Spotify abre una página de analíticas para los artistas que ofrecen su música a través de su servicio, en un ejercicio de transparencia sobre su modelo de ingresos y el reparto de los mismos, y llega además a un acuerdo con Topspin, la compañía del genial Ian C. Rogers, para posibilitar la venta de merchandising a través del servicio.
Algunos números interesantes: 24 millones de usuarios en los treinta y dos países en los que la compañía se encuentra presente, de los cuales 6 millones son premium, en lo que supone un índice de conversión sumamente elevado. Las cantidades que la compañía paga a la industria han ido creciendo con una tasa muy elevada hasta los más de quinientos millones de dólares que llevan abonados en lo que llevamos del año 2013, con un ingreso medio por usuario de $41 al año (promediando lo que los usuarios premium pagan con los ingresos por publicidad provenientes de los usuarios gratuitos).
El modelo de negocio de la compañía consiste en un reparto del 70% de sus ingresos con los propietarios de los derechos (discográficas, editoras y sociedades de gestión) en modo proporcional a la popularidad de las reproducciones de cada artista, en lo que sería una interpretación de su «cuota de mercado» sobre el total de las reproducciones realizadas en la plataforma, y teniendo en cuenta las negociaciones y acuerdos a los que puedan llegar con esos propietarios de derechos en cada país. A partir de ahí, son las compañías las que abonan a cada artista sus ganancias en virtud de los acuerdos que tengan con ellos, que dependen de factores de todo tipo. El sistema, por tanto, no puede reducirse a la métrica simple de «cantidad abonada por cada reproducción», porque es preciso tener en cuenta factores que van desde el origen geográfico de dicha reproducción hasta los royalties que cada artista tenga pactados con su compañía, pero según Spotify, ese número estaría entre los 0.006 y los 0.0084 dólares por cada reproducción.
A partir de ahí, la compañía proporciona ejemplos anónimos de datos de ingresos mensuales abonados a la industria, y los sitúa actualmente entre los $3.300 mensuales por un album independiente de nicho, hasta los $425.000 por un éxito global. La proyección de ingresos trazada por la compañía en el hipotético caso de que Spotify llegase hasta los cuarenta millones de usuarios de pago a nivel mundial llegaría a estar entre los $17.000 mensuales en el primer caso y los más de dos millones en el segundo.
Hasta aquí, el informe y los datos que Spotify ha hecho públicos. ¿Dónde están las restricciones del modelo? En primer lugar, en el precio: la cantidad que pagan los usuarios premium está calculada como precio razonablemente disuasorio, es decir, el que un usuario puede plantearse pagar con el fin de evitar la molestia de ser interrumpido por anuncios y de tener que hacer frente a limitaciones en la cantidad de reproducciones (siempre me he planteado si realmente las empresas que se anuncian en un modelo como Spotify esperan de verdad algún tipo de retorno positivo de un modelo únicamente diseñado para molestar al usuario). La flexibilidad al precio del servicio parece muy escasa, y de hecho es claramente la variable determinante del crecimiento de la compañía.
La segunda variable es el porcentaje global: un 30% de margen bruto supone que la compañía debe plantearse el desarrollo y mantenimiento de su producto y alcanzar el umbral de rentabilidad con esa estructura de cuenta de resultados. Considerando que la compañía tiene que afrontar costes de desarrollo y mantenimiento multiplataforma tanto en idioma como en sistema operativo, comercializar sus servicios, etc., desplazar ese porcentaje supone comprometer la rentabilidad, y por tanto la supervivencia, de una compañía que todavía en ningún momento ha llegado a alcanzar los números negros.
