Llego, vía The Register, a una noticia interesante: Jens of Sweden es un fabricante sueco de productos electrónicos, que cuenta en su gama con reproductores MP3 portátiles, reproductores para el hogar que toman la música del ordenador vía WiFi, y productos afines, como auriculares de alta calidad (distribuye Sony, Etymotic, Shure, etc.) En Suecia, el canon aplicado a soportes de grabación fue extendido a los reproductores MP3, y Jens, tras dos años de pagarlo, se ha negado a hacerlo alegando que
«is not our problem that the record industry hasn’t come up with its own solution to safeguard its interests.»
Es decir, que si la industria de la música no es capaz de buscarse la vida y solucionar sus problemas, lo que no pueden hacer es simplemente pasárselos y cobrárselos a él. La agencia sueca que se encarga de recaudar este canon, Copyswede, los ha denunciado, y ahora Jens se enfrenta al correspondiente proceso. Jens alega que además de no ser justo, la compensación debería estar introducida en el precio de las canciones. Para más gracia, parece ser que los fabricantes extranjeros, como Apple, no tienen que pagar, lo que coloca a Jens en una situación de difícil competitividad en su propio mercado.
En otros países, la situación también está tomando carices peligrosos. En Holanda se ha propuesto un canon para gravar cualquier cosa que permita potencialmente almacenar obras obtenidas por canales irregulares, y en Alemania existe ya un canon que grava los discos duros.
Esta noticia incide en uno de los temas sobre los que más estoy reflexionando últimamente. Hace no demasiado, un interesante intercambio de correos con un lector de uno de mis artículos de Libertad Digital me llevó a definir un poco más mi posición al respecto. Mi interpretación de este tipo de medidas es profundamente negativa. Desde un punto de vista económico, la solución de financiar la producción de un bien mediante un impuesto o canon parte de su consideración como bien público. Esto se apoya en dos consideraciones: una, la no saturación o rivalidad en el consumo (por más veces que que yo escuche, o muchas personas escuchen una canción, ni su coste aumenta, ni su calidad disminuye). Dos, la no exclusión (la tecnología actual hace imposible que se impida que otro copie un contenido). Ante esta situación, la primera tentación es considerar a este tipo de bienes «fallos del mercado», a los que no se puede aplicar la «mano invisible» de Adam Smith porque, si no se soluciona, los que pretenden disfrutar de este bien preferirán hacerlo gratis. El incentivo a la producción disminuye, la calidad y cantidad de lo producido desciende, y todos tristes y sin música. Para evitar este escenario poco deseable, se proponen medidas similares a las utilizadas para financiar cosas como las infraestructuras o el Ejército: hacerlo a base de impuestos, cánones y similares, asociados o no a elementos tangibles como medios físicos, soportes, etc.
Esto indicaría, en primer lugar, dos paradojas: una, el pago del canon convertiría automáticamente el bien objeto de gravamen en un bien público, sin derechos de propiedad asociados. Dos, el papel de la distribuidora no sería necesario, dado que en este escenario los bienes están automáticamente al alcance y disposición de todos. Francamente, no sé (y dudo) que este sea el escenario deseado por los defensores del canon.
Por otro lado, el adoptar la solución de la financiación vía impuesto o canon conlleva un efecto inmediato: reduce o elimina la necesidad de creatividad y desarrollo de modelos alternativos por parte de la industria establecida. Es, por así decirlo, «el camino fácil». Mi teoría es que la creación cuenta con una naturaleza algo diferente a la de otros bienes públicos, debida a la posibilidad de desarrollo de un vínculo obra-cliente o artista-cliente que puede en ocasiones alcanzar un valor sumamente elevado. La propia evolución de la industria ha tendido precisamente a intentar reforzar la existencia de este tipo de vínculos (fenómeno fan, cultura pop, modas… ), que redundan en la concepción de corto vs. largo plazo o de sostenibilidad en el lado del cliente: es posible, por tanto, que el cliente, en lugar de optar por el modelo de free riding que teorizaríamos para un bien público sensu stricto, y que percibiría como claramente insostenible, opte, en función de la fortaleza y calidad del vínculo desarrollado, por una estrategia de promover la sostenibilidad a medio o largo plazo, y por tanto a la adquisición del contenido a un precio razonable.
