Mi columna de esta semana en el diario Expansión habla sobre el teletrabajo, y se titula «Teletrabajo… ¿o no?» (pdf). Es un tema al que me he aproximado en múltiples ocasiones, que parecía ir evolucionando de una manera lenta pero razonable, y que hace un mes volvió a la actualidad a raíz de la decisión de Marissa Mayer, CEO de Yahoo!, de cancelar todos los acuerdos de teletrabajo existentes en Yahoo! y obligar a los trabajadores a mantener una presencia física en las oficinas de la compañía salvo excepciones razonables y puntuales. La decisión fue muy contestada, no solo por determinados colectivos que utilizaban el teletrabajo como medio para mantenerse productivos pero obtener mejores condiciones de conciliación laboral, sino también por personas que consideraban que el trabajo que hacían era desempeñado en mejores condiciones desde su casa.
Las razones alegadas por Mayer para cancelar los acuerdos tenían que ver con la necesidad de desarrollar una cultura corporativa fuerte, con lo que aporta la proximidad física, el intercambio de experiencias en el lugar de trabajo, algo que ella consideraba importante dado el actual momento de Yahoo! Y algo que, en una interpretación que me parece razonable, aboga por lugares de trabajo con una configuración determinada, y no precisamente la de la clásica oficina con despachos o cubículos.
En el escenario tecnológico actual, es más que posible que para muchos tipos de trabajo, las mejores condiciones de concentración, comodidad o incluso conectividad se obtengan en el domicilio de muchos trabajadores, y no en su lugar de trabajo (yo mismo tengo sensiblemente más ancho de banda disponible en mi casa que en mi despacho, y decididamente más comodidad y posibilidades de concentración). Por tanto, el acudir al centro de trabajo, que genera además un gasto en desplazamientos con un coste en términos de tiempo y medioambientales, debería ser algo que se centrase precisamente en la maximización de esas posibilidades de interacción: vamos al trabajo para relacionarnos y comunicarnos, no porque en ese trabajo se encuentren los medios tecnológicos que necesitamos para trabajar (por supuesto, me refiero solo a determinados tipos de trabajo, no a aquellos que requieren maquinaria especializada o similares). Pasar por una despersonalizada recepción, saludar por un pasillo y encerrarse en un despacho no parecen las mejores formas de propiciar la interacción y la socialización, del mismo modo que tampoco parece lógico mantener un despacho vacío a una persona que habitualmente o en un número significativamente elevado de ocasiones trabaja desde su casa.
Muchas políticas de teletrabajo fracasan precisamente por ese tipo de factores: una persona decide empezar a trabajar desde su casa, pero ve con terror que le quiten el despacho, porque tiene connotaciones de exclusión o incluso de pérdida de estatus, lo que redunda en situaciones claramente sub-óptimas. Las configuraciones del tipo oficina abierta, con mesas distribuidas en un espacio amplio sin tabiques e instalaciones adecuadas para poder mantener un cierto nivel de privacidad en reuniones parecen mucho más adecuadas que las típicas configuraciones con despachos, y parecen además marcar tendencia en empresas con una filosofía más moderna, posiblemente combinados con acuerdos flexibles de teletrabajo que permitan que un trabajador pueda optar por un determinado nivel de presencia que optimice el rendimiento de su trabajo sin descuidar la interacción personal. Sin duda, un tema que puede valer la pena revisitar.
A continuación, el texto de la columna:
Teletrabajo… o no
Hace ya bastantes años que la curva de adopción de la tecnología empezó a posibilitar que muchos trabajadores pudieran independizarse de manera relativamente sencilla del espacio físico: la información es cada vez más accesible desde cualquier lugar con la conexión adecuada, al tiempo que los ordenadores portátiles y sobremesa se popularizan y surgen, además, otras posibilidades como tablets o smartphones.
Tengo claro que para muchas de las funciones que desarrollo en mi empresa, soy infinitamente más productivo trabajando en la tranquilidad de mi casa que teniendo que desplazarme a mi lugar de trabajo. Podemos incluir factores medioambientales, tiempos de desplazamiento, cuestiones como la comodidad, la conciliación o la concentración… el teletrabajo suele presentar una lógica difícilmente rebatible. Y, a pesar de ello, muchas empresas se niegan a permitirlo, o lo hacen únicamente de manera muy limitada.Hace alrededor de un mes, Marissa Mayer, CEO de Yahoo!, anunció la anulación de todos los acuerdos de teletrabajo de los empleados de la compañía. La razón aducida fue fomentar el desarrollo de una cultura corporativa fuerte gracias a factores como la experiencia e interacción que únicamente tiene lugar en las oficinas.
