Veo un par de tweets de Marcos Cuevas, fundador y CEO de Layers, en el que comenta que hace un año hizo el experimento de dejar de seguirme en Twitter pensando que, en cualquier caso, vería todo lo que tweeteaba a través de retweets de otras personas (y sí, esta frase parece un maldito trabalenguas! :-) Sin embargo, Marcos afirma no haber visto ningún tweet mío a lo largo de ese año, lo que le lleva a concluir que cuando alguien tiene muchos seguidores, no le hacen retweets porque, dado que la razón de un retweet es propagar una información, si alguien tiene muchos seguidores se entiende que no le hace falta. Voy a analizar sus afirmaciones en lo que se dispone a ser una entrada seguramente muy larga, y que solo será de tu interés si eres algún tipo de data freak como yo (como diría el torero, «hay gente pa’ tó» :-)
Creo que su conclusión es errónea, y además creo tener suficientes datos para comprobarlo gracias a la función de analíticas que desde hace poco tiempo está disponible para algunas cuentas de Twitter. Utilizando la función exportación, que permite extraer los datos y descargarlos en forma de fichero delimitado por comas (CSV) o Excel (XLS), analizaré los últimos treinta días de actividad. Primero, el número de retweets a cada una de mis actualizaciones: el promedio global es de 10,46. Esto incluye tanto las actualizaciones que hago para informar de mis entradas en el blog como las que utilizo simplemente para hacer un comentario de cualquier tipo o las que forman parte de una conversación con otro usuario. Si desglosamos por tipo, veremos que las primeras, las que uso para difundir mis propias entradas en el blog, ofrecen una media de 27,89 retweets cada una (entre uno como mínima, y 374 como máximo), mientras que las dedicadas a a comentarios de otros tipos muestran una media de 8,23 y las que forman parte de conversaciones o respuestas encabezadas con un signo @ se quedan en una media de tan solo 0,57 (las ocasiones en que una parte de una conversación es retweeteada son, lógicamente, más bien escasas).
Vayamos un poco más allá: según las mismas analíticas, el 36% de mis followers han retweeteado alguna vez alguno de mis tweets (gracias a todos ellos ;-) La gran mayoría de los que lo hacen son, según Twitter, españoles (85%), seguidos por mexicanos (2%) y otras nacionalidades (13%). El 41% de los seguidores que me retweetean son mujeres (que constituyen un 61% de todos mis seguidores), frente a un 59% de hombres (39% del total de seguidores).
Para tener la imagen completa, habría que incorporar los tweets que contienen enlaces hacia mi propia página, bien originados mediante el botón de Twitter situado en cada una de las entradas de la misma, o por cualquier otro medio. En este caso, las analíticas de Twitter no ofrecen el dato desglosado por entrada, sino por actividad diaria (u horaria, que en este caso no aportaría gran cosa), y la media que resulta es de 997,70 tweets al día, con un mínimo de 182 y un máximo de 8.811 durante los últimos treinta días.
¿Qué pretendo con esta avalancha de datos? Aparte de comprobar que el hecho de que Marcos Cuevas no haya visto ningún retweet mío podría deberse a muchas razones, pero no a que no se produzcan, cosa que como tal es poco importante. Pero ahora pretendo utilizar esa idea para llevar a cabo una reflexión sobre la dinámica de uso de Twitter, lo que me lleva a hablar de una característica de Twitter como red que resulta muy interesante: su asimetría. Es decir, el hecho de que las relaciones en la red se produzcan de manera mayoritariamente no recíproca. A partir del momento en que una persona posee, por las razones que sean, un cierto nivel de visibilidad, sus actualizaciones pasan a ser interesantes a más personas que aquellas a las que conoce directamente o a las que tiene interés en seguir, lo que lleva a situaciones muy habituales de desequilibrio entre el número de seguidores y seguidos. Al principio de la popularización de Twitter, algunas personas afirmaban que no seguir a quien te seguía resultaba de alguna manera «engreído»: el uso y la popularización de Twitter han terminado por demostrar que estas personas estaban completamente equivocadas. A día de hoy, las estadísticas demuestran que lo normal en Twitter es ser completamente asimétrico, seguir a quien te interesa independientemente de que te siga o no, mientras que practicar la simetría siguiendo a todo aquel que te sigue a ti suele ser una practica identificada con el spam o con el uso por parte de agencias y medios de comunicación. En mi caso, yo sigo a aquellas personas a las que me interesa seguir porque las conozco personalmente o por el contenido de sus actualizaciones, y suelo seguir también a aquellas personas con las que quiero mantener una conversación mediante DM para que puedan responderme por el mismo medio – aunque no siempre continúo siguiéndolas una vez que termina dicha conversación, tan solo si veo que lo que twittean me interesa por la razón que sea.
