Es algo a lo que llevo mucho tiempo dándole vueltas: la transición hacia la comoditización de determinados productos o servicios a medida que su ciclo, de alguna manera, va madurando. Últimamente, varios temas me lo han traído a la cabeza: desde la evolución del modelo de negocio de empresas de software libre como Canonical o Novell con sus Ubuntu o SuSE, hasta circunstancias como la evolución de Microsoft Live en forma de conjunto de servicios financiados mediante publicidad (y con la posible adquisición de Claria en medio de la escena), o dos recientes conversaciones, con Eduardo, de Entrevistado.com, en la que hablaba de qué pasaría si Google comercializase un sistema operativo en modo ad-supported, y con varios comentaristas en el hilo de comentarios de la entrada anterior… Y claro, con tantos mimbres y mi inveterada afición a hacer cestos con ellos, pues acaba uno agarrándose al teclado y poniéndose a escribir…
Evidentemente, todo producto tiene un ciclo. La electricidad, el teléfono, el agua, fueron en su momento servicios caros, escasos, cuya tenencia marcaba incluso una diferenciación. Con el tiempo, la disponibilidad se va incrementando, y su utilización empieza a caer dentro de las denominadas commodities, bienes prácticamente indiferenciados a los que se les exigen una serie de funciones amparadas por unos parámetros de calidad mínima. En este caso, la calidad de un sistema operativo se recoge en las variables habituales de estimación de cualquier sistema informático (tales como facilidad de uso, disponibilidad, rendimiento, escalabilidad, coste de mantenimiento, soporte, etc.), y el sistema operativo, de manera práctica o directa, se convierte en un servicio, casi un «medio de producción» que usamos para relacionarnos con el hardware o con otros programas que desempeñan funciones más específicas. De hecho, una de las argucias de Microsoft fue convertir de forma progresiva el sistema operativo en un bundle, un lote de prestaciones embebidas de manera más o menos natural (y con fines en ocasiones sumamente cuestionables) que hacían que cualquier usuario medio, por su interés en una parte del bundle, decidiese adoptar su totalidad. Dado que dicha adopción se daba, además, mediante la contraprestación económica de una licencia de uso – al menos de manera teórica -, el modelo económico era obvio y estaba servido.
La razón primordial, por tanto, del pánico cerval que Linux inspira a Microsoft cabe encontrarla precisamente en ese razonamiento: si muchas de las funciones desempeñadas por el sistema operativo pasan a serlo, con una calidad comparable o incluso superior en algunos de sus parámetros, por un «competidor» que cuenta con un producto gratuito y que no posee unas bareras de entrada en forma de aprendizaje excesivamente elevadas, el modelo tradicional cae por su base. ¿Para qué pagar por una licencia de un producto si existe una alternativa superior en algunos parámetros, con un dinamismo mayor en la incorporación de nuevas funciones, y gratuita en algunas de sus modalidades? Por otro lado, llega otro de los competidores temidos por Microsoft, y empieza a competir mediante arquitecturas más próximas a los servicios que a los productos en sí, y en algunos casos con notable éxito, llevando a Microsoft al planteamiento de la necesidad de una reconversión. En paralelo, surgen competidores como Novell o RedHat en el ámbito del software libre que adaptan de manera incipiente dicha arquitectura de servicios al terreno del sistema operativo, planteando un coste por licencia que incluye, por ejemplo, soporte o actualizaciones, que parece tener cierto atractivo de cara al usuario empresarial, pero que no ha acabado de cuajar en el mercado de usuario doméstico, ni por la escasa propensión a pagar, ni por los costes derivados de proporcionar dicho soporte. En estas circunstancias, una Microsoft en plena reconversión se plantea el coqueteo con empresas como Claria, y la extensión del modelo ad-supported para determinados servicios, que podrían llegar incluso a abarcar productos tan exitosos como el Office o, ¿por qué no?, el propio sistema operativo.
