Ylenia Álvarez, de LaInformación.com, me hizo unas cuantas preguntas por correo electrónico acerca de mis sensaciones con respecto a Twitter, los cambios que había vivido desde que empecé a utilizarlo, o lo que supone manejar una cuenta como la mía. El artículo correspondiente lo ha publicado hoy bajo el título «Más allá de la información en Twitter: ¿existen los egos e influencias?«. A continuación, como hago habitualmente, publico el intercambio completo de preguntas y respuestas que mantuve con Ylenia:
P. Tienes más de 120.000 seguidores en Twitter, saber que tus informaciones y opiniones van a llegar a tanta gente, ¿da cierto vértigo? ¿incita a la reflexión?
R. No da vértigo, porque supongo que porque se trató de un proceso progresivo. La primera oleada, cuando probé Twitter y empecé a analizarlo y a escribir sobre ello, se alimentó de amigos, conocidos, alumnos de mis clases en IE Business School y lectores del blog. Tras esa fase, que me llevó aproximadamente a los nueve mil followers, Twitter lanzó su versión en español, y decidió ponerme en su lista de usuarios recomendados, dado que no había demasiados usuarios escribiendo en español que tuviesen ese número de followers. Esa fase, caracterizada por una entrada masiva de personas que no me conocían de nada, ni quién era, ni de qué tipo de cosas escribía, me llevó aproximadamente a los treinta y cinco mil followers, con crecimientos desmesuradamente altos, aunque en general se trataba de contactos de muy baja calidad, usuarios de actividad escasa o nula en muchos casos. Tras esa fase, comenzó otra, en la que aún sigo, de crecimientos en torno a los cien followers por día, ya basados más en la visibilidad de mis artículos o apariciones en medios, etc.
Obviamente, la forma de actualizar ha cambiado algo. Al principio era más personal, ahora tienden a predominar más las llamadas de atención sobre un contenido determinado que me ha parecido interesante, las actualizaciones de mi blog (algunas personas me dicen que siguen mi blog en función de lo que actualizo en Twitter, como si usasen un lector de feeds) o los temas a los que estimo que debe darse una determinada trascendencia. No he abandonado la parte personal, pero se parece más a la selección de temas que hago en mi blog. La parte más directamente personal se ha ido a mi perfil de Facebook.
P. Se habla de las virtudes de Twitter, de su potencial, pero menos de sus defectos. Poco a poco se empieza a hablar del ego en la red de microblogging, ¿crees que favorece los egos o el “yo, mi, me conmigo”?
R. Twitter era originalmente una herramienta para responder a una pregunta directa: ¿qué estás haciendo? Muchos usuarios seguimos respondiéndola, y querer ver en eso una personalidad egocéntrica me parece simplemente una estupidez. Lo que Twitter favorece es el poder mantenerse en contacto directo con personas de las que, sin Twitter, no tendrías tanta información ni con un flujo tan constante. Twitter crea relaciones, permite que te sientas próximo a personas que te interesan, o que sigas temas de una manera directa. Creer que el que una persona actualice mucho sobre las cosas que hace a lo largo del día significa que tiene un problema de egocentrismo es de psicoanalista barato, de apreciación superficial y estúpida. Para saber si alguien es egocéntrico o no lo es tienes que conocerlo directamente, haber hablado con él, leer su Twitter o su blog no te van a servir para hacer esa apreciación tan personal. Hay personas que estarían dispuestas a poner la mano en el fuego porque yo tengo un enorme problema de egocentrismo sin haber hablado conmigo jamás ni conocerme de nada… y eso lo que revela es que son ellos los que tienen un enorme problema de superficialidad.
P. ¿Crees que muchos viven por y para el retuit, obsesionados con éste?
R. No me lo parece. El retweet y el clickthrough de los vínculos se mide porque te permite saber si vas bien, si lo que estás contando en tu Twitter está resultando interesante o no. Pero es eso, una métrica, nada más: para una empresa, por ejemplo, es interesante medirlo e intentar entender su dinámica, porque eso conlleva, por ejemplo, una rentabilidad mayor, mejores resultados, un mayor – o mejor – desarrollo de comunidad con sus clientes, etc. Son factores que están ganando muchísimo en importancia, y que es bueno entender como optimizar. Pero no me parece que eso deba ser llamado «obsesión». ¿Está LaInformación.com o cualquier otro medio obsesionado con las páginas vistas? No, simplemente son una métrica que utiliza para medir su actividad.
P. ¿Establece una especie de premios (más seguidores o retuits) o castigos (dejar de seguir), ¿o es una exageración plantear de esto?
