Las recientes protestas de finales del octubre pasado en Hungría a raíz del intento de establecimiento de un impuesto a la conectividad a través de internet son un ejemplo claro de cómo el activismo bien organizado y ejercido de manera pacífica puede llegar a obtener sus fines.
Un gobierno en sus más altas cotas de popularidad, con un Viktor Orbán recién reelegido el pasado abril para su tercer mandato consecutivo con una mayoría absoluta de más de dos tercios del censo, que de repente decide sacarse de la manga un impuesto a internet expresado en una cantidad aproximada de cincuenta céntimos de euro (150 forints) por gigabyte. Ante el anuncio, una página de Facebook creada para la ocasión, «Cientos de miles contra en impuesto de internet» consigue rápidamente más de doscientos mil seguidores (en un país de unos diez millones de habitantes), y es utilizada para coordinar marchas de protesta nocturnas en las calles en las que los ciudadanos levantan la pantalla encendida de sus teléfonos móviles, obteniendo un efecto sumamente llamativo.
Tras las primeras protestas, que congregaron en la calle a entre treinta y cinco mil y cuarenta mil personas, el gobierno da marcha atrás, y anuncia un recorte del impuesto que impondría un tope máximo de unos 2.26€ por persona y unos 16€ por compañía al mes. Los ciudadanos, sin embargo, vuelven a salir a las calles reclamando la suspensión total de la medida, suspensión que finalmente obtienen cuando el primer ministro anuncia que retira el impuesto porque «no son comunistas y no gobiernan en contra de los ciudadanos«.
El episodio de Hungría, en el que los ciudadanos salen a la calle para defender la red como un canal abierto y libre que no debe bajo ningún concepto ser sometido a restricciones y que debe estar a disposición de la mayor cantidad de gente posible, debe ser interpretada como una señal muy clara: es perfectamente correcto y democrático organizarse y salir a la calle para protestar pacíficamente contra los planes de un gobierno, por popular que este sea, cuando se está en desacuerdo con ellos, y es igualmente correcto y razonable que ese gobierno entienda las protestas y anule sus planes. Las mayorías no son una carta blanca para que un gobierno haga lo que le dé la gana independientemente de los deseos e intereses de los ciudadanos: las medidas gubernamentales y las leyes deben someterse al escrutinio público, y el gobierno debe escuchar la voluntad de las personas, expresada en la calle, en la red o de la manera que sea. Pensar que «tengo mayoría y por tanto puedo dictar las leyes que me dé la gana» supone un carácter esencialmente antidemocrático, una auténtica perversión de la esencia de la democracia: los votos pueden otorgar escaños, pero nunca la verdad absoluta ni la legitimidad para gobernar en contra de los ciudadanos.
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Vaya manía que tienen los políticos supuestamente democráticos de creerse que la democracia es elegir dictador cada 4 años. Si te presentaste con un determinado programa, lo que te toca hacer es cumplir con ese programa, no el hacer lo que te dé la real gana, ni salir con «sorpresitas» después de las elecciones.
Consulta, TC y tal…
Las Torres Gemelas, la Primavera Árabe, el 15M, la plaza de Maidan, las Protestas de Honk Kong y esta protesta de Hungría, en todos estos actos políticos Internet ha sido el coordinador del movimiento, pero de uno al siguiente, la agresividad de la acción popular ha bajado de intensidad hasta llegar a manifestaciones absolutamente pacíficas como las de Humgría, pero en cambio está aumentando de efectividad, de la inutilidad total de las Torres Gemelas y los pocos resultados prácticos en Egipto a el haber liberado de Rusia «sólo» media Ucrania o hacer temblar al Partido Chino, a hacer retroceder al gobierno Húngaro-
Se diría que es una evolución Darwiniana. Poco a poco vamos afinando el instrumento, desde una herramienta revolucionaria, pero totalmente sanguinaria, a otra herramienta igualmente revolucionaria, pero sin víctimas. No me cabe duda que la gente normal tendrá en el futuro una participación a través de Internet, cada vez más importante, pero dentro de un proceso de normalidad política, evolucionamos de la revolución violenta, hacia la evolución imparable.
República Dominicana debería aprender. Aunque bueno, ya el gobierno esta entendiendo, desde que la campaña 4% PARA LA EDUCACIÓN, se hizo viral en las redes y se tradujo a la calle. Aún nos falta mucho. Igual que a España.
La calle no es el único instrumento al alcance del pueblo ni el que garantiza mejores resultados. Aquí nuestros políticos fueron capaces de ignorar movilizaciones masivas de una contuntencia abrumadora a lo largo de toda la geografía española.
En España las protestas masivas empezaron en Internet, pero dijeron que eran cuatro gatos.
