Lo único bueno que tienen las malas experiencias es que después las puedes contar para intentar evitar que a otros también les ocurran. Y, posiblemente, que dicen mucho de los protagonistas implicados en ellas, en este caso, de Telefónica.
Llegué a Mondariz por la noche, me instalé en la habitación, y me alegré mucho de encontrarme una WiFi de Telefónica. Me habría alegrado más de encontrarme una red abierta o una conexión a través de cable, pero la WiFi de Telefónica me pareció una opción razonablemente buena. Sobre todo considerando que había tenido la precaución de echarme al bolsillo hacía unos días, cuando oí acerca del acuerdo Telefónica – La Caixa, el correspondiente papelito del cajero que me daba derecho a veinticuatro horas de conexión por doce euros. Por alguna razón de tipo cliché asociado intuitivamente a un balneario, me esperaba llegar a Mondariz y encontrarme un hotel alejado del mundanal ruido y sin posibilidad de conectarme, así que lo que encontré excedía mis expectativas (tiene WiFi y un business center con banda ancha por €1.50/hora). Encendí el tablet, encontró la WiFi perfectamente, abrí Firefox, pedí una página y accedí a la correspondiente página de identificación. Introduje el PIN que venía en el papelito, y todo funcionó perfectamente. Con un nivel de señal aceptable, consulté el correo, escribí un post pequeñito, y, de repente, aquello dejó de funcionar. Pero vistas las horas que eran, simplemente cerré el tablet y me fui a dormir.
Me desperté temprano («secret of life is gettin’ up early, secret of life is stayin’ up late«… Faith Hill :-) y encendí el ordenador para repasar la clase que iba a tener después. Intenté entrar en el correo, y… empezaron los problemas. La conexión se empeñó en rechazar mis intentos de login, con el pretexto de que «mi tarjeta estaba actualmente en uso en otro terminal» (algo que resultaba ser perfectamente falso, por supuesto, entre otras cosas porque físicamente no puedo extraer mi tarjeta de mi terminal… bueno, sí, pero con paciencia y un destornillador). Pero ahí estaba Telefónica, empeñada en suponer que yo era algún tipo de delincuente, que estaba prestando mi tarjeta a diestro y siniestro para robarle su dinero. Nadie había utilizado mi clave, y el error no podía responder a nada que yo hubiese hecho, dado que me había limitado a entrar y salir de diferentes sitios en el navegador. Probé con Firefox tres o cuatro veces, probé con Explorer, apagué y encendí la tarjeta repetidas veces… lo normal en estos casos. Nada. Hacia las siete de la mañana, decidí llamar al Centro de Atención Técnica, 902 357 333, que venía en el mensaje de error. Impresionante documento. Resultó que no tenían ni la más ligera idea de que pudiese tener un papelito impreso en un cajero de La Caixa y que me diese derecho a nada. No les constaba, Y como el papelito no tenía un número de tarjeta (puesto que no era una tarjeta como tal), no podían hacer nada por mí. Bueno, sí… decirme que hablase con el hotel. Me salgo a recepción… encantadores, colaborativos, pero ni idea, por supuesto. La WiFi funcionaba perfectamente, y a ellos no les habían dado instrucciones de ningún tipo para ese caso. Vuelvo a llamar a Telefónica, donde me dan, tras insistir en que NECESITABA la conexión para la clase que empezaba a las 09:00, otro número de teléfono, el 901 501 083. Número al que, por supuesto, llamo inmediatamente. No tengo ni idea de lo que cuesta un 901, pero a esas alturas habría llamado incluso a un 803… hasta habría hecho una llamada erótica o aceptado que me leyesen el futuro en los posos del café con tal de conectarme. Y me encuentro… ¿qué? Simplemente, un mensaje grabado que me informa que el servicio de atención telefónica está cerrado, y no abre hasta las 09:00. A las 09:00, por supuesto, yo estaba en mi clase.
A esto es a lo que yo llamo una compañía cliente-céntrica. El otro día en Sevilla me volví completamente loco intentando comprar en su web una tarjeta WiFi, y resultó imposible. Imposible para un profesor de Tecnología. Hoy, sin haber hecho nada malo ni incorrecto, me encuentro metido en un problema que el servicio técnico no me soluciona, ni me propone ninguna solución alternativa, ni me ofrece una clave adicional, ni nada por el estilo, y desconoce los instrumentos que su propia compañía comercializa. Ni la más mínima preocupación por la situación. O bien, simplemente, está cerrado. He perdido doce euros, que no reclamaré porque no sacaré tiempo para andar mareando la perdiz, no me he podido conectar, tengo un cabreo que me llevan todos los demonios y he tenido que dar mi clase toda la mañana sin conexión a Internet, cuando era una clase en la que me habría encantado poder enseñar determinadas cosas en la práctica. Todo por culpa de una compañía que afirma en su misión que «el empeño de la Compañía es el de obtener la satisfacción de sus clientes». Pues que quieren que les diga… francamente, no han estado muy finos en el empeño…
Donde este un buen cable y un buen encargado al que amenazar fisicamente si la cosa se pone fea, que se quiten las wifis y las compras online…
EL problema que has tenido no tiene nada qe ver con el navegador si no con el Gateway o el radius que se ha quedao piyao.
Si no te quejas formaras parte de la estadistica de clientes contentos y unnúmero más para el nivel de conexiones y segun tu opinion esto no te ha funcionao…
Chico, lleva cambia de hotel …. y prueba otras compañias que ya vemos que el papelito ese que siempre va contigo nadie sabe que existe …
Efectivamente… de haberme sucedido en casa, habría reseteado el router, refrescado el dhcp o algo por el estilo. Lo del navegador fue sólo mi primer intento, despuñes estuve intentando refrescar la cache de dns, ipconfig /detodo y cuestiones variadas a ver si conseguía despertar al condenado aparato correspondiente. Pero ni flores.
En cuanto a otros proveedores… me encantaría, pero es una cuestión de red. Telefonica está en miles de sitios, llego a un hotel, aeropuerto, estación o sala VIP y hay altas probabilidades de que tengan una WiFi de Telefónica. Es un puro tema de nivel de desarrollo de red. Si aparece un proveedor que me dé una cobertura parecida, estaré encantado de cambiarme, aunque sea más caro… como cuando en el noventa y tantos apareció el primer competidor distinto de Telefónica, Airtel, y un montón de gente se fue con ellos por efecto «venganza»… :-)
yo creo que esta experiencia no se limita sólo a telefónica. es un problema general que tenemos en españa para incorporarnos a la revolución digital. para muestra otro botón. el otro día hago mi compra en el supermercado de el corte inglés por internet. todo funciona, encuentro lo que necesito, lo pago, etc. el día de la entrega me llama una amable «señorita» dándome la lista de los productos que no tienen… casi la mitad. ¿entonces para que coño (con perdón) tienen el supermercado?
El problema es que tu mala experiencia no nos libra a nadie de tenerla cualquier dia de estos…
Pues el problema es internacional, trata de solucionar a través del serivico a cliente o apoyo tecnológico de Telmex en México y tampoco funciona nada bien.