Ayer día 15 de abril, si eras residente en los Estados Unidos y querías gastarte $1500, fue el único día que en podrías haber adquirido libremente las Google Glass. El experimento, destinado supuestamente a estimar la demanda potencial del gadget, parece haberse saldado con relativo éxito, aunque evaluar ese nivel de éxito es algo que solo la compañía puede hacer con exactitud: el modelo blanco se agotó relativamente pronto, pero carecemos de información acerca de cuánto significa exactamente eso en términos de ventas reales.
¿Qué pretende realmente Google planteando un día de venta abierta de su dispositivo? En primer lugar, parece razonable pensar que, ante un dispositivo tan novedoso a un precio como ese, intente tener una cierta evaluación objetiva del potencial de mercado, del número de usuarios dispuestos a gastarse ese dinero. Presumiblemente, alguien que se deja mil quinientos dólares en un dispositivo pretende algo más que probarlo, se supone que hacer un uso relativamente regular del mismo. Y ahí es donde yo, particularmente, no estoy completamente seguro del tema.
Mis pruebas con Google Glass por el momento han consistido en una media hora de primera evaluación en un lugar público, y posteriormente, tres días con el dispositivo en mi poder. Por más que lo he intentado, y a estas alturas resulta difícil dudar de mi vocación de probar artefactos tecnológicos, no conseguí construir un caso de uso exitoso. Me pareció un cacharrito simpático para un uso ocasional, cómodo para algunas cosas, pero no lo suficiente como para usarlo de manera consistente. ¿Es cómodo utilizar Google Glass para salir a hacer ejercicio y tener tus estadísticas al alcance de tus ojos? Sí, indudablemente… ¿pero realmente compensa la incomodidad de llevar eso puesto, frente a simplemente girar la muñeca y ver esos datos en tu smartwatch, o incluso sacar el smartphone del bolsillo? Para mí, francamente, no. ¿Es funcional usar las Google Glass para conducir de un sitio a otro recibiendo indicaciones del GPS? Sí, es funcional… pero no mucho más que llevar ese mismo GPS en el smartphone en el salpicadero, u otro modelo de GPS integrado con el vehículo. Y distrae, distrae bastante, incluso cuando ya tienes bastante interiorizado el manejo de la interfaz. Aparte, por supuesto, de las miradas raras, del cierto mareo o dolor de cabeza tras un uso prolongado, o del peligro de ser considerado un glasshole, que por lo visto puede llegar incluso a la agresión física.
Sinceramente, después de haberlas probado, no tengo claro si, en caso de poder optar a ello, pagaría por hacerme con unas Google Glass. Seguramente sí, pero más por mi personalidad de tipo «lo pruebo todo» que por un convencimiento sobre su utilidad o su valor en el futuro. El producto que vimos surgir como una especie de «locura», poner una pantalla delante de uno de nuestros ojos para poder acceder en todo momento a información, ha servido para que nos planteemos muchas cosas, posiblemente incluso para incidir en la idea de los wearables como una categoría con un futuro indudable, o para tratar de entender qué pretende Google con su estrategia de hardware, pero a duras penas ha sido capaz de crear una expectativa real. Por el momento, las Google Glass están más en la categoría de producto «pescadilla que se muerde la cola», para quienes quieren intentar programar aplicaciones para ellas, para quienes quieren ofrecer una imagen asociada a la tecnología, o para hacer pruebas asociadas a los más diversos usos, pero difícilmente un producto para el común de los usuarios (y en ese escalón de precio, presumiblemente menos aún).
¿Son las Google Glass un fracaso como tal? En este momento, las conclusiones que Google puede sacar sobre su día de venta abierta son complejas: incluso si las cifras del día resultasen ser un éxito arrollador en modo «me las quitan de las manos», esa demanda podría representar un tipo de cliente dispuesto a explorar cualquier dispositivo tecnológico prometedor o con expectativas suficientemente recalentadas a golpe de prensa, pero cuya generalización a un público de otro tipo no tengo en absoluto clara. Si por el contrario, el experimento indica que ni siquiera ese segmento de usuarios más afines a la tecnología se pone a hacer cola o colapsa la página web para obtener el dispositivo, parecerá claro que el diseño del producto, sus especificaciones y su precio necesitan aún más trabajo, o simplemente no funcionan.
Mi impresión en este momento es que las Google Glass están muy lejos de ser un producto maduro. Que podrían posiblemente tener éxito asociados a casos muy particulares de profesionales que necesitan información en situaciones puntuales o que quieren compartir lo que están viendo (que no sería como tal un mercado poco interesante), pero más allá de esos usos, poco. Las veo más como un experimento, tanto tecnológico como social, que ha podido tener su relevancia definiendo una categoría, que como un producto real destinado a la venta masiva. Las limitaciones de todo tipo con las que me encontré han hecho que me sintiese mucho más un pionero probando un diseño incipiente, que un usuario evaluando un producto realmente maduro. El diseño, que parecía originalmente brillante, no se revela tan práctico ante un uso habitual. Puede ser que no haya llegado a probar las aplicaciones adecuadas, o que simplemente no las haya evaluado un tiempo suficiente, pero creo que realmente, están aún lejos de ser algo más que un experimento. Interesante, pero experimento al fin y al cabo. Pero por supuesto, me puedo equivocar, como con muchas otras cosas. Veremos a dónde llega el tema.
