Arturo Criado, de la revista Capital, me pidió un artículo acerca del uso de las redes sociales por parte de la monarquía española, tratando de introducir algunas claves estratégicas acerca de cuál debería ser el uso que una institución como la Casa Real debería o podría permitirse hacer de una herramienta comunicativa con tanto potencial como esa, pero que tiende a generar tantos recelos, miedos y prevenciones. El artículo se titula «Monarquía y redes sociales» (pdf) (pdf).
Para plantear el artículo, documenté extensamente el uso que otras casas reales hacen de herramientas como Twitter o Facebook, el nivel de unidireccionalidad o bidireccionalidad que gestionan, el tipo de cuentas a las que siguen, la actividad que mantienen en cuanto a retweets y replies, el uso personal frente a puramente institucional, etc. Como ejercicio, resultó bastante interesante, porque me permitió apreciar bastantes diferencias de planteamiento entre monarquías más clásicas, envaradas, serias o distantes, típicamente con una sola cuenta oficial; frente a otras más modernas, dinámicas o en las que predomina un uso más directo, con cuentas personales múltiples o, incluso en ocasiones, con esquemas de comunicación informal.
A continuación, el texto completo del artículo:
Monarquía y redes sociales
El relevo en la jefatura del Estado plantea, sin duda, un reto importante en términos de comunicación: ante un deterioro y un cuestionamiento progresivo de la imagen de la monarquía, la institución se encuentra ante la imperiosa necesidad de presentar una imagen más moderna, más próxima y capaz de, como bien dijo el nuevo rey en la frase final de su discurso de proclamación, inspirar orgullo a los españoles.
El orgullo es un sentimiento que nace de la admiración. Y en ese sentido, pocas cosas resultarían más admirables que la capacidad de la Casa Real para asumir una imagen de modernidad y transparencia que la acerque a los ciudadanos a través de las redes sociales. Indudablemente, la participación abierta en un entorno bidireccional supone un reto en muchos sentidos, pero debe asumirse como algo natural: permanecer al margen de ese medio daría lugar a una percepción anquilosada, anticuada y oficialista.
El pasado 21 de mayo, la Casa Real estrenó su perfil en Twitter. Sin duda, una de las herramientas más adecuadas para servir a los fines comentados. Sin embargo, existen múltiples síntomas que revelan un uso excesivamente envarado y rígido: la cuenta sigue únicamente a otras casas reales europeas (Bélgica, Holanda, Noruega, Reino Unido, y el Gran Ducado de Luxemburgo), además de a instituciones españolas como el gobierno, el Congreso y el Senado. Una circunstancia que ofrece una imagen claramente clasista y elitista, y que contrasta con las casi doscientas cuentas a las que sigue la monarquía británica, las casi setecientas de la Casa del Príncipe Carlos de Inglaterra, o las más de veintidós mil a las que sigue la monarquía noruega. La reina Mette-Marit de Noruega, sin ir más lejos, mantiene una presencia propia en Twitter independiente de la de su Casa Real desde noviembre de 2011, y sigue a más de mil cuentas.
¿Tiene sentido que una persona de cuarenta y seis años con una formación impecable y casado con una profesional de la comunicación mantenga una presencia en Twitter envarada, distante y que escribe mensajes exclusivamente institucionales? Sin pretender un diálogo constante y abierto, que resultaría imposible por su característica de asimetría comunicativa y sumamente complejo en términos de interlocución, los reyes Felipe y Letizia deberían aspirar a tener perfiles personales y activos, en los que poder seguir a cualquier persona que les resulte – dentro de unos límites razonables y protocolarios – interesante, que pueda contribuir a considerarse bien informados, e incluso pudiendo contestar a determinadas cuestiones en función de circunstancias específicas. Otras casas reales hacen retweet ocasionales de numerosos temas, animan a sus selecciones nacionales en competiciones deportivas, hacen gala de una imagen más distendida, o incluso abrazan causas humanitarias o de interés social con notable entrega, como es el caso de Noor o de Rania de Jordania, sensiblemente comprometidas con organizaciones internacionales o con los derechos de la mujer y de los niños.
