Encontré este estudio sobre el Amazon Mechanical Turk en Priceonomics titulado «Who makes below minimum wage in the Mechanical Turk sweatshop?« referenciado en Boing Boing, y la verdad es que me llamó bastante la atención.
El Mechanical Turk es una plataforma de mercado digital lanzada en noviembre de 2005 y definida dentro de los Web Services de Amazon, que sirve para trabajos simples y de bajo precio unitario que requieren un cierto nivel de inteligencia o capacidad de discernimiento humanas, que una máquina no puede hacer o que sería muy caro o complicado programar, y que son por tanto ofrecidos a personas. Lo habitual es encontrar operaciones – llamadas HITs, o Human Intelligence Tasks – muy sencillas, como categorizar fotos en una base de datos, etiquetar caras, copiar manualmente precios y productos de facturas, resolver captchas, escribir transcripciones literales, etc. que suelen llevar menos de un minuto, son repetitivos, mecánicos, se pagan en torno a pocos céntimos por unidad, y que habitualmente permiten que cualquier persona del mundo con una conexión a la red pueda obtener salarios que generalmente están entre el dólar y los cinco dólares por hora, por debajo del salario mínimo de la mayoría de los países occidentales. Aunque los trabajadores ecogen libremente los trabajos, pueden llevarlos a cabo en las condiciones que estimen oportunas, y el sueldo obtenido puede incluso llegar a ser atractivo en algunos entornos, muchos definen el Mechanical Turk de Amazon, cuyo nombre proviene de un falso autómata diseñado por Wolfgang von Kempelen en 1769, como un auténtico taller digital de trabajo esclavo que practica la explotación: el trabajo se factura como contratado laboral autónomo independiente, y deja a Amazon un 10% de comisión.
Curiosamente, sin embargo, alrededor de la mitad de las personas que realizan trabajos en el Mechanical Turk de Amazon son norteamericanos jóvenes, con educación media, y pertenecientes a familias que ingresan entre los $25,000 y los $60,000 anuales. Alrededor de un 10% de ellos consideran al Mechanical Turk como su principal fuente de ingresos, están desempleados o subempleados, y pasan más de veinte horas a la semana haciendo ese tipo de tareas. El resto gana menos de veinte dólares a la semana, trabaja un par de horas al día, y lo hace por obtener algo de dinero extra o por aprovechar tiempo de inactividad, aunque posiblemente podrían tener otras opciones. Un tipo de trabajo que muchos considerarían candidato ideal para el outsourcing a países con bajos costes laborales unitarios, y que sin embargo se queda en casi la mitad de los casos en los Estados Unidos, donde tiene una consideración con arreglo a las leyes de protección laboral que podríamos calificar como mínimo de «difusa» o «cuestionable».
La evolución del Mechanical Turk parece señalar un componente cada vez más importante de trabajadores de otras partes del mundo, definiendo un mercado de subcontratación centrado en ese tipo de tareas sencillas y repetitivas. Pero ¿qué lleva a los norteamericanos a pasarse horas delante de una pantalla haciendo trabajos prácticamente mecánicos? Sencillamente, la ausencia de fricción: llegas, te inscribes sin ningún problema, escoges tareas, y te pones con ellas en la dosis que estimes oportuno, con la posibilidad de parar o de cambiar de tarea en cualquier momento. Sin salir de casa, sin hablar con nadie, sin firmar nada.
Tradicionalmente, tendemos a pensar en las máquinas para llevar a cabo trabajos que resultaría demasiado caro poner a desarrollar a un humano. El turco mecánico plantea casi un escenario inverso: que los humanos hagan trabajos que resultaría demasiado caro o imposible mecanizar. ¿Representa el turco mecánico una excepción puntual que será progresivamente regulada y condicionada a la legislación laboral pertinente (con la dificultad que conlleva intentar aplicar dicho entorno legal a algo que puede desarrollarse desde cualquier lugar del mundo), o tendrá una importancia creciente en la economía del futuro? Resulta difícil saberlo.
PERO PERO eso es un flujo de capital sin regulación mercantil ni SS!!
El día que un leguleyo español vea eso morirá de un infarto. Si es un ministro de Hacienda, tendrá un derrame cerebral. Y si es un sindicalista, una parálisis permanente de los párpados.
HAYQUEPROHIBIRESOIMPUESTOS-SS-DERECHOALPARO.
Hombre si una cosa sobra en el mundo no es oferta de empleo sino oferta de trabajo, y esta ultima es literalemente billonaria siempre en el globo ¿que como se relaciona esto con internet? pues a grandes rasgos lo que se esta viendo; «se necesita ingeniero con dos doctorados tres catedras y cinco idiomas» a ver esos 4500 candidatos desde Polonia 2 mil euros al mes, esos 40000 candidatos desde China mil euros al mes … por fin adjudicado a ese caballero; uno de los 800 mil candidatos de la India por 200 euros al mes», sera por oferta y esto de los trabajos complicados en cuanto a los sencillos, como comparar fotos dices, que andan a punto de desaparecer …
Aunque no encuentro ninguna fuente oficial, tengo entendido que Mechanical Turk ya no acepta solicitudes de creación de cuenta desde fuera de Estados Unidos, algo «corroborado» en parte por la cantidad de tutoriales que se pueden encontrar sobre cómo rellenar la solicitud de cuenta con datos falsos para que sea aceptada (que no enlazo por razones obvias). Los motivos parecen ser la cantidad de fraudes y quejas sobre la calidad de los trabajadores de algunos países.