El pueblo reaccionó y salió a la calle, pero dijeron que eran perroflautas y que en democracia lo que cuenta son las urnas.
Ya se empiezan a acabar las excusas para no escuchar a la gente, porque Podemos se perfila como primera fuerza en intención de voto.
Esto ha servido para que algunos jueces piensen en su futuro de otra forma diferente y algunos de ellos se apunten a una corriente de cambio que ya se muestra muy consolidada.
La clase política ha jugado a someter a la justicia a sus caprichos. Eso es jugar con fuego. No son conscientes de que el estado de derecho que les arropa ahora, es lo que han estado socavando y que puede fallarles cuando más lo necesiten.
La gente tarda muchos años en reaccionar, pero cuando reacciona lo hace de forma desmedida e incontenible. Las hordas populares son capaces de aplaudir a una persona en plenitud de su éxito y volver a aplaudir a esa misma persona cuando la llevan pocos años después al patíbulo. Hay que pensar en ello cuando se goza del éxito y no tomar a la gente por tonta.
La mentalidad de las masas sociales tiene un enorme inercia. Se han necesitado más de tres años para que una idea empezara a cuajar en España. «Nolesvotes como movimiento ciudadano» (11 de feb) https://www.enriquedans.com/2011/02/nolesvotes-como-movimiento-ciudadano.html
Todo llega y los ingenieros de la manipulación no suelen estudiar las consecuencias de engañar a todo el mundo todo el tiempo.
Ni en contra de los ciudadanos ni a favor. Hay cuestiones que un gobierno no puede hacer aunque tenga el 99% de apoyo. Por ejemplo, eliminar al 1% de disidentes. Es momento de luchar por la libertad. Las mayorías pueden ser tanto o más tiranas que un tirano. Es el momento de la ciudadanía y la libertad. No de la demócracia. Mientras no nos demos cuenta seguiremos siendo saqueados por nuestro bien.
WhatsApp ahora permite saber si un contacto leyó tus mensajes http://biotextual.com/2014/11/whatsapp-mensajes-leidos me pueden explicar esto ? wow.
#006 Iván la democracia ha de tener un marco constitucional y la constitución ha de velar por los derechos de las personas y el poder legislativo ha de respetar la leyes y en primer lugar la constitución.
Nosotros tenemos una constitución muy mala, nacida del miedo a una involución franquista y por ellos e otorgó un poder excesivo a los partidos que se han dedicado a socavar el resto de los derechos constitucionales dejándolos en papel mojado.
Tenemos que empezar de cero, para restituir una auténtica democracia.
# 008 Antonio Castro
Nosotros tenemos una constitución muy mala, nacida del miedo a una involución franquista y por ellos e otorgó un poder excesivo a los partidos
Coincido con tu análisis. Parte de los problemas que padecemos radican en fallos generados de la actual Constitución, que por otra parte hay que reconocer que fue muy útil para salir de franquismo, hace 40 años.
A mi juicio (y claro esta esto es solo una opinión entre 40.000.000 de opiniones, que no tienen por qué coincidir ni con la de la mayoría), tenemos los siguientes problemas.
1) Un sistema de listas cerradas que da excesivo poder al «aparato de los partidos».
2) Una Ley D’Hont que da excesivo protagonismo a los localismos, en detrimento de las tendencias integradoras.
3) Una clara separación de poderes entre el Ejecutivo, el Legislativo y le Judicial. Hoy todo esta subordinado al Ejecutivo
4) Un sistema de competencias, que en ciertos puntos es excesivo en especial el poder que otorga a los ayuntamientos que en el 90% de los casos es el germen de la corrupción y del despilfarro público.
5) Una administración obsoleta heredada de un sistema centralizado que duplica y en ocasiones triplica las competencias sobre un mismo tema Por ejemplo ¿para que valen las Diputaciones?¿Tiene sentido empajadas en países del la Comunidad Europea o representación central en Bruselas y consulados en los países, (a mi juicio son solo destinos cóodos y bien pagados para los políticos)?.
6) Una división administrativa decimonónica, sobran cientos de municipios y la mitad de las provincias.
7) Una jefatura del estado monárquica que es muy cuestionada por la gente.
8) Tratar de buscar la forma de hacer más compatible que alguien se sienta cómodo y representado tanto en su comunidad como dentro del conjunto de la nación.
No se si todos estos puntos, deben plasmarse en la Constitución o alguno debe regularse en leyes de rango inferior, pero (a mi juicio) es algo que se necesita hacer con urgencia´, pues despilfarros y corrupción y en consecuencia el cabreo sordo de la sociedad, son en gran parte consecuencia de ello