¿Dónde estamos? Por un lado, los parámetros requeridos al sistema operativo en la esfera puramente tecnológica parecen cada vez más comoditizados, y se les añaden una dudosa nube de parámetros «no tan tecnológicos», como la estética, la moda, el grado de «coolness» atribuido a su uso, y otros sujetos a un manejo mucho menos convencional o habitual en el sector. Por otro, la transición a servicios parece cada día más acusada, y estos servicios incluyen desde la actualización constante del producto con nuevas prestaciones hasta las protecciones de seguridad o la oferta de publicidad contextual vinculada al producto. ¿Cabría, por ejemplo, pensar en un sistema operativo como tal, financiado mediante publicidad contextual? Desde luego, no soy el primero en planteármelo, y el hecho de que servicios como Gmail apliquen este modelo a algo como el consumo de mensajería así lo indica. Más cuando tal modelo no exige, siquiera, el despliegue constante de anuncios ante la sufrida mirada del usuario, sino que puede ser aplicado a otros usos de esa «cuota de atención» del mismo aplicada, por ejemplo, a cuando navega, busca productos determinados, lee noticias o realiza otro tipo de actividades. Resulta evidente que el sistema operativo, por su privilegiada posición central ante el usuario, está en disposición de adquirir un notable grado de conocimiento del mismo, que puede ser aplicada a los más diversos fines, desde a ofrecerle productos de terceros hasta prestaciones que están aún por desarrolladas. El único requisito para que este tipo de modelos funcione, lógicamente, es el del volumen: sólo un parque muy grande de usuarios puede soportar un modelo basado, generalmente, en una monetización mucho más basada en «muchos poquitos» o en posibles interacciones futuras de valor incierto que en el pago directo de una cantidad en concepto de licencia de uso. Un parque muy grande de usuarios que permite, además, el desarrollo de externalidades de red basadas en factores como estandarización de formatos, disponibilidad de aplicaciones, portabilidad de datos, etc. Decididamente, los sistemas operativos parecen un área en la que para competir en condiciones, el tamaño mínimo eficiente debe ser necesariamente elevado.
¿Se centrará en ese tipo de avenidas y con ese tipo de actores el futuro de unos sistemas operativos cada día más comoditizados?
Muy spanglish :)
Muy interesante el planteo, pienso que se debe generar el tratamiento en escala del tema.
Si preguntas a un expectador que prefiere, televisión digital o analógica, te dirá que la que le permita ver los partidos de futbol.
En los PC pasa algo parecido, si preguntas a la masa, no a los maniáticos como nosotros, que SO prefieren te dirán que el que les permita jugar, navegar por Internet sin problemas, retocar fotografías o hacer planos de arquitectura, conlos programas que ya conoce y sabe manejar, que sea Windows o Ubuntu les trae absolutamente al pairo, como no les importa el fabricante de la placa base o la pantalla.
Por eso opino que si triunfa la actual tendencia de todo en Internet,
cualquier equipo que se conecte les valdrá, el sistema operativo y el navegador que tenga les va a dar absolutamente lo mismo. Valorarán más el diseño del PC, el tamaño de la pantalla o si la tarjeta de sonido tiene sensorrund, que el sistema operativo, pues darán por supusto que todos funcionan correctamente.
Si no triunfa la web 2.0 seguirán prefiriendo Windows, porque los programas más populares funcionan todos bajo Windows, no porque crea que es un sistema mejor, al publico le trae al fresco si el sistema es propietario o abierto, eso solo nos preocupa a nosotros y tampoco es problema el precio, o es pirata, o se lo dan instalado y paga en conjunto, como paga el embalaje y ls cables.
Por eso creo que Linux no tiene posibilidad de éxito, si no tiene un programa como «Vine» que DE VERDAD emule Windowx a la perfección con TODOS los programas bajo Windows y con un rendimieno aceptable.
El dia que eso exista a nadie de la calle le importara el SO como a nadie le importa quien fabrica las pilas del portatil.
¿Sinónimos de comoditizados? sé lo que quieres decir, pero para hacer palabros hay que hacerlos bien…
El resto son conjurias.
ando supervisando, todo en orden, siga teorizando.
Las perspectivas prometen visto como esta yendo la evolución, pero a día de hoy, Ubuntu es un sistema operativo sólo para iniciados. Cosas como la conexión a redes encriptadas, el sonido en flashplayer (aunque esto sea más culpa de Adobe), falta de determinados drivers de dispositivos, instalación de determinados programas, juegos.. y en general cualquier cosa que pase por teclear en una consola está mucho más allá de lo que pretende encontrar un usuario normalito (la inmensa mayoría), en Windows ya está hecho y en Ubuntu, no será complicado pero hay que investigar un poco y no apetece. Coincido con Gorki en que mientras un SO no sea «plug&play» no va a ser algo generalizado. ¿Patrocinados mediante publicidad?, mientras no hayas conseguido una buena expansión no tienes nada que hacer y en eso Microsoft tiene una ventaja abrumadora.