Dado el rasgo de asimetría, ¿que puede llevar a que una persona, tras un año de no seguir a otra, afirme no haber visto ninguna de sus actualizaciones? Lanzaré algunas hipótesis: la primera, más probable, que las personas a las que sigue en Twitter no están entre aquellos que habitualmente retweetean actualizaciones de esa persona. Simplemente, dada la asimetría de la red, Twitter ha llevado a que esa persona se encuentre dentro de un cluster o subconjunto de personas a las que ese tipo de información que ese usuario habitualmente escribe no les interesan. Perfecto, raro sería que lo que uno escribe interesase a todo el mundo. Segunda hipótesis: esa persona no se fija demasiado bien.
En cualquiera de los casos, considero que el tiempo ha puesto las cosas en su sitio: como bien puede verse en la evolución de mi número de followers, el hecho de que yo tenga en este momento 166.558 seguidores no tiene nada que ver con mi visibilidad pública, sino que se debe mayoritariamente a una anomalía, que afectó también a usuarios como Eduardo Arcos, Marilink, o Jose Luis Orihuela, entre otros: cuando Twitter lanzó su versión en español, tomó a aquellos usuarios que en aquel momento teníamos más seguidores (hablamos en mi caso entonces de unos 6.300), y los incluyó en un listado de «cuentas a seguir», que una gran cantidad de nuevos usuarios incorporaron por defecto durante los dos meses siguientes (entre el 27/10/2009 y el 22/12/2009). En mi caso, me llevó desde los citados 6.300 hasta nada menos que 62.600, una situación poco lógica considerando que, por mucho blog que tenga, soy un simple profesor de una escuela de negocios. Pasados esos dos meses, Twitter modificó ese procedimiento, y optó por un sistema de recomendaciones basado en un algoritmo de afinidad.
A partir de ahí, la media se ha estabilizado mucho más. A lo largo del último mes, de nuevo según las analíticas de Twitter, 4.633 personas han decidido seguirme, y 2.227 han optado por dejar de hacerlo, lo cual constituye, a mi entender, una dinámica perfectamente normal. En los tiempos que corren y con el nivel de popularidad y difusión de Twitter, una cuenta con este número de followers ya no resulta especialmente llamativa: hay usuarios españoles que superan ampliamente el millón de seguidores. ¿Dónde está la cuestión? Pues que por ejemplo, un Carles Puyol (3.922.612 followers en el momento en que escribo estas líneas) imagino que tiene complicado salir a la calle sin que llegue alguien y lo salude, lo pare, le pida un autógrafo o le diga algo. Mientras que en mi caso, os puedo asegurar que eso es algo que me ocurre de manera bastante excepcional, y que si alguien me saluda o me comenta algo por la calle suele estar más relacionado con el hecho de haberle dado clase o de haberme visto en una charla en algún momento de mis más de veintidós años de experiencia docente que con el hecho de que escriba en un blog o en un periódico. Pongamos las cosas en su sitio.
Una nota final sobre la viralidad. Twitter es, en efecto, una red muy dada a estimularla. Pero los que nos dedicamos a medir este tipo de cosas sabemos también que dicha viralidad y la difusión que genera no solo está sometida a macrodinámicas relacionadas con la temática de la actualización, el momento del día u otras circunstancias, sino también con microdinámicas derivadas de las acciones de una sola persona. La curva típica de vida de un enlace es una primera explosión que en mi caso suele alcanzar a entre un 1% y un 2% de mi base de followers, seguida por una larga cola que se mantiene en ocasiones seis o siete horas, hasta que se limita ya a menos de un retweet por hora. Pero en esa larga cola siempre aparecen «bultos», incidencias provocadas por un usuario que decide retweetear aunque hayan pasado varias horas de la actualización original, y que genera a su vez una nueva fase de difusión entre sus followers. El caso de Alfonso Alcántara, @Yoriento, me parece especialmente llamativo entre las personas a las que sigo: no importa en qué momento haga retweet de una actualización mía, que inmediatamente provoca una oleada de atención hacia la misma: estoy completamente seguro de que el clickthrough de sus ahora mismo 58.802 followers es mucho más elevado que el 1% – 2% habitual de los míos, lo cual no deja de ser un interesante dato para su análisis. En cualquier caso, dinámicas sin duda interesantes que condicionan la circulación de la información, y sobre las que seguramente se escribirán cosas en el futuro, sobre todo a medida que empresas y medios vayan siendo conscientes del tema.
