La long tail, el modelo de Chris Anderson que habla de la estructuración de los mercados en base a una larga cola de una distribución formada por muchos poquitos en lugar de concentrarse en unos pocos best-sellers, es una de las explicaciones más claras de lo que ocurre cuando la oferta y la demanda pasan de una economía basada en la escasez a una basada en la abundancia, de un entorno en el que sólo unos pocos pueden producir, a otro en el que los medios de producción están al alcance de todos.
En la revolución industrial, sólo mediante series largas de producción que reducían los costes unitarios al máximo podían obtenerse las economías que proporcionaban ventajas competitivas. Todo el mundo podía tener un Ford Modelo T de cualquier color, siempre que ese color fuera negro. Intentar satisfacer la demanda de colectivos pequeños era imposible, porque no resultaba económicamente eficiente. Ofrecer al mercado gustos minoritarios fuera del llamado mainstream era imposible, y lo siguió siendo hasta que los consumidores, dotados de herramientas como Internet y los motores de búsqueda, fueron capaces de localizar ellos mismos esas ofertas, en un mercado libre de condicionantes como el espacio de almacén o estantería.
La long tail es una explicación perfecta para el éxito de muchas empresas que la saben explotar, desde Amazon (long tail del retailing) hasta Google (long tail de la publicidad). Sin embargo, hay un ámbito en el que no se refleja: la vida política. ¿Por qué, en un entorno en el que cada vez el best-seller tiene cada vez menos valor, seguimos organizados en torno a muy pocas opciones políticas? ¿Qué evita que, en un entorno en el que el coste aparente de iniciar y dar a conocer una opción política diferente se reduce cada vez más, aparezcan nuevas opciones que compitan con las mainstream de toda la vida? ¿Qué ocurriría en un hipotético Parlamento compuesto por cincuenta partidos diferentes con pocos representantes cada uno, representando lo que muchos grupos de ciudadanos consideran prioritario? ¿Ingobernabilidad absoluta o entorno plural y enriquecedor, con un debate genuino en el que unos podrían cuando menos aspirar a convencer a otros? En la situación actual, en plena campaña electoral, muchas cosas empiezan a parecer absurdas: ¿para qué hacer sondeos, si los votantes se declaran «de uno o de otro» con tantas posibilidades de cambiar de partido como de cambiar de raza? ¿Para qué preguntar quién ganó un debate televisivo, si los que son de un lado van a afirmar que ganó su candidato aunque éste hubiese caído fulminado a los diez segundos de iniciarse el programa? ¿De qué vale tener ciento cuarenta y cuatro diputados a los que pagamos un sueldo si su única función es presionar un botón al unísono? ¿Cómo es posible que el entorno se empobrezca tanto como para que acabemos teniendo candidatos que no durarían diez minutos en la empresa privada, que no hablan siquiera inglés, y que carecen de criterio propio sobre la mayor parte de los temas que legislan?
¿No está la bipolarización política destruyendo la mismísima esencia de la democracia, y convirtiéndola en un juego absurdo de lobbies, marketing, influencias, políticos profesionales, y competencia basada en monopolios? ¿Evita la política «de toda la vida» la aparición de «competencia» mediante requisitos que dificultan el acceso de los ciudadanos a los órganos de gobierno? ¿Por qué razón no surge una long tail en política?
La respuesta está en el sistema electoral. Tenemos un sistema electoral hecho para el bipartidismo. En la página web del Utilómetro lo explican bastante bien. Y es difícil que cambie, porque lo tendrían que cambiar precisamente aquellos que se benefician del sistema.
#1…o la ciudadanía, si conseguimos que el paradigma se consolide.
En esta ocasión estoy bastante conforme con el post de mi Tocayo.
Un poco de especialización entre la clase política no estaría del todo mal. En especial en materia de Internet.
Un saludo.
