Repensando la empresa, en mi columna de Expansión

Repensando la empresa - Expansión (pdf)Mi columna de esta semana en Expansión es una reflexión sobre los entornos corporativos en función de la evolución tecnológica, y se titula «Repensando la empresa» (pdf). Compañías en las que la optimización de los recursos consiste en ofrecer un sitio cómodo para trabajar, generalmente céntrico, dotado con puestos de trabajo sin asignación fija diseñados para maximizar la interacción social, y que ofrecen recursos compartidos en régimen de reserva para reuniones o tareas que requieran de una cierta privacidad.

El reflejo lógico de un entorno tecnológico que permite cada día más independizar el trabajo de una localización física concreta, que deja de tomar como indicador el número de horas que el trabajador pasa sentado en una silla, y que toma muchos elementos de los espacios de coworking. Trabajo en la nube, complementado con metodologías que incorporan reuniones y encuentros utilizando tecnologías como Google Hangouts, Skype o Cisco Telepresence, y espacios de trabajo compartidos dotados de la infraestructura necesaria pero orientados a la maximización de la interacción y el intercambio.

A partir del momento en que el trabajo puede hacerse desde cualquier sitio, debemos rediseñar el espacio para optimizar el hecho de que cada persona puede estar donde buenamente quiera en función de sus preferencias o necesidades en cada momento, y ofrecer como principal ventaja para acudir físicamente a la empresa la posible conveniencia y la interacción social.

A continuación, el texto completo de la columna:

 

Repensando la empresa

¿Cuántas personas en su empresa trabajan con habilidades y conocimientos que residen en su mente? Los llamados “trabajadores del conocimiento” crecen sin parar: numerosos trabajos en servicios e industria consisten aún en operaciones físicas, pero ese balance no ha dejado de alterarse desde la Revolución Industrial, y sigue haciéndolo con el avance de la robotización.

La tecnología redefine todos los entornos, y el corporativo no es una excepción. Plantear el trabajo como lo hacíamos hace una década resulta insostenible. Independencia de la localización física, conectividad permanente: cada día más, condicionar a los trabajadores a un lugar específico solo tiene sentido si se busca generar un retorno social derivado de esa proximidad. ¿Reuniones? Las más productivas y agradables que he vivido últimamente han sido en torno a un documento compartido, o en Skype, o en un Google Hangout.

Redibujamos el entorno corporativo: áreas de colaboración abiertas para maximizar la interacción, en zonas de la ciudad atractivas, sin sitios fijos para optimizar recursos físicos, con múltiples pantallas, y con infraestructuras en reserva para reuniones o actividades que requieran privacidad. Y beneficios para los trabajadores impensables en el contexto de la empresa tradicional.

A cambio de condiciones flexibles, aceptamos una disponibilidad casi permanente: un mensaje instantáneo o un correo electrónico puede demandar nuestra atención a prácticamente cualquier hora. Un cambio que rompe toda dependencia de convenios o rigideces, pero que muchos trabajadores prefieren y están dispuestos a aceptar. Y que si se hace bien, puede generar entornos no solo más productivos, sino más enriquecedores, creativos y humanizados.

Las empresas van a cambiar mucho, y de la forma en que sean capaces de materializar esos cambios dependerá su capacidad para atraer y maximizar el talento. Es hora de repensar muchas cosas.

 

(This post is also available in English in my Medium page, “This week’s Expansión column: time to rethink corporate environments«)

6 comentarios

  • #001
    Gorki - 22 noviembre 2013 - 11:56

    Cierto lo que cuentas, pero el proceso de cambiar la oficina por medios de trabajo más flexibles, encuentra dificultades muy difíciles de solventar, pese a que aparentemente las ventajas son obvias tanto en tiempo perdido como en dinero gastado en acudir a la oficina.

    Por un lado hay dificultades no resueltas de como gestionar y controlar el trabajo realizado fuera de la oficina, no tenemos tradición de hacerlo, la propia empresa no es escuela para ello y nadie nos ha preparado para ello. Por otra parte, los hogares carecen en general de espacios pensados donde trabajar cómodamente, así que siendo evidente que los nuevos medios de comunicación minimizan la necesidad de la presencia física del trabajador, y el despilfarro que supone el desplazamiento físico, no llegan a prosperar las nuevas formas de trabajo no presencial.