Terminando: Marcos Cuevas puede estar muy tranquilo. Primero, porque efectivamente se puede vivir perfectamente bien sin seguirme en Twitter (faltaría más, me preocuparía seriamente que no fuese así :-) Segundo, porque si no ve retweets de actualizaciones mías no es porque exista un contubernio judeomasónico internacional o algún tipo de complot para silenciarme, sino porque simplemente, la gente a la que sigue no está especialmente interesada en las cosas que yo cuento. Y tercero, que su observación, aún siendo errónea, me ha dado para un tremendo ladrillo de entrada (asustado estoy al releerla) sobre la naturaleza y comportamiento de Twitter como red asimétrica. Si a alguien le ha interesado y ha sobrevivido a su lectura, ya sabe: la puede retweetear.
Buenas tardes.
El tema de analizar mediante estadísticas casos concretos me parece tan fiable como que si tu tienes 8 coches y yo ninguno, ambos tenemos 4 coches.
Estoy convencido de que el caso concreto de Enrique no es simétrico con el de Alfonso Alcántara y mucho menos con el de Marcos Cuevas. No solo es cosa de quién difunde qué, sino en qué tipo de seguidores tiene. No tiene, ni creo que pueda tener, la misma difusión un tweet de Madona o de Justyn Biever, incluso me atrevería a afirmar, de alguien como Jose María Iñigo, que uno de Enrique Dans. No creo que la gente retwitee todo lo que considera importante para él, sino lo que considera que le pueda interesar a quien le siga.
Un saludo.
#001: Gaizko, una cosa son las estadísticas y otra las analíticas. En este caso no estoy haciendo ninguna estadística, sino simplemente contando número de retweets, que son los que son. No hay inferencia estadística alguna ni pretendo comparar usuarios diferentes, sino simplemente contestar a lo que me pareció una hipótesis errónea de una persona que no podía, cuando la hizo, manejar unos datos que yo sí tenía a mi alcance. Y ya puestos, reflexionar un poco sobre el comportamiento de Twitter como red…
La entrada puede que haya sido larga, pero te aseguro que me ha resultado muy intere sante y de lectura muy fluida, a pesar de la tira de datos numéricos expuestos, necesarios por otro lado para cuantificar los detalles de tu análisis. Respecto al asunto, soy nuevo en twitter y me interesa mucho ir conociendo las interacciones que se producen y cómo se produces, por lo que el tema me haresultado interesante. Un saludo
Hola Enrique, Un gustazo toda la info que has compartido. Creo que el análisis estadístico de los datos de tu cuenta de Twitter es revelador.
Si tienes en cuenta que en la actualidad tienes 166.564 seguidores (entre los cuales ya me incluyo después del paréntesis :D, que un tweet tuyo tenga como máximo 374 RTs como máximo, es decir 0,22% de tus seguidores (que no todos serán de tus seguidores sino RT de los seguidores de los seguidores, toma trabalenguas, es por lo menos indicativo del cuanta de la viralidad proviene de esta función.
Es decir, mi punto es que Twitter cada día se parece más a una red de broadcast (asimétrica) que a una red social (clusterizada pero red a fin de cuentas), y que por lo tanto tu audiencia depende mucho de tu audiencia directa y de la reprogramación en las cuentas de otros influenciadores (lo que has comentado de @yoriento).
Desde mi punto de vistas existen además muchísimos paralelismos entre la televisión (TV) y twitter (TW), sin ir más lejos como has señalado en nuestra conversación, si no estás mirándolo constantemente te pierdes mucha de la programación. Lo que afirmaba es correcto, no he visto ningún RT, no quiere decir que no haya estado en mi stream sino que si se ha producido no estaba yo por la labor :)
En cualquier caso un fuerte abrazo y a seguir con esto que solo ha hecho que comenzar!
Yo también dejé de seguir a @edans una temporada (por estar pesado con Foursquare)… y sí veía RTs de sus tweets. Pero esos RTs eran siempre de las mismas personas, por lo que si no hubiera seguido a esas personas… no habría visto esos RTs.
