Ayer, una corte de jueces incapaces de entender el avance tecnológico y las posibilidades que plantea al desarrollo de la Humanidad en su conjunto, decidieron que una panda de impresentables e incompetentes privilegiados tenían derecho a intentar obligar a los consumidores a que les pagasen un impuesto absurdo a cambio de acceder de manera lenta, incómoda e ineficiente a unos contenidos que gracias a la tecnología podían conseguir de maneras mucho más ventajosas, adecuadas y convenientes.
De nada vale el consuelo de los juristas que llevados por un afán de análisis fino dicen ahora que en realidad la sentencia no es tan mala, que no dice lo que parece decir o que falta un segundo juicio que diga si el P2P es ilegal o no. No me sirve. La corte suprema ha dicho que poner una tecnología a disposición de unos usuarios y animarles a utilizarla para intercambiarse música «protegida» es algo que puede ser constitutivo de delito. La corte suprema ha dicho una estupidez. En lugar de incidir en lo desfasado de los planteamientos de una industria que no ha sabido adecuarse a los tiempos y utilizar la tecnología para hacer las cosas mejor, la corte suprema ha querido hilar ridículamente fino y decir que si alguien desarrolla un programa, y anima a otros a utilizarlo de manera ilegal, está cometiendo un delito. ¿Delito por qué? ¿Porque ahora puedo conseguir cosas que la industria nunca fue capaz de ofrecerme? Sí, hablamos de la misma industria que decidió robar a los consumidores cobrándoles más del doble por algo que costaba muchísimo menos de la mitad producir… La misma que diariamente niega el paso a cientos de artistas que no pueden alcanzar el privilegio de distribuir su música mientras ven como se promocionan otros artistas de nulo valor creativo, en función del criterio veleidoso de unos cuantos ejecutivos de méritos más que dudosos. Esa industria cuyo criterio para producir algo se basa en algo tan absurdo como los millones de copias que podrán producir de ello, como si con los métodos y las tecnologías disponibles actualmente no fuese posible crear un modelo rentable en base a series cortas.
La corte suprema ha decidido que se está mejor instalados en el pasado y, es más, que experimentar con el futuro es algo peligroso y que debe ser condenado. ¿Qué será lo siguiente? ¿Condenar a Google?
Son, sencillamente, una panda de incompetentes. Tanto la industria como los jueces del tribunal supremo. Por eso se entienden tan bien entre ellos.
A mi lo que me preocupa de este tipo de sentencias es que si la mayoria de la gente quiere que se puedan compartir libremente archivos, y sale una sentencia judicial en su contra: ¿quien es quien tiene realmente el poder? ¿el pueblo?
Decepcionada pero a penas sorprendida. La justicia siempre va más lenta que todo lo demás (y a veces ni si quiera avanza sino que retrocede) Yo opino que tiempo al tiempo. Me da un poco de miedo eso de que las leyes sirvan para «experimentar con el futuro»
Yabu, los derechos individuales han de estar siempre por encima de lo que quiere «el pueblo». Si no acabamos votando por el exterminio de los judíos o de los feos, aprobado de forma impecablemente democrática. Lo que hay que determinar es cuál es el núcleo de los derechos individuales básicos que la democracia no puede tocar. La propiedad lo es: lo que no está tan claro es que lo sea la propiedad intelectual.
En cuanto a la anotación en sí, debo insistir, Enrique, en que estás tremendamente equivocado. Los tribunales se deben a la ley y el hecho inusual de que esta decisión se haya tomado por unanimidad debería hacerte reflexionar un poco. La sentencia no pone en duda Sony ni los principios en los que se basaba ni establece jurisprudencia para otros casos porque en ninguno hay una empresa detrás de las redes P2P que fomente su uso para violar los derechos (protegidos por la ley y, por tanto, por los jueces) de autor.
Los jueces no hacen, o no deberían hacer, política. Creo que en este caso no lo han hecho y lo celebro, porque el «activismo judicial» está tristemente cada vez más de moda. La corte suprema no ha decidido nada ni sobre el futuro ni sobre el pasado. Ha decidido sobre la ley. No es una cuestión de análisis fino. Es una cuestión de análisis, sin más, que no estás haciendo porque tienes unas ganas enormes de que los jueces reescriban la ley para darte la razón por encima de los legisladores. Yo por ahí no paso. Esta decisión me parece bien por la misma razón por la que me pareció mal la de la marihuana.
Si el que desarrolla programas p2p es culpable del uso «fraudulento» que hagan de él los usuarios del programa, cómo tiene que sentirse el que inventó la bomba nuclear, las pistolas, los cuchillos ….?
