En realidad, no me ha dado tiempo a estar en Bruselas, más bien he estado en un hotel. Menos mal que desde el piso veintisiete se veía la ciudad bastante bien… Llegué por la tarde, desarrollé una discusión de caso por la noche, y nos fuimos a tomar unas patatas fritas en Antoine (gracias por la recomendación, Olga :-) y una cerveza a un sitio majísimo con algunos de los asistentes. A veces, unas buenas patatas fritas con una salsa compradas en un quiosco en un cucurucho de papel y consumidas en el bar de enfrente (que tiene acuerdo con el quiosco) con un par de cervezas, son mejores que una cena en un restaurante carísimo…
Mañana, una ciudad nueva. Parezco Willy Fog :-)