La brutal escalada del tráfico de datos en redes móviles está llevando a cambios muy significativos en el planteamiento de la infraestructura de proveedores de telecomunicaciones, a medida que las conexiones celulares empiezan a tomar un papel progresivamente más secundario frente a la WiFi.
En todo el mundo, operadores de cable e incluso algunas empresas de telecomunicaciones tradicionales están empezando a hacer movimientos de cara al aprovechamiento de la infraestructura que forman los llamados customer-premises equipment o CPE, los millones de routers desplegados a nivel residencial o en locales de pequeños negocios.
La empresa pionera en este ámbito, Fon, gestiona ya una infraestructura de más de once millones de puntos de acceso e importantes acuerdos con empresas de telecomunicaciones del nivel de BT, Deutsche Telekon, ZON, Belgacom, KPN, SFR, SoftBank o MTC. Acuerdos que, en su momento, muchos juzgaron desequilibrados e imposibles, pero que ya se prolongan durante varios años y proporcionan a los clientes de dichas operadoras una propuesta de valor consistente en acceder a conectividad WiFi más allá de su casa o su trabajo. La experiencia acumulada por Fon en la gestión y puesta en valor de este tipo de infraestructuras hiperdistribuidas empieza a parecer un caso claro de idea adelantada a su tiempo, toda vez que algunos operadores – unos treinta en todo el mundo, además de redes libres y autogestionadas como guifi.net – han avanzado ya planes similares.
El planteamiento de los operadores, tanto de aquellos que llegan a acuerdos con Fon como de los que se plantean la idea de manera independiente, es fundamentalmente el offloading de tráfico de datos a internet. Un nivel de offloading más elevado permite una optimización del uso de la infraestructura, una reducción del importe pagado por interconexión al operador incumbente, y supone generalmente un nivel de churn menor (algunos operadores reportan descensos de en torno al 10%) en unos clientes que perciben una propuesta de valor más elevada en la disponibilidad de acceso a conexiones más rápidas fuera de su casa o su trabajo. Los incentivos son diversos en función de la estrategia de cada operador y de factores como el hecho de gestionar operador móvil o no, pero el concepto de optimizar la infraestructura en manos del cliente es algo que está ya en la mesa de los operadores de todo el mundo.
Así, mientras macrociudades como Los Angeles plantean la reedición corregida y mejorada de los viejos planes de WiFi municipales con cobertura sobre toda la ciudad (muniWiFi), tenemos casos como el de Portugal Telecom, que respondió al acuerdo de su competidor ZON con Fon anunciando un despliegue similar con sus propios usuarios; o el de ONO en España, que recientemente ha anunciado despliegues de redes distribuidas en las ciudades de Alicante y Santander. La idea es sencilla: poner en marcha una infraestructura combinando las redes WiFi en domicilios de clientes en pisos bajos que tengan un alcance razonable, con negocios a pie de calle, y con algunos puntos de acceso propios dotados de un nivel de cobertura algo mayor.
Los clientes reciben una comunicación en la que se les propone el acceso a esa red distribuida a cambio del uso de su router: se combina la instalación o el upgrade de su punto de acceso (los routers con capacidad para soportar este tipo de sistemas son reflasheados remotamente, mientras que los más antiguos son sustituidos) con un incremento del ancho de banda, que pasa a tener un uso dual: el router gestiona por un lado la red doméstica del cliente y le proporciona su velocidad contratada, y por otro, con los adecuados protocolos de seguridad, utiliza el ancho de banda adicional para ofrecer redes abiertas a clientes itinerantes de la red móvil. Estos clientes descargan una app a su móvil que almacena sus credenciales y les permite unirse a redes de la compañía o, si no pertenecen a la misma, les ofrece la posibilidad de pagar por un ticket de acceso temporal que puede llegar a suponer una vía de ingresos adicional para el operador. En el caso de negocios a pie de calle, el acuerdo puede completarse con el uso de portales cautivos de bienvenida a los transeúntes en los que puede servirse publicidad, promociones, etc. asociadas con el uso de su red.
Algunos operadores virtuales, como Republic Wireless, dan un paso más y hacen offloading no solo del tráfico de datos, sino también del de voz, con lo que ofrecen tarifas de $19 por uso ilimitado de voz y datos que son transmitidos siempre que es posible a través de WiFi, y cambian a la red celular solo cuando no hay una WiFi disponible.
El WiFi está pasando de ser un protocolo despreciado por unas operadoras que la veían fundamentalmente como amenaza, a la gran esperanza para muchas de ellas, y una fuerza importante en el futuro rediseño de sus sobrecargadas redes. En el fondo, el uso del cliente final como elemento de infraestructura distribuida, una opción infinitamente más barata que el despliegue de infraestructura propia, y con posibilidades muy interesantes en muchas ubicaciones – aunque con lógicas limitaciones en muchas otras. La cuestión, para mí, estará en el futuro balance de las relaciones entre operadoras y usuarios: ¿vale lo mismo un cliente en un piso bajo y céntrico que en una zona rural relativamente aislada y con un nivel de tráfico de datos mínimo? Mientras Fon planteaba un escenario de relación con sus usuarios que partía de la voluntariedad y que llegaba a proponer incluso modelos de ingresos adicionales – aunque dudo que nadie haya realmente llegado a ganar mucho dinero mediante el uso de su ancho de banda excedentario, – las operadoras plantean un modelo en el que únicamente ponen sobre la mesa el disfrute de infraestructuras similares cuando el cliente está fuera de su casa.