Y ahí viene el otro factor, el del precio razonable: dado que la fricción siempre será mayor a través de un canal no oficial – suponiendo un desarrollo adecuado en términos de usabilidad del canal oficial -, la situación interesante es la búsqueda de un precio de equilibrio en el canal oficial que resulte disuasorio para acudir al no oficial, unido posiblemente a elementos de reforzamiento del vínculo antes mencionado. Pero toda la creatividad necesaria para diseñar y ensayar este tipo de soluciones se ha visto inhibida por el desarrollo de una solución injusta: pagar un canon, pero que, aparentemente, ello no modifique la titularidad del bien. Una solución económicamente absurda que sólo puede entenderse si se apoya en un lobby de presión capaz de obtener tal resultado, como todo parece indicar que es el caso.
Ahora, con Jens, tenemos un rebelde y, por ahora, un elemento para la reflexión. Veamos como reacciona quien tenga que reaccionar.
Enrique,
Sencillamente creo que este post es brillante, se puede decir más alto pero no más claro. Especialemnte en las paradojas que remarcas.
No obstante, me gustaría añadir algo que creo que también hay que considerar.
Cuando se gravan cosas como los soportes informáticos (del tipo que sean), o las conexiones a Internet (que también se ha hablado), no sólo es como tratar de poner diques a la mar, sino que en mi opinión provoca en el usuario rebeldía ante la injusticia de cobrar algo asumiendo que se van a usar contenidos ilegales, encareciendo herramientas de uso personal y profesional de forma artificial, y al mismo tiempo, también se provoca la idea de «ya que me lo estás cobrando, ¿para que te lo voya a comprar? Pues me lo bajo de la mula».
Creo que la industria audiovisual debe plantearse claramente los retos a los que se enfrenta hoy en día, no tratando de imponer su voluntad y criterio a los usuarios limitando su libertad, cosa que a la larga nunca funciona, sino adaptándose a la situación para buscar vías de ingreso diferentes.
En cierto modo, deberían fijarse del movimiento OpenSource y de empresas com JBoss. No digo que sea directamente aplicable porque no lo es, pero creo que el futuro va más en esa dirección que en la que tratan de imponer.
La imposición funciona cuando el consumidor no tiene información, lo cual no es el caso por fortuna.
Miren como compramos música pirata..jeje.
http://www.flickr.com/photos/raulkidd/42060337/
A exactamente un décimo del precio de la música legal.
Excelente análisis, Enrique. Gracias por enrique-cernos diariamente con tu generosa inteligencia.
Cuando leo este tipo de posts, estoy muy orgulloso de tenerte en mi blogroll!
Un saludo.
Enrique, ya que estas interesado en herramientas como writely, creo que te va a interesar http://www.netvibes.com/ .
Es un escritorio absolutamente modificable basado en Ajax que permite configurar cuentas de Gmail, Rss, y creo que más (no bien lo ví vine a comentartelo, ya que tu post sobre Writely fue el que me impulsó a probarlo, aunque ya había leído sobre el en otras fuentes).
Personalmente creo que el formato «la web es el ordenador» es claramente el paso siguiente.
De hecho para mí viene siendo así desde que uso perdiódicamente computadoras.
En mi anterior trabajo (gerente de ventas) propuse hace 4 años manejar todo a través de mails (empresa chica, Argentina, ni soñar con SAP). Luego paso obvio conseguí un programador y pusimos (simpre on-line) un sistema muy interesante para Asminsitración, producción, logística y ventas. Ni yo ni los vendedores que trabajaban conmigo necesitamos una oficina para nada.