De todas formas, la última vez que curioseé los listados, muchos de los trabajos ofertados eran estudios y encuestas destinadas exclusivamente a ciudadanos estadounidenses.
Probablemente ése sea uno de los motivos para el porcentaje tan alto de trabajadores norteamericanos en el sitio, lo cual no quita para que siga siendo notable que estén dispuestos a trabajar por «salarios» tan bajos.
El tema del salario mínimo es sin duda controvertido, dado que es un trabajo que se puede hacer desde cualquier país del mundo, mientras tengas una conexión a Internet. Si la ley USA impone el salario mínimo en este trabajo, la obvia respuesta de las punto-com sería no ofrecerlo a trabajadores USA (filtrar a los trabajadores por IP). Ni los salarios ni los precios son iguales entre países, así que poner un salario mínimo universal (no solo para USA) sería irrealizable.
Que la relación legal no sea laboral, sino mercantil, me preocupa menos, porque el trabajador escoge cuándo trabaja y cuándo no, incluyendo horario y cantidad de trabajo. Por este lado no lo veo como un caso de competencia desleal.
La explotación yo no la veo por ningún lado, dado que Amazon se lleva solo un 10%. Que le pregunten a las señoras de la limpieza cuál es la diferencia entre trabajar para una subcontrata y trabajar por su cuenta. La diferencia porcentual entre lo pagado y lo recibido es muchísimo mayor.
Si el mismo sistema se aplicase a señoras de la limpieza, fontaneros, electricistas, y otros muchos trabajos típicos de subcontrata, que no influyan los salarios de otros países (el trabajador no puede hacer su trabajo a distancia), ¿saldrían ganando o perdiendo los trabajadores?
Bienvenid@s al futuro. Bienvenid@s al «nuevo modelo». Estoy deseando que se implante este modelo en todos las actividades laborales posibles.
Todo va a cambiar. Desde luego.
Como toda institución jurídica que se trasvasa a la internet, los derechos laborales tienden a ser irrelevantes o a incumplirse simplemente en un entorno digital. Esto ya sucede con los derechos de autor o con el derecho a la privacidad. También las pocas corporaciones que controlan internet -Google y demás- rechazan el derecho de competencia y ellas mismas, internamente, se manejan como dictaduras que desconocen prácticas elementales de gobierno corporativo y responsabilidad hacia los accionistas del derecho societario. Pese a ser públicas, estas empresas no parecen ser sino juguetes en manos de sus niñatos propietarios.
No se entiende de primera mano porque esto sucede solo con internet mientras con el advenimiento de otras tecnologías, incluso mucho más relevantes o «disruptoras» como le gusta decir a Enrique, no sucedió lo mismo.
Cuando funcionó el primer telégrafo o se instaló el primer cable trans-atlántico, la euforia fue similar a la de hoy en día: se acabarían las guerras, el hambre, las injusticias en el mundo. La «magia» de la comunicación inmediata obraría milagros en todos los ámbitos de la actividad humana. Al final ya sabemos que la magia no alcanzó para hacer mejores a las personas en el Siglo XX ni mucho menos, y que si en algo mejoramos fue en exterminarnos más eficientemente y con menos heroicidad.
Internet tampoco hará mejores a las personas: «mágicamente» los artistas no reciben su sustento de sus fans, «mágicamente» los gobiernos y corporaciones no tratan nuestra correspondencia con el mismo respeto que se trata a la correspondencia de papel, «mágicamente» los empleadores no respetarán tampoco derechos y protección hacia sus trabajadores que hace más de un siglo costaron sangre y luchas arrancarles. Gracias a internet y el trabajo a distancia, podremos pronto revivir el capitalismo manchesteriano de las historias de Dickens, y contratar por centavos a algún niño en la India para que realice algún trabajo mecánico y embrutecedor.
La revolución tecnológica finisecular del XIX -automóviles, electricidad, comunicaciones, fonógrafos, cine- fue de lejos mucho más portentosa y trascendental que la del fin del siglo XX con la internet. Sin embargo nos la apañamos muy bien para hacer que todas estas tecnologías sean beneficiosas y se adapten al servicio del hombre. No nos imaginamos a un Henry Ford financiando un lobby para que se eliminen las matrículas y las licencias de conducir en nombre de la «libertad»; ni pretendiendo que atropellar a un hombre con su modelo T fuese menos delito que atropellarlo con una carreta de bueyes. De alguna manera, hoy impensable en plena euforia tecnológica, se partía del principio que las tecnologías eran las que se debían adaptar y utilizarse para servir al ser humano y no al revés.
