Es uno de esos ejemplos que me encantan, que demuestran el poder de la red como elemento garante de la libertad: hace quince días, en Boing Boing descubrieron que sus contenidos estaban siendo censurados en numerosos países árabes por considerarse procaces. Pues bien, no ha tardado ni dos semanas en aparecer un lector, Mark Christian, con un diseño capaz de conseguir que incluso desde estos países, los contenidos estén accesibles: un «Boing Boing distribuido«, que permite reelaborar la página a través de servidores de voluntarios que actúan como mirrors automáticos, reconstruyen los links de la página y la sirven sin que pueda ser detectada por los sistemas de censura.
Está claro: son bits, y por tanto, son libres. La historia completa, en Boing Boing.
Los bits que circulan por los cables de red cuando accedes a tu cuenta online de banco, o a tu cuenta en Blogger o GMail… ¿Esos son tambien libres? :-)
No, no estoy intentando tergiversar tu mensaje.
Creo que Internet nos brinda muchas cosas, entre ellas la difusion libre de contenidos, pero la frase «los bits son libres» está apañada porque en muchos casos lo que queremos de la red no es solo un medio de difusion libre de contenidos, sino que tambien nos ofrezca garantias de seguridad y privacidad, y declarando cosas como que «si son bits, estan al alcance de todos» se fomentan muchas cosas, pero privacidad y seguridad precisamente no.
Se que no vas a cambiar la cancion, ya que siempre sueles mencionarla dentro de contexto, pero precisamente por lo mismo que alegas (los bits son libres), cualquiera puede sacarla de ese contexto y crear una idea que poco favor le hace a esa internet fiable y segura que todos tambien queremos.
Sobre la libertad de los bits:
creo que todo punto tiene su contrapunto. Por supuesto, la total libertad, según cómo, puede llevar al caos pero… ¿adónde lleva la total censura? Supongo que es una cuestión de escala de grises en un asunto que permite más que blancos y negros. Que los bits sean libres no tiene por qué suponer que alguien pueda acceder impunemente a datos privados.
Sobre la censura:
Siempre he pensado que la censura, además de reprobable, es absurda, por cuanto no consigue los efectos que persigue sino los diametralmente opuestos. Más absurda todavía me parece la censura sobre contenidos de internet, que es tan fácil de quebrar como ha quedado demostrado con esta acción de Boing Boing. Personalmente, me ha causado una triste sensación la imagen del mensaje «Site blocked», por todo lo que ello implica. Bien por la ruptura de la barrera.
La red es plural y libre sino no sería internet, por mucho que quieran en estos paises limitar los derechos , poner muros, difcicultades,… todas ellas serán superadas por la red, que nació sin fronteras y seguirá sin fronteras.
Un saludo Enrique
Han demostrado tener mucha «mano izquierda»
Saludos
Aquellos que pretenden poner puertas al campo, se equivocan…. No lo conseguirán NUNCA
No creo que los bits sean libres, ya que la libertad solo la tiene la persona. (un saludo a los profesores de filosofia)
Los bits son ductiles y mucho mas que el oro.
Si puedes pensar en hacer algo, puedes programarlo.
Sobre si hay contextos en lo ques pueden ser usados los bits libres en acciones que no sean tan populares como «la descarga de canciones», puede que se den algún día o que incluso ya se estén dando, pero en todo caso será responsable el creador de ese «contexto», no el defensor del concepto de bits libres, a mi entender. Más que defensor, creo que solo se dedica a constatar una realidad.
Por otro lado, el contexto del que habla Enrique son bits libres referidos a la propiedad intelectual, a los derechos de autor, mientras que los contextos de los que tu hablas estarían referidos a la propiedad privada, propiedad que la mayoría popular no cuestiona.
Y no hace falta decir, que para mi la propiedad privada dista mucho de los derechos de autor, y que el mero hecho de compararlos viene de la intención(de nuevo a mi entender) de que no respetar los derechos de autor(pagando estúpidos cánones y formatos anticuados) es lo mismo que te roben en tu casa tu coche, y si el caco que me lo roba apela a los bits libres, y al blog de Enrique Dans, no será más que un chiste muy gracioso, digno de un post en Flamneco Valley ;)
Saludos
Me encantan las deliberaciones que estimula Enrique con su ‘mano izquierda’ sobre las libertades de expresión (tan dependientes de las ‘culturas’), de difusión del conocimiento (tan genuinamente humano), de respeto al individuo (tan ligado a su privacidad y seguridad), de acceso a la información (para poder oponerse a la manipulación y tergiversación)…
Creo que todo lo que pueda representarse con «1 y 0″s (y con otros códigos de información, ya sean binarios o ‘cuaternarios’) debiera ser un bien común, y no privativo (sujeto a derechos de exclusión). Ello no me parece contradictorio con que se respeten ‘ciertos’ derechos de los autores y de los individuos en las ‘versiones’ más actuales de las sociedades humanas -y no voy a seguir por esta línea porque se me están liberando los «0 y 1″s que almaceno en algún lugar de mi mente sobre la diputada holandesa de origen somalí que anda con problemas de seguridad de naturaleza muy material, y si siguiera me metería de lleno en política, y no toca en este cuaderno…
Considero que el valor remunerable del conocimiento reside en lo que es capaz de provocar o prevenir, pero no en los bits que lo representan y que anteceden a los comportamientos (performances). Creo que Enrique ha logrado convencerme de que los bits deberían poder circular libremente -al menos hasta colisionar con algún obstáculo racional (científico) en su versión más actual posible (n.0), aunque esté todavía como en la WebDosBeta o equivalente, diría yo.
Esto me recuerda una frase de un genio llamado Roland Barthes:
«La censura es a la vez injusta y estúpida, por lo que uno no sabe si, alternativamente, combatirla o educarla»
¿La mano izquierda?
La idea de un mundo libre (y en igualdad de oportunidades) pasa por admintir que el mal que se soporta se sobrepasa con el bien que el libre desarrollo de la persona produce. Saltarse reglas y normas no sólo es una posibilidad: es un deber. Lo único que se nos exige, si se quiere, es definir con claridad que se va a ganar más espacios de esa misma libertad.