Me encanta moverme por ahí sin cargar ni siquiera el peso de una laptop (tengo una Compac en casa, la usa mi esposa como máquina de escribir) y la única contra siempre fue el almacenado de archivos (cargar con varios 3 y 1/2), la organización de tareas y correo que se pueden hacer con un outlook, o un thunderbird. Pero con aplicaciones que van surgiendo:
Llaveros USB.
Gmail, y su posibilidad de modificar el «from», o usarlo como disco duro virtual.
Bloglines.
Writely.
Lo que todaviá veo con algo de desconfianza es meter archivos importantes en una empresa que el día de mañana puede no estar más …
Otra cosa que esta a punto de solucionarse es la molestia de una y otra vez ingresar las contraseñas de los sitios que visito. O el hecho que en el 99 % de los cybers a los que voy usen Explorer y no Firefox. Solución = Un sistema operartivo completo y con la propia configuración en una memoria USB.
Bueno, diculpad el largo del comentario.
Saludos.-
Bien, he empezado con el pie incorrecto.
El comentario anterior debería figurar en el post de Writely, discupla Enrique.
Saludos.-
Buenass.
El problema es mucho más simple, en mi opinión. Existe un grupo de presión(SGAE, ACAM,…) que se siente obligado a pedir una compensación por copia privada, en forma de canon sobre soportes susceptibles de ello. Para asentarlo en una ley, apoyan a un partido ideológicamente más o menos afín para conseguir que ganen unas elecciones.
Pero los favores prestados hay que cobrarlos. Ese partido llega al poder y perpetra una reforma de la LPI que podría estar escrita por ese grupo de presión, para regocijo de ellos.
No se esfuerzan en buscar otras soluciones, no les hace falta. Sólo necesitan crear una falsa alarma social y, en connivencia con muchos medios de comunicación, presionar lo suficiente para cobrar el apoyo pre-electoral. Así de simple y de vil. Nuestra democracia funciona a fuerza de presión y recompensa, de «hoy por tí y mañana por mí».
Y mientras tanto se llenan la boca con bonitas e hipócritas palabras de «defensa de la Sociedad de la Información», «protección de los creadores», «la música se muere»….
Si el problema es el dinero, la solución es el dinero, su dinero…
Un saludo. WhiteShark. 8)
creo que solo hay que aplicar las leyes de mercado, si tu eres una discografica, vives de la musica, de vender discos y derechos, entonces debes hacer lo posible para vender discos cuantos más mejor, muchos comprarian discos si tuvieran un precio «real»,mejor vender 1000 discos y ganar 150€, que vender 500 discos y ganar 100€ ,salu2
Confío en que estés pensando en convertir esta entrada en artículo para tus Ã?«otros mediosÃ?», y en que el lúcido argumentario navegue hasta donde pueda influir en los decisores políticos y empresariales.
No lo sé. Lo habría reservado para Expansión o LD, lo pensé cuando lo estaba terminando. Pero cuando me doy cuenta con el artículo muy avanzado, soy una víctima de mi propia impaciencia: soy completamente incapaz de «guardarlo en la nevera». Veremos como sale. En cualquier caso, gracias por la buena crítica :-).
Respecto a este post. Me ha venido una tema a la cabeza; Alguien ha hecho un estudio de cuanto paga de media una persona «normal» que usa las nuevas tecnologias por el concepto de Canon?
Sabida esa cantidad creo que nos podrian dar, como antiguamente se hacia, unos bonos para poder canjear en algunos sitios oficiales; Ya me veo en la seccion de disco del corte ingles con mis bonos para canjearlos por el ultimo disco de Bisbal o en la propia SGAE cambiandolos por una gorrita o una camiseta o mejor aun con un vale de la SGAE que me autoriza a bajarme 20 canciones de la mula.
Perdonar el tono «informal» del post pero en Barcelona hace un dia gris y era para dar un contrapunto.