En Italia saben lo que significa un Parlamento con 15 o 20 partidos… El resultado es el mismo que en España, 5 actas de diputado suponen en la práctica la misma cuota de poder que 171 actas. Y si en España llegamos a ver una fragmentación similar es muy difícil que se alcancen acuerdos beneficiosos para la mayoría…
Es como si nos preguntamos por qué Microsoft controla el 90% del mercado de PC’s…
Estamos mal acostumbrados, no votamos a los partidos que realmente nos gustan. Ni siquiera nos leemos los programas electorales (yo sí los he leído esta vez e incluso los he comentado en mi blog, pero es un esfuerzo que rara vez se realiza) igual que no comparamos las prestaciones reales de los sistemas operativos. Despreciamos a partidos que se centran en aspectos concretos (defensa de los animales, por ejemplo) y nos burlamos de los partidos con pocas posibilidades, como los partidarios de M$ se burlan (o se burlaban) de Linux.
La gente tiene que cambiar el chip. La ley electoral, aún con sus defectos, permite más opciones, pero no las aprovechamos, ni si quiera para conseguir que en el parlamento haya tres o cuatro pequeños grupos que le den algo de «vidilla» y obliguen a los grandes partidos a fijarse en ciertas cosas.
totalmente de acuerdo en lo absurdo que parece todo ahora mismo. y en la necesidad de poder hacer accesible cualquier planteamiento político que pueda ser interesante a los ciudadanos. creo que el futuro del modelo de gobernabilidad debe ir por ese camino.
el problema radica, a mi modo de ver, en cómo articular luego esa cámara plural, para que se puedan desarrollar acciones de interés de manera dinámica, cómo monitorizar su realización y gestiionar la responsabilidad sobre ellas y, sobre todo, cómo se puede valorar las opciones estratégicas a largo plazo sin entrar en un círculo cortoplacista de intereses que al final nos haga pensar que lo malo actual era mejor opción.
¿Quién dice que no hay long tail?
¿Hablamos de partido de los pensionistas? ¿O de las n reinterpretaciones de la (extrema) izquierda y derecha?
Dicho de otro modo, esta duda/propuesta-de-debate que arrojabas «en un entorno en el que el coste aparente de iniciar y dar a conocer una opción política diferente se reduce cada vez más» creo que no se corresponde con la realidad.
Así, estoy de acuerdo que dar a conocer una opinión política es cada vez más fácil y, aunque sin datos en la mano, me atrevo a afirmar también que cada vez hay más y más plataformas, asociaciones, movimientos, etc. que se expresan en la Red.
Otra cosa muy distinta es si se llegan a expresar en el Parlamento. Y sobre eso no tiene nada que ver Internet, sino la Ley Electoral.
El problema de la cola larga en la política española no está, pues, como tú dices, en la facilidad para difundir las ideas de uno, sino en que:
– para crear un partido político hacen falta una serie de adhesiones en forma de firmas
– para tener diputados, hace falta una masa crítica de votos por cicunscripción
– para tener grupo parlamenteario hacen falta también un mínimo de diputados
En fin, que lo que hay que repensar es la Ley Electoral
:)
Enrique, la long tail se la come el sistema electoral, que pone trabas a partidos con menos del 3% de votos en cada circunscripción.
Aún así, por otro lado, la long tail que queda se ve en el grupo mixto.
Realmente no es solo el caso español. El sistema de partidos tiende al bipartidismo, es fácil pensar en un sistema más justo, pero difícil ponerlo en práctica. Una pluralidad entre los partidos o el fin del sistema de partidos o «listas» para volver al voto personal (como en el senado) tiene una exigencia de participación en la vida política muy elevada, la prueba es que votamos al senado que no tiene listas cerradas sin conocer realmente a los candidatos, y en el propio sistema de listas más de lo mismo. Es una cuestión muy compleja en realidad, y depende muy mucho del concepto de democracia, de sociedad que tenga cada uno. Con el sistema de partidos se supone que la participación se hace a través de asociaciones que presionan a los partidos, vamos «lobbys» mirar el caso del canon, la SGAE juega de un lado y la criticamos por presionar, pero los fabricantes de electrónica van del otro, y también presionan según sus intereses y sin duda no por la moralidad o no del negocio de los demás.
