Inés Molina, de ABC, me llamó y mantuvimos una larga conversación acerca de metodologías educativas, de la incorporación de la tecnología, de online y blended education, del cambio de papel del profesor y de cómo herramientas como los documentos compartidos, los repositorios, los blogs o los hilos de comentarios se convierten en el canal a través del cual la educación cambia realmente de siglo: frente a tecnología para «presentar documentos bonitos» o para hacer de «calculadora con esteroides», pasamos a la idea de tecnología como proceso, como hilo conductor del aprendizaje, como forma de gestionar una información que ya no viene en formatos cerrados, en libros de texto o en apuntes, sino que se encuentra por todas partes, a golpe de clic, y que los alumnos tienen que aprender a cualificar y a gestionar de manera eficiente.
Resulta curioso ver cómo metodologías que empezamos a aplicar a la educación online – que rápidamente dejó de percibirse como «el sustituto pobre de quienes no pueden recurrir a la presencial» para ser un producto en muchos casos incluso superior – se integran ahora cada vez más en la formación tradicional, suplementando y mejorando la interacción en el aula, y progresivamente, a todos los niveles. Obviamente, ni todas las instituciones, ni todos los profesores, ni todos los alumnos están aún ahí. Pero la dirección de la evolución está cada día más clara.
El artículo de Inés en el que recoge parte de esa conversación se publicó el pasado domingo 18, y se titula «El trabajo compartido revoluciona las aulas» (pdf). Creo que ha salido en algunos de los medios regionales del grupo Vocento.
La «revolución» que comenta es volver a intentar de nuevo el paradigma educativo progresista que se lleva intentando poner en marcha desde los años 60 (o incluso antes si contamos a Dewey o Neil). Las tecnologías lo facilitan, pero las ideas fundamentales (aprendizaje cooperativo, investigación por parte del alumno de acuerdo con sus intereses, papel de soporte por parte del profesor…) se enunciaron hace ya muchos años.
Las iniciativas para poner en marcha este tipo de educación siempre se han bloqueado, al parecer porque tener ciudadanos con espíritu crítico y que tienen claro lo que quieren es muy arriesgado para los que ostentan el poder, ya que puede crear desequilibrios en el status-quo social.
A ver si esta vez, gracias a los avances tecnológicos, se consigue eludir el bloqueo. Ese sería el verdadero aporte la tecnología.
Lo del «sustituto pobre» lo dice bien claro. La educación en red (me gusta más red que línea) tiene (iba a poner es, pero sería mentir) demasido potencial para poder siquiera imaginarla.
Lo que si debemos no perder de vista es que la selvanet necesita, aún más que las aulas analógicas, buenos guías. Pero guías en permanente remodelación (y no solo tecnológica), para evitar que muden en la diversa fauna de «magistrales» y «señores del mando».
Lo básico en la academia atenienese no creo que fuera el soporte tecnológico, poco más que la palabra en su momento inicial. El hecho educativo ya era la interacción profesor-alumno, eficiente mientras no se corrompiera con elementos que la hicieran inoperante.
Todo esto está muy bien…
Ahora id y les decís a las editoriales que todo está a un clic de ratón.
Luego se lo decís a los profesores acostumbrados a los libros enlatados, de los cuales no hay que salirse, vaya que haya que currar algo más de la cuenta.
Y por último convenced a los padres, que sus hijos han de tener Internet en casa a libre disposición, porque no se van a pegar las horas muertas en el Tuenti o en el Messenger.
A pesar de todas estas pegas, veo gran futuro en las plataformas online y colaborativas.
El año pasado tuve un total de 720 alumnos.
Aplico técnicas combinadas de formación basadas en el medio online, pero a nivel presencial.
Es decir todas las clases son presenciales, pero el principal recurso es internet en si mismo. Todos los alumnos traen su pc y en el aula hay cañón, pc en red.
Los resultados son exageradamente increíbles y lo más importante es la capacidad que adquiere el alumno de «destreza de encontrar el conocimiento» me encantaría poner los links a los trabajos online que realizan y que siempre los presentan colgados de su web particular.