Esta es, me parece, la gran diferencia entre las revoluciones tecnológicas finiseculares de los siglos XIX y XX. Las empresas que llevaron a cabo la del XIX y sus protagonistas individuales estaban imbuidos de positivismo. Una visión de progreso que nunca se opuso a los derechos y normas sociales sino lo contrario. Los inventos servían para reforzar y hacer más efectivos los derechos de las personas (al automóvil y el libre tránsito, el fonógrafo y la libre expresión, etc.) y el uso de las tecnologías se regulaba en función de estos mismos derechos.
En internet lo que vemos es más bien un conflicto permanente entre ella y las leyes y normas sociales; sus protagonistas no se sienten parte de ninguna comunidad y hasta les molesta tener que pertenecer a un Estado. Han trocado una relación de pertenencia a una comunidad por una de dominio. Buscan lo que llaman «disrupción» que es algo que a ninguna persona normal le gustaría. Disrupción es un accidente que hace que llegues tarde a clases, disrupción es regresar a casa y encontrar muerta a tu mujer. Disrupción es también darte cuenta que repentinamente no tienes derechos de autor, derecho a la privacidad o derechos laborales. Y todo eso nos debe gustar y adaptarnos porque en lugar de un Henry Ford o un Alva Edison… hoy tenemos a Pinky y Cerebro.
Respondiendo a Krigan: CanguroEnCasa (anuncios clasificados de trabajo doméstico con 300.000 usuarios registrados, cientos de anuncios nuevos diariamente) ha llegado a un acuerdo con CanguroVip (franquicias físicas de trabajo doméstico que legalizan todo el procedimiento de contratación para estos trabajos). Anteriormente el acuerdo (y contratación o no) se hacían totalmente fuera del circuito.
De esta manera, las propuestas de trabajo hechas en CanguroEnCasa se cerrarán a través de las franquicias de CanguroVip asegurando que sean 100% legales y seguras para el canguro y su contratador.
A pesar de la eficiencia que aporta este procedimiento y de las economías de escala, los impuestos en España son elevados y complejos, lo que no permite que el trabajador pueda llevarse ese 90% que comenta respecto a Amazon.
¡Qué guay! Gracias a la magia de Internet ahora los norteamericanos pueden trabajar en las mismas condiciones de semiesclavitud que un obrero chino de Foxconn, o un trabajador marroquí que cose etiquetas para una subcontrata de Zara. Lo bueno de los esclavos es que si uno se rompe siempre hay otros diez esperando y dispuestos a matarse entre ellos por la oportunidad de ser explotados. Si un robot se estropea tienes que repararlo o comprar otro, así que desde luego que lo del Mechanical Turk es un gran avance. Espero de todo corazón que pronto salga a la venta una aplicación tipo Siri que sepa dar clases y escribir artículos sobre economía para dejar a esta panda de gurús sin trabajo. Lo que me voy a reír.
Eduardo:
¿Qué porcentaje se lleva el trabajador? ¿Qué porcentaje se llevaba antes de ese acuerdo? ¿Por qué hablas de legalizar el proceso cuando ofrecerse como canguro y contratar una canguro siempre ha sido legal?
David Peñasco Maldonado:
El sueldo es bajo. Fuera de eso, comparar esto con las fábricas de Foxconn y de Zara es un chiste de mal gusto.
¿Sabeis de alguna pagina (fiable) que haga esto mismo y que tenga registros abiertos?
Para Krigan: aunque para contratar personal doméstico siempre ha habido una vía «legal», las leyes actualmente son más restrictivas y obligan en particular al alta en la seguridad social por pocas horas de trabajo.
Como comprenderás, este es un procedimiento complejo y el 99% de las familias no cumple con ello, con el riesgo tanto para la familia como para la persona contratada.
El nuevo modelo es que la familia compra «bonos» de horas (de canguro, limpieza, profesor particular etc), busca la persona más adecuada para él a través de CanguroEnCasa y la contrata formalmente a través de una franquicia cercana de CanguroVip, que se asegura de que dicha contratación sea legalmente correcta y de que la persona seleccionada cumple al 100% con lo mostrado en su anuncio. Además, en caso de que los horarios o condiciones no encajen, la franquicia ofrecería una persona alternativa a la familia.
Por en medio hay una comisión comercial por la venta del servicio (en torno al 10%, eqquivalente a la de Amazon) y una comisión por el trabajo realizado por la franquicia para la contratación (en torno al 10% más). El resto va en bruto a la persona que ofrece el trabajo, que deberá descontarse los impuestos correspondientes que ya dependen de muchos factores.
El precio del bono depende del servicio (es diferente para clases particulares que para canguros, con un plus si es en días festivos, otro plus si hay que tratar con personas con dificultades, etc), siendo el más sencillo de 41,56€ por 3 horas de canguro en horario diurno. Para contratos de números elevados de horas se puede negociar directamente, sin pasar por los bonos, pero siempre asegurando la validez legal del acuerdo.
Eduardo:
Gracias por la info.