Entonces debemos tender a partidos más pequeños que representen intereses de menos personas, cuyos electores sean más identificables y por lo tanto busquen el bien de pequeños grupos en vez de la sociedad en conjunto? Estos partidos estarán mejor preparados para resistir los envites de grupos de presión?
No apoyo el bipartidismo, y menos aun como se ha establecido en España como antagonistas, pero la solución no es ni mucho menos sencilla. Yo por mi parte empezaría por prohibir llevar discursos escritos al congreso, al menos que cuando oigamos hablar a los políticos sean ellos mismos quienes nos engañen, y nos sus asesores…
Que te gusta Chris Anderson :-D
Creo que un Parlamento con 30 partidos políticos sería un caos. Me explico, imaginemos que hay que negociar una propuesta, no todos los partidos piden lo mismo. Si ahora mismo es un poco caos, no me quiero imaginar con 30 partidos políticos.
No digo ni que lo que hay ahora sea lo mejor( que no lo es, por eso ni voy a votar) ni que la posibilidad de incluir 30 partidos más sea mejor.
Creo que en Italia existen partidos con muy poca representación que tiene un papel muy importante en la vida política.
En primer lugar, los escaños son pocos, y la masa critica necesaria para conseguirlos hace que, de forma natural, la Long Tail se vaya truncando.
En segundo lugar, existe además, una inversión necesaria, una masa crítica de afiliados para que un partido funcione, subsista.
Creo que es la segunda opción la reduce la lista de partidos a unos pocos.
Muy interesante el artículo. Cuando hablas del número de diputados, en el Congreso de Diputados hay 350 diputados, aunque con 140 harian lo mismo, y con 4 también.
También hay otra forma de que llegue esa ‘long tail’ a la política. Democracia a la suiza: si los ciudadanos recogen X firmas fuerzan un referéndum.
Idea loca: para llegar a ese mayor nivel de democracia que psoe y pp no quieren, se debería crear un partido nuevo que aglutine a todos los demás minoritarios con un objetivo simple: más democracia (recogida de firmas fuerzan un referéndum, listas abiertas, quitar el límite del 3%…) y abstención en el resto de votaciones.
El sistema italiano tiende a la larga cola y parece que no les convence, por la fragilidad parlamentaria, que hace que se cambie el gobierno cada poco tiempo. En lo esencial, existen dos ejes: el social (derecha e izquierda) y el territorial (españolista o no). El resto de ejes (rural/urbano, religioso/laico, autóctonos/inmigración…) suelen adosar-se a los partidos que representan cada cuadrante del cruce de los dos ejes.
Un buen apunte sobre el tema bipartidista: http://www.escolar.net/MT/archives/2008/03/votar-a-la-contra.html
Antes que nada aclaro que no soy español. Soy sueco/uruguayo.
Yo, (creo que) nunca votaría a un partido que se llame, por ejemplo, «Partido de Defensa al Animal». El motivo es claro, yo puedo sentirme preocupado por el bienestar de los animarles, pero también tengo otras preocupaciones como la economía, la educación, la salud, etc. ¿Qué postura tendría el Partido de Defensa al Animal cuando en el parlamento se esté estudiando una nueva ley de educación o cualquier otra cosa que no tenga que ver con los animales?
Yo prefiero votar al partido con el que tenga mayor cantidad de coincidencias en la mayor cantidad de temas posibles.
Otra situación sería si los partidos «chicos», por empezar, tuviesen nombres no tan restrictivos, por decirlo de alguna manera. Es como tener una tienda que vende automóviles y ponerle de nombre «La casa de la caja de cambios». También me parece que además los partidos deberían tener propuestas y programas que abarquen más cantidad de temas (si es que aún no lo hacen).
Creo que también mucho pasa por sentir que nuestro voto no es útil si votamos a un partido «chico». Si yo me compro un automóvil hecho a medida, la empresa que me lo vendió formaría parte la sección larga de la cola (según el modelo de la Long Tail) y todos contentos con eso. Yo pagué por un auto exclusivo y lo obtengo. Pero con el voto es distinto, nosotros le damos nuestro voto a un partido «chico» pero no sabemos si ellos podrán hacer algo por nosotros.
