismo… ¿A qué crees que se debe?

R. Tres razones fundamentales: el interés genuino, la ley de los grandes números, y la comprobación. La primera, el interés genuino, consiste en que si nos ponemos en el lugar de las personas que han escrito esas opiniones, entendemos que tienen un genuino interés en que el sistema funcione, con el fin de beneficiarse ellos mismos de él. Nadie en su sano juicio gasta tiempo y esfuerzo en hacer unas fotos y escribir una crítica si no espera sacar algo positivo de ella, y lo más positivo que se puede extraer de forma sostenible es beneficiarse de un sistema que funciona. La segunda, la ley de los grandes números, es que la posibilidad de «engañar» al sistema haciéndose pasar por un cliente cuando eres el propietario o un miembro de su familia no funciona, porque los clientes aprenden rápidamente a descontar ese efecto y porque la ley de los grandes números hace imposible que funcione a medio plazo. Un restaurante o un hotel malo termina por salir como malo aunque su dueño y tres empleados más introduzcan críticas falsas en el sistema, que además, en muchos casos, resultan ser burdas y muy poco creíbles. Las personas que critican este tipo de sistemas «porque todas las opiniones son falsas» solo puede ser o porque no los han usado, o porque no tienen ni idea de lo que hablan. Finalmente, la comprobación: estos sistemas llevan suficiente tiempo entre nosotros como para que muchos hayamos tenido no una, sino varias oportunidades para comprobar que aquel sitio que salía tan bien era porque era muy bueno, y aquel otro al que decidimos ir porque nos gustaba a pesar de las opiniones negativas que tenía terminó siendo una mala experiencia.

 

P. Me ha sorprendido al entrar en Airbnb su eslogan: nuestra casa es tu casa. Realmente nos cuesta hablar por la calle con desconocidos, rehuimos la mirada en el metro pero nos vamos a casa de alguien a compartir su sofa… ¿Es un poco raro, no?

R. De nuevo, lo que funciona es el interés genuino: tendemos a creer en los sistemas con tendencia a la sostenibilidad. No parece razonable pensar que alguien que lleva tiempo acumulando una buena reputación, lo esté haciendo para, de repente, fastidiarnos a nosotros cuando vamos a su casa. Lo lógico es pensar que esa persona con buenas evaluaciones las tiene por una razón, por su forma de tratar a los usuarios, por su implicación, por su dedicación… y esa persona, para resguardar su inversión, tiende además a preocuparse por establecer una cierta relación personal con los usuarios: dejarles bebidas frescas en la nevera, saludarlos, indicarles sitios interesantes o bonitos a los que ir, etc. Una persona que está usando tu casa y que te conoce es más difícil que te la estropee. En el fondo, el sistema acaba generando sostenibilidad en base a la confianza y al sentido común: nadie está a salvo de una mala experiencia, pero estas terminan por minimizarse.

 

P. El último caso de hackeo a móviles de famosas nos hace preguntarnos: ¿Realmente resulta tan fácil hackear las fotos, acceder a la nube, acceder a los mails privados?

RSi existe un interés suficientemente grande por parte de alguien en acceder a algo, no existe sistema seguro, y esto aplica lo mismo para sistemas físicos que para sistemas virtuales o electrónicos. Hablamos de sistemas con poco tiempo de implantación, de usuarios inexpertos que muchas veces cometen errores, y de intereses que van desde la simple demostración de concepto de que el sistema es poco seguro, hasta el interés por el dinero o la popularidad. Es muy difícil de evitar, y se trata fundamentalmente de adoptar una serie de buenas prácticas que, sin caer en la paranoia, nos conviertan en un objetivo más difícil.

 

P. ¿Qué es lo más peligroso/menos seguro que se puede hacer en Internet hoy día?

REl concepto no es correcto: internet es igual de seguro o inseguro que la calle. Hay calles mala y calles buenas, hay actividades en la calle en las que el fraude es más habitual, y sobre todo, en la calle no suele ocurrir que aparezcan oportunidades que son demasiado bonitas para ser verdad… simplemente no son verdad, sino estafas. Pero como llevamos muchos años familiarizándonos con la calle y con internet no, tendemos a pensar que internet es inseguro. No es así, o no más que la calle. Existen bolsas importantes de fraude asociadas a muchas actividades, en general muchas de ellas relacionadas con estímulos que buscan satisfacción inmediata: la pornografía, el juego, etc. Pero en general, lo que tenemos que hacer es consolidar ciertas prácticas dentro del sentido común de quien usa la red, y dejar de comportarnos como niños curiosos que van por todas partes probándolo todo. Quien recibe un correo electrónico y hace clic en un enlace tiene que saber a lo que se arriesga, lo mismo que quien responde a un mensaje del sistema sin pensarlo o sin evaluar si ese mensaje debería estar ahí, o quien hace login en una pantalla sin plantearse por qué el sistema le vuelve a pedir misteriosamente que haga login. O quien utiliza la misma contraseña en todas partes.