No, mantener una cuenta en Twitter, una página en Facebook o un blog siendo miembro de una Casa Real no implica necesariamente la necesidad de aparecer rígido, envarado y elitista. Se puede hacer, sin duda, mucho mejor. Por otro lado, el papel de los reyes es, en la sociedad y las instituciones españolas, equivalente a un factor que en management siempre ha sido definido como clave en la consecución de los objetivos estratégicos: el apoyo de la alta dirección. Solo con una monarquía moderna y comprometida con una comunicación a la altura de las circunstancias puede contrarrestarse el espantoso desastre que supone tener un gobierno, un Congreso o un Senado que desprecian la tecnología y la consideran una especie de “fuente de todos los males” contra la que es preciso “proteger” a la ciudadanía. Ese “gran desafío de impulsar las nuevas tecnologías” que mencionó el nuevo rey en su proclamación tiene que mostrarse en más sitios que en los discursos si quiere que sea de verdad tomado en serio.
En una monarquía constitucional, el papel de los reyes debe alejarse de cualquier consideración de lejanía y elitismo, y servir el papel que de verdad se les encomienda: la representación y la diplomacia. En ambos roles, un buen uso de las redes sociales puede convertirse en un aliado fundamental.
(This article is also available in English in my Medium page, “King Felipe of Spain: a right royal Twitter«)
El problema es que la monarquía no puede encajar muy bien con el concepto de democracia y las monarquías constitucionales no terminarán de convencer nunca y cada vez menos.
Aparte de este detalle, lo que es transmitir una imagen de institución transparente y cercana al ciudadano si resultaría interesante para la monarquía, pero el uso de las redes sociales, o se hace bien o es mejor que no se haga.
Twitter me parece bastante apropiado para este tipo de asuntos, pero debe de haber más de una persona decidiendo sobre la oportunidad de cada contestación. En estos casos la prudencia es mejor que la espontaneidad. Tanto Felipe como Leticia (una profesional de la comunicación) y algún asesor más debería ayudar a tomar estas decisiones.
Hombre, veo complicado que la imagen que se proyecte no sea clasista y elitista. Cualquier intento necesariamente va a parecer forzado e impostado.
Una Monarquía en el Siglo XXI solamente es tragable con mucha diplomacia, mirando para otro lado y con propaganda de medios y plumillas afines. Si eso no resiste un mínimo de calidad democrática ya que es una institución arcaica, endogámica y contraria a la declaración universal de derechos del hombre y la mujer…
No tiene sentido en un mundo globalizado y en el que queremos que triunfe el mérito, es esfuerzo y la creatividad por encima del enchufismo y la cuna.
#001 «la monarquía no puede encajar muy bien con el concepto de democracia». Y se queda tan fresco, tiene bemoles!!!
Si no recuerdo mal el inventor de la democracia moderna fue una monarquía que en la actualidad sigue siéndolo. Otra cosa es que usted considere que el Reino Unido no sea una democracia. Sería interesante que nos informara qué estados son para usted democracias.
Sr. Dans: Sería interesante saber si las cuentas destacadas de políticos @BarackObama @marianorajoy @_Rubalcaba_ e incluso otras de celebridades como @tomhanks son atendidas directamente por estas personas y no por sus gabinetes de prensa. Supongo que nunca lo sabremos salvo que el propio interesado lo afirme.
Convendría ampliar el estudio de la comunicación por Internet del cerrado grupo de monarquías reinantes a un un grupo mas amplio que pudiéramos llamar los «poderosos», y no solo de la política jefes de gobierno, ministros y cabezas de la oposición, sino a los directores de grandes conglomerados empresariales y grupos financieros.
Sin que ello suponga el menor afán de ningunear a los monarcas, a mi me interesa bastante más. la opinión de Botín, sobre casi todos los temas que se me pueda ocurrir, que la que tenga Felipe VI, simplemente porque creo que las opiniones de un presidente de un megabanco, tiene más trascendencia en mi vida diaria, que las opiniones de un rey constitucional, (como por otra parte es lógico).
Seguramente sea clasista la imagen, además como bien dicen la monarquia ya de por si no está bien vista por el resto del pueblo así que yo mejor me mantendría al margen. Y las cuentas del tipo barackobama no tengo dudas que lo llevará alguna agencia.
Es difícil cambiar un concepto si apenas se piensa empezar a hacer una cosa. Este medio genera muchos cambios en las personas pero lleva su tiempo.
Pena que el estudio se haya concentrado en las monarquías reinantes, pues salvo la Saudí, Marroquí y alguna otra del mismo tipo por el estilo, las actuales monarquías, tienen muchas trabas legales y constitucionales, que les impiden dar su libree opinión sobre casi todos los temas de actualidad, con lo que que aparte de informar de su calendario de actividades públicas y soltar unos poco topicos y lugares comunes, poco más pueden hacer aun que quieran.