La tercera variable es lo que tiene lugar de la mitad de la cadena hacia el final. Es decir, lo que ocurre una vez que Spotify paga a la industria. Y como ya he comentado en alguna otra ocasión, es ahí donde sigue estando el problema: en una industria que continúa negándose a reconocer que el mundo ha cambiado, y que una parte muy significativa del valor que generaba antes del desarrollo y popularización de la red ya no existe ni se justifica de ninguna manera. La indignación de algunos artistas al ver los ingresos que les reporta Spotify choca con una evidencia: la compañía tiene un esquema operativo transparente y más que razonable, con una viabilidad determinada fundamentalmente por las restricciones que le impone el hecho de tener que trabajar con un producto como la música, y lo que de verdad convierte los ingresos de los músicos en irrelevantes es el reparto que la propia industria de la música lleva a cabo al final de la cadena de valor.
¿Serían capaces las empresas discográficas de hacer un ejercicio de transparencia igual al llevado a cabo por Spotify? De Spotify se pueden decir muchas cosas, pero fundamentalmente, una: que no representa un modelo nuevo, sino más de lo mismo. Puestos a acusarla de algo, podríamos hacerlo del hecho de ser poco disruptiva, en gran medida debido a las limitaciones que la propia industria de la música le impone para darle acceso a su catálogo. El problema de esta industria y lo que limita las ganancias de los artistas no viene de Spotify, sino del puño de hierro con el que las empresas discográficas mantienen el control sobre la estructura del reparto de ingresos y sobre la llegada a canales como la radio o la televisión, que hace prácticamente imposible que los artistas independientes lleguen al público. Los artistas pueden enfadarse todo lo que quieran con las cantidades que perciben de Spotify, pero mientras hagan responsables de sus males a Spotify en lugar de a sus propias discográficas… estarán ladrando al árbol equivocado.
(This post is also available in English in my Medium page, “Spotify: the problem is at the end of the value chain«)
Que un album de nicho da unos 3.300$ es simple y llanamente mentira, como expresa el cantante del famoso grupo indie Galaxie 500 http://evolver.fm/2012/11/15/hey-damon-from-galaxie-500-there-has-to-be-a-better-way/
Enrique:
Te aseguro que llevamos mucho tiempo (en mi caso y el de mis compañeros) «ladrando» al «árbol» de la discográfica.., de hecho este año próximo vamos a soltarnos de la «correa»… :-)
Ahora vamos con Spotify…, y el problema es que de momento para los músicos, no es un «Arbol»…, mas bien es una «ramita» que comienza a brotar, muy interesante para los que se limitan a contemplarla, pero para los que la dán de regar… no llega ni para agua.
Por lo demás, un apunte, en la cadena los artistas están siempre al final…, pero son los únicos realmente necesarios en todo esto.
Creo que hay un conflicto de intereses importante entre Spotify y las empresas discográficas. 4 sellos discográficos (Universal, EMI, Warner, Sony) manejan este mercado y entre ellos mantienen una alto porcentaje de artistas y canciones lo que prácticamente obligo a Spotify a negociar con ellos clausulas extravagantes para tener acceso a esos títulos y así poder tener relevancia en el mercado. Entre esas clausulas hay dos muy importantes; una es lo que menciona Enrique en el post sobre el porcentaje de la distribución de ingresos (70% para los sellos y 30% para Spotify) y la segunda es que los sellos discográficos exigieron parte de la propiedad sobre Spotify, y aquí es donde está el mayor problema. Mientras los sellos permanezcan en sociedad de Spotify las cosas para los artistas no van a cambiar. Para los sellos Spotify ya se convirtió en su segunda fuente de ingresos y además se hicieron con el control de la empresa de reproducción con más relevancia en internet. Si el negocio de la venta de cd´s llega a desaparecer las discográficas ya tienen dominado el segundo frente de este mercado dejándolos nuevamente con una posición extremadamente ventajosa para ellos y para dominar las ganancias de la industria a su antojo.
En efecto, el problema de Spotify es su relativa falta de usuarios. Mirar cuánto paga por reproducción es absurdo, reparte el 70% de sus ingresos entre los derechohabientes de las canciones, así que si sus usuarios se multiplican por 100 entonces dará 100 veces más dinero, es así de sencillo.