La decisión, enormemente polémica, debería hacernos pensar sobre la naturaleza de nuestro trabajo. Si la razón para eliminar el teletrabajo es fomentar la interacción entre las personas, el diseño de muchas de las oficinas corporativas que conozco no parece demasiado lógico. Si cambio la tranquilidad y comodidad de mi casa para fomentar una mayor interacción, recluirme en un despacho, por mucho estatus que represente, no tiene mucho sentido, como tampoco lo tiene un despacho habitualmente vacío: las grandes áreas abiertas sin dividir, apoyadas por infraestructuras ad hoc para reuniones con una cierta privacidad u otras funciones afines parecen representar una tendencia más lógica, que de hecho suelo identificar con empresas con una cultura corporativa más moderna.
¿Teletrabajar o no? Depende. Seguramente, en algún punto medio se encuentra la virtud.
ACTUALIZACIÓN: para interesados en el tema, recomiendo la lectura de este artículo en The New York Times titulado «Engineering serendipity«, publicado unos días después, y que sigue esta misma línea.
En mi caso (coordinador de proyectos), en el que mi trabajo incluye gestión de equipo de profesionales que atienden a los clientes (necesario presencia física) y creación de proyectos (mucho más eficiente desde casa) realizo normalmente 4/1 (4 días presenciales, 1 tele-trabajo). Creo que mi eficiencia mejoraría realizando 3/2 y a mi empresa le cuesta asumir cualquier cosa distinta a 5/0.
La empresa StackExchange, creadora de la red de sitios Q&A del mismo nombre, está basada en Nueva York pero afirma estar dispuesta a contratar trabajadores (principalmente programadores) en cualquier lugar del mundo, y de hecho tiene empleados en Reino Unido y en Alemania. ¿Cómo se comunica el equipo, cómo hacen las reuniones? Usando Google Hangouts.
Interesantísima lectura al respecto en el blog de la susodicha empresa: http://blog.stackoverflow.com/2013/02/why-we-still-believe-in-working-remotely
Yo cada vez lo tengo más claro: si para hacer mi trabajo sólo necesito un ordenador y una conexión a Internet, y hoy en día existen infinitas opciones para la comunicación remota, ¿por qué narices tengo que ir cada día a un lugar físico determinado, gastando tiempo y gasolina? Es completamente absurdo.
Yo hace tiempo que tengo la opción de teletrabajar, normalmente me quedo en casa 1 o 2 días por semana según lo que tenga que hacer. Evidentemente si es necesario tener reuniones o trasladarme a clientes no me quedo, pero cuando tengo que hacer trabajo mas individual, o que solo requiera contacto por teléfono, IM o mail, puedo hacerlo perfectamente desde casa. Nunca me quedo mas de 2 días por semana teletrabajando, tampoco veo positivo trabajar mucho tiempo desde casa, a mi me acaba resultando agobiante demasiado tiempo en casa y necesito cambiar de ambiente.
Personalmente he tenido la oportunidad de probar ambos extremos. Por un lado un trabajo en la administración pública local donde hay que fichar en un detector de huellas dactilares la entrada, salida y descansos. Por el otro, trabajando a distancia para diferentes empresas donde la proximidad física puede producirse cada varios meses.
Sin duda me quedo de lejos con el teletrabajo. Por eficiencia, productividad, ahorro y comodidad. Y estoy seguro que mi trabajo es infinitamente más apreciado y reconocido. Incluso las relaciones personales son mejores y más cordiales.
Aunque quizá se trate de mi caso particular.
Esto del teletrabajo es para mi un tema apasionante, pues estuve involucrado en un proyecto fallido de implantación de teletrabajo hace al menos 20 años. Las razones por las que el proyecto fracasó, van desde problemas como que no es fácil crear un ambiente propicio de trabajo en un domicilio particular, a los más abundantes y de peor solución de tipo practico, no se ha acostumbrando a mandos y empleados a actuar sin más incentivo que los resultados obtenidos y los empleados tienden a pensar que cualquier retraso, independientemente de su causa real, en el teletrabajo se les imputará ellos personalmente y los mandos tienen dificultades para valorar el esfuerzo de sus subordinados, sin el apoyo visual de verlos trabajar.