R. A mí me parece exagerado. Creo que lo más habitual es seguir a alguien porque te interesa lo que dice, dejar de seguirlo si compruebas que no te interesa, y en ocasiones, en función de algo que ha dicho. Un tweet puede darte datos de una persona que desconocías y que hagan que te interese o deje de interesarte. Puede existir en ocasiones algún tipo de castigo: dices algo que me resulta molesto o me hace sentir incómodo, y decido no tenerte en mi timeline. O me insultas,y te bloqueo, porque no quiero tener tu insulto delante de mis narices en mi timeline. Pero el interés no es una variable universal, es particular: yo sigo a amigos míos cuyos tweets seguramente solo nos parecen interesantes a sus amigos, y viceversa.
P. Si lo importante es ofrecer y buscar información, ¿por qué cada vez son más las herramientas que miden la influencia?
R. Porque es una forma de medir una variable muy interesante y que afecta a lo que hacemos. Pero la influencia es como el cariño verdadero, no se compra ni se vende, ni se tiene como tal: te la otorgan por determinadas cosas, te la quitan por otras, es una especie de moneda en la economía de la atención, un valor que oscila en función de muchas variables.
P. Lo cierto es que parece establecer lo que podría ser una jerarquía clara de usuarios o tuiteros, ¿estás de acuerdo?
R. No de manera absoluta. Pensar que porque una persona tenga muchos followers es interesante para cualquier mensaje es una tontería, es como esas empresas que te contactan para que les menciones en tu blog y en realidad te cuentan algo que no tiene nada que ver con la temática del mismo y que no tendría ningún sentido que mencionases… ah, pero es que te vimos en un ranking como uno de los blogs más visitados… ¿Y? ¿Quiere decir eso que sea el sitio adecuado para hablar de cualquier cosa? Con Twitter pasa lo mismo.
P. ¿Funciona Twitter en una pequeña parte como una “secta” en la que es fácil entrar pero difícil ser “aceptado” o “reconocido”, sobre todo gente alejada del mundo de la comunicación?
R. No, en realidad Twitter es un reflejo de lo que ocurre fuera de Twitter: las personas que tienen visibilidad o influencia fuera de Twitter, a poco que lo usen de manera razonable, alcanzan situaciones parecidas dentro de Twitter. Puede haber algunas anomalías, pero en realidad, Twitter termina por converger con las métricas sociales tradicionales, porque los usuarios medios de Twitter son cada vez más parecidos a la media de la población en muchos sentidos: si eres una persona famosa, lo normal cuando te metes en Twitter es que obtengas muchos followers derivados de lo que haces en tu vida normal, en tu día a día, y que por la razón que sea te ha brindado un elevado grado de interés, de eso que se suele llamar «fama». Puede haber, lógicamente, algunas anomalías, pero hay que entenderlas como eso, anomalías.
Comparto la mayoría de tus reflexiones. Con lo que dices al final no estoy de acuerdo. Twitter no es un reflejo de la realidad. Es cierto que la gente que es famosa fuera de Twitter también se convierte en ello dentro de la red social. Al revés esto no es así. Hay muchos personajes que se han convertido “famosos” o “influyentes” (lo que siempre queramos definir con este término) dentro de Twitter. Gracias a ello también tienen ahora éxito fuera porque hay gente que les contrata, les piden entrevistas etc. ¿Cómo lo ves?
#001: No, no lo creo. Los «famosos» o «influyentes» dentro de Twitter suelen serlo o bien porque ya lo eran antes (y los que los conocen solo desde que están en Twitter desconocen ese trabajo anterior) o porque se lo han trabajado mucho (y en ese caso, se lo merecen). Yo estoy hasta las narices de ignorantes que llegan con eso de «es que tú te has hecho famoso con tu blog» o «es que te conoce la gente gracias a Twitter» cuando yo, desde que volví de US en 2000 hasta que empecé el blog en 2003 escribí más de trescientos artículos en prensa de todo tipo, tuve dos secciones fijas en periódicos económicos, y colaboré con medios de toda condición. Para el que no conoce esa parte, yo he tenido éxito «de la noche a la mañana». Pero en realidad, es lo que dice Woody Allen… «he tardado veinte años en tener éxito de la noche a la mañana». Y como yo, la gran mayoría de esos a los que te refieres. Twitter no «te da fama», simplemente es un canal de comunicación que refleja trabajo y cosas que se hacen bien (o mal).