(This post is also available in English in my Medium page, “Google Glass on sale for a day: first thoughts«)
Conceptualmente hablando, las Google Glass ya las vimos inventadas en la película «Terminator», suponiendo que otros films de ciencia más o menos ficción no lo hubieran hecho antes. Y sí, creo que son el futuro… pero no el futuro inmediato, hay mucho recorrido que andar antes de llegar a ellas, un poco -o un mucho- por lo que tú dices: porque (según todas las apariencias: yo no las he probado) son incómodas y de prestaciones aún muy rudimentarias.
Antes de llegar a unas glass de uso extendido y habitual (como ahora el móvil, pongamos por caso) habremos de pasar por otras cosas inmediatamente más prácticas y más cercanas en el tiempo; pienso, por ejemplo, en los parabrisas delanteros de los coches en modo HUD que le permitan al conductor controlar diversos parámetros del vehículo (velocidad, revoluciones, entre muchas decenas posibles) sin apartar la vista de la carretera. Y creo que estamos a muy poco de que algo así se implemente y se generalice, entre otras cosas porque es una tecnología que existe desde hace ya muchos años y cuyo único problema es que es muy costosa, factor que, como tú sabes mucho mejor que yo, arregla en poco tiempo la economía de escala. Creo que entonces sí que se generará el deseo de un dispositivo parecido pero para las personas, no sólo para los vehículos, y que la experiencia obtenida en los vehículos será fundamental para el diseño y producción de unas glass (Google o no Google) que sean adoptadas, entonces sí, de modo generalizado.
Faltan años aún. Quizá muchos.
Llevar unas gafas que te pueden distraer en cualquier momento, resulta peligroso.
Está por una parte la tentación de usarlas para la conducción y no estoy seguro de que sea muy prudente hacerlo.
Como peatón dudo que las gafas te avisen de estar cruzando un semáforo en rojo, más bien pueden distraerte en el momento que cruzas y no fijarte en el semáforo. Aunque existieran aplicaciones para avisar del cruce de un semáforo en rojo, yo no confiaría mi vida a unas gafas por inteligentes que sean.
Sí creo que puede resultar útil en aplicaciones muy concretas. El caso del profesor que cuando está explicando percibe quien se está enterando y quien nó me parece fantástico.
En cualquier caso, no lo veo como un dispositivo que la gente termine necesitándolo al punto de evitar salir a la calle sin él.
Creo que como tu dices, es un aparato curioso que a todos nos gustaría tener, mas o menos, como nos pasa con los prismáticos de vision nocturna, que a todos nos apetece tener y solo nos frena el precio, pero que nadie utilizaría mas allá de los tres primeros días de tenerlos, salvo los señores que tienen raones muy concretas para comprarlos.
Usos puntuales se me ocurren algunos, por ejemplo, policías que al mirar una matrícula, les informen si hay una denuncia de robo del coche, mecánicos que tengan a la vista el plano de despiece de un motor, (puede que se me ocurran unos pocos mas, pero no se me ocurren fácilmente), de hecho algo parecido llevan los pilotos de combate, que ven los datos de la navegación y disparo de en su casco.
Pero una cosa es un uso específico para un fin concreto, y otra es un uso de propósito general, como puede tener un smartphone y francamente no veo que aplicaciones puedo tener para que lleve esas gafas puestas de forma permanente, pese a que que en mi caso, tengo la ventaja que de haber llevado siempre gafas, por lo que no me suponen molestia adicional.
Sin acritud.. No se porque le das tantas vueltas. Todo lo que leo en este artículo me recuerda a la clásica resistencia a la tecnología a la que tantas veces haces referencia. Cuando se inventa algo realmente novedoso suele ser difícil, al principio, ver hacia donde se dirige, cuales es su potencial. Porque aún nadie le ha dado utilidad. Un ejemplo, la radio. Que va a ser interesante contar a todo el mundo a la vez y que sea interesante? Parecía dificil que algo así pudiera interesar. A mi el hecho de tener las manos completamente libres me parece mas que interesante, no las he probado, ni se a donde llegaran, pero quizás eso se deba a que por primera vez en mucho tiempo nos encontramos ante un producto realmente innovador, tanto, que quizas la sociedad aun no esta preparada para su adopción, y Google y compia tengan mucha piedra que picar.. Tanto, que hasta gente como, abierta a cualquier adopción tecnológica, muestran resistencia, de momento. Por mi parte, si su precio es razónable, las quiero.
