El vídeo y la red, en Expansión

Con una sincronización perfecta con respecto al artículo citado en la entrada anterior (totalmente casual, en realidad envié esta columna la semana pasada y se cayó por problemas de espacio), aparece en Expansión mi artículo «El vídeo y la red» (pdf). A continuación, el texto del artículo:

El vídeo y la red

Los sitios dedicados al vídeo en la red están tomando un protagonismo cada vez mayor. La compra de YouTube por parte de Google el pasado Octubre por 1.650 millones de dólares fue únicamente una llamada de atención para despistados, un aviso de un crecimiento que venía desde mucho más atrás y podíamos ver ya en actividades cotidianas: conversaciones, mensajes de correo, menciones en otras páginas, o incluso programas de televisión. Así, una actividad que hace pocos años era prácticamente imposible de realizar – los vídeos se «arrastraban» miserablemente por las lentas conexiones de entonces – está pasando, en un tiempo casi record, como tantas veces ocurre con los procesos de difusión tecnológica en Internet, a convertirse en algo de uso general. ¿Qué está llevando a esta súbita popularidad del vídeo en Internet?

En primer lugar, por supuesto, el desarrollo tecnológico. La disponibilidad de un mayor ancho de banda, unida al perfeccionamiento de formatos ligeros con compromisos razonables de calidad frente a velocidad de descarga resulta, lógicamente, un sustrato fundamental. En paralelo, los medios de producción también se hacen más asequibles: las cámaras de vídeo bajan su precio o se integran en los teléfonos móviles, mejoran su calidad, y los programas de edición se hacen tan sencillos que cualquiera con dos dedos de frente y un ratón puede sentirse director de cine. Como bien decía Bigas Luna hace no mucho tiempo, «el analfabeto de este siglo es el que no sabe hacer películas». Y es que, siguiendo esa tendencia de la web hacia la generación de contenidos por los propios usuarios (User Generated Content, o UGC), una parte muy significativa de todos esos contenidos de vídeo los hemos creado nosotros mismos, gente como usted, que lee esta columna, o como yo que la escribo. O cuando menos, podríamos haberlos creado. El fenómeno es tan pujante, que ya hay vídeos para todo: antes, para hacerse oír, había que salir a la calle y crear una disrupción. Ahora, se toma una cámara, se produce un vídeo, y se cuelga en YouTube. Si los usuarios, por ejemplo, quisiéramos contraatacar esa absurda y mal llamada campaña «anti-piratería» con la que el Ministerio de Cultura nos quiere castigar estas navidades, podríamos seguramente hacerlo con unos cuantos vídeos. El ingenio colectivo frente a tres millones de nuestros euros, y a ver quién apuesta conmigo cuál conseguiría un impacto mayor.

En segundo lugar, la creación de un ecosistema publicitario a su alrededor. El vídeo es atractivo, y da dinero. Para unos directivos de marketing, acostumbrados a dejarse el grueso del presupuesto publicitario en una televisión completamente unidireccional, en la que toda la retroalimentación recibida es «te han visto tantos millones de personas», el vídeo en la red ofrece un contenido con cuyo formato no se sienten extraños, y que permite un ajuste del mensaje sumamente certero. El que la mayoría de los sitios de vídeo ofrezcan además oportunidad para la participación del usuario hace que la caracterización de éstos sea una tarea relativamente sencilla, y que el ajuste entre el anuncio y un espectador en clave activa se desarrolle de manera muchísimo más precisa.

Añadamos sistemas de recomendación, que hacen que cuando entras a ver un vídeo «no puedas comer sólo uno», y unamos el poderío impresionante de millones de usuarios haciendo cada día más cosas en la red: hay ya castings en la red, video-curricula, artistas de todo tipo… contenidos de toda condición, cada uno con su microaudiencia asociada. Resulta sencillo despejar X en esta ecuación: el vídeo está cambiando Internet, y le queda todavía mucho por andar en este sentido. No se lo pierda: el próximo vídeo empieza cuando usted haga clic.

5 comentarios

  • #001
    Gorki - 30 diciembre 2006 - 11:36

    Por qué pones la letra tan pequeñita, el ponerla mas grande no hace la página de mayor peso. Puedo aampliarla dando «CTRL» y la rueda del ratón, pero entonces como la columna es muy ancha se me sale de pantalla y es incomodisima de leer

    Si te molesta que el post tenga mucha extensión haz un link y llevate parte del texto a otro sitio.

    ¡¡¡ No todos tenemos vista de relojero !!! Hay rutinas que cambian a voluntad del usuarioel tamaño de la letra. En la proxima reestructuración de tu Blog, cuida mas estos probemas de usabilidad.

  • #002
    Enrique Dans - 30 diciembre 2006 - 11:59

    Cambiado, Gorki. Lo siento… normalmente la uso sólo para citas, para diferenciarlas, supongo que el meter letra pequeña para toda una columna es un tanto excesivo.

  • #003
    Gorki - 30 diciembre 2006 - 13:36

    Gracias.

    Es inevitable metre la pata de vez en cuando. Lo importante es saberla sacar a tiempo, es lo que se llama el «pedibus interruptus».

  • #004
    Jose Fernández Tamames - 30 diciembre 2006 - 15:16

    Me parece bien estructurada la reflexión y logicas sus conclusiones. De todas formas, el video cambiará parte de la faz de la Internet pero no el mismo Internet. Lo que si creo que cambiará es la migración de miles de usuarios de la TV a formas más personalizadas de disfrutar de los media.

  • #005
    brian - 19 septiembre 2007 - 01:24

    por q asen la letra tan pequeña no se be nada i relaten mas la historia poq no se hentiende nada lo q ponen i gual se entiende bueno eso fue mi gran comentario si me nesesitan solo agregeme pero i gual pongan la letra un poco mas grande lla eso fue todo lo q tenia q desir lla me desaogue de todo lo que tenia q aser

    se despideDX

    XAU…..

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