Hubiera sido mejor saber como actúan los simplemente «poderosos», es decir el pequeño grupo de personas, que por su fortuna personal o en razón de su cargo, «cortan el bacalao» de verdad en esta sociedad y pueden dentro de unos límites de prudencia, expresar su real opinión. Me refiero por ejemplo, los Presidentes de grupos industriales o financieros, altos cargos políticos, algún presidente de organismos de la sociedad como Tribunales, Defensor del Pueblo, Jefes de Ejercito, Banco de España, de CMNV etc, pues sin que ello suponga ninguneo a la monarquía, me parecce mucho más interesante la opinión de Botín, que de Felipe VI. pues la opinión de un gran banquero suele influir mucho más en mi vida privada, que la un rey constitucional.
La monarquía, como muchas otras instituciones en la España actual, tiene pánico a la Transparencia y la «bidireccionalidad». Es muy fácil argumentar y ponerla en evidencia. Sus orígenes e instauración, su respaldo (si se evaluara con limpieza), sus incoherencias, oscurantismo turbio, poco modélico, anacronismo y sinsentido para posiblemente muchas mentes jóvenes y abiertas. Solo la sostiene el miedo y actúan en consonancia en el aspecto RS.
Nunca se podrá comparar con esas monarquías europeas; que también tendrán su final «feliz»
#007 Félix, de acuerdo con usted salvo porque de las personas que cita no creo que ninguna tenga cuenta en Twitter, y si acaso la tienen seguramente dirán lo mismo que en la zona de prensa de las webs de sus sociedades. Algún político si que tienen una, pero como decía más arriba, son sus gabinetes de asesores los que hacen de voceros de estos. Personalmente no me imagino a nuestro presidente usando Twitter, ni a los srs. Rubalcaba ni a ningún otro responsable de partido alguno. Es cierto que algún que otro diputado tienen la suya personal, pero al menos las que yo he leído ninguna dice ninguna reflexión personal.
Estooooo…¿Mette-Marit ya es reina? ¿Desde cuándo?
#010 Anónimo
Yo tampoco creo que los tengan, y opino que si las tienen las manejaran sus gabinetes de prensa. Pero como es una creencia y no lo se cierto, s por lo que el estudio, tanto de lo que hacen como de lo que dejan de hacer. me parece más interesante de lo que hacen o dejan de hacer, las monarquías constitucionales, constreñidas por ley a los que les dejan hacer .
«pocas cosas resultarían más admirables que la capacidad de la Casa Real para asumir una imagen de modernidad y transparencia»
Sin ofender creo que has conseguido un bonito juego de palabras que no se corresponde con la realidad. Asumir una imagen de transparencia no es ser transparente. La casa real no lo es, ni por lo general tampoco lo son los poderes públicos en Espña. La casa real solo busca proyectar una imagen de transparencia no busca ser transparente.
«otras casas reales … abrazan causas humanitarias o de interés social con notable entrega» te imaginas a la casa real con el hashtag #stopdeshaucios?
Creo que sería un paso en positivo que los reyes tuvieran sus cuentas personales en las redes sociales, pues ha sido algo favorecedor para muchos mandatarios, como los presidentes, y así la gente se pueda sentir más cercana y que de alguna manera sus puntos de vistas, inquietudes y reclamos pueden hacerse directamente por una vía. Y si Felipe quiere empezar una nueva era en la monarquía, le haría bien considerar cómo se mueve el mundo hoy en día. Así como actualizaron la web de la Casa Real con una imagen más «familiar» así debería haber mayor presencia en las redes sociales. ¿No creen?
El nuevo rey tiene un muy difícil dilema: O bien asume que todos somos iguales en dignidad y derechos, se transforma en un demócrata y promueve una reforma para que sea posible que cualquier persona pueda ser elegida Jefe de Estado, o bien se mantiene aferrado a la indefendible idea de que su familia tiene algún derecho especial para estar por encima de los demás y se encierra en la defensa de este legado.
En el primer caso, la libertad que tendría para comunicar sus ideas e interactuar con el resto de ciudadanos sería muy alta; en el segundo, no. En el primer caso, quizá llegaría incluso a ser elegido por votación popular como Jefe de Estado por uno o dos períodos de cinco años. En el segundo, no le queda más que seguir siendo por siempre una acartonada y diplomática figura que mide cuidadosamente cada una de sus palabras y acciones para tratar de que no se derrumbe la cada vez más pesada herencia de sus ancestros.