El pasado domingo, en ABC, me publicaron este artículo «de iniciación» sobre el concepto de folksonomías, dentro de la sección «Diccionario del Ejecutivo». Si alguien intenta leerlo, que tenga cuidado y se acuerde de respirar, porque aunque es cortito, parece ser que en ABC no ponen los puntos ni sobre las íes (no hay ni un solo punto en todo el artículo)
Hacía tiempo que no escribía para esta sección. Ha perdido muchísimo espacio desde la última vez que escribí, ha pasado de cinco mil a tres mil caracteres, y apenas hay sitio para comentar las cosas con un mínimo de profundidad. Es el típico artículo que uno acaba odiando porque pasa mucho más tiempo recortándolo que escribiéndolo. Pero en fin, lo interesante era airear un poco el concepto, introducir el «palabro» en el vocabulario y dar algunas ideas sobre su potencialidad.
Para evitar colapsos al intentar leer el pdf, aquí está el texto del artículo:
Imagínese la Red un día cualquiera: entre 30 y 40.000 personas comienzan su página personal escribiendo información que les interesa: textos, fotografías y contenidos de todo tipo. Sin duda, la era de mayor producción de información de toda la Historia. Nunca había sido tan fácil crear información, diseminarla o acceder a ella. Es una Red repleta de grupos heterogéneos, documentos formatos variados, personas con intereses más o menos comunes, comunidades más o menos estructuradas… ¿Cómo orientarse en un mapa de tan creciente complejidad e intensísima velocidad de crecimiento?
Las folksonomías surgen en 2004 a partir de del.icio.us, un sitio gratuito creado por Joshua Schachter, donde los usuarios disponen de un lugar centralizado para almacenar páginas de interés, favoritos, direcciones, etc. Para ello, introducen direcciones, y las enriquecen con palabras clave o tags que les permiten, posteriormente, acceder a esas direcciones de manera temática. No existen normas fijas al respecto. Si uno no quiere poner tags, no tiene porqué hacerlo. Nadie dice ni sugiere que tag corresponde a un sitio determinado, cada usuario es libre de asignarle espontáneamente las que estime oportuno. Sin embargo, lo verdaderamente relevante no son los individuos, sino la comunidad que conforman. ¿Qué es lo que emerge de muchas personas categorizando información con palabras clave libremente escogidas? Un sistema de clasificación “inductivo”, es decir, que se construye a sí mismo en función del aporte de todos los usuarios. El sistema ofrece un “mapa de navegación”, en el que podríamos obtener prestaciones sumamente interesantes. Un mapa en el que, además de nuestra propia brújula, podemos utilizar las brújulas de tantos usuarios como queramos o podamos.
Imaginemos un ejemplo en el citado del.icio.us: si un usuario introduce una página y la categoriza en función de etiquetas o tags, esa página se une a un repositorio común, localizable por otros usuarios. De esta manera, estaríamos “prestando nuestra brújula” a usuarios que, a cambio, nos prestan la suya, nos ofrecen, si quieren, lo que ellos han considerado relevante en ese tema. Obviamente, no sólo podemos categorizar direcciones de Internet, sino cualquier otro tipo de contenido: dos de los sitios de mayor crecimiento reciente, Flickr y Technorati categorizan, respectivamente, fotografías y entradas en blogs. Si estos días queremos, por ejemplo, acceder a fotografías sobre el Papa, lo más eficiente es entrar en Flickr – recientemente adquirida por Yahoo! – e introducir las tags “Papa” o “Pope”, lo que nos lleva a fotos de cientos de miles de usuarios con información sobre sus posibles usos, así como a otras tags relevantes, decididas estadísticamente en función de frecuencias de aparición conjunta.
Las folksonomías o categorizaciones colectivas construyen las portadas de hoy: con la información de todos, pero definidas por los intereses de cada uno, y en permanente actualización. Son uno de los grandes vehículos en los que ya se mueve la información hoy. Si el título de esta columna le ha sonado desconocido, vaya lanzándose a explorar.
El origen del término proviene de Thomas Vander Wal, que recientemente «vendió» los derechos sobre la palabra: http://www.vanderwal.net/random/entrysel.php?blog=1651
Por cierto, tu que estas por la capital, esta tarde los chicos de Cadius han organizado un encuentro con Peter Van Dijck que hablará sobre el tema: «Facets and Folksonomies»
hola, solo para completar, lei hace unos dias un excelente articulo sobre folksonomias en castellano en http://suburbia.sindominio.net/article.php3?id_article=155
creo que complementa y da muchisimas mas ideas, que lo aproveches
Buen artículo, gracias nos sirve para el Diplomado Internacional de Periodismo Digital que estamos siguiendo en La Habana, Cuba, donde una de las especialidades son los tags sociales.
Interesante Articulo, valio la pena el esfuerzo
Hola interesante artículo, estoy siguiendo las folksonomias para un trabajo de maestria en ciencias de la informacion en cuba.