Estoy contigo que la “fama” no llega de hoy a mañana. Hay que currárselo y tiene todo su merito. Lo que digo yo es lo siguiente: para tener la reputación que has creado tú en 10 años (o más), hoy en día ya no se necesita tanto tiempo. La velocidad y la penetración de la información son mucho más elevadas que lo eran entonces (y con cada día nuevo va más rápido). Twitter forma parte de esta evolución. Con el mismo esfuerzo una persona puede conseguir “influencia” porque los canales de comunicación son tan segmentados y múltiples, distribuyendo informaciones y noticias como un virus.
# 002 Enrique Dans
Pues discrepo, en mí caso, quien me conoce. solo me puede conocer por mi blog o por mis tardías apariciones a través de Twitter y Facebook, o lo que es lo mismo desde hace tres años, pues solo en el mundo digital me llamo Félix Maocho.
Por su puesto, no trato de compararme contigo en ningún campo, pues mis resultados comparados con los tuyos son ridículos, pero a pesar de todo, con cierta frecuencia, (digamos una vez al mes o quizá algo menos), alguien me escribe desde un medio de comunicación o a título particular, para consultarme o pedirme mi opinión sobre un tema u otro.
Si a mi, que con ese nombre solo tengo «vida digital», alguien me llama para hacerme una consulta o preguntarme una opinión será porque de alguna forma me he hecho «famoso» con mi presencia en Internet. Cierto es que al menos de momento nadie me ha ofrecido dinero por mis consejos, pero con la experiencia que ahora tengo sobre como funciona Internet, creo con toda seguridad, que si me lo propusiera, a esa popularidad la podría sacar rendimiento económico. Si no lo hago, es porque tengo 68 años, la vida, (más o menos), resuelta, y he trabajado suficiente como para no querer evitar meterme en líos de nuevo.
Creo que Internet y en especial las redes sociales, son un magnífico foro para darse a conocer como profesional a quien se lo proponga y tenga en algún campo un conocimiento superior a la media de las personas, lo que no quiere decir que tengas necesariamente que ser un «crack», basta que seas bueno en algo.
Por supuesto como ocurre en tu caso, si además tienes fuera de Internet una posición profesional sólida, el efecto se multiplica. Internet agranda lo que eres, si eres bueno, te hace parecer buenísimo y si eres buenísimo pareces un «guru». Claro está que ese a efecto amplificador como tu apuntas, es igual para bien o para mal, si eres Alejandro Sanz, pues pareces un Alejandro Sanz.
Sin lugar a dudas hoy eres el profesor de escuelas de negocio más famoso de España, tengo el convencimiento que si no fuera por tu continua actuación por Internet, seguirías teniendo un magnífico cartel dentro del sector de la enseñanza de negocios, pero fuera de él, serías un perfecto desconocido para la gente en general, como lo son el resto de los profesores de escuelas del negocios en general y no serías «imán» para el público de los «saraos» tecnologicos, por tanto te llamarían menos de esos eventos.
Solo salir de forma regular por televisión crea más «halo» mediático que Internet, aun todos recordamos al Padre Mundina y su conocimiento de las flores, a algo parecido con Internet es muy difícil llegar, aunque a nivel mundial se dan casos así.
No estoy del todo de acuerdo. El egocentrismo forma parte de la condición humana y creo que el timeline de Twitter refleja en demasiadas ocasiones la banalidad y el ego de la gente ¿por qué tildar de estupidez pensar que en Twitter se da un comportamiento tan humano?
Es cierto que la idea original es responder a la pregunta ¿qué estás haciendo? pero Twitter también evoluciona y es una estupenda herramienta para compartir y mantenerse informado. Muchos usuarios ya no lo usan para decir qué están haciendo, si no para compartir «qué está sucediendo» en un lugar, en un país, en el mundo… Cuando un usuario de Twitter se gana el interés de cientos o miles de seguidores «no por lo que está haciendo», si no por lo que «comparte que está sucediendo», compartir hechos de la vida personal puede reforzar la calidad humana de ese usuario, crear simpatía, pero dependerá de cada seguidor evaluar si hace un buen uso o un abuso y si su actitud refleja un ego moderado o exorbitado. Un cordial saludo.
Pues yo sí creo que muchos muchos viven «por y para el retuit, obsesionados con éste». Es más..es evidente. Aquí la respuesta del entrevistado sólo se refiere a la cuenta twitter de una empresa, pero la realidad es que las cuentas del microblog las gestionan personas y la gran mayoria de ellas son personales, tengan o no un trasfondo profesional. Es la persona la que habla por Twitter, no una marca. Incluso a nivel profesional muchos gestores de presencia on-line, los community managers «viven por y para el retuit» y por los «FollowFriday» y otros day. Me sorprende que el entrevistado no haya comentado nada de esto, o quizás si lo sabe pero no lo comenta en esta entrevista.