El torpedeo de las discográficas a la expansión de Spotify ha malogrado la revolución que Spotify prometía. La clientela oye las canciones en Youtube, no en Spotify, y Google, además de su carencia de usuarios premium, no está pagando el 70% de los ingresos brutos generados por cada vídeo, sino el 15% de los ingresos netos.
Si la gente no es capaz de exigir más transparencia, lo mejor que puede hacer es taparse los ojos.
Jesus Raro:
Vaya, ¿Vais a estar sin discográfica? Me alegro un montón :-)
Una mentira repetida mil veces no va a dejar de ser mentira Enrique.
¿Por qué no explicas que la «industria» detrás de Thom Yorke, Nine Inch Nails, David Byrne y todos los que se han quejado públicamente del expolio de Spotify SON ELLOS MISMOS a través de sus productoras independientes? ¿Por qué olvidas que cuando Adele o Coldplay deciden retirar sus nuevos discos de Spotify, no obedecen a nadie de la industria sino que deciden qué es lo que les conviene a ellos en calidad de productores y artistas?.
¿Sabes quiénes no se van a quejar nunca? Beyoncé, Justin Beaver, One Direction, los artistas hipercomerciales que no tienen que preocuparse de cuánto paga o no paga Spotify porque perciben sus cheques de las discográficas y no tratan ni negocian con Spotify. Este grupo ni se creyó el cuento de la internet ni le importa lo que pase con Spotify.
No es ya ninguna novedad el modelo de negocio de Spotify, los artistas que reciben milésimas de centavos por streaming ya lo conocían y la torta se divide así: Por contratar servidores (según ustedes mismos un costo con tendencia a la baja) y mantener un software – «en varios idiomas»: ¡qué portento de tecnología! -, Spotify se queda con el 30% de toda la circulación online de la música grabada en el mundo y atrofia los otros canales de ingresos por ventas – ya sean de discos físicos o downloads-. ¿Cuánto cuesta este software tan extraordinario? Veamos. 40 millones de clientes a $41 dólares al año son 1640 millones de dólares y su 30% es 492 millones. Es decir, en el escenario ideal de Spotify, esta tecnológica necesita casi 500 millones de dólares anuales para mantener un software, contratar almacenamiento y obtener utilidades. Mientras que el otro 70% de ingresos debe repatirse entre cientos de miles de músicos en todo el mundo, incluso los retirados o muertos a través de sus herederos.
Resultado del nuevo modelo de negocio: por un lado está el señor Daniel Ek, uno de los 10 hombres más ricos de Inglaterra según Forbes, atrayendo capital especulativo cada año; y por el otro lado están todos los músicos independientes que invierten su dinero y talento en crear lo que Spotify vende y recibiendo fracciones de centavos y cheques de $17 dólares por cada millón de streamings.
… y para Spotify, lo único que le faltaba a los músicos para quedarse tranquilos y dejar de joder por su cheque de 17 dólares, eran unos analytics para vender mejor sus gorros y llaveritos.
Mario:
Lo de los 17 dólares era Pandora, no Spotify, y encima la cifra era falsa. Ya te lo dije hace tiempo (y lo leíste) pero supongo que el rigor no es tu fuerte.
En cuanto a atrofiar otros canales, va a ser que no. Repite conmigo: Spotify apenas tiene usuarios. Lo curioso es que no arremetas contra Youtube, que sí tiene usuarios oyendo música, a porrillo (y bajándosela directa de Youtube, con el programita de turno). Un poco más arriba ya he puesto el porcentaje que paga Google.
Por cierto, el porcentaje de Google es neto, descontando gasto de servidores.
-Thom Yorke y Nigel Godrich de Radiohead y Atoms for Peace sacan sus proyectos musicales de Spotify en un gesto de solidaridad con músicos menos afortunados.
– “Con este modelo, los nuevos artistas no cobran una mierda” decía el domingo Nigel Godrich, productor de Radiohead.
– “No te engañes, ninguno de esos nuevos artistas que descubres en Spotify recibe dinero –añadió más tarde Thom Yorke, cantante de Radiohead– mientras que los accionistas estarán pronto nadando en él”.
