Enrique Dans

Gracias al amigo Wicho, coruñés como yo, descubro en Microsiervos que la Casa de las Ciencias de La Coruña cumple veinte años. He querido escribir sobre ello no sólo porque me encanta la Casa de las Ciencias, he estado un montón de veces en ella, me la conozco de memoria y me acuerdo perfectamente de cuando la abrieron y de lo rápidamente que la visité, sino además porque su Director desde el principio es Ramón Núñez Centella, para mí Moncho Núñez, uno de mis mejores profesores de Ciencias en el Colegio Santa María del Mar, Jesuítas (donde entré con cuatro años y salí con dieciocho). Alguien que cuando se cruzó conmigo, en esa «relación asimétrica» que los profesores tenemos con los alumnos, tuvo mucho que ver en el desarrollo de mi vocación como investigador. Ramón ha puesto además en marcha los otros dos museos interactivos coruñeses, la Casa de los Peces y la Casa del Hombre, que conforman un perfecto triunvirato que cualquier visitante a La Coruña no debería perderse – especialmente si va con niños.

Adoro este tipo de museos interactivos. Voy a ellos siempre que puedo (el último fue el de Las Palmas, aquí estoy «conduciendo» un Boeing 727 que había a la puerta), y me encanta pasear por ellos con mi hija e intentar explicarle cosas a medida que va haciendo experimentos, intentando que además del punto de juego, de actividad lúdica, quede algún tipo de poso. Cuando después ese poso aparece, sea en el desarrollo de cualquier actividad o, típicamente, cuando estudia eso que ahora llaman en los colegios «conocimiento del medio»(siempre abreviada como «cono»), la sensación de haber «sido útil» es una pasada.

Mis más cariñosas felicidades a la Casa de las Ciencias y a mi amigo Ramón. Tú enseña, que algo queda…