Estamos lejos de poder considerar a los diferentes sistemas operativos como «commodities» Cada uno tiene sus particularidades y son muy diferentes (y lo seguirán siendo). No es solo que tengas que aprender a manejarlos de manera diferente, es que las aplicaciones serÃ?Åœn diferentes, la comunidad será diferente, las funcionalidades… No es como cambiar de proveedor de agua o teléfono… y menos mal!
El S.O. está comoditizado,
quién lo descomoditizará.
El descomoditizador
que lo descomoditice
buen descomoditizador será.
Mi experiencia con los servicios (que no programas) ad-supported está centrada principalmente en Google Mail. Desde diciembre de 2004 es mi correo electrónico corporativo y lo he mantenido durante todo este tiempo sin un backup en Outlook. De este modo, puedo decir que todo mi correo depende de un programa en Beta del que me fío incluso más que de un programa en su versión X como Outlook. Sinceramente, espero que Google no me dé una mala noticia un día y me descontinue el correo.
A pesar de que uso GMail continuamente desde hace más de un año, mi nivel de ‘click through’ es realmente bajo. Recuerdo haber seguido unos 10 links de publicidad en todo este tiempo. Eso sí, los que seguí fueron relevantes e interesantes 100%.
Mi navegador de Internet es Firefox, y desde hace unos dos meses, me instalé una extensión llamada GMail Skins que proporciona un interfaz para GMail que me parece muy interesante y usable. Esta extensión permite, entre otras cosas, que la zona reservada para la publicidad contextual de GMail se convierta en una zona en la que se puede visualizar la columna izquierda de la página personalizada de Google. Yo la uso para poner, por ejemplo, Google Calendar y algunos de los RSS más seguidos (entre ellos el de tu blog). Con esta extensión, pierde GMail toda la publicidad de la bandeja de entrada (no la de los mensajes individuales).
Sé también que hay extensiones (basadas en GreaseMonkey) que permiten eliminar completamente la publicidad en todo GMail. Desconozco si, desde Google, pueden detectar esta situación y, eventualmente, bloquear la cuenta por incumplimiento de las condiciones de uso (alguien sabe si los usuarios de GMail hemos aceptado algo en este sentido?).
En conclusión, lo del ad-supported service, lo pongo muy en duda ya que, ya sea en versión fat client o en versión web service, hay modos de conseguir eliminar completamente la publicidad.
Eduardo.
Dudo mucho que Microsoft se convirtiera en adware.
Una cosa a tener en cuenta es que el 95% de la gente que sólo quiere un SO que funcione y le permita acometer las tareas básicas, utiliza de soporte técnico a ese 5% restante, amigos, conocidos, etc. que paradojicamente, son los que mayor predisposición tienen hacia linux, seguro que muchos ya usan firefox.
Si Microsoft enfurece (más todavia) a ese 5% que «trabaja» para ellos a modo de soporte técnico, puede llegar el momento en que ese 5% se instale linux, y de ahi a prescribirlo a ese 95% restante… quiza la cuota que alcance siga siendo muy pequeña, pero ya sería una pelota demasiado grande como para poder pararla.
Aunque este escenario no creo que se reproduzca porque Microsoft sabe muy bien de quien «come».
#1, a los que usan GMail para uso corporativo, les recomiendo que echen un vistazo a Google Mail Hosted: es el equivalente de GMail pero que permite gestionar un dominio de correo electrónico determinado y varias cuentas de correo dentro de dicho dominio.
#2, a los que hablan de un sistema operativo financiado con publicidad, y con todos mis respetos, decirles que me parece algo inviable. ¿Dónde se pondrá la publicidad? ¿Durante al arranque? ¿Quizá haciendo intermedios, como en la televisión? La pregunta que debemos hacernos es: ¿para qué queremos un sistema operativo privativo y cerrado, financiado con publicidad, cuando tenemos sistemas operativos abiertos, libres y gratuitos mucho mejores y más seguros, como Ubuntu, por poner un ejemplo?
«Software is like sex, it’s better if it’s free.». Creo que esta frase define perfectamente la esencia del software y de la cultura del software libre.
Puedo explicar lo que quieres decir, y darle perspectiva clara, en 55 palabras. Pero necesito feedback, que te interese, claro.
¿Quieres ver el conejo que hay dentro del sombrero?… esto me sale gratis…:)
De hecho, es lo que están haciendo ya las compañías… es solo que es política interna. No tiene mucho merito.