Resulta fascinante que este último comentarista acuse a Enrique de «resistencia a la tecnología», en un brote de cibertifetichismo de los que hacen historia. ¿Que no tiene una utilidad el artefacto en cuestión? No importa, ya se la buscaremos, sin importarnos si sirve para hacer el bien o el mal, e incluso con preferencia por este último. Y ya nos las arreglaremos para vencer tu «resistencia». En el mejor de los casos serás un paria, como los que se resisten a usar el teléfono móvil.
Desde la segunda guerra mundial o antes, los grandes retos, los problemas siguen intactos, debido al escaso avance tecnologico real de 50 años para aca ; dependemos de la sucia, carisima y problematica gasolina, la luz y el agua cada vez mas cara, alimentacion y casa, hecha por albañiles con cayos por los ladrillos, cada vez mas cara, asi que aquello de poder chatear con un japones gratis, libros y musica gratis de artistas aficionados, los periodicos cada vez realizado por mas periodistas amateur tambien, y la playstation4 como que seguira vendiendo a falta de avances verdaderos, en un mundo que se configura cada vez mas gris y aburrido a todos los niveles, pero estas gafitas y el cacharrito del mensajito pues no maravilla a nadie, hasta que explote la burbuja del juguetito informatico, eso si con wifi y antenita, que ya tanto cansa
Yo le veo una pega que no sé si ya está resuelta de alguna manera: ¿cómo se pone un aparato así alguien que necesita llevar gafas normales todo el día, tanto para ver de cerca como de lejos?
¿Existe una versión de las Google Glass que se pueda acoplar a unas gafas normales?
Antes de que me lo reproche, le aviso de que no he tenido la oportunidad de utilizar el método que usted denomina «científico» así que ni he recopilado pruebas, ni he formulado hipótesis alguna y ni tan siquiera me he propuesto demostrarlas pero, más que sorprendido, me encuentro atónito por ser esta la primera vez que sus argumentos me parecen verdaderamente objetivos. Enhorabuena, Sr. Dans.
Por una vez estoy absolutamente de acuerdo contigo, desde la II guerraa mundial no hemos avanzado nada, ni en medicina, ni en petroquímica, ni en electrónica, ni en astrofísica, ni en arte, ni en arquitectura. Donde estén las sulfamidas, la bakelita, la válvulas electrónicas, la V2, el «arte decó» y la el Edificio España, que se quiten todos los inventos modernos, que no son más que retrocesos culturales hechos por becarios mal pagados.
Vamos, lo que yo vengo diciendo. Puro humo y fracaso absoluto.
En cambio, le veo mucho más futuro a las gafas que va a sacar Microsoft, por una sencilla razón, van a estar vinculadas a Xbox y a ocio y no como las gafas de Google que son un productos para frikis y nerds.
http://www.techjailbreak.com/motorola-hc1-wearable-computer-specs-features/
He tenido la oportunidad de probar esta computadora/wearable de Motorola y creanme que no es muy comoda, pero si es bastante resistente para un trabajo de industria, donde ambas manos las tienes ocupadas y solo te queda controlar por voz.
Usar un wereable como Google Glass no es para todos, de hecho, es para ciertos sectores de usuarios.
Aquellos que usan las cámaras Go Pro, realizan trabajos de reparacion, servicios medicos remotos, etc.
Hay muchas aplicaciones, pero no para alguien que las quiere usar como un celular.
Yo me dedico a Tecnologias de Seguridad y CCTV, se me hace una buena oportunidad para equipar a los vigilantes con gafas como estas para la comunicacion y registro de acciones que se le vayan. Asimismo, yo las usaria para los site surveys.
Actualmente, uso un Moto X que me permite tomar notas sin tocarlo, lo cual es muy comodo si tienes las manos ocupadas.
Hay que adaptar la tecnologia a quien la ocupa, un Usuario comun no la aprovecha al 100%, de hecho, lo podemos ver en los smartphones… un Samsung S5 se va a vender mas que por requerimiento del usuario, por moda y al final solo lo usara para Facebook, Whatsapp y si acaso, Youtube.
Tambien pasa con los automoviles… cuantas veces no hemos visto a un tipo en la calle con una Pick Up gigante que no usa para trabajar o cargar cosas…
Los ejemplos sobran.
#011 El ejemplo de moda en la tecnología es Apple.
La empresa preferida de las mujerers, homosexuales y fashion victims.
Interesantísimo artículo.
Como suele suceder… Mr Dans da en el clavo.
Y el palabro «glassholle» lo dice todo.
A veces es curioso o por lo menos interesante observar a donde nos lleva la tecnolgia.
O mejor hasta donde algunos están dispuestos a llegar… Sin obtener con ello nada sustantivo aparte del cuestionable valor social.
Interesante también las estadísticas de users Apple.
Serán ciertas…?