Tal vez otra posible solución sería votar por grandes bloques temáticos. Por ejemplo, para el tema educación voto al partido X, defensa nacional al partido Y, salud el partido Z, economía nuevamente voto al partido X, etc. Luego, según el tema en cuestión en el parlamento los partidos tendrían distintos pesos políticos.
Vamos a ver, la Democracia no existe, porque si se le diese el poder de decisión a la mayoría, ésta lincharía al resto.
Por ejemplo, hay un blog muy democrático y todo lo que tu quieras llamar que se llama www.escolar.net (claro está, del Director de Público y con el carnet del PSOE).
Bueno, alli las opiniones se pueden votar, pero si una opinión tiene más de 7 votos negativos desaparece de la vista.
Si das una opinión contraria al PSOE, en menos de 10 minutos tu comentario habrá desaparecido.
Obviamente, es una democracia perfecta. El sistema se autoregula = la mayoría mata a la minoría.
Si quieres que tu comentario (tu voz) sea oida, tienes que opinar como el resto.
Y luego está el tema de los lobbies, etc. Tienes razón. En realidad nosotros somos el medio para que ellos logren su objetivo.
¿Miles de partidos pequeños? = gresca a la italiana. Ya hay gresca con 2, imagina con 20.
Para mi el problema es que el partido al que se vota, no puedes hacerle que haga la política que quieren la mayoría de sus votantes. Ni las derechas quisieron la guerra de Irak, ni las izquierdas quieren la dimisión de España a trozos, pero ni unos ni otros podemos evitarlo, porque los partidos hacen lo que los aparatos ordenan y a esos aparatos ni los votamos ni son mínimamente democráticos..
La democracia en España está aun por llegar, lo que tenemos es una democracia parlamentaria de listas cerradas Los políticos deben su puesto a quien les mete en las listas y no a sus votantes, y el pueblo vota solo lo que cree que es el mal menor.
La anotación me parece muy atinada en su desarrollo, pero creo que incurre en un error de base que invalida en gran parte las conclusiones posteriores: no se puede comparar el ámbito político por el que los ciudadanos eligen a sus representantes en las instituciones públicas con el mercado económico. En una aplicación directa del liberalismo económico al sistema político no puedes suponer que se puede dejar al libre juego de las diversas fuerzas en liza la decisión de quién nos representará. Con tu queja das a entender que las normas por las que las diversas tendencias se traducen en representantes no son en absoluto libres, y en efecto no lo son. Ni deben serlo. Ha de haber una rígida legislación electoral que canalice los deseos de los diversos electores y los vaya concentrando de modo que se hagan grupos lo más grandes posible. Es la manera de partir de lo individual para alcanzar lo colectivo. Tú, en aplicación de las que creo son tus ideas para todos los órdenes, pretendes que el individualismo se plasme directamente en las instituciones representativas, y eso no lo creo posible. Imposible por difícil de lograr y por inconveniente.
Difícil de lograr es cualquier modificación del sistema electoral actual. No entraré en más profundidad en esto. Simplemente no lo querrían los grupos dominantes porque sería como ahorcarse con sus propias corbatas. Por otro lado, sería inconveniente por lo mismo que Italia es ingobernable.
Pero no quiero meterme en un tema como el de los diversos sistemas electorales, que me apasiona, sino que vuelvo al principio de mi aserto: estás comparando un sistema económico con un sistema de representación política, y es como pretender que el vecino del primero sea tan civilizado en la reunión de comunidad como lo es en su despacho al hablar con un cliente. Si habéis vivido una reunión de comunidad me entenderéis.
xab, las analogías siempre se basan en comparar dos cosas que se parecen pero no del todo, si no, no serían analogías, serían igualdades.
Muy interesante el artículo y muy divulgativa la explicación de la long tail. Yo, hasta ahora, no sabía qué era.