¿Llegará un momento en que la negociación de los clientes con su operadora tenga en cuenta el valor del punto de acceso como aporte a su infraestructura? ¿Habrá clientes que obtengan mejores condiciones porque la ventana en la que tienen el router da a una plaza pública con mucho tránsito de personas? El uso del cliente como infraestructura puede tener mucho interés para las operadoras, pero también es posible que esos clientes, a medida que entiendan ese tipo de acuerdos y su trascendencia, pretendan capitalizar una parte de los mismos, dando lugar a escenarios competitivos en los que unas operadoras rivalicen con otras para atraer a esos clientes con situaciones más interesantes. Como cliente puedo imaginarme accediendo a que mi operador me plantee un uso compartido de mi router con clientes que pasan por la calle, pero únicamente a cambio del uso gratuito de sus redes WiFi en otros puntos, no solo de otros clientes, sino también en hoteles, aeropuertos o estaciones de tren. ¿Podrá llegar esta variable a suponer algún tipo de cambio en el panorama competitivo?
(This post is also available in English in my Medium page, “The customer as infrastructure«)
R Cable, el operador de cable de Galicia también tiene algo similar desde hace tiempo. Si tú aceptas en tu página de cliente que se active, bajando una app a tu android tienes acceso a todas las redes wifi de «clientes-R» que hay desplegadas en los routers de clientes.
Buen artículo. Sólo he encontrado a faltar una mención al proyecto BeWiFi de Telefónica, en pruebas en Barcelona: http://www.bewifi.es
Lo que subyace detrás de esta nueva mirada de las operadoras hacia soluciones wifi es las grandes dudas que tienen sobre que sus redes celulares puedan cursar con eficiencia y rentabilidad el tráfico según los nuevos modelos de consumos en móviles, en especial con los consumos de clientes 3.5G y 4G. El diseño se está complicando, y los casos de negocio, por primera vez desde el advenimiento de la telefonía móvil, presentan incógnitas serias.
Sin el apoyo de las redes fijas, es dudoso que la experiencia de usuario móvil cumpla con las expectativas creadas : video HD, vídeo conferencias, juegos, mensajería multimedia …
Este sistema esta implementado desde hace años en Francia por la compañia FREE y no esta restringido solo a los primeros pisos, sino a todo el espectro que pueda abarcar.
En este modelo, el router de cada usuario puede emitir dos señales: una privada, que es la de su cuenta y otra abierta que se llama FREEWiFi a la cual, todos los usuarios de esa compañia que hayan aceptado emitir esa segunda señal, podran conectarse con un password alli donde pudiesen localizarla, sea en los espacios exteriores como la calle o las plazas, así como en los interiores de un edificio donde el vecino de uno en el decimo piso, tiene una conexión con esa operadora.
El buen punto de este sistema es que no interfiere ni consume el ancho de banda que cada cliente tiene, sino que es un servicio más de la compañia, con aquellos que quieren extender la posibilidad de su WiFi allí donde esta compañia se extiende por el territorio francés.
Creo que hay un factor importante a considerar en este tipo de modelos y es de la seguridad/privacidad de los datos, si un cliente comienza a asociar que su conexión residencial esta disponible en otros lugares y hace un uso fuerte de redes wifi externas a su residencia de tal manera que en su cerebro se graba la idea que es igual conectarse desde casa o desde su restaurante favorito, puede comenzar a usar estas redes no del todo seguras para transacciones bancarias y delicadas que requieren una configuración más segura. Obviamente no todas las personas pueden llegar a actuar de esa manera, pero creo que una gran mayoría lo hará, si a eso unimos descuidos en seguridad como contraseñas por defectos, sería un caldo de cultivo para todo tipo de accesos no autorizados. Puedo estar siendo algo paranoico, pero es que considero que los protocolos de transmisión de datos que se usan en la actualidad son débiles en aspectos claves para que este modelo funcione de manera segura para todos.
Hoy día hay tantos bares, restaurantes, y hoteles que dan wifi gratis que no le veo mucho valor a esta propuesta. Lo que sí tendría valor es que se castigase a las telecos que rompen la neutralidad de red impidiendo el uso de VoIP en sus conexiones 3G. Yo puedo cambiar de operador para tener VoIP, y de hecho mi operador permite VoIP, y también puedo activar el wifi de mi móvil en casa o en cualquier local de hostelería que dé wifi gratis, pero si intento llamar por VoIP a alguien cuyo operador lo tiene bloqueado, no voy a poder hacerlo. No me queda otra que hacer una llamada tradicional.
Las telecos son espadas de Damocles pues frenan su desarrollo si no hay alternativas, y cuando estas cristalizan, sacan los avances anulando la efectividad de dichas alternativas…
Lo he visto tantas veces…
Recientemente lo hemos visto con los auto consumidores de fotovoltaica, a quienes les va a salir caro lo de generar su propia energía…
Si hay alguien que nunca pierde son los MONOPOLIOS NATURALES…
No se trata de buscar alternativas, sino de exigir a estado y los monopolios naturales que cumplan con su deber hacia la sociedad y nuestra productividad.
Estoy cansado de tanto discurso hablando de «productividad» y luego resulta que tenemos la red de telefonía mas cara de Europa…
Si fuera presidente… Internet de baja velocidad gratuito en toda España… Como las carreteras… ¿No quieren productividad? Pues a ver si empiezan…
Desde el punto de vista de la infraestructura del operador Alcatel-Lucent ha desarrollado una solución que implementa antenas duales 3g-4g y wifi, lo que permite integrar el wifi en su infraestructura y no en los equipos CPE.
Se llama lightradio
http://www.alcatel-lucent.com/solutions/lightradio-wifi