Creo que es interesante tu análisis para concluir algo por otra parte evidente: dice mucho más de ti a quién sigues que quién te sigue. Si alguien quiere conocerte bien solo tiene que ir a tu lista de seguidos.
Una entrada realmente interesante Enrique. Por mi parte puedo comentar que yo, en mis inicios de Twitter (hará algún tiempo ya) era de los usuarios que lo usaba mal (según mi criterio, y la experiencia me ha dado la razón): Seguía a todo el mundo, independientemente si me interesaba o no. Y los que me seguían, los seguía para agradecerle el gesto.
El objetivo de Twitter no es este: no es demostrar quien tiene más seguidores o quien tiene más afinidad; más bien es lo contrario, es decir, como dices tu, la asimetría es la clave. Tu puedes seguir a todos aquellos que te interesen, pero no hay ninguna «ley no escrita» sobre lo que comentaba antes. Es más, no es recomendable, por mucho que te siga a ti. Si sus tweets no interesan, pues no lo sigas y ya esta.
Actualmente sigo a cerca de 300 personas y me siguen alrededor de 525. Antes más bien era al revés (llegando a seguir hasta 800 – 900 usuarios), con lo que como os podéis imaginar, mi TimeLine era caótico.
Tienes un problema de ego con Twiter Enrique. Sinceramente me parece la red social más cutre y menos «chuleable» que hay. Vamos, que alardear de followers está demodé (pregúntale a Enjuto Mojamuto)
Interesante a tope… y con un final muy gracioso.
El caso de Alfonso Alcántara puede deberse a que tiene la sana costumbre de interactuar con sus seguidores muy a menudo profesor.
He visto que no has tenido en cuenta el tipo de cliente de Twitter que utilice cada uno. Hay algunos como era Seesmic, que tenías que crear una columna nueva para los RTs sin citar.
Por lo que miro ahora, al seguir listas, sigues los tweets de los usuarios que están en ellas y no sus RTs.
#004: Marcos Cuevas, es tu caso?
Al margen de los datos, matizar que ya se puede ir usando las palabras «tuitear» y «retuitear» sin miedo, la RAE confirmó que se incorporará al diccionario en el 2014.
Pues esta claro que la figura mediatica, o susceptible de serlo y comer de esto, nada mas que añora y sueña con los medios masificados y tener una buena audiencia, un buen canal de tv o radio y un buen programa a nivel mejor nacional … eso concede millones de oyentes espectadores, y no estas birrias de algunos miles y que si se acuerdan de conectarse a ver la calidad de atencion o si se leen todo lo que dicen acaso …
La reconquista de los medios masivos es el objetivo del futuro de esto, esto de las TI, que con el tiempo que tiene todavia no tiene ni pasado o tristisimo … en fin …
Tranquilo, Enrique, tu estatus de Gran Gurú de la Red esta a salvo.
:-)
Hay gurús que apenas ponen un pie fuera del círculo de sus amigos gurús. Incluso a esos los he retuiteado, pero la verdad es que me apetece mucho más hacerlo con aquellos que son más participativos y abiertos. La probabilidad de tener cierta interactividad con un gurú depende de su talante. Hay enormes diferencias entre ellos y no depende de lo solicitados que estén sino de su generosidad, humildad, empatía o como lo queráis llamar. Me encanta Twitter porque las personas se retratan bastante en su trato con las demás.
No olvides que los «ladrillazos» son los que mejor sostienen las paredes ;-) Artículo muy interesante, ya que es algo fresco en este mundillo. Casi todos acabamos hablando de lo mismo sobre Twitter…
Como siempre, muy transparente.Enhorabuena.
No coincido nada contigo, Enrique, y sí con Marcos Cuevas. Me explico: yo leo mucho tu blog, y casi nunca retuiteo tus posts. ¿Por qué? Pues porque el 90% de las veces pienso: «¿Para qué voy a retuitear esto, si a Enrique lo sigue todo el mundo? No aporto nada más que ruido por volver a ponerles en un tuit el post que ya habrán leído…». Sí, no es así muchas veces, pero ese pensamiento se me repite igualmente con:
1) otra gente muy seguida
2) posts o noticias que, cuando los leo, ya llevan cientos o miles de RT’s, lo que me lleva a pensar lo mismo: «todo el mundo lo ha visto ya y yo soy el último. Paso de llenarles de ruido con otro RT a destiempo…».