 

P. Queremos dar consejos a las lectoras sobre las precauciones que deben tener a la hora de hacer ciertas cosas en Internet, nos podrías dar algún consejo de seguridad a la hora de:

1. Comprar

Comprar en sitios conocidos, con página cifrada, a los que accedemos nosotros mismos, no mediante un correo electrónico con una oferta que nos proporciona un enlace. Utilizar una tarjeta de crédito cuyos términos de servicio conozcamos, particularmente con respecto a la responsabilidad que asumimos en caso de fraude.

2. Intercambiar casa

Fijarse en la reputación de los implicados, y tratar de buscar cierto nivel de proximidad personal sin llegar a agobiar. La conexión personal, la buena química y la demostración de ese «querer ir un poquito más allá», lo que los norteamericanos suelen llamar «go the extra mile» son los elementos que aseguran una buena reputación y una minimización de los riesgos implicados.

3. Hacer couchsurfing

De nuevo, la reputación es crucial: buscar personas con cierto historial en el sistema, que suelen ser mucho menos propensos a poner su nivel en riesgo por una situación determinada.

4. Compartir coche

La reputación, el nivel de experiencia dentro del sistema, y en general, todo aquello que sirva para hacer disminuir nuestro nivel de incertidumbre. Los conductores que acumulan muchas opiniones y con un porcentaje elevado de opiniones positivas, los que indican datos sobre el vehículo, etc. suelen ser apuestas lógicamente más seguras.

5. Ligar

En las relaciones personales no hay nada escrito, y el sistema únicamente nos propone una forma de entrar en contacto con alguien. A partir de ahí, todo es sentido común y tratar de que los intereses de la persona tengan aspecto de coincidir con los nuestros.

6. Intercambiar fotos/vídeos eróticos

Aplicar el sentido común: solo hacerlo con personas con las que se tenga una relación de mucha confianza, y a través de sistemas que proporcionen un cierto nivel de seguridad

 

P.  ¿Existe algún lugar en el que estemos seguros en Internet?

RInternet es fundamentalmente seguro: si tienes la idea de que es una cueva de ladrones o un sitio muy inseguro, es que no lo sabes usar. Pero para que internet sea seguro, tienes que tener unas mínimas precauciones, del mismo modo que las tienes que tener para que la calle sea segura.

 

P.  ¿Qué opina de la deep web? ¿Cómo es ese mundo?

RLa deep web es la respuesta lógica a una red en la que las personas estaban cada vez más vigiladas y controladas, la respuesta tecnológica al control. En la deep web podemos encontrar de todo, desde lo más delictivo y turbio hasta activismo y resistencia contra regímenes antidemocráticos o que no respetan los derechos humanos. No podemos etiquetar la deep web con pre-concepciones, porque es en realidad mucho más que eso.

 

P. A pesar de los escándalos de espionaje, aún seguimos dando datos en Internet. ¿Confiamos demasiado? ¿Por qué no aprendemos?

RLa red es un sistema en el que la mayoría de los usuarios tienen poca experiencia, el sentido común tarda cierto tiempo en desarrollarse en entornos nuevos. Pero si unimos a esto el hecho de que el propio sistema está en constante y rápida evolución, creo que entender por qué las personas con poca experiencia se sienten desorientadas resulta bastante fácil. La solución no está en alejarse de internet, está en desarrollar el sentido común mediante el uso.

 

P. ¿Qué papel cree que juegan las redes sociales en esta sensación de seguridad?

RLas redes sociales nos acostumbran a sistemas cerrados en los que, supuestamente, la seguridad está controlada por el gestor de la red, y en donde podemos además comprobar que otras personas que conocemos también desarrollan actividad habitualmente. Por un lado, tiendes a percibir seguridad cuando miras hacia arriba y ves a la empresa que supuestamente vela por ella, por otro, tiendes a sentirte seguro cuando ves a otros. La verdadera sensación de seguridad debe asentarse en el desarrollo de nuestra propia experiencia.

 

This article is also available in English in my Medium page, “A matter of  trust«

2 comentarios

  • #001
    Gorki - 1 noviembre 2014 - 13:49

    La confianza es «Al final, es una cuestión de números y probabilidades» .

    Por supuesto, voy por la calle en la confianza que no me caerá en la cabeza mi una teja, ni un balcón, ni la rama de un árbol, y me apoyo en los semáforos, en la confianza de que no den una descarga eléctrica que me fulmine. ¿Es qué eso no pasa? — No, sino solo que eso es raro, como es raro que el taxista que me lleve esté alcoholico, o tenga tendencias suicidas, o que entre en un local refrigerado y me infecten de legionela.

    Son cosas que pueden pasar, pero que es estadísticamente raro que ocurra y por ello voy confiado por la vida. ·

  • #002
    Antonio Castro - 1 noviembre 2014 - 21:02

    Es una cuestión de evaluar el potencial beneficio y el riesgo. El riesgo es algo que por desgracia responde más a una reacción emocional que a una sesuda cuestión de probabilidades. Por eso nos da más miedo ir en coche que volar. Usamos el instinto y la intuición y muy poco el análisis. En la medida que conocemos algo directa o indirectamente empezamos a confiar más en ello. La exactitud de nuestra información es algo que nos cuesta analizar y no siempre nos tomamos tantas molestias. A lo largo de un solo día concedemos nuestra confianza a un montón de asuntitos. Es pura rutina.

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