  • #002
    Cristina - 22 noviembre 2013 - 14:24

    Me ocupa un tema: cuando se propone hacer accesible el conocimiento a traves de redes que permiten su transmisión, primero pienso en la infraestructura fisica, principalmente su conexion a internet. El acceso a herramientas que permitan la comunicacion y el acceso a las redes que pueden ser, universitarias, de informacion abierta y disponible y redes de cooperación mutua donde se intercambian conocimientos. También acceso a contenidos que permiten comprender y ampliar las actividades a realizar. Los profesionales que coordinan. Existen herramientas para el aprendizaje corporativo? O lo que se aprende se va mejorando en el mismo entorno que recibe inputs controlados?

  • #003
    Adrián - 22 noviembre 2013 - 15:23

    «A cambio de condiciones flexibles, aceptamos una disponibilidad casi permanente: un mensaje instantáneo o un correo electrónico puede demandar nuestra atención a prácticamente cualquier hora»

    Esto que dices es muy importante. Personalmente pienso que si los trabajadores no pueden desconectar de la empresa, por ejemplo porque la tecnología lo permite, o porque la cultura empresarial resulta demasiado invasiva esto puede ‘quemar’ a muchos empleados, por muy cool que sea la empresa.

  • #004
    Luis Hernández - 23 noviembre 2013 - 09:16

    Hay mucha, pero que mucha gente, que no está siendo capaz de adaptarse a la velocidad de los cambios en el entorno laboral. Se hace imprescindible un apoyo educativo a gran escala que ayude a los individuos a conseguir un mínimo manejo de las nuevas tecnologías que les dote de autonomía en su propia formación.
    Enseñar a aprender en este nuevo entorno cada vez más cambiante, debe ser el fin último de todos aquellos que de un modo u otro estamos relacionados con la formación.
    Son tiempos fascinantes pero que dejan muy poco margen a quien se acomoda.

  • #005
    Javier - 28 noviembre 2013 - 12:13

    No deja de ser curioso que las ventajas que suponen las nuevas tecnologías son, indefectiblemente, «abusadas» por la mayor parte de las Empresas -públicas o privadas-. Lo normal de la tradición directiva (extensible a la gran mayoría de países, culturas, mercados, entornos, etc.) es quedarse lo que tan solo genera beneficio en una dirección: la Empresa. Craso error pues, aún en contra de lo que muchos piensan, la Empresa son las personas que en ella desarrollan su labor. Si verdaderamente un equipo directivo está preocupado porque la Compañía, Institución o similar, encare el futuro con cierto grado de garantía de éxito, ha de trabajar SIEMPRE en dos frentes: primero el de la consecución de los objetivos (no puede ser de otra manera, con tal de garantizar la supervivencia de la Empresa), segundo la formación continuada del Personal (nuevas estructuras, tecnología y flexibilidad). El primero no es discutible. El segundo, por obvio, se soslaya casi siempre, en aras del pretendido fin de la productividad. Para el caso que ocupa, si las nuevas tecnologías permiten la des-localización física del Empleado (ahorros en infraestructuras centralizadas), HA DE PERMITIR TAMBIÉN un beneficio directo y palpable para este, a fin de que su satisfacción profesional sea elevada. Esto redunda en una mayor productividad de forma inmediata. Y, para ello, lo de recibir un mensaje en cualquier momento, reuniones vía red desde casa, etc. no suele casar nada bien con la conciliación de la vida familiar y la laboral. Y lo pongo en ese orden a propósito. El proyecto vital del ser humano, históricamente, siempre ha sido la familia, nunca el trabajo -salvo en caso del negocio propio, claro-. Ya pueden invertir las Empresas en estudiar, plantear y desarrollar métodos, conocimientos y capacitaciones para la conciliación de estas dos partes del Empleado. SIEMPRE va a redundar en un mayor beneficio para la Compañía. Naturalmente, si es que se ve a la misma como un proyecto a largo plazo. Porque si se ve tan solo a corto -como gran cantidad de directivos «hoy estoy aquí y me lo llevo, mañana a otra parte a seguir llevándomelo»-, no he dicho nada. Saludos y felicidades por el artículo

  • #006
    Stepienybarno - 7 diciembre 2013 - 10:22

    Estupenda reflexión.
    Aunque hay sectores como el nuestro, la arquitectura, que son especialmente reticentes a enterarse que el mundo ha cambiado y hay nuevas posibilidades.
    Un saludo.
    Agnieszka y Lorenzo
    pd_ compartimos en nuestro blog.

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