Vuelve la columna de Expansión

Mi columna de Expansión del viernes pasado, apertura de curso en esa sección, se titulaba «Todo es Internet«, y pretendía llamar la atención del lector habitual del diario económico sobre el cambio de óptica que se está dando entre la Internet que algunos todavía creen que existe, y la que realmente se está conformando. Mientras muchos directivos sigan viendo la Internet del 2000, la del comercio electrónico, la burbuja y el puntocom, mientras sigan usándola sólo para leer el correo electrónico y el periódico, no seremos capaces de derivar pensamiento, atención e inversión seria hacia las nuevas e interesantísimas iniciativas que estamos viendo aparecer en el horizonte. El artículo menciona algunos temas que veo aún muy poco en la mentalidad del ejecutivo medio, e intenta trasladar el esquema de pensamiento hacia modelos más actuales, esos de los que hablamos hoy en blogs y medios afines que ese ejecutivo medio todavía consulta poco.

A continuación, el texto de la columna (el pdf está en el vínculo de arriba, pero es más incómodo de leer)

Todo es Internet

Resulta sumamente interesante plantearse el cambio que está sufriendo la consideración de Internet con el tiempo. Hace no mucho tiempo, un ordenador era una máquina para escribir de forma sofisticada, para calcular con potencia, para preparar presentaciones o para tareas similares ligadas a la productividad personal. Una herramienta, sofisticada, sí, pero herramienta al fin y al cabo. ¿Qué es un ordenador hoy? De acuerdo, sigue sirviendo para todo lo anteriormente citado, pero sobre todo, ¿qué uso le damos? El de comunicación con el mundo exterior, con toda la información disponible. ¿En qué programa pasan la mayoría de su tiempo los usuarios? En su navegador, auténtica ventana abierta al mundo. El papel de Internet, realmente, ha sido el de interconectar todo lo que previamente eran masas dispersas de conocimiento, de opinión, de análisis. Toda la información, en un mismo repositorio y completamente entrelazada.

Sin embargo, más allá de su uso habitual y conocido, Internet vive una segunda revolución. Todo parece apuntar a que, de manera progresiva, un número mayor de actividades tendrán lugar en la red de redes, un número cada vez más alto de unidades de información serán troceadas en los llamados “paquetes” para su transmisión por todo lo largo y ancho de la infraestructura más grande jamás creada por el hombre. Por ejemplo, la telefonía: el acrónimo caliente del momento, VoIP (Voz sobre Protocolo Internet) concilia el interés de las operadoras, que ven su terreno clásico invadido por nuevos entrantes, como Skype, o por empresas no tan nuevas, como Google, Yahoo! o Microsoft. Sobre una cosa sí parece haber completo acuerdo: nuestras conversaciones telefónicas, en un futuro muy cercano, se moverán a través de Internet.

Pero la telefonía no es un fenómeno ni mucho menos único: otra tecnología relacionada, la mensajería instantánea (IM), ofrece un método de comunicación que puede incluir texto, voz e imágenes, y cuya principal importancia es el enorme arraigo y apoyo con que cuenta entre los públicos infantil y juvenil. En todo el mundo, niños y jóvenes se pasan horas delante de sus ordenadores, tecleando a toda velocidad, intercambiándose mensajes en parejas o grupos, o arreglándose para ponerse delante de la cámara, en un fenómeno social de enorme relevancia que promete cambiar las preferencias comunicativas de las próximas generaciones.

Los medios de comunicación tradicionales también se vuelcan hacia Internet de manera imparable. La lectura de periódicos en la red crece progresivamente, y rivaliza con el auge del fenómeno blog, un universo de páginas personales frecuentemente actualizadas, convertidas en la moderna expresión del ágora griega. Una plaza pública que cuenta ya por encima de los diecisiete millones de habitantes y se dobla en tamaño cada cinco meses, con un nuevo blog creado cada segundo. Pero los periódicos no son el único medio afectado por la fiebre: la radio también deriva hacia Internet. Miles de emisoras de todo el mundo ofrecen sus contenidos en la red, pueden ser escuchadas de manera asíncrona mediante el podcast, otro fenómeno de elevadísimo crecimiento. Y la televisión, el último bastión del entretenimiento convencional, también evoluciona hacia Internet y hacia un papel más activo del espectador, que amenaza la supervivencia del modelo tradicional: puedo llegar a cualquier hora a mi casa, conectarme a un servidor de una cadena o a una red P2P, bajarme el programa que quiero, y verlo sin publicidad.
Cada vez más, todo es Internet. Si creía saber qué era eso de la red y qué importancia tenía, tal vez sea un buen momento para pensarlo de nuevo.

3 comentarios

  • #001
    I.S. - 12 septiembre 2005 - 10:40

    Completamente de acuerdo. Me hubiera gustado, por motivos profesionales, alguna referencia al medio revistas. Puede que aparezca implícito dentro de periódicos. Si fuera así, conceptualmente podría parecer lo mismo, pero ni la frecuencia de actualización de contenidos ni los medios para automatizar su «puesta en «internet», entre otras cosas, sean parejos.

    Parece claro que mientras en medios de más calado. se ve mejor la tendencia, en el medio revistas no se aprecian posicionamientos claros, más allá de unos primeros pasos presenciales, o de suscripción al contenido completo en *.pdf (como por ejemplo Muy Interesante (www.muyinteresante.es) a través de Newsstand (www.newsstand.com).

    Por otro lado, con el avance del contenido en internet, todos ellos bien enumerados por Enrique, la pregunta que haría sería si en un entorno Empresarial, el empleado ha de tener acceso a escuchar la radio a través de internet, compartir su disco-teca vía itunes o a la descarga de podcasts, etc. (…siempre desde un punto de vista de posturas de Empresa ante la propia evolución de medios cuyo disfrute por otros métodos tradicionales no se pone en duda…)

  • #002
    chemape - 12 septiembre 2005 - 19:37

    Enrique, creo que también debemos tener presente la «internet de las cosas», aunque haya a quien le desagrade la revolución de los electrodomésticos, al menos tal y como la imaginas (pero hay otras visiones), ni lo que apunta RBA sobre el posible uso de los navegadores futuros como plataformas locales de proceso, y no sólo como ventanas a la información de los servidores.

  • #003
    JGT - 13 septiembre 2005 - 13:27

    Completamente de acuerdo. La visión del mundo de los negocios es como dices. Lo que ya no sé si esa visión la construimos todos un poco creando expectativas irreales. La idea sería acercarse a la nueva generación de empresarios y ver lo que realmente opinan. Me temo que la teconología es aún un gasto. ¿quién puede negar a Respol la existencia de sus pozos? ¿a la Liga la calidad de sus jugadores? La pasta aún se mueve por los que controlan los tangibles que la dan y que no se pueden copiar, piratear, amenazar….Todo lo demás es demasiado gratis para que le den su valor. En incluyo las horas de trabajo.

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