El problema principal que me encuentro es un primer rechazo del alumno a trabajar con conocimiento abstracto y muchas veces «espacial». Les cuesta el hecho de no tomar principalmente apuntes y el hecho de tener que estar atento y en tensión a cada momento de la explicación.
Por otra parte personalmente me cuesta realizar una «guía docente» al uso, ya que en muchas ocasiones bibliografía, referencias y otros… son muy difíciles de referenciar e imposible mantener más de 6 meses.
Gracias (una vez más)Enrique por hablar de este tema!
El factor esencial que diferencia a las metodologías formativas en presenciales o a distancia es la simultaneidad.
Por un lado, la formación presencial facilita la interacción entre los participantes. Por el otro, la formación a distancia permite desarrollos múltiples.
Cada modalidad tendrá más sentido atendiendo al tipo de competencias a que se dirija.
Más detalles en artículo que enlazo.
http://www.comunsinsentido.com/2011/07/gestion-competencial-de-la-formacion.html
Un saludo
me encanta la idea de la educacion ond line y especialmente para trabajar con los alumnos del turno noche
Los métodos nuevos ayudan a resolver o aliviar algunos de los problemas de la enseñanza (el alto coste de los materiales, la elevada tasa de alumnos por profesor, la escasa actividad en el aula, etc.) pero no algunos de los que afectan más severamente a la educación en España. El más importante es el del hundimiento del valor económico de la formación (al menos, en las décadas anteriores) que destruye el elemento mas importante para realizar el esfuerzo que todo aprendizaje conlleva (por mucha publicidad que haya del tipo «aprenda inglés sin esfuerzo»): la motivación. El segundo es la falta de métodos de evaluación externos y la presión sobre los profesores para que la tasa de aprobados sea alta, un criterio de eficiencia respetable siempre que no se busque independientemente de la calidad de la formación.
«Todo esto está muy bien…
Ahora id y les decís…»
Yo añadiría «y le dices al Jonathan con tropecientos partes y veintitantas expulsiones en un trimestre, al que le dieron el cheque escolar para los libros que nunca trae que en lugar de conectarse al tuenti y al feisbuk se ponga a hacer las tareas en la plataforma montada por el centro»
Por favor, seamos serios. En determinados niveles, educación obligatoria e incluso bachillerato, el único problema que hay es el exceso de alumnos, cuyos padres no los aguantan, aparcados en el centro y que se niegan a trabajar en papel y por supuesto en digital. Empecemos arreglando eso y después gastamos dinero en pizarras digitales y demás…
A colación de todo esto, el otro día leí un post devastador sobre el actual estado de la educación, pero a nivel universitario:
http://e-ciencia.com/blog/reflexion/motivacion-universitaria-exterminada-por-una-mala-docencia/
Es simplemente alucinante que todavía haya profesores así en nuestras universidades que están… ah! claro, que ninguna llega más allá del puesto 150 en el ranking mundial… Ahora me lo explico.
Hay que crear las condiciones que faciliten un nuevo escenario para la educación. La tecnología ha ayudado a crear esas condiciones, pero no debemos quedarnos en la tecnología, también debemos cambiar la metodología.
Si sólo extrapolamos lo presencial a lo virtual, o lo único que hacemos es dotar de ordenadores a las aulas, avanzaremos muy lentamente y posiblemente la sensación que tanto profesores como alumnos se llevan de las TIC en la educación se volverá en contra del cambio.
Por último, desde nuestra experiencia, nos hemos encontrado con diferentes barreras tanto objetivas como subjetivas a la hora de introducir www.sangakoo.com en los centros escolares y muchas de estas barreras vienen de la reticencia y el miedo al cambio que toda persona tiene.
Es impensable formar, diseñar líderes del siglo XXI con tecnología educativa decimonónica http://carrodiaz.blogspot.com.es/2012/01/la-potencia-sin-control-no-sirve-de.html