Antonio Montesinos me contactó para hacerme una entrevista por telefóno para Wawancara, una revista digital de entrevistas en formato largo (Wawancara significa precisamente «entrevista» en indonesio) sobre los cambios que se están produciendo a nivel social, político y cultural.
Hablamos sobre la naturaleza y valoración de esos cambios, la nube, Google, las amenazas a la red, la privacidad, los servicios gratuitos, la impresión tridimensional como la nueva revolución, y algunos detalles sobre mis metodologías de trabajo.
Enrique, creo que el entrevistador te conoce bien y te hizo tres preguntas en las cuales has respondido en la línea de siempre. Concretamente son:
1) Hay gente que muestra sus recelos sobre el concepto de nube. Cuando la red es descentralización, horizontalidad y trabajo compartido la nube supone cierta vuelta al control corporativo: software e información personal en sus máquinas, derechos sobre esta información, posibilidad de ofrecerlo al gobierno sin previo aviso…¿No supone esto un paso atrás?
2) Estamos entregando nuestros documentos personales a una empresa. Dejan de estar en nuestras manos…
3) Otra de las críticas a la nube es que ahora, en los inicios del servicio, todo son facilidades para que alojemos nuestra información allí, incluso para que empecemos a utilizar software en remoto. Cuando esté creada la necesidad será mucho más fácil cobrar por esos servicios o endurecer las condiciones.
En mi humilde opinión tus respuestas demuestran una clara ingenuidad acerca del uso que las grandes corporaciones hacen, o podrían llegar a hacer de la información, y olvidas que cuando alguien cede algo más o menos valioso bajo ciertas condiciones, el pacto se convierte en un contrato aunque no esté por escrito ni firmado.
Por ello estas condiciones no deben cambiar de forma unidireccional. Una cosa es decidir voluntariamente no cobrar por los derechos de usos de tus obras a terceros que sacan una rentabilidad, y otra que te estafen. Estamos ante el problema de las estafas que pasan desapercibidas porque son cantidades pequeñas que afectan a una enorme cantidad de personas. Un banco que hiciera uso de los redondeos de decimales a su favor, no dudaríamos en calificar su acción de estafa.
Hoy en día hay montones de estafas de este tipo en Internet que afectan al uso de contenidos de terceros. Si alguien quiere compartir un contenido y lo ofrece a través de una empresa que se gana tu confianza anunciando unas condiciones determinadas, estas condiciones deben de respetarse. El entrevistador parece que puso el dedo en la llaga.
La pregunta era muy clara y me temo que tu respuesta beneficia a esos estafadores. Estos una vez se hacen con una enorme base de contenidos cedidos voluntariamente bajo ciertas condiciones, las cambian de forma unidireccional para convertir aquello en algo distinto. Generalmente estos cambios son suaves y procuran que los grandes perjuicios recaigan sobre una pequeña porción de usuarios que usaron ese servicio para algo más que pasar el rato y al verse en minoría quedan indefensos ante la incomprensión general de otros muchos usuarios para los cuales los cambios pueden resultar irrelevantes. Insisto en una idea que para mí es la clave de este asunto:
«Un contrato no puede ser cambiado unidireccionalmente por ninguna de las partes».
Fíjate que tampoco se prestó atención a los contratos telefónico grabados por las compañías, pero esto también se ha prestado a estafas porque se producen parecidos tipos de asimetría contractual.
Desde los gobiernos no se hace nada porque hace tiempo que los derechos de los consumidores dejaron de importarles.
Por lo visto, el problema debe de empeorar antes de que gente como tú lo considere, así que doy por hecho de que empeorará.