Incluso el iPod !! Hace poco leía en una noticia ( lo siento, no recuerdo el medio para poner el enlace ), que en Tennessee una persona había asesinado a su pareja a golpes con un iPod, y el iPod, ni se inmutó. Cómo tiene que sentirse Apple??!!
Querido Enrique
Como persona puedo estar de acuerdo contigo, de hecho, en la mayor parte de tus comentarios veo reflejada mi opinión, pero esta vez y en mi calidad de Abogado debo pedirte que vuelvas a escribir con mayuscula lo que pusiste en minuscula.
Los jueces no solo no deben hacer la ley sino que deben aplicarla aunque la puedan reconocer injusta (dura lex sed lex) y precisamente solo ellos tienen la facultad de interpretarla, que no contradecirla, en función de la sociedad a la que se aplica, evolucionando hacia un lado en ocasiones y hacia el otro en otras, pero siempre de un modo suave y sin brusquedades para no crear inseguridad jurídica entre los ciudadanos.
Por ello, entiendo que lo que en el fondo querrias decir es que los congresistas-parlamentarios-senadores son unos ineptos ya que no han sabido (o no han querido)adaptar la legislación sobre propiedad intelectual a los tiempos que corren y a las necesidades de la sociedad. Estos son los verdaderos responsables del problema y no los jueces.
Un cordial saludo
E.Peñarroja
La Clase Política no compite por puestos cruciales en el sistema económicosocial para realizar ese trabajo de encauzar la dinámica hacia el Bien Común. Ni siquiera hace eso socorriéndose con un principio absolutista de economía de libre mercado. No, aprovechan la absolutización de la proposición de economía libre mercado para dejar bien claro que sus fauces han de ser siempre las primeras en dar bocado. Defienden el derecho de pernada a sangre y fuego, no en vano han echado del poder político a la anterior clase, es decir, a la cortesana.
Empeñarse en pensar otra cosa me parece simple cerrazón ante la imperiosa necesidad que tenemos los ciudadanos de tomar consciencia de que esa fase de desarrollo ha acabado. Nuestra victoria republicana frente al sistema monárquico ha concluído, paradógicamente, con nuestra pérdida del poder democrático. Estamos perdidos, si Internet no lo remedia, mucho más con el mastín usaco Blair al frente de Europa.
Y pensábamos que este fenómeno sólo podría ocurrir tras el rojo telón de acero. Ha sido un error y es un error extremadamente grave.
Enrique, Daniel, muchas gracias por vuestra «crítica serena y ponderada». Si bien no puedo dejar de reconocer que desde un punto de vista estricto de derecho las cosas podrían ser así, desde una óptica de sentido común, el tribunal del nivel anterior falló, con un impecable criterio razonado, del lado de Grokster. Para ello no le hizo falta contradecir la ley, ni dar una patada a su interpretación, ni creó con ello inseguridad jurídica a los ciudadanos, ni mucho menos tuvieron que reescribir la ley o se han dedicado a hacer polítia. Simplemente, hicieron una interpretación lógica que tenía en cuenta que la tecnología había cambiado y que, por tanto, la imputación de un delito debía ahora responder a otro tipo de criterios. ¿Por qué el supremo viene ahora a cambiar dicha interpretación? Varias posibilidades: o por presiones lobbisticas, o porque están más perdidos en tecnología que los anteriores, o porque existen intereses de otro tipo. Pero el hecho de que el tribunal anterior fallase sensu contrario demuestra que las cosas se pueden hacer de otra manera. Y la diferencia de cara al progreso es notable.
Creo que los abogados comentan con la razón. Lo que no entiendo es lo que piensa Daniel cuando dice que tiene claro que la propiedad es un derecho individual básico, pero que ya no está tan claro en la intelectual.
Siempre que oigo hablar de propiedad inmaterial –del tipo de una invención o creación–, la comparo con la forma del dinero (capital = propiedad) cuando hoy se mueve en ciertas cantidades. ¿No se ha reducido solo a bits? Si somos tan liberales para especular sobre saltarnos las leyes vigentes, ¿por qué no ensalzamos también a Robin Hood si creemos que el modelo económico de mercado regulado ha impedido el desarrollo de los países más pobres del mundo? ¡A la redistribución por la revolución!
Enrique estoy de acuerdo en todo lo que dices. Lo suscribo al 100%
Sin embargo el tono no es el adecuado.
Puede cuestionarse jurídicamente -sin necesidad de recurrir a un lenguaje de peña futbolística- la argumentación de los fundamentos de derecho de la sentencia.
Si la lees bien verás que no se condena la tecnología P2P.
Pero que desde luego hay un intento por parte de la industria de ponerle freno es innegable. La cuestión es también en válida en otros sectores y esferas de lo social: el consumo coercitivo e indicativo. En fin una sociedad de lumpem consumariat.