– Su sistema de micropagos beneficia principalmente a grupos cuyo catálogo es voluminoso y no necesita promoción, como U2. A los músicos como Damon Krukowski, de Galaxie 500 y Damon & Naomi no le salen las cuentas:
«El single Tugboat de Galaxie 500, por ejemplo, sonó 7.800 veces en Pandora el primer cuatrimestre, por lo que los tres autores nos repartimos un total de 21 céntimos de dólar, siete céntimos cada uno. Spotify paga mejor: por las 5.960 veces que sonó Tugboat, los miembros de Galaxie 500 alcanzamos un número de tres cifras: 1,05 dólares (35 céntimos cada uno)».
Krukowski explicaba así que, para ganar los mismos royalties que ganarían vendiendo un sólo LP, sus canciones tendrían que sonar 312.000 veces en Pandora o 47.680 en Spotify. Según David Lowery de Cracker y Camper Van Beethoven su canción sonó más de un millón de veces en Pandora y generó menos royalties que la venta de una sola camiseta.
Por mucha palabrería que suelte Dans y otros tecnófilos la realidad es que Spotify y otras plataformas legales de momento no sirven para dar dinero a nuevos músicos. Solo sirven para que cada músico reciba unos centimos de dolar… mientras que su fundador Daniel Ek gana millones…
Con este nuevo intermediario los músicos ganan menos y el intermediario gana más…
Ya veo como internet iba a terminar con las injusticias de las discográficas: llevamos 15 años tratando de cambiar el modelo y aún no aparece ninguno ni remotamente viable…
Gustará a los músicos Spotif o no gustaráa, los músicos querrán estarán en ella o no, pero hoy (casi) no se puede vender música fuera de Internet. De una forma o de otra, hay que utilizar ese canal para vender la música.
Vender música en soportes físicos en una clara decadencia imparable. No importa el soporte, sean rollos de pianola, discos de baquelita, microsurcos, casettes o CD, vender música en un soporte es un negocio de tiempos pasados y hoy ya no lo es, se pongan como se pongan y culpen a quien culpen. No veras a nadie con un walkman, pero si con reproductor MP3, hoy la música se consume digital y sin soporte físico, o se la das así por Internet o simplemente la consiguen a través de un amigo, o de un desconocido por Internet. Asíi que o pasan por el aro de Internet, o se quedan tocando en los sótanos de cuatro bares de copas y en los túneles del metro.
Claro está, que si los músicos opinan que Spotif y Pandora son magníficos negocios, pero que se quedan con la parte del león, que ellos monten directamente su chiringuito, ¿No están asociados a la SGAE?, pues que en vez de comprar palacios en Boadilla, monten un negocio de venta de música por Internet para sus asociados, yo creo que con el precio del palacio, hay suficiente para servidores y software.
Yo me he peleado un ratito con los números,y me inquietan varias cosas.
El precio no es flexible en relación al aumento de costes, entendiendo aumento de costes, tambien el 70% de ingresos operacionales netos, que no se si se mantienen fijos, porque el 70% parece cerrado, sin embargo dicha cantidad debería depender de las reproducciones, que sin haber usuarios nuevos,, son siempre las mismas?
Lo que me lleva a plantearme, si el mercado aceptaría pagar cantidades diferentes, por escuchar categorías de músicas en función de los royalties, porque aunque aumenten los usuarios, el modelo escalable ya no es posible, porque existen costes que no lo permiten. Si yo pago 10 euros mensuales por escuchar a cualquier artista, pero los beneficios son mayores para un artista global que para uno independiente, en proporción, existe un agravio comparativo en contra de los independientes. Igual que no es lo mismo, restar 30% de 984 millones, que restar un 30% de 689 millones de dolares (números aproximados).