En definitiva, creo que las estadísticas que has compartido demuestran que sí, que la gente más seguida tiene menor proporción de retuiteos. ¡Ojo! No digo menos número, sino que la proporción entre seguidores y retuiteos es mucho más baja que la de quien tiene menos seguidores. A mí, al menos, me viene el pensamiento inverso cuando leo un contenido compartible de alguien poco conocido o poco seguido: «Es cojonudo este post, voy a retuitearlo para que mis seguidores lo vean, que seguro que o ni conocen al autor o no han leído el contenido».
Disfrutamos compartiendo lo que nos gusta y siendo los prescriptores ante nuestros cercanos, por lo que nos atrae más aún ser los ‘embajadores’ de algo desconocido para los demás. Te da más placer compartir un contenido inédito para otros, y por eso creo que la proporción de retuiteos de alguien menos seguido es siempre mayor. Pero es mi impresión, claro ;)
#017: El tema, querido Pablo, es que NO TODO EL MUNDO sigue a Enrique. Ni muchísimo menos. Ni a Enrique, ni a casi nadie. De ahí el título de la entrada, es que es necesario que seamos conscientes de la asimetría de las redes. Cuando uso entradas anteriores en conferencias o clases, más de tres cuartas partes del auditorio correspondiente reacciona como si fueran completamente nuevas, aunque lleven años escritas en el blog, y te hablo de auditorios que de manera natural coincidirían bastante bien con mis lectores. Creer que «a Enrique (o a cualquier otro blogger) lo lee todo el mundo» es simplemente un problema de vivir engañado por la cámara de los espejos. No te digo que te pongas a retuitearme como loco, pero sí que tu percepción es errónea, como podrás ver cuando Twitter extienda sus analíticas a más usuarios y tengamos números para comparar.
Me ha picado Enrique con su puesta en valor de la asimetría tuitera y he seguido la conversación en mi blog con este artículo que acabo de publicar: «Las 10 verdades del barquero sobre Twitter y el éxito en las redes sociales.»
Twitter es asimétrico especialmente como medio de comunicación, pero también es una red social y, como tal, tiende a la a la bidireccionalidad. Seguir a una parte importante de las personas y profesionales que te siguen puede tener como objetivo mostrar una actitud abierta y conversadora, no necesariamente ser una estrategia de obtención de followers. El mero hecho de poder enviar un DM a una persona la hace más cercana y accesible, especialmente cuando el destinatario es muy popular.
Es cierto que mantener muchos followings hace dificil el seguimiento en timeline de los que consideras más interesantes, de los que realmente quieres leer con continuidad. Pero para ello se pueden utilizar listas en las que incluir cuentas por temas y/o por prioridad.
Seguir a alguien puede ser una cuestión de empatía, decidir leerle es una cuestión de interés. Y son dos objetivos diferentes, relacionados por un lado con el networking y las relaciones, y por el otro, con los contenidos y la relevancia.
Buenas tardes;
Por si sirve de interés, yo puedo decirle que no le sigo en Twitter y que de vez en cuando hago zapping por su web. Sigo a 170 personas en Twitter. Me siguen 160. La mitad bots, empresas y oportunistas que se dan de baja en pocos días al no verse correspondidos. Vamos, un tipo muy corriente. Pero sí veo retuits de @edans. 1-2 por semana. Creo que la cuestión es que en mi TL hay un puñado de personas que siguen a Enrique Dans y que retuitean. Algo similar me pasa en otros casos, con lo cual tengo una vaga noción de lo que se cuece.
Es decir, es una cuestión de suerte o azar. Pero también debo señalar que, por una cuestión profesional, sigo a personas con intereses similares a @edans, y que soy cuidadoso al escoger a quién sigo, en buscar equilibrio y variedad, y mantener bastante podado el pool de lo que sigo, de manera que mi TL me resulta interesante y manejable.
Hola Enrique, un consejo. Pon negritas en frases de vez en cuando (no sólo cuando escribas números), está comprobado que se hace más fácil la lectura, en especial en textos largos como éste (aunque te suponga más curro, te lo agradeceremos).
Yo creo que tiene razon. Hace mas de un año que no te sigo y he visto pocos retwitts tuyos. De todas formas esto es bastante subjetivo, porque no se quien te sigue de todos mis followers. La primera fundacion de todo esto es entender si la base de gente a la que sigo o sigue Marcos Cuevas es consistente.
Saludos.