No obstante, creo que está clara la respuesta a la pregunta de Enrique, el primer comentario ya la contesta, con lo que pone en
http://www.utilometro.com/about.php
basta.
La long tail se la come la elección de que haya 50 circunscripciones en vez de una.
Y para mi lo peor no es solo dos partidos, sino un tercero como bisagra que haga que tenga que pactar con una parte que es siempre la misma en España y que logra mas desigualdad entre comunidades.
En fin no puede estar peor definido
Con la ley de Hont la cosa está como está. Tomemos el ejemplo de Cantabria, 5 diputados, y por el número de electores y el sistema de reparto es imposible sacar un parlamentario, o sacar 2 o no sacas nada, con lo que es imposible que lleguen a algún sitio las opciones de la long tail. Para eso tendríamos que tener 1000 parlamentarios en lugar de los 350 actuales y por favor, que no se entere nadie de esta posibilidad, bastante tenemos con los que tenemos.
Sería como el parlamento que aparece en Star Wars.
Esta sucia campaña que estamos viviendo nos indica que efectivamente necesitamos más partidos… Pero la ley electoral y el hecho de que ellos 2 cada vez tienen más poder, lo hace difícil.
Yo estoy contento de que en Cataluña tengamos 5 o 6 partidos con representación. Aunque sólo comulgue con un par de ellos, me parece algo sano. Lo malo es que en esta campaña parece que se está ignorando todo lo que no sea PP/PSOE, y eso me inquieta.
FANTASTICA…………….)
«¿Qué ocurriría en un hipotético Parlamento compuesto por cincuenta partidos diferentes con pocos representantes cada uno, representando lo que muchos grupos de ciudadanos consideran prioritario?»
La respuesta a tu pregunta es Italia. Un Parlamento inoperante, caldo abonado para las mafias y donde frecuentemente cuando agotan los argumentos utilizan las manos.
Probablemente el actual español es un mal sistema pero es el menos malo.
Creo que la respuesta esta en tu post…gobernabilidad…una long tail, si enriqueceria el panorama politico, pero al final lo que un pais necesita es estabilidad, desarrollo de un programa tras unas elecciones, con una long tail se haria inviable….
Creo que esta teoria tan acertada para los negocios no es aplicable a la politica.
www.enriqueburgos.com
#25: para mí, Enrique, eso es miedo a la verdadera democracia, a la que debería ocurrir cuando una serie de representantes escogidos por el pueblo votan de acuerdo a su conciencia y a lo que prometieron a sus votantes que iban a votar, en lugar de la situación actual que permite una supuesta estabilidad a cambio de ceder completamente el control de los ciudadanos sobre lo que ocurre en el Parlamento.
Hay un ejemplo claro de ‘long tail’ ya en los sistemas políticos europeos: Italia. El resultado está en los datos sobre la estabilidad del gobierno, gobernabilidad, alta volatilidad, continuas reformas de normas estrucuturales (constitución, electoral…), etc. El ‘long tail’ sistémico (a través del sistema político que promueve un alto pluralismo, a través de una mayor proporcionalidad), entonces, no sólo incrementa la volatilidad y -en ciertas culturas políticas- la inestabilidad, sino que también acaba deteriorando la calidad de la democracia, incrementando la desafección ciudadana de la política… Y eso no es bueno, creo, para nadie.
Sin embargo, creo que hai otras ‘formas’ de Long Tail ‘no sistémico’ y que usted no ha considerado. Para llegar hasta ellos pensemos, por ejemplo, en los sondeos, encuestas, y demás. ¿Porqué se hacen? Pues porque, contrariamente a la enorme estabilida y continuidad que pareces apuntar en tu post, y al igual que ocurre en las relaciones oferta-demanda que vemos cotidianamente, la ‘lealtad’ a una marca o un partido es algo, cada día, más demodé. Consecuencia de lo cual, cambian las tendencias, las preferencias, y las respuestas. Aún más, si hubiese tal estabilidad, ¿de que servirían las elecciones?, ¿y las campañas?