Dices
«De Spotify se pueden decir muchas cosas, pero fundamentalmente, una: que no representa un modelo nuevo, sino más de lo mismo. »
No tengo mucha idea del mercado de la música, pero para mi, que me gusta mucho la música clásica y el jazz, Spotify sí supone un gran cambio. Tengo acceso inmediato a música que antes tardaba horas (si no años) en localizar. Pago para que las discográficas se lleven el 70%, sí, pero esos artistas ya firmaron esos contratos y deben cumplirlos. ¿Cambiará eso con el tiempo? ¿Los artistas llegarán a acuerdos más suculentos, los mismos o negociarán directamente con spotify?
Esto del pago por reproducción me parece un poco tonto. No el que se haga así, si no que estén llorando por lo poco que se llevan. En los díscos físicos también pasaba: desde mi comunión con 10 años cuántas veces habré escuchado el disco Balas Blancas de Barricada? y más por ejemplo Oveja Negra. Miles de veces (no exagero). el precio por reproducción es mucho mas ridículo en el CD/LP que en spotify. Y más aun, porque en el CD me permite duplicarlo y pasárselo a un amigo…
No hay peor tonto que el que no quiere entender, y estos están resultando tontos de remate.
Por otra parte para Mario, que parece que desarrollar una aplicación web, 3 para cada sistema operativo y 2 más móviles (que yo sepa) No es nada, y se hace gratis. Un aplauso. Aunque sí, traducir no es lo mismo que desarrollarla, pero tambien tiene su miga.
«no representa un modelo nuevo, sino más de lo mismo» Totalmente de acuerdo. Siempre dije que Spotify era una radio en internet y que no ofrecía nada nuevo.
Disruptivo es Apple: lo que hizo, está haciendo y hará en el tema de la música.
Hay un problema en el panorama musical actual: la fragmentación de la oferta. Y esta viene en parte por los pocos ingresos que las plataformas digitales generan a los artistas.
Fragmentación: como Spotify, Pandora, lastfm y similares pagan mal, tienen catálogos de artistas que son conjuntos disjuntos. Es decir, en una plataforma tengo a ciertos artistas y en otra a otros. Suscribiéndome a una sola no puedo escuchar a todos mis artistas favoritos.
Fragmentación: recientemente grandes artistas han sacado nuevo material: Franz Ferdinanz, Pixies, etc. Debido a la fragmentación de la oferta la publicidad es mínima. En otros tiempos nuevo material de los Pixies hubiera sido noticia mundial. Ahora ha pasado bastante desapercibido. Han sacado nuevo EP (5 canciones) en su propia web y la compra es muy sencilla. Sin intermediarios.
Fragmentación (de formatos): Los Pixies ofrecen el disco en mp3 (con compresión), FLAC(sin compresión) y Apple lossless (sin compresión). El FLAC funciona en mi mp3 Sony pero no en mi iPod ni en mi iPhone. El Apple lossless se escucha en el iPod y iPhone pero no en el Sony. Conclusión: para poder escucharlo en todos mis aparatos sin tener que andar transformando archivos tengo que descargarlo en mp3 con compresión…
P.D. de mis problemas musicales: Mis aparatos portátiles tienen 16 o 32 Gb y tengo un fondo musical bastante más voluminoso. Pues si búscais, ahora mismo no existe de primera mano ningún mp3 con radio de más de 16 Gb. Ni Sony (no tiene a la venta ninguno de más de 16 Gb) ni Apple (si los tiene pero sin radio) los venden.
Hay problemas que desconocen los que hablan del tema de oidas pero no son grandes aficionados.
Hola Enrique,
Creo que el ejercicio que pides de transparencia por parte de la industria discográfica ya está al alcance de cualquiera. Se acaba de publicar El Libro Blanco de la Música 2013 y está disponible para su libre consulta a través de este enlace por cierto en formato digital) http://www.promusicae.es/libroblanco/2013/es/
Contiene una información muy detallada de toda la cadena de valor y me parece que para nada se niegan a reconocer que el mundo ha cambiado, es más me parece que se han sabido adaptar muy bien a pesar de la escasa ayuda y protección que tiene la música.