Aparte hay otro motivo sicológico que afecta a nivel de alto directivo, y que de una forma u otra hacen fracasar estos proyectos, El puesto se valora por el número de personas en nómina bajo su mando y por el tamaño de su las oficinas. Si parte de la plantilla es autónoma y trabaja en su casa, a efectos es como si no existiesen. ¿Quizá Marissa Mayer, CEO de Yahoo!? no quiera ser CEO de una empresa situada en una oficina de 120 m2 en Silicon Valey y prefiera mandar en algo asi como una copia de GOOGLEPLEX, aunque facturen lo mismo
Teletrabajo desde hace 9 años, el 100% de mi tiempo, y estoy completamente de acuerdo con este artículo.
He creado un blog para compartir experiencias y trucos para el teletrabajo, y potenciar esta práctica, que cuenta con muchas ventajas respecto al trabajo tradicional de oficina.
Porque las primeras barreras que hay que romper en el teletrabajo, con las que nos imponemos nosotros mismos
http://martaorozco.wordpress.com/
El óptimo es combinar ambas opciones. Yo en mi caso hacía 2 o 3 días completos a la semana y me ayudaba a planificar mucho mejor las tareas -dejando aquellas que requerían más concentración para esos días, y a cumplir con las fechas de entrega -puesto que los días de teletrabajo sacaba mucho trabajo adelante.
No obstante, implantar una solución de teletrabajo requiere de un lado que los mandos tengan claros los objetivos de cada empleado y que sean capaces de valorar el tiempo necesario para sacar adelante los mismos. En mi experiencia, esto no es habitual en la empresa española, siendo habitual la profusión de objetivos y que todos ellos se hacen en dos patadas y al final del día, siempre hay mil excusas para que no haya salido nada.
Dada la situación, yo teletrabajo, dirijo mi empresa desde mi casa. La oficina esta ocupada un mes al año, y la mantengo por imagen, servidor de aplicaciones,correo postal, y notificaciones fiscales. Mis colaboradores o trabajadores hacen lo mismo, cada uno en su casita, o en la calle para gestiones comerciales.Llevo años con trabajadores en esta modalidad, mal regulada desde el principio, y ahora ya ni te cuento.La única sombra está en que pueden trabajar para ti y para otros, eso es lo no controlable. Supone un trabajo adicional para mi de planificación de su trabajo, medición de tiempos por tareas, trabajo o rutinas.
Me gusta haberme quitado el traje, y en mi casa puedo fumar, MUY IMPORTANTE.
Yo soy teletrabajadora y estoy muy satisfecha, creo que tiene más pros que contras. La Sra. Mayer tendría sus razones, las cuales no puedo comprender ya que este intercambio de experiencias del que habla también puede realizarse por otros medios hoy en día gracias a todas las nuevas tecnologías existentes. En fin que cuando oigo cosas así me hacen sentir un poco desmotivada pero espero no ocurra en otras empresas.
Vale la pena leer el comentario de Nuria Chichilla, del IESE (http://blog.iese.edu/nuriachinchilla/2013/03/tele-trabajo-si-o-no/) y los comentarios.
Personalmente creo que para teletrabajar, hay que tener una dirección por objetivos y métrcias de desempeño de las personas.
El trabajo desde casa tiene muchos beneficios para todos, pero tiene que haber implementada una forma de demostrar que se está trabajando. Que hay esfuerzo y foco. Para la tranquilidad del empresario. Y sobre todo, para la tranquilidad del empleado.
Si no, es un suicidio, y luego vienen las decisiones drástricas como la de Marisa Mayer.
Yo desarrollo el 100×100 de mi trabajo desde casa y no me va nada mal, eso si, no todos los negocios son compatibles con esta modalidad ni todo el mundo sabe organizarse bien para que le cunda la producción.
La verdad es que con la modernización que se esta dando y con el fuerte auge que ya tiene la tecnología y la informática, un ejemplo de esto son las redes sociales, lógicamente todo apunta a que el teletrabajo es el futuro de los empleos del mañana, aunque en este presente ya se estén viendo con fuerza así muchos se nieguen a aceptarlo, en cuanto al estatus que representa el tener un despacho, realmente eso me suena mas al temor al que dirán mas que cambiar su propio estilo de vida y por supuesto la forma de trabajar. Pienso que debemos trabajar donde nos sentimos mas cómodos, ya que es la forma en la que podremos producir mas y mejor, quiero aclarar que para trabajar desde casa es importante tener una disciplina fija porque o sino sera todo lo contrario a lo que se expone acerca del teletrabajo.