Precisamente, el marketing y la publicidad que usan los partidos es síntoma, consecuencia, de que esa variabilidad es mayor. Lo que, a su vez, es síntoma de una ciudadanía más exigente, que le pide más a su clase política, que alcanza (cada vez más) una autoconsciencia de su posición de poder a la hora de decididir y de ser decisiva.
Además, téngase en cuenta que los partidos nacionalistas (CiU, PNV, BNG, Na Bai)), los regionalistas (CC, Chunta…), etc. introducen más dimensiones que el bipartidismo izquierda-derecha. Ello, en un contexto complejo como el de unas elecciones generales, introduce múltiples opciones de voto: es posible que un votante nacionalista de ERC, en unas generales, decida que un voto al PSOE garantizará unas mejores posibilidades para su opcion, o que un votante del PNV o de CiU piense lo mismo del PP (son posibles las analogías aquí, incluso, con cualquier otro tipo de consumidor y producto).
Incluso, estimado Sr. Dans, creo que existe una muestra de Long Tail en la política si examinamos, por ejemplo, el nº de partidos con representación en el Congreso de los Diputados en cada legislatura, y lo comparamos. Desde los comienzos de la democracia en España, nunca hubo tantos partidos con presencia como el la legislatura que ahora termina (2004-2008). Por supuesto que en unas elecciones tan polarizadas como estas de 2008 es previsible que tal número se reduzca, pero no por ello las variables que dieron lugar a ese voto desaparecerán o quedarán ocultas.
Llendo por este último camino, también podemos hacer otro tipo de análisis que nos demuestre una tendencia hacia el ‘Long Tail’: si observamos el ‘tipo de variables’ que dan origen a una competición partidista vemos como, en los últimos años, estas han crecido, y la competición se ha tenido que ir parcelizando. La ideología ya no tiene la exclusiva. Los partidos verdes, las formaciones católicas, los partidos antitaurinos, los partidos que defienden el ‘software libre’… Todos ellos son resultado de una ‘autoexpresión’ política da vez máis heterogénea, y que no tiende sino a ampliarse.
Así que, contrariamente a lo que señala, fenómenos como la representatividad política, la proliferación partidista, la mayor competencia de la ideología con otras variables ‘no políticas’ de expresión… son caminos que muestran una tendencia hacia muestras de representatividas social (ergo, partidistas) cada vez más heterogéneas, plurales y novedosas.
¿No está en Catalunya?
Hay un modo de dar a la «long tail» más relevancia que la que D’Hont le quita en el sistema parlamentario español (y en casi todos los demás): no veo problema para hacer de lo que ahora llamamos «democracia» una verdadera democracia. Voto electrónico desde casa para cualquier cuestión. Las cámaras sólo tendrían que proponer y los ciudadanos elegir entre opciones. El coste de tal democracia sería irrisorio en comparación con lo que ahora nos cuesta y sería democrático realmente: sería el pueblo el que decidiera, de verdad y no sus supuestos «representantes». ¿Que habría mucha abstención?. No tanta como hay ahora, que se pasa ampliamente de casi todo. ¿Que sólo votarían los mismos?: Depende. Si te afecta lo votarías seguro. Si no, pasarías ampliamente, en efecto, pero sigo viéndolo como la democracia más participativa posible. Los «representantes» sólo se elegirían para que propusieran cosas y la abstención, de existir, debería también tener implicaciones a los «representantes» (p.e. evitando su reelección si sus propuestas tienen una alta abstención). Así no habría problemas con el número de partidos en las cámaras y la democracia realmente sería participativa y se enriquecería con la diversidad de puntos de vista.
Saludos,
El sector público es una «empresa» que gestiona el 40-60% del PIB. Su ambito de actuación incluye muchísimos campos de actuación. Su «consejo de administración», el Parlamento, difícilmente podría ser gestionado si tuviese 350 consejeros con intereses diversos que además tuviesen que tener conocimiento directo sobre lo que ocurre en todos los departamentos. Habría pues al menos dos problemas principales.