Un saludo
Lo que no comprenden los idiotas es que los artistas acabarán dejando de ladrar para poder vivir de otras actividades y el arte será algo secundario, ficticio, tan artificial como lo es la tecnología. Pero ya no es sólo el tema de los artistas vs Otros, que tan chapucera, torticera y equivocadamente plantea Dans; es que con este modelo la redistribución es precisamente la que comenta Yorke: tenderá a concentrarse, cosa que antes no sucedía con los distribuidores, por ejemplo. Ya no sólo eso: llegará un momento en el que los actores «secundarios» de las obras artísticas también dejarán de ladrar. Pero eso poco nos importa porque creemos que los artistas son «hombres orquesta».
Pero bueno, «es lo que hay», que escribía Dans hace poco.
Solo sirven para que cada músico reciba unos centimos de dolar… mientras que su fundador Daniel Ek gana millones…
Es el mismo modelo en Google con sus editores, en Amazon con sus escritores y en otras webs con quienes generan contenido. Ese es el nuevo modelo al que los tontos útiles han defendido durante estos años y al que tarde o temprano acabarán rechazando por muy diferentes motivos. Pero para entonces ya habrá supuesto muchas ganancias para algunos y muchas pérdidas para otros. Y poco o nada nos importará el tema. Es lo que hay.
#018. Si el mundo se limitara a este blog o alguien siguiera los dictados de Enrique, a este paso muy fácilmente regresamos a la época de los trovadores medievales donde para escuchar música nueva pues había que tener al músico en el pueblo o aprender a leer partituras. Antes de Edison la música era un arte básicamente presencial, como lo son todavía la danza o el teatro. El cine mismo podría regresar al modelo anterior al betamax, cuando un estreno duraba hasta meses en cartelera desapareciendo la ventana de home video por no ser rentable. Broadway casi nunca graba y vende sus producciones para consumo en casa y les viene funcionado muy bien, para ellos no hay crisis. ¿Pero cuánta gente dejaría de ver -y pagar- por un musical de Broadway si estuviera pirateado en internet?
No es casual que los dos únicos modelos de negocio de subsistencia que internet depara a los músicos sean también propios de una economía pre-capitalista: el mecenazgo y la mendicidad (hoy llamada crowdfunding).
Sería una tremenda paradoja que contando con la infraestructura más eficiente y barata para distribuir su obra, un músico no encuentre ningún incentivo económico para digitalizarla y ofrecerla en la red porque al hacerlo perderá todo su valor, y que a gente que suponemos les interesa internet como a Enrique, esto les parezca bien.
#017 Esteban
Pero un ejercicio de transparencia seria que el nuevo modelo de negocio integral que diversifica las fuentes de ingresos por royalties, también revise las reparticiones.
O se produce un aumento centralizado de derechos y en consecuencia un reparto mas injusto, o se centraliza de manera transparente, eliminando entidades de gestión triplicadas y remunerando de manera transparente y con los criterios adecuados.
Si ahora spotify incluye otros derechos, (imagen, marchandising etc…) y los números se siguen haciendo de la misma manera….
Dice el sr. Dans: «siempre me he planteado si realmente las empresas que se anuncian en un modelo como Spotify esperan de verdad algún tipo de retorno positivo de un modelo únicamente diseñado para molestar al usuario»
Con ese modelo, ha funcionado la radio y la televisión desde hace decadas, ¿verdad? Y siguien haciendo dinero con ese modelo, ¿verdad? Y sus anunciantes, tambien, ¿verdad?
Spotify = La nueva radio de internet.
#20 Mario, según mi punto de vista un tremendo error de este modelo es pensar que sólo el artista «primario» es importante en la ecuación. Detrás de una obra hay todo tipo de personas que coadyuvan y sin las cuales la obra en sí pierde calidad tanto artística como profesionalmente. Ya no sólo personas, muchas veces hay todo tipo de inversiones. Y cuando esto no existe sólo quedan las subvenciones públicas. Eso siempre que no prefiramos que el arte se convierta en ocurrencias aleatorias y de estar por casa, que es lo que me da la sensación en el mundo hispanohablante, lo cual podría ser anticipo del futuro…
De momento, en España la calidad media de prácticamente todo lleva tiempo descendiendo considerablemente. Pero esto tampoco nos importa. Es lo que hay.
