La columna de esta semana en Libertad Digital se titula «Temporalidad«, e intenta explorar porqué, si la tecnología para algunas cosas está disponible, la dinámica de los mercados permite que se sigan generando utilidades mediante modelos basados en esquemas anteriores. Por ejemplo, si es perfectamente posible hablar con cualquier lugar del mundo mediante una tarifa plana y de hecho es ya así en algunos mercados, ¿como es posible que en otros mercados presuntamente también evolucionados te sigan cobrando en función del tiempo y el espacio? El artículo especula con que las situaciones actuales en mercados como las telecomunicaciones o la música puedan ser, simplemente, condiciones temporales debidas a una irregularidad pasajera: en el fondo, todos sabemos que las cosas ya son de otra manera, unos permitimos que sigan siendo así por vagancia, costumbre o ignorancia, y los otros se aprovechan de la situación mientras pueden para generar unas utilidades que ya no se corresponden en absoluto con el valor que generan (o mejor dicho, que no generan).
Creo que lo de la tecnología funciona como dices, pero opino que a las personas nos gustan generalmente las cosas estables, o las evoluciones pausadas. Por ello, los cambios más significativos suelen producirse con las nuevas generaciones. Ya lo ves con tu hija, que debe de considerar normal la Ã?«rarezaÃ?» tecnológica de su padre, y con su amiga, que la sigue de la forma más natural del mundo, con lo que continúa la cadena viral en la generación.
Esta clarisimo que la informatica y conectividad (incluye a la telefonia) reclaman ser moviles, o sea ligereza e inmediata disponibilidad.
Se trata de que surja la pantallita autonoma, o sea poco mas que una excelente pantalla, de tamaño a gusto/necesidad de cada quien y ocasion, dotada con bateria y toda la conectividad actual y por venir. La inteligencia propia de dicha pantalla podra ser la minima imprescindible, pues se trataría de una reedicion del venerable terminal remoto o consola tonta, con lo cual obtendremos toda la potencia de almacenamiento y proceso que se desee, se precise o se sea capaz de pagar, pero sita en las maquinas del ISP.
Ya no se tratara pues de comprar un pc o un movil nuevo cada dos o tres años, tampoco sera preciso aprenderse abtrusidades informaticas, buscarse antivirus o instalar firewales, atender al ultimo pack de actualizacion del sistema o de los programas… todo ello estaria dentro del contrato de conectividad con tarifa plana, cuyo monto variaria en funcion de los servicios contratados; esto es, el ancho de banda, el espacio de almacenamiento, las aplicaciones/programas y servicios de todo genero, tales como telefonia/video-conferencia, cine/TV a peticion, musicas, informacion y un indeterminado etc. Con este enfoque el asunto de los micropagos podria tener de golpe solucion y viabilidad al confluir como pluses en la factura mensual de abono, y entonces, ya si, los proveedores y creadores de contenidos por fin podran diseñar un modelo de negocio para sus servicios en el ambito ciberespacial, restañando limpiamente el trauma del copyright.