Inestabilidad y ausencia de continuidad en la acción de gobierno. El esfuerzo constante para negociar cada punto de una ley con diversas y cambiantes mayorias que sustraería capacidad de planificar a largo plazo. Se tendería al statu quo ya que siempre es más dificil generar consenso para nuevas propuestas entre muchísimas partes, que unirse para defender la situación actual.
Incapacidad de posicionarse por parte de los parlamentarios. En el sistema actual los parlamentarios (esos que son acusados de apretar el mismo botón) llevan seguimientos de diversas materias en comites donde se maneja información compleja y que permiten generar un debate en busca de apoyos. Sirven de enlace entre los expertos e informes y sus partidos para que estos puedan crear sus propuestas finales que se someterán a votación. En un modelo de «long tail» se extendería a toda la clase política el problema que tienen los partidos «pequeños» que han de centrar su esfuerzo en unos pocos temas renunciando a influir en las propuestas de los asuntos a cuyos comites no pueden asistir.
Por último puntualizar que el bipartidismo actual es más una opción de los españoles que una imposición de la Ley Electoral. Para defender esto me baso en la simple razón de que si la voluntad política fuese la del bipartidismo se tendría una LE con 350 circunscripciones con atribución a doble vuelta y mayoría absoluta (modelo francés y británico) que barrería a IU y limitaría los nacionalistas a aquellos pocos enclaves donde consiguiesen ser la fuerza más votada.
Por el contrario la circunscripción única (que ya se usa en las elecciones europeas) sería más plural a costa de borrar del mapa político los intereses de todos aquellos que no viván en las grandes areas metropolitanas. Si lo que se busca es que en ese ámbito se tomen medidas más plurales bastaría con dotar de más poder a los grandes municipios, donde no habría distorsión con la circunscripción única por tener distribuciones homogéneas de densidad.
La actual LE es pues un compromiso entre ambas que busca dar la posibilidad de que existan mayorías de gobierno compensadas por la viabilidad de partidos regionales y teniendo en cuenta las variaciones densidad en la distribución de los votantes a lo largo del territorio. Lo cual no quiere decir que no quepa la posibilidad de modificarla.
El problema de raiz es que elegimos personas que supuestamente nos representan. Esto en parte viene porque en los origenes de la democracia habia que delegar las decisiones a unos cuantos para que nos representaran; y sobre todo por temas logisticos no podemos votar nosotros mismos las leyes.
Hoy quizas sea pronto, pero y si las personas de a pie propusieran y votaran directamente las leyes en un entorno colaborativo donde no hay intermediarios entre el poder y los ciudadanos (los políticos)?
Honestamente, si en Suiza convocan referendums para un monton de temas relevantes no veo porque aqui no.
Y la cosa no va de elegir a otros para delegar mi opinion. Yo quiero que mi opinion de cada caso cuente.
La long tail se dará en un futuro, pero no por la proliferación de partidos o la ruptura del actual sistema, sino por la representación directa de los diputados, con posibilidad de revocación ciudadana a mitad de mandato.
Eso hará posible una mayor democracia porque los diputados se las desearán para cumplir con sus electores concretos teniendo que enfrentarse a las directrices del partido o corriente de la que formen parte en algunas ocasiones. A la par que garantiza estabilidad y seguridad jurídica, totalmente necesaria.
Evidentemente se formarán esas corrientes o partidos (o la evolución de los actuales) porque siendo democracia, exige votación e intereses comunes, o transacciones para llegar a pactos, pero con una representación de los ciudadanos, y libertad de los diputados completamente diferente a los términos actuales.
saludos.
Enhorabuena Enrique. Un artículo de rabiosa actualidad y que merece un mínimo de reflexión.
Me parece muy interesante la propuesta de Marcus de votar por bloques temáticos.
Desearía que los votos en blanco se convirtieran en escaños vacíos en el Parlamento.
La experiencia de múltiples partidos creo que es negativa en Italia. Al menos eso parece. Os recuerdo que hace varios años se destapó una mafia de todos los grupos parlamentarios italianos que se habían puesto de acuerdo para ganar “pasta” de espaldas a los intereses ciudadanos.