Esto es igual que los agricultores y su cadena de comecialización. Los artistas/agricultores son el último mono aun siendo imprescindibles.
Hoy el dinero para los músicos e interpretes esta en los conciertos.
Gracias a las descargas «ilegales» las grabaciones no tienen más valor que el de tarjeta de presentación.
#20 Mario:
En Estados Unidos la distribución por Internet supone ya el 58% de los ingresos por música grabada. Eso son 2600 millones de dólares, solo en USA. A nivel mundial son 5.800 millones, y creciendo. Muchas pipas de crack hay que fumar para que alguien (músicos, discográficas, o quien sea) renuncie a semejante pastón.
No deja de ser curioso el contraste entre el apocalipsis económico que predicáis algunos, y la realidad.
Por cierto, USA tiene 300 millones de habitantes, lo cual significa que los gringos se están gastando solo 8,6 dólares al año por habitante en música por Internet (y unos 5 dólares en el CD). Los usuarios de Spotify generan un promedio muy superior, 41 dólares al año.
Yo creo que es un modelo totalmente valido, y que no es nuevo.
Si las partes se ponen de acuerdo y aceptan como reparten las ganancias no lo veo mal, ya despues analizaran si realmente fue negocio o una total perdida de tiempo y dinero.
#26 Krigan, la pregunta es… ¿Qué sucede con los demás países?
Observador:
Lo mismo que en USA: el CD cada vez se vende menos, Internet cada vez da más dinero. USA es simplemente uno de los países más avanzados, uno de los que encabezan la tendencia, en esto como en tantas otras cosas tecnológicas. La España de hoy es la USA de hace unos pocos años. Las cifras están ahí, basta con leerlas, en todos los países mínimamente desarrollados la evolución es la misma.
Con el libro electrónico pasa lo mismo (ya sabes, tu amada Amazon). En España los ingresos del libro electrónico ya alcanzan la mitad de los del libro de bolsillo. El libro electrónico sube, el impreso baja.
Pero un ejercicio de transparencia seria que el nuevo modelo de negocio integral que diversifica las fuentes de ingresos por royalties, también revise las reparticiones
#026. Krigan. Se te olvida convenientemente que el 58% de música grabada se calcula después de haber reducido a niveles ridículos los ingresos totales por música grabada en los últimos 10 años. Y no porque la gente haya dejado de consumirla sino porque ha dejado de pagarla, dato que tampoco les parece relevante pero que explica el problema actual de remuneración de los músicos.
Tu manejo de cifras es tan iluso como alegrarse porque ahora hay un porcentaje mayor de empleados en hotelería en España -en relación al total de trabajadores-, pero sin decir que en los últimos años se ha desatado un paro terrible en todos los demás sectores de la economía. La noticia no es que haya ningún boom hotelero actual (que no lo hay) sino que el resto de sectores está en crisis y es el total de empleados el que ha disminuido.
Lo que pasa con Spotify, y que tú y Enrique se niegan a reconocer, es que está diseñado para rentabilizar magnitudes tan importantes de música que solo tiene sentido para las discográficas o para el mismo Spotify, pero nunca para el músico individual e independiente que es el que se queja. Ni siquiera el aumento de suscritos esperado por Spotify de 6 a 40 millones podrán significar un cambio sustancial para el músico. Si sus cheques anuales pasan de $17 a $114 al año no se habrá solucionado nada.
Mario:
Mal debes andar de argumentos cuando no paras de aferrarte a esos 17 dólares que repetidamente te han dicho que NO es una cifra de Spotify, sino de Pandora (y encima la cifra es falsa, el músico que la dio mintió un poquito).
Echemos algunas cuentas. Spotify asegura estar pagando entre 0,6 y 0,86 céntimos de dólar por reproducción. Tomando la cifra más baja, eso serían 600.000 dólares por 100 millones de reproducciones. Pero David Byrne nos cuenta que los integrantes de Daft Punk obtuvieron solo 26.000 dólares entre los 2 por una canción que fue reproducida esa cantidad de veces. En otras palabras, Daft Punk no obtuvo de su discográfica ni el 5% del dinero entregado por Spotify.
Ahora me dirás que la discográfica es imprescindible, y que tiene sus gastos, y bla, bla, bla… pero lo cierto es que nadie (artista, discográfica, o quien sea) va a dejar de grabar y licenciar una canción que genera 600.000 dólares tan solo en Spotify, que es lo que tú decías.
¿Han bajado los ingresos globales de música grabada? Indudablemente, nadie ha dicho lo contrario. Es lo que tiene el haber torpedeado durante años el mercado de Internet, en un vano intento por salvar al CD. Pero lo cierto es que los ingresos por Internet no han parado de subir, el problema nunca ha sido Internet, sino el hundimiento del obsoleto CD.
Resulta que los ingresos globales han dejado de bajar, en el 2012 crecieron:
http://www.ifpi.org/content/section_resources/dmr2013.html
Es decir, el 9% que subió Internet fue suficiente para compensar con creces la caída del CD, y eso que Internet todavía es minoritario (un 34%) en el mercado global. Hemos alcanzado ya el punto de inflexión, a partir de ahora el obsoleto CD ya no impedirá el crecimiento de los ingresos totales, el descendente CD cada vez lastrará menos el total, mientras que el ascendente Internet cada vez lo potenciará más.
Descartado el escenario apocalíptico, que nunca fue muy creíble (este punto de inflexión llevamos años prediciéndolo), las cuestiones que ahora se plantean son diferentes. Las 2 grandes preguntas son quién se llevará la pasta, y quién generará los ingresos. Esta última pregunta tiene su importancia, porque resulta que Spotify sí es una buena fuente de ingresos, paga por streaming el doble que Youtube. Si el mercado sigue en manos de Google, la industria musical recibirá la mitad que si quien tuviese los usuarios fuese Spotify. Por esto es precisamente por lo que insisto en que Spotify es una gran idea malograda por el torpedeo de las discográficas. Contrariamente a lo que afirmas, Spotify el problema de Spotify no es que pague poco por streaming, su problema es que (repite conmigo) NO tiene usuarios.
Para tener un poco de perspectiva, conviene señalar cuál es el escenario general de presente y de futuro. Las descargas de pago (iTunes), aunque siguen creciendo, cada vez se ven más sobrepasadas por el streaming, que crece más deprisa. Youtube es el rey, con 800 millones de usuarios activos mensuales. Ha desplazado en gran medida a la mal llamada piratería, ahora la gente ya no usa el emule, sino uno cualquiera de los múltiples programitas que permiten extraer las canciones de los vídeos de Youtube.
Incluso en Spotify, 3 cuartas partes de los usuarios son «gratis con anuncios». Por supuesto, también hay programas «extractores» para Spotify. Y ya hemos dicho que la importancia relativa de iTunes y similares está bajando. Antes eran el 100% de los ingresos de Internet, ahora son el 70%. El streaming, ya sea gratis con anuncios o mediante subscripción, se perfila como el nuevo modelo dominante, tanto en número de descargas como en los crecientes ingresos que proporciona a la industria musical.
Lo que ahora vemos en la música no tardaremos en verlo en pelis y series tv. Una mayoría de usuarios que disfrutan de los contenidos gratis con anuncios («grabándolos» a placer), una minoría que paga una suscripción para obtener alguna ventaja, y una minoría todavía más pequeña que paga por cada contenido individual. ¿A qué me suena esto? Ah, sí, a la tele (en abierto, paquetes de canales de pago, y PPV).
Hay que ser tan inútil como lo es la industria de contenidos para tardar tantos años en implementar en Internet un modelo que ya llevaban décadas practicando con éxito fuera de Internet.