La tecnología y los dos lados de la valla

Una interesante entrada en el blog de David E. Harrington, profesor de Economía, titulada «(Moral) Hazards of Scanning for Plagiarists: Evidence from Shoplifting«, trae a debate un tema que refleja la dualidad de uso que en muchas ocasiones presenta la tecnología y la conveniencia de su uso en determinados contextos.

Turnitin es una herramienta muy popular en ciertos entornos académicos. En IE Business School, por ejemplo, es una de las herramientas que todos los profesores tenemos disponibles en el menú de opciones del campus online desde hace ya bastantes años: permite, con total facilidad, contrastar cualquier trabajo remitido por un alumno o grupo de alumnos contra una la base de datos de Turnitin, que devuelve una serie de alarmas y puntuaciones con el porcentaje de contenido de dicho texto que proviene directamente de algún otro documento. El planteamiento es, por así decirlo, el de una especie de «policía electrónico» que expone al profesor casos de copia de contenidos, y le permite tomar acción si lo estima oportuno (en IE Business School, como en muchos otros entornos académicos, el plagio es una falta grave que puede conllevar la expulsión de un alumno). En mi caso, es una herramienta que utilizo en muy raras ocasiones, casi siempre para exponer o fundamentar una sospecha que ya de por sí era patente, en el marco de una metodología, la de mis cursos, en el que la copia de contenidos no tiene demasiado sentido. Resulta mucho más habitual para mí introducir una frase en Google en caso de sospecha que pasar por Turnitin, aunque es indudable que el hecho de que los alumnos sepan simplemente que la herramienta está ahí puede actuar como un desincentivo para ellos.

Comparto con el artículo muchas de las salvedades del uso de Turnitin: puestos a plantear una protección real al plagio, la base de datos de Turnitin, que afirma orgullosamente un inventario de catorce mil millones de páginas, no es gran cosa cuando la comparamos con las más de un billón de páginas que existen en la red, además de que en la base de datos no se incluyan populares páginas de acceso mediante pago o contraseña como las del New York Times, Wall Street Journal u otras. Por otro lado, el uso de Turnitin crea en el caso del profesor una cierta sensación de «ya está todo controlado» que puede llevar a una falsa sensación de certeza, cuando en realidad solo el sentido común es adecuado a la hora de decidir qué supone un uso éticamente aceptable y qué no. En mi caso, por ejemplo, la incidencia de la copia de contenidos disminuye notablemente a medida que muchos de mis alumnos empiezan a manejar con soltura su blog personal: copiar vinculando a la fuente original no es considerado lógicamente una copia al poseer atribución directa a la parte citada, y bien manejado, puede suponer una herramienta mejor que el simple copiar y pegar.

Pero el caso se torna todavía más interesante cuando vemos que Turnitin comercializa otra herramienta, llamada Writecheck, con el planteamiento de ofrecer servicios precisamente «al otro lado de la valla»: si Turnitin ayuda a los profesores a localizar y reconocer caso de plagio de contenidos, Writecheck se plantea como una herramienta para que los alumnos pasen sus ejercicios y obtengan la prueba de que los mismos no van a ser detectados por Turnitin. Dado que Writecheck puede ser utilizada de manera iterativa, nada impide a un estudiante, hipotéticamente, «fusilar» completamente un ejercicio que se encuentra por la red, y dedicarse a cambiar su redacción mediante sinónimos y giros lingüísticos hasta conseguir que Turnitin no lo detecte, lo que añadiría al plagio una cantidad importante de estupidez (pero podría supuestamente pasar sin ser detectado).

Para Turnitin, el argumento parece lógico: construyo una base de datos, y le doy todo el uso que pueda en forma de productos que pongo en el mercado. La tecnología es neutral, sirve para cosas buenas o malas según cómo la utilices. Supuestamente, Writecheck puede servir para mejorar la redacción, para escribir ensayos estilísticamente mejores, etc., pero a nadie escapa que el uso más habitual es ni más ni menos que el de escapar al control de Turnitin, la herramienta que la empresa vende a los profesores.

¿Invalida o reduce la existencia de Writecheck la propuesta de valor de Turnitin? No, simplemente plantea lo que suele llamarse «tecnologías de doble uso«. Seguramente, como plantea Harrington, debería llevarnos más a analizar si realmente necesitamos esa tecnología o, más bien, replantear nuestras metodologías académicas para que determinados comportamientos empiecen a tener menos sentido. O, como mínimo, que no deberíamos fiarnos tanto de según qué policías…

7 comentarios

  • #001
    Gorki - 14 septiembre 2011 - 12:44

    El problema reside en la escasa sensación de culpa que te produce ejecutar un acto de moralidad dudosa, si el fín que te propones es conseguir algo que valoras en más.

    Por desgracia, hoy en día la sociedad padece una enfermedad que se llama titulitis. La sociedad valora más los títulos que avalan un conocimiento, que el conocimiento en sí, por tanto, en muchos alumnos, el deseo de alcanzar un título, está por encima de aprender las materias que lo componen.

    Igual pasa en los profesores, en los que para muchos, el deseo de generar «papers», no es paralelo a sus deseos por investigar. Por ello, unos y otros caen con frecuencia en el plagio como forma de simular unos contenidos, que no desean adquirir, o que no han tenido tiempo de alcanzar.

