El triste episodio de un alto directivo de PayPal, Rakesh «Rocky» Agrawal, a altas horas de una noche presumiblemente etílica en la que se dedicó a enviar tweets insultantes – y difícilmente descifrables – a algunos compañeros de trabajo, y que terminó con su despido fulgurante, pone de nuevo de manifiesto la importancia de Twitter en los entornos empresariales y directivos en nuestros días. La historia no es ni mucho menos única o aislada: el pasado mes de diciembre, Justine Sacco, directora de comunicación de IAC, acuñó en inglés el verbo «to be sacco-ed» cuando, tras publicar un tweet absurdo y controvertido que se convirtió en viral justo antes de embarcar en un vuelo internacional, se encontró al llegar a su destino con que ya no trabajaba en la compañía.
Los analistas que pretenden dar a Twitter por muerto no han caído en la cuenta de una evidente realidad: cada vez más hechos trascendentes o relevantes tienen lugar y se comunican directamente a través de Twitter. Nos guste o no, que determinados directivos de una compañía no estén presentes aprovechando un canal de comunicación con el mercado con tanto potencial como Twitter no deja de ser una forma de hurtar valor al accionista en forma de lucro cesante.
La relación entre herramientas como Twitter y la alta dirección de las compañías es cada día más estrecha. Este tipo de redes resultan fundamentales a la hora de alimentar el Klout, que representa la autoridad o influencia de una persona con respecto a una serie de temas. Para las empresas, este tipo de «directivos con influencia» sobre el mercado y los clientes tienen un atractivo indudable, hasta el punto que muchas introducen métricas como Klout en sus procesos de selección. De una era en la que uno de los principales atributos de una carrera directiva era la discreción, estamos pasando a otra en la que la expresión pública y la influencia se están convirtiendo en una baza fundamental, en un valor acreditativo.
¿Qué tipo de uso de herramientas como Twitter se espera de un directivo en una industria determinada? De la experiencia de Rakesh Agrawal en PayPal se deduce únicamente una cosa: hay que tener sentido común y evitar comportarse como un auténtico imbécil. Pero además de eso, hay otros factores. La presencia en una red asimétrica como Twitter debería reflejar un correcto balance entre lo personal y lo corporativo: los directivos son personas, pero además, interesadas en un tema o temas concretos. Establecer una presencia siguiendo a personalidades relevantes en su industria tiene todo el sentido, como lo tiene también seguir a publicaciones que traten de manera habitual cuestiones relacionadas. Que la cuenta de un directivo tenga un cierto componente de content curator que ayude a otros a seguir la actualidad de su industria tiene todo el sentido del mundo si lo que pretende es establecer una posición de influencia en la misma. Pero también lo tiene utilizar la cuenta para hacer comentarios relevantes o para, en cierto sentido, representar a la compañía, siempre que se haga con la debida mano izquierda y, de nuevo, sentido común.
Para un directivo, el sentido común no puede ser el menos común de los sentidos. Y en las redes sociales, menos aún. Twitter, en muchos sentidos, se está convirtiendo en un escaparate. Un escaparate diferente, en el que «vivir para la galería» o transmitir una imagen acartonada puede ser severamente penalizado, en el que hay que combinar una espontaneidad que transmita atributos personales junto con la profesionalidad de un embajador de la marca. Tal y como están funcionando las cosas, lo normal es que este tipo de cuestiones empiecen incluso a enseñarse en las escuelas de negocio, como de hecho está comenzando a suceder. Ninguna empresa quiere contratar a un quejoso habitual, a alguien que abiertamente utilice las redes sociales para criticar de maneras que puedan ser consideradas inaceptables, o a una persona que se identifique de manera demasiado vehemente con causas que puedan ser consideradas políticamente incorrectas. Sin llegar a la rigidez mental de aquel bufete de abogados que prevenía a los estudiantes de derecho de que se mantuviesen alejados de Facebook, porque si veían fotos suyas bebidos en fiestas podrían afectar negativamente a su contratación (y que recibió, razonablemente, una oleada de críticas que decían que «si su bufete no quiere a personas que se divierten de vez en cuando, no quiero trabajar en él»), parece claro que Twitter está desarrollando su propia netiquette. Y que, en el contexto empresarial, esto va a llegar a tener más importancia de la que muchos creen a día de hoy.
(This article was originally published in English at Forbes, «Don’t tweet drunk: social networks, managers and ‘netiquette’«)
Lo que si veo es que los directivos y famosos (aquí en españa sé de unos cuantos de primera tinta) contratan a alguien para que lo haga. Le envían el mensaje o tweet al gestor de redes sociales y éste lo publica. Ya no hay riesgo para ellos, ya que si van a poner una burrada… hay alguien sobrio velando por ellos.
Va un poco de refilón pero me parece que «salir bebido en la red» no es sinónimo de divertirse, más bien de tener escaso criterio (como mínimo estético, por lo malas que suelen ser las tomas) y me gustaría que me libre algún bufete de ser defendido por un «divertido» abogado de este tipo…menos selfi y más «selfmadeconcriterio» necesitamos…
La gente debería leer lo que escribe en Tiwtter antes de enviar el mensaje. Se ve que 140 son demasiados caracteres.
Podríamos decir «Tienes más peligro que un alto directivo borracho usando Twitter», pero tampoco es para tanto. Lo que pasa es que nos hace gracia. ¿No?
El problema actual es que como se está convirtiendo en imprescindible estar en las redes hay muchos que ni saben cómo funcionan ni se preocupan en aprender y luego pasan este tipo de cosas…
Para mi Internet es un cotexto no válido, quiere decir, una persona que diga o haga lo que quiera por internet sus redes sus webs, para tomar validez el asunto tendra que confirmarmelo cara a cara, mientras tanto y mientras no ocurra esto todo sera un grupo de bits sin validez. Yo no despidiria a nadie por que aparezca borracho y revolcandose en la basura en Facebook por ejemplo, eso no significa nada. Si significa algo que la persona sea fumadora, por ejemplo, el tabaco para el que fuma al menos un paquete diario significa que tendra una mano ocupada al dia mas de una hora con el cigarro y un vicio muy muy dificil de quitarse, me alegro de no tenerlo ya … pero unas copitas prefiero a la gente que toma unas copitas eso son mas normales
Sigo sin entender como la gente no reserva para la para la vida profesional su nombre auténtico y no utiliza para todo lo demás un alias. Sinceramente no se como se arriesga a tener un historial descuidado en Google, Twitter y Facebook
Hay personas como #005 Garepubaro que dicen no tener en cuenta si un empleado dice inconveniencias borracho sobre la compañía en la que trabajan, pero hay que tener en cuenta que los que ocupan puestos clave en las compañías no piensan como él de forma generalizada.
#006 Internet es el contexto basura, contexto no válido, eso ya lo comprenden los muy jóvenes, osea los nuevos que se van incorporando, y al resto le hace falta un poco de evolucion, muy mal ha acabado todo esto
Gran consejo! Eso le pasó al pobre Samuel… http://trtrcamp.tumblr.com/post/12962678864/57
The point of view of this article clearly attempts against the freedom of expression and the very essence of the network. We´ll arrive at the end that companies monitor social networks to find reasons which may justify the dismissal of a worker. The fear of being wrong will kill all spontaneity.