Estoy de acuerdo con los referéndums a la suiza que comenta Pablo.
Estoy absolutamente de acuerdo con Gorki.
Yo quiero tener un representante de zona al que poder exigir responsabilidades, en directo, por como van las propuestas que prometió impulsar. Creo que existe algo parecido en el Reino Unido.
Posiblemente la mejor solución esté en la RED. La democracia directa de Pericles era inviable hasta el momento, pero cada vez es más posible realizando consultando a los ciudadanos cada vez que se deba aprobar algo, y utilizando los medios de control necesarios para salvaguardar la identidad como los nuevos DNI electrónicos.
Yo quiero opinar y ejercer mi voto en cada cuestión que se plantee y que afecte a mis intereses, a mi ideología o mi filosofía de vida.
Enhorabuena. He utilizado su artículo en nuestro boletín de Middlebury College en España porque, entre otras cosas, ha conseguido expresar con elocuencia una idea que compartimos varios personas en nuestra universidad. Además, venía muy bien para acompañar las glosas de una mesa redonda ejemplar con políticos de España y EEUU. Más información aquí:
Boletín 3 de marzo de 2008
Iría más lejos. ¿Para cuándo un artículo sobre la long tail en enseñanza? Tal vez serviría para recuperar la motivación de muchos estudiantes. En mi caso, he utilizado el concepto para una memoria de investigación sobre aprendizaje de idiomas en Internet. En fin, quien sabe si ya ha escrito sobre el tema…
Seguiré suscrito a su blog, también -lo descubro ahora- por la calidad de los comentarios.
Por cierto, creo haber respetado su cláusula de reproducción Creative Commons. ¿Es así?
#34: Perfectamente, Gabriel. Gracias por la cita.
Me atrevo a proponer aquí una opción en aras del acercamiento de la política al ciudadano: Microelecciones.
Para los interesados, he escrito un post al respecto:
http://vozyvoto.es/2007/12/14/microelecciones/
Nada que comentar ni que aportar, me entero ahora mismo de la «long tail» y se lo agradezco a Enrique y a todos los que han contribuido con sus comentarios. Con permiso de Enrique le hago un link a mi blog. Volvere cada vez mas frecuentemente.
«Seguiré suscrito a su blog, también -lo descubro ahora- por la calidad de los comentarios.» Dice Gabriel.
Curiosa idea, ¿somos los lectores participativos un valor añadido a la lectura de un blog?
Yo personalmente le daría ese honor al propio blogger que consigue proponer temas interesantes y complejos a la vez, expulsando a los «trolls» por pura selección natural. :P
Ahora sin bromas, en realidad este es el único columnista en «Libertad Digital» al que he conseguido seguir sin que se me revuelva el estomago, algún otro habrá, pero tampoco tengo paciencia como para encontrarlo.
No creo que el problema esté tanto en el bipartidismo como en el corporativismo político y la ausencia de democracia interna dentro de los propios partidos. El modelo de partido político actual es demasiado anticuado. No creo que ganásemos mucho con un número mayor de grupos parlamentarios si los partidos políticos siguen siendo el mismo tipo de organización que hasta hoy.
Se me ocurre que un dinamizador de la vida política menos arriesgado y más positivo podría ser la creación de una agencia independiente, una especie de cuarto mini-poder que promueva y fiscalize la democracia interna de las organizaciones.
Creo que el tema del long tail es que se contrapone con demasiadas prácticas de la política partidista a la que estamos acostumbrados.Por ejemplo la «politica de los acuerdos» por la cual los bloques se ponen de acuerdo para no profundizar en temas de corrupción, acoradr dietas parlamentarias y otros asuntos «por el bien del país» no podrían aplicarse en el libre mercado ya que sería visto como una violación a este como si dos empresas acordaran precios .
Buenas tardes,
he utilizando su interesante artículo para un comentario de un foro económico, parte del programa MBA que estoy cursando en CEPADE (Industriales Escuela de Negocios). Si lo desea puede solicitar mi articulo por correo electrónico
Le sigo leyendo.
Un saludo y gracias
Javier Moreno