    Cuando un caso de este tipo sucede, (y ha habido casos sonados en los últimos tiempos), deberíamos plantearnos si la forma actual de «medir» los conocimientos de una persona es la adecuada y si no deberíamos buscar formas más reales y objetivas de cuantificar y calificar los conocimientos reales de esas personas.

    Estoy de acuerdo con tu conclusión, que hay que replantear nuestras metodologías académicas, pero ese sentimiento es extensible a lo que yo más conozco que son las metodologías de evaluación de curriculums en las empresas privadas. Se valora en exceso la titulación de los jóvenes, que irónicamente llamábamos «remasterizados» en mi oficina y no se comprueba suficientemente si sus conocimientos, coinciden con su titulación.

  • #002
    Carlos economistaingles - 14 septiembre 2011 - 13:39

    Si alguien plagia, luego vendrá el mercado, el mundo real, y premiara o castigara su habilidad.

    Sería triste que un profesor castigue el plagio y luego vea como esos alumnos triunfan en el mundo real.

    Los espartanos daban poca comida a sus alumnos y esperaban que robaran para sobrevivir. Si les pillaban se llevaban una buena paliza, no por robar, sino porque les pillaron.

    Epicurismo, Positivismo y ahora Objetivismo. ¿Que es mejor para el alumno? ¿Que aprenda a plagiar? ¿O que aprenda a obedecer, a cumplir las normas?

    Yo no lo tengo claro, y la alegría que me levanta por las mañanas es la de continuar con la busqueda: pienso, luego soy feliz.

  • #003
    JM - 14 septiembre 2011 - 14:12

    No tengo claro esto de la copia, si en un trabajo de reflexión sobre un tema, sea cual sea, es muy raro que tu inspiración parta de la nada y se forme un criterio.

    Desde que la especie humana aparece en la tierra a evolucionado gracias a su capacidad de copiar a sus semejantes, y copiando intentar mejorar esa copia.

    Nuestra forma de avanzar es incremental, siempre parto de una copia de algo (Ya sea un pensamiento, una definición, un circuito, una linea de codigo) y en todo caso la mejoro si puedo y sino la utilizo tal cual.
    Bueno es una reflexión sobre el tema de que es copia y que no, donde estan los limites.

  • #004
    Neverending - 14 septiembre 2011 - 18:02

    En parte, es un poco como el cuento eterno de los virus y los antivirus.

    Pero esta entrada me recuerda también a otra anterior en respuesta a un artículo de Lucía Etxebarría en el que se demostraba en los comentarios que ella había copiado o plagiado una cita y que se atribuía la autoria mientras intentaba, aparentemente, dar respuesta al mismo.

    https://www.enriquedans.com/2011/02/contestando-a-un-articulo-de-lucia-etxebarria-que-sale-manana.html#comment-194933

    http://www.facebook.com/notes/lucia-etxebarria/mi-respuesta-a-enrique-dans-a-ver-si-tiene-el-valor-de-publicarla-en-su-blog/10150104888584643

    Por lo demás, creo que hoy copiar es algo bien valorado por nuestra sociedad. Y el mejor ejemplo lo tenemos en China que ha sabido copiar todo aquello susceptible de valor añadido. Y copiando y plagiando van camino de convertirse en una de las sociedades mas prósperas y con mas futuro.

    Si en los países occidentales se cuantificara la deuda que tienen los chinos con nuestras empresas creadoras de todos los productos que ellos han copiado, falsificado y comercializado sin autorización, etc. quizás descubriríamos que se trata de una cantidad de dinero inmensa, descomunal.

    Y quizás algún día Occidente le pasará la factura a China por todos estos «plagios» y China pagará su deuda. O quizás nada de esto ocurra. Y, en ese caso, se demostraría que el mas listo no es el que crea sino el que para obtener beneficio se apropia de lo creado por los demás.

  • #005
    Camino - 14 septiembre 2011 - 21:31

    Esta aplicación no es una herramienta de doble uso. Según el reglamento europeo «Se entiende por «productos de doble uso» los productos, equipos informáticos y tecnologías que puedan destinarse tanto a usos civiles como militares».
    No aplica dicha denominación a la herramienta mencionada, es una herramienta, sin más, el uso el que se le quiera dar…o no? La tecnología es siempre neutra? No, según Langdon Winner

  • #006
    Smile - 15 septiembre 2011 - 18:47

    Creo que un trabajo académico debería ser justo esto, un trabajo académico en el cual se investiga sobre un tema y se intenta dar una vista nueva. En Alemania hubo hace poco un caso muy llamativo de plagiado por parte de ministro de defensa que se ha doctorado con una copia….. ya no es ministro, que por el otro lado es una pena por que era un muy buen ministro a pesar de haber cometido errores (en este caso grave ya que el doctorado es un titulo de mucho prestigio).

    Quizas siempre se trata cual debería ser el castigo en caso de plagio ?

  • #007
    Carlos economistaingles - 16 septiembre 2011 - 13:46

    A #004, mucho cuidado con pedirle cuentas a China, que hasta hace 60 años, éramos los europeos los que no nos cansábamos de copiarles. El lujo tradicionalmente han sido los productos de oriente: la porcelana, el té, la seda, muebles, especias…

    Ahora China es el nuevo líder mundial y en occidente vivimos bajo nuestra autocensura y localismo. A ver quien le pone el cascabel al gato, que hoy en día medio mundo llama a China con el único propósito